Capítulo 37: Sal del armario

*Della*

Sus dedos se deslizaron profundamente en mi coño mojado otra vez, haciéndome gemir y arquear la espalda. Quería sentirlo y no sólo sus dedos, pero parecía que tenía otros planes. Enroscó sus dedos dentro de mí y lo sentí tocar mi punto G.

Gemí, mordiéndome el labio inferior de emoción y placer.

"¿Te gusta?" susurró, sus labios rozando los míos mientras hablaba.

"Me encanta", dije después de que logré encontrar mi voz. Tomando sus labios nuevamente, respiré profundamente, manteniendo sus labios entre los míos.

Pronto, comenzó a hacer movimientos rápidos con sus dedos, haciéndome gemir en su boca. Aumentó el ritmo con el que sus dedos me penetraban, haciendo que todo mi cuerpo temblara. Después de unos minutos, sentí que se me tensaba la parte inferior del abdomen. Apreté más su espalda y eché la cabeza hacia atrás. Mis piernas se debilitaron tanto que empezaron a vibrar.