—Señorita Zoya, ¿puede llamar a la Princesa, por favor? Siento que ha pasado una eternidad desde que desayuné con ella cuando solo han pasado un par de días —Sebastián apartó la silla para sí mientras miraba los informes en su mano, esperando terminar de firmarlos antes de que la princesa bajara al comedor.
—Voy a ver qué está haciendo el equipo de seguridad. Aunque la familia real tiene su propio sistema de seguridad, creo que sería mejor si tomamos a unos cuantos hombres de nuestro equipo clase S. Las cosas pueden ponerse un poco amargas entre los príncipes y, juzgando por cómo siempre toman partido por razones obvias, es mejor estar preparados —dijo Lucas, y Sebastián murmuró en respuesta.
Sebastián levantó la vista cuando no vio a la cuidadora moverse de su lugar. Notó que tanto la cuidadora como el chef lo miraban. Querían decirle algo.
—¿Qué sucede? —preguntó Sebastián.
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