LA PROMETIDA DE XADEN

—Ella no es su padre —dijo Rosa—. Es solo una chica que necesita a alguien que le muestre amor.

Cherry resopló.

—¿Mostrarle amor? Eso puede ser cualquiera menos tú. Eres una reina. No puedes estar sometiéndote a la audiencia de simples campesinos. Simples esclavos.

—Ser Reina significa que aprecio a mi gente sea grande o pequeña. Rica o pobre. Omega o Alfa —dijo Rosa.

Cherry encogió sus hombros.

—Está bien. Pero tienes que tener cuidado. Cuando regresemos a casa te mostraré cómo ser una verdadera Reina.

Cherry sacudió su cabellera negra.

—Sabes, nunca estuviste destinada a ser Reina así que no te criaron de la manera correcta.

Rosa sintió una punzada.

Un recordatorio de que ella no era la verdadera ascendida.

—No te preocupes. Ya que era mi derecho de nacimiento. Lograré enseñarte cómo manejar las riendas de ser Reina —dijo Cherry—. Podrás agradecerme más tarde.

Rosa dio una sonrisa forzada y luego se disculpó.

—Gracias. Ahora debo irme.