Joven maestro Lin de la secta del Dios Celestial

—¡Piérdete!

—Xie Nianqing dijo fríamente.

—¿Qué acabas de decir?

—El rostro de Bing Leng se oscureció, y también el del soberano de la tierra del Sol de Sangre.

—Te dijo que te pierdas, ¿no la escuchaste? —Lu Ming dijo con calma.

—Mocoso, no es asunto tuyo. ¡Cállate! —El favorito del cielo del continente del Sol de sangre gritó y abofeteó el rostro de Lu Ming.

—¡Pa!

—Se escuchó un sonido nítido.

—Una persona tambaleaba hacia atrás. No era Lu Ming sino el joven del continente del Sol de sangre.

—Una marca de palma apareció en su rostro, y un lado de su cara estaba hinchado.

—Tú... Tú... —Él miraba a Lu Ming con una expresión atónita. No podía entender la situación.

—Él había sido quien atacó primero, pero Lu Ming había llegado primero. Su velocidad era asombrosamente rápida y su palma golpeó su rostro. Su cabeza zumbaba y estaba completamente aturdido.