Ingenuo, Infantil!

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—Por supuesto, ese tipo de lugar no vale mi esfuerzo. Pero, ¿crees que el centro comercial será capaz de sobrevivir? ¡Qué chiste! —Lin Hancheng estaba seguro de que no necesitaría mover un solo dedo sobre ese centro comercial y este no tendría ninguna posibilidad de éxito.

—Lin Wenyu dio dos pasos hacia adelante, su cara llena de confianza—. ¡Entonces hagamos una apuesta! —Lin Wenyu nunca había sido muy extrovertida. Era raro para Lin Hancheng verla tan animada e irrazonable, por