Elisa salió de los pasillos después de su almuerzo con Vella y Carmen. Las dos amigas con las que fue bendecida eran personas amables, pensaba Elisa. Aún después de los rumores que circulaban en el castillo, ellas tenían fe en que los rumores eran falsos y seguían hablando con ella, lo cual ella apreciaba.
—No creo que pueda terminar la bufanda, puedo tejer mejor pero no más rápido —dijo Carmen con un suspiro cuando se detuvieron al ver al mayordomo de cabello rojo desvaído que salía de los pasillos para cruzarse con las tres doncellas.
Sus ojos grises se posaron en las dos mujeres y Elisa que se había inclinado ante él —Ustedes dos pueden irse —dijo Maroon, queriendo espantar a las otras dos chicas. Elisa vio cómo Vella y Carmen no querían dejarla sola, algo que al final tuvieron que hacer.
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