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Capítulo 11: Que se joda Amcottes Eveas.

Ugh, la cabeza me da vueltas y el hambre que siento es voraz. Poco a poco abro mis ojos, topándome con una visión borrosa y diferente a la que ya me había acostumbrado. Cabello humano, es lo primero que siento. Mi campo de visión ya no es monocular, he perdido mi capacidad de ver a la periferia de mis costados.

Buaaaaah, eso me salvó la vida en muchas ocasiones. Además, ya me había acostumbrado a ser un unicornio con todas las de la ley. El suelo está frio, así que intento moverme. Me encuentro tiradota entre un montón de cuerpos de monstruos. Hago un esfuerzo monumental para levantarme, y una vez me encuentro incorporada noto mis manos humanas.

¡Síííííí! ¡Por fin tengo extremidades no equinas! Lo primero que hago es examinar mi cuerpo. La mitad inferior es exactamente igual a la que tenía cuando era un unicornio a secas, un cuerpo blanco con cuatro patas de caballo. Peeeeero lo que importa ahora es mi torso humano, que ha crecido de la misma forma que los centauros de la ficción.

Guio mis ojos hacia abajo y me encuentro con mis pechos desnudos. ¡No miren, malditos pervertidos de pacotilla, vayan a ligar en lugar de estar leyendo estas estupideces! Sin embargo, lo que más llama mi atención es sin duda alguna mi cabello. Es largo, algo desordenado y con un montón de colores en él. ¡NOOOOOOOOOOOOOO! ¡El arcoíris no desapareció, solo se multiplicó! Odio esto con toda mi alma.

Aprieto mis puños con frustración. Debo decir que es algo complicado mantener el equilibrio, pero creo que podré acostumbrarme pronto. Necesito buscar algo con que cubrirme y un espejo para mirarme. Ah, cierto, en la iglesia había uno, fue con el que pude apreciarme por primera vez desde que llegué a este mundo.

Mi altura también ha sufrido grandes cambios, pues la puerta ahora me queda pequeña. Camino con cuidado por las paredes de la iglesia abandonada hasta encontrar el espejo, el cual tomo entre mis nuevas manos humanas. Ay, como extrañaba tener dedos.

La emoción por mi evolución se desvanece tan pronto veo mi rostro. ¡Mis ojos están asquerosos! ¡El iris de ambos es una mezcla vomitiva de colores al azar! ¿Existen lentillas de color negro en este lugar? Me gustaría adquirir unas de inmediato. Mi cabello es el mismo caso, lleno de mechones de colores.

No obstante, eso va a cambiar, o eso quiero creer. Desconozco si los humanos van a atacarme o capturarme si me ven así. Estoy comenzando a creer que hubiera sido más fácil infiltrarme en la sociedad humana con mi forma de unicornio que como centauride. En fin, nada va a cambiar por mucho que lo piense. Mi vista se posa en una puerta que no había podido abrir hasta el momento, porque las pezuñas claramente no abren perillas. Pero ahora creo que no será ningún impedimento.

Camino hacia la puerta de madera y la abro. El rechinido es feo e incómodo, pero me da acceso a un pequeño cuarto con trastos interesantes. Lo primero que llama mi atención es una variedad de armas amontonadas en una esquina. Hay espadas, arcos, lanzas, hachas, etc.

Me tomo un tiempo para balancear cada una de ellas, buscando una que se me acomode. Las espadas son algo pesadas y cortas. La verdad es que es divertido balancear un palo y fingir que es un arma cuando eres niño, pero en la práctica es diferente.

Los arcos apestan, y necesitan munición que no tengo a la mano. Tal vez podría usar mis cuernos para fingir que es una flecha, pero no volarán por mucho que lo intente.

Llega el turno de la lanza. Es un arma un poco larga con punta, pero también tiene una parte similar a un hacha. Practico con ella hasta que consigo un nivel óptimo, crea una distancia decente y puede complementar bien mis ataques. Decidido, me quedo con esta arma.

Claro, va a ser muy distinta mi manera de atacar a partir de ahora, así que voy a asegurarme de llegar a un nivel adecuado para ser la envidia de todos los unicornios. Continúo mirando el cuarto en busca de curiosidades. Abro un cajón de madera y me encuentro con varias prendas, tanto masculinas como femeninas. La gente en este abismo tiene un sentido de la moda horrible, no hay nada de color negro que me guste.

Bah, creo que simplemente usaré algo provisional en lo que encuentro la manera de crear ropa gótica, por mientras usaré este camisón blanco. Ponérmelo me ayuda a recordar mi época en el otro mundo cuando era una humana. Solo me falta revisar mis estadísticas antes de continuar. Je, je, je, vamos, hermosa Hiperconciencia, veamos lo que me preparaste esta vez…

<+Unicornio Centauride Nv. 01. Nombre: *****.

