Bueno, eso no va a pasar más —se dijo a sí misma con renovada determinación.
Hizo un voto silencioso de permanecer a su lado, aunque sea por poco tiempo, directa o indirectamente, sería su amiga —no solo de palabra— sino también como su confidente y apoyo.
En ese momento, Stella se volvió a mirarla de nuevo. Sus ojos estaban completamente húmedos, así que comenzó a limpiarlos con prisa.
—Oh Dios mío, algo entró en mis ojos —dijo, tratando de sacarlo.
Stella sonrió con calidez, sabía lo que pasaba y eso hizo que su corazón se llenara de amor por Beatriz aún más.
—Ven aquí, mejor amiga —dijo mientras abría sus brazos hacia ella, inclinándose hacia adelante, Beatriz acortó la distancia entre ellas, llorando sobre sus hombros mientras hablaba—. No sé lo que has pasado —dijo Stella—, pero voy a hacer que todo esté bien para ti otra vez, te lo prometo.
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