A Dax no le gustabas

Los ojos de Tristan se oscurecen y su frente se tensa. Imaginó que sus padres podrían hacer eso también. Pero, por supuesto, nunca permitirá que eso suceda. 

Después de mirarse intensamente el uno al otro sin decir nada, Tristan finalmente rompió el silencio.

—Bella, nadie puede separarte de nuestro hijo. Puedes confiar en mi palabra. Ni yo mismo... lo haría —sus ojos azul oscuro centellearon con intensa emoción.

Bella se quedó atónita al ver que Tristan hacía una promesa tan sincera. 

—¿Puedo confiar en ti? —preguntó.

—Sí. Claro que sí. ¿Cuándo te he mentido, Bella?

Bella no pronunció nada. 

Sin embargo, sus recuerdos retroceden. En el pasado, este hombre siempre actuó conforme a sus palabras. Recuerda claramente que Tristan dijo que no la amaba y no sentía nada por ella. Lo que dijo en ese momento, lo demostró. ¡Este hombre nunca vaciló ante ella a pesar de que ya había intentado hacerlo enamorarse! Después de cuatro años, ¡ella sigue sin conseguirlo!