HP: 35,000/35,000

MP: 57,000/57,000

SP: 24,700

Habilidades.>

¡ESTO NO ES POSIBLE! ¿Es real? ¿Esas son mis estadísticas? Vamos chicos, es una buena broma, ¿Dónde está la cámara escondida? ¡YUPI! Estoy que reviento de felicidad, son unos números tan altos que me cuesta creer que son reales. ¿Cómo subieron tanto? ¿Es por obra de la naturaleza y evolución? ¿O alcancé estas estadísticas gracias a la habilidad ADAMAS? Sea cual sea la respuesta, los amo, señor hombre unicornio y Charles Darwin. Probablemente me haya convertido en el monstruo más poderoso de las primeras capas. No he estado en las que están más allá del Subterraneo Seco, pero al menos puedo afirmar que no hay bestia en los Jardines Huecos que pueda vencerme. Ni siquiera todos esos sacerdotes de pacotilla.

¡Preparativos listos! Es momento de enfrentarme a Amcottes. Puede que sea un maldito cabeza dura, pero es un caballero al dejarme vestir y preparar todo para nuestro enfrentamiento. ¿Eh? ¿Qué cómo lo sé? Simple, porque "Presentimiento" no ha dejado de infundirme un sentimiento horrible en todo este rato. Sé que él está afuera, esperándome con paciencia. Es hora de terminar esto.

Sostengo con firmeza mi arma luego de copiarla y guardar su forma en mi cuerno. Con pasos lentos me dirijo hacia el exterior, cerrando mis ojos para llevarme una sorpresa… y que no me vea el horrible iris arcoíris. ¡Hice verso sin esfuerzo!

Abro mis parpados para encontrarme cara a cara con mi mayor rival hasta la fecha. Estoy aquí, Amcottes.

—Mmmh, nos encontramos de nuevo, unicornio. Te has convertido en un ejemplar tan excéntrico que estoy comenzando a considerar la idea de que te haya creado y enviado Swolstice—saluda.

¿Swolstice? ¿Quién es ese? No conozco a ningún sujeto llamado así, lo siento.

—Antes de que comencemos esto, y en vista de que ahora luces más humana, quiero que me respondas algo. ¿Qué te motiva? ¿Qué puede orillar a una criatura como tú a estos extremos?

Me quedo en silencio, pensando en cómo responder. Gracias a Hiperconciencia conozco el idioma de este mundo, pero no tengo ganas de ponerme a hablar con un dialecto difícil. De hecho, ni siquiera tengo ganas de hacerlo. Vamos a confundir su mente un poco, je, je, je.

Oscuridad—respondo en mi idioma natal.

¡Ja, ja, ja, ja! ¡Su cara no tiene precio! Tengo que apretar mi lanza para aguantarme las ganas de ponerme a reír en este preciso momento. Amcottes tiene una expresión de confusión que no he visto nunca en mis vidas.

—¿Oscuridad? Desconozco a que te refieres con eso, por desgracia—responde mientras desenfunda una daga.

¿Va a pelear con eso? Vamos, ¿acaso no ves la lanza que tengo? ¡Eclipsa por completo a tu arma! Bueno, y también mis atributos no son poca cosa, junto a mi magia y habilidades será pan comido eliminarlo. Activo mi Hiperconciencia para analizar sus habilidades.

<Hiperconciencia ha sido bloqueada. Imposible de analizar>.

¡Uaaaaaaaaah! ¡Eso ya me asustó! No es normal, definitivamente no es normal. Ni siquiera conozco sus estadísticas o habilidades, estoy completamente ciega en información. Una sensación de estar siendo observada me invade por completo.

—Mmmh, interesante, eres un monstruo de altas capacidades. Vas a darme pelea, pero nada que no haya manejado antes—camina con paso lento y calmado.

¡No, no, no, no! ¡Estoy arrepentida de esto! ¡Va a matarme sin titubear! Creo que es momento de salir pitando de aquí. Por desgracia, descubrí que los unicornios centauride no tienen alas. Es hora de usar mi Teletransportación.

—¡Ni siquiera lo pienses! ¡Sansón!—exclama.

De un movimiento, lanza su cuchillo y con una fuerza poderosa destroza mi cuerno. Mi expresión se congela en una de puro pavor… ¡me ha dejado sin la posibilidad de invocar mi magia!

—¡Sean cuales sean tus motivos, yacerán olvidados en el abismo de tus pecados! ¡Muere!—con un movimiento, el cuchillo que lanzó regresa a su mano y se lanza a la carrera para llegar conmigo.

