Bai Qingqing retiró su mano y tocó sus uñas antes de exclamar sorprendida —¡Guau! Están tan prolijas, casi como cuando las corto con un cortaúñas. ¿Por qué no me las mordiste antes?
Parker sonrió —Se me olvidó. He estado contigo tanto tiempo que nunca mordí tus uñas antes. Es bueno que te guste.
Bai Qingqing extendió su otra mano —Muerde las de mi otra mano también. Realmente no soporto estas uñas.
Parker inmediatamente atendió a sus palabras.
Después de que terminó, y mientras Bai Qingqing admiraba feliz sus dedos, él de repente levantó una de sus piernas.
—¿Qué? —Bai Qingqing pensó que él estaba en celo. Se cubrió el vestido y dijo:
— Aún no ha pasado un mes desde que di a luz. Esto no se puede. Además, esta vez no hay nadie de guardia y también están los niños aquí.
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