Enfermo en casa

Dominic nunca llegaba tarde al trabajo. Dane Zhang podía atestiguar eso. Era la razón por la cual todos alrededor del CEO de Lyon Group valoraban mucho el tiempo. Tanto los empleados que trabajaban directamente bajo las órdenes del CEO como los afiliados eran conscientes de la regla de oro de Dominic sobre la puntualidad.

Por eso Dane estaba completamente incrédulo cuando fue a buscar a su jefe, solo para escuchar de un sirviente en la mansión que el amo todavía estaba en la ducha. Era extraño, como si hubiera escuchado la mentira más grande del año. Dane no lo habría creído si no hubiese tenido que esperar una hora entera para que su jefe bajara.

Dane echó un vistazo al asiento trasero con los ojos entrecerrados, solo para ver a su jefe mirando por la ventana, sonriendo.

—Está sonriendo —los ya entrecerrados ojos de Dane se apretaron aún más hasta parecer una simple línea—. ¿Es verdad lo que escuché?