Apenas tengo tiempo de reaccionar y bloquear su cuchillo. Sin embargo, él es increíblemente veloz y de un movimiento logra desarmarme. Ahogo un grito cuando siento su arma clavarse en mi carne y realizar un tajo. Amcottes, eres demasiado hábil con eso, ¿seguro que no vienes de la Sociedad de Hunters? No, concéntrate, Jean, este no es momento para chistes. Lo único que puedo hacer es lanzar un puñetazo desesperado hacia el sacerdote para alejarlo.

El golpe conecta con su rostro y por sorprendente que parezca, Amcottes sale volando varios metros atrás. Tengo que ver mis brazos para cerciorarme de que no tengo músculos fuertes, pero aun así conseguí una hazaña de ese calibre. La única explicación que le doy son mis estadísticas de fuerza física, deben haber subido tanto como las demás. Mi regeneración hace lo que puede para restaurar mi cuerno. Todavía puedo lanzar magia de una forma un poco débil, pero para usar algunas habilidades tendré que esperar a que se recupere.

Corro aguantándome el dolor de la incisión. Levanto mi lanza y decido que es el momento de pelear por mi vida. ¡Vamos, échenme porras porque las necesito ahora mismo, perdedores!

Uso la lanza para intentar empalarlo, sin embargo logra desviar mi arma utilizando su cuchillo.

—¡Magia avanzada de truenos!—recita.

Me veo obligada a retroceder y correr por todos lados evitando poderosos rayos que caen de quien sabe dónde para fulminarme. ¡Aaaaaah! ¡Esto es demasiado! Mi cuerno está a punto de regenerarse, pero necesito pasar a maniobras agresivas.

Regreso la vista hacia enfrente, pero me topo cara a cara con Amcottes, quien me da una patada a una de mis piernas de caballo, rompiéndola de un solo golpe. ¡Uaaaaaaah! ¡Me duele!

—Fue un placer conocerte, unicornio sin nombre—levanta uno de sus puños para golpearme directo en la cara.

Kgh… con su fuerza, si no esquivo eso va a matarme…

Justo en el momento en que está por impactarme, mi cuerno se regenera por completo. ¡Ahora! ¡Rastro bélico! Mi cuerno muta en la espada de Howard y hago un movimiento desesperado, cortando la mano de Amcottes. Puedo ver su expresión de sorpresa y molestia.

¡Es mi turno, sacerdote de pacotilla! Utilizo Onda para hacerlo tropezar cuando intenta evitarme. Acto seguido, invoco un pilar de piedra con Deformación de tierra para golpear su espalda. Ja, ¿ya no es divertido, Amcottes? Con mi telequinesis lo azoto contra el suelo. Puedo escuchar el sonido de sofocación que da justo cuando impacta.

Es hora de terminar con esto, trágate una linda y poderosa Descarga de magia. Con mi cuerno bien cargado y dispuesta a vaciar mi contenedor de MP, disparo con toda mi fuerza a Amcottes que yace adolorido en el suelo. Su grito es ahogado entre mi laser purpura. Me aseguro de hacer durar el ataque lo suficiente para no dejar rastro de él.

Cuando mi cuerno se detiene, observo con horror como Amcottes está casi intacto. Luce cansado, sofocado y lastimado, pero no se evaporó como era mi idea. Su mirada está encendida en ira, cosa que me hace tragar saliva y preocuparme aún más.

—Eres un auténtico peligro. No puedo permitir que una criatura como tú siga vagando en este abismo ni un segundo más. No me dejas otra alternativa que usar mi segunda carta—de su túnica saca un arma.

Mi corazón late aterrorizado. Lo único en lo que puedo pensar es en que de verdad necesito bajar al fondo de El Abismo para terminar con esta locura de una vez por toda. Lo siento, señor hombre unicornio del Laberinto Pálido, le prometo que voy a acabar con esto.

Ustedes empezaron leyendo esto con la idea de que era una historia de fantasía. Y la realidad es que sí lo es, pero al maldito orate de Amcottes se le acaba de ocurrir la genial idea de romper toda lógica y wordlbuilding sacando una maldita escopeta.

Me he visto amenazada por serpientes, grifos, incluso dragones. Pero nunca pensé que en un mundo medieval, algún día estaría siendo encañonada con un arma de fuego. Amcottes lo ha hecho posible. Una escopeta de doble cañón y diseño que no he visto ni siquiera en mi mundo está siendo apuntada a mí en este preciso momento.

¡Rápido, tengo que hacer algo, no podré esquivar esa cosa! ¡Escudo corporal Nv. 10! Mi cuerpo se protege con la versión más poderosa de mi mejor defensa en un ataque de pánico.

—¡No te servirá de nada!

Amcottes hace sonar su arma. Los perdigones de la escopeta son disparados, creando un potente estruendo que estoy segura se ha escuchado en lo largo y ancho de los Jardines Huecos. Escudo corporal no me sirve de nada, y la verdad es que lo veía venir.

