Luchando contra los genios de los grandes peces gordos

—¡Pa!

Lu Ming se lanzó hacia adelante y abofeteó la cara de Wu Chengkong.

—¡Aarrgg! —Wu Chengkong gritó y golpeó su cuerpo contra la plataforma. Su cabeza golpeó la plataforma como un martillo.

La cabeza de Wu Chengkong zumbaba. Estaba completamente atónito.

—¡Kachaa!

Luego, un dolor desgarrador vino desde su pierna izquierda, que lo despertó.

—¡"Mi pierna!—exclamó.

Lu Ming pisó una de sus piernas, rompiendo completamente los huesos.

—¡Kachaa!

Luego, Lu Ming pisó su pierna derecha y la rompió.

Wu Chengkong gritó y se cubrió de un sudor frío.

—¿Por qué gritas? ¿No acabas de decir que ibas a romper mis extremidades y todos mis huesos? Si ese es el caso, ¿por qué no lo intentas tú mismo? —dijo Lu Ming.

—¡Rompe! —gritó Lu Ming. Una lanza larga se condensó en su mano. La barrió a través de los brazos de Wu Chengkong, rompiendo los huesos en sus brazos.