—Jefe... no tenía que mentirle.
Dominic mantuvo un semblante impasible, mirando hacia abajo.
¿Por qué mintió?
Para ser honesto, el mismo Dominic no estaba seguro. Quizás quería añadir más angustia emocional y mental a la persona que agredió a su esposa. O tal vez quería que perdiera la razón, creyendo que el asesino de sus padres andaba libre mientras ella estaba encerrada porque su plan de venganza falló. De cualquier modo, Dominic solo quería herirla por lo que había hecho.
—Jefe, asegúrate de que se arrepienta de sus acciones cada segundo del día —Dominic le lanzó al jefe una mirada severa—. No me importa cómo lo hagas, mientras ella siga respirando.
El jefe miró a Dominic con algo de sorpresa y luego suspiró, asintiendo.
—Déjamelo a mí. Mis hombres sabrán qué hacer. ¿Eso es todo lo que quieres? ¿Que siga respirando? —preguntó el jefe.
—Eso es todo —Dominic se alejó mientras el jefe se quedaba en su lugar, con la mirada fija en la espalda de Dominic.
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