La escopeta penetra y perfora mi piel, destrozando mi pecho. Ni todas mis estadísticas han servido para resistir el impacto del arma. Escupo sangre y con mi visión borrosa caigo al suelo, mirando como mi barra de HP se vacía a una velocidad alarmante.

Stop. Creo que es justo y necesario explicar que pasó aquí. La existencia de armas de fuego se me fue revelada en las visiones que tuve cuando uní mi cuerno con el del hombre unicornio. Y vendrán cosas peores, según la biblia. Ya en serio, esto es lo que más me temía.

¿Por qué rayos hay algo así en un mundo de fantasía? Oye, MoonLight, ¿podrías cambiar la categoría a "Ciencia ficción"? Bueno, continuando con la explicación, la escopeta me ha derrotado porque es ajena al Sistema. ¿A qué me refiero con esto? Pongámoslo simple, imagina que tú tienes la habilidad de "Escudo corporal" y lo activas justo cuando un trozo de pared va a aplastarte como a mí. Ese escombro es un objeto, no un ataque por parte del Sistema, por mucho que tengas grandes defensas, va a dejarte hecho caca en el suelo. Se acabó, Game Over.

Lo mismo pasa con las escopetas y armas de fuego. Ignoran la existencia de estadísticas y el sistema mismo, por lo que no importa lo fuerte que seas, siempre estarán por encima de la magia. Esa es una parte de la terrible realidad a la que se enfrenta este mundo. Yo lo llamo, la obsolescencia mágica… ¡se me acaba de ocurrir, no me lo roben!

Amcottes se acerca a mí y me mira con lastima.

—Pff, si tan solo te hubieras quedado pastando y comiendo manzanas.

Acto seguido, hace un par de gestos extraños.

—Solicito la asistencia del Sistema para la desinstalación de datos. Eliminen a este unicornio—da la orden a quien sabe quién.

 «Permisos y título de usuario han sido destituidos, a continuación, el Sistema procederá a borrar a "Unicornio Centauride sin nombre" de SW000. Gracias por su comprensión».

<Hiperconciencia ha sido eliminada>.

<Discernimiento de magia ha sido eliminada>.

<Llamarada ha sido eliminada>.

<Magia curativa ha sido eliminada>.

<Antídoto ha sido eliminado>.

<Onda ha sido eliminada>.

<Escudo corporal ha sido eliminado>.

Mientras yazco tirada en el suelo, en medio de un charco de sangre, escucho como la voz que antes me daba gusto escuchar elimina y borra todas mis habilidades y estadísticas. Extiendo mi mano hacia Amcottes, pero el solo me suelta una patada y observa con asco.

Je, parece que mi aventura acaba aquí. No duré mucho ni hice un gran avance. Sabía que lo mejor era quedarme muerta cuando fui aplastada por ese escombro, pero al menos nos divertimos juntos, ¿o no?

Lentamente cierro mis ojos y me entrego a la muerte…

<ADAMAS ha sido activada>.

 

•┈••✦ ۵ ✦••┈•

 

Snif, snif.

Un llanto me hace abrir los ojos. El cuerpo me duele y tengo mucho sueño. Mis parpados pesan horrores. Con mi vista borrosa, observo mi cuerpo desnudo. Mi parte de caballo ha tomado una forma bizarra y a primera vista parece que me han deformado de la cintura para abajo.

Sin embargo, compruebo que esto no es así. El mismo hombre unicornio que vi en la cueva está junto a mí. Su cuerno brilla con intensidad. Con sus manos moldea mis patas de unicornio, modificándolas como si fuera plastilina. Lentamente, mi mitad de caballo comienza a tomar forma de pies y piernas humanas.

Mientras hace esto, el hombre unicornio derrama lágrimas. Su rostro expresa dolor y sufrimiento. Confió en mí y yo le fallé. Me da tanta vergüenza que esté haciendo esto por mí.

Luego de un rato que parece una eternidad, observo mi nuevo cuerpo. Luce más pequeño y frágil que el que tenía antes de reencarnar o cuando era un unicornio. No sé porque, pero presiento que mi cuerno sigue ahí.

—Sálvalos, te lo ruego—suplica de nuevo el hombre unicornio.

Luego se pone de pie y comienza a caminar, alejándose de mí. Es en ese momento que me doy cuenta que estoy en un bosque, uno más bonito y hermoso que los Jardines Huecos. Extiendo mi mano hacia él, intentando alcanzarlo, pero el sueño me vence nuevamente.

«Permisos y título de moderador han sido otorgados a "Unicornio Humano sin nombre. Gracias por su atención».

A partir del siguiente capítulo termina lo que me gusta llamar como "Temporada 01".

Cuando terminé de escribirla, me puse a meditar como demonios la historia de un unicornio haciendo tonterías se desvío tanto hacia otro punto. Interesante.

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