Kat le ofreció la mano a Gracia y luego la ayudó a ponerse de pie. Gracia rápidamente se sacudió el exceso de nieve y luego miró con suspicacia a los Timmys, que parecían estar riéndose entre dientes, aunque por supuesto no se escuchaba ningún sonido.
—Así que te perdiste la cinta, pero básicamente, nos toca un arma a cada uno, y podemos elegir la que queramos, pero las cuatro mejores están al fondo. Si elegimos una de las cuatro, la otra persona ya no puede cogerla… ¿tiene sentido? —dijo Kat.
—Sí, creo que sí. ¿Sabes cuáles son las cuatro grandes? —preguntó Gracia.
—No, podemos ir a verlas juntas —dijo Kat.
Kat encabezó el camino hacia el fondo de la bóveda de armas. Mayormente ignorando la creciente variedad de armas. Después de un minuto completo de caminata se hizo evidente que era la decisión correcta, ya que solo en ese minuto habían pasado por cientos si no miles de armas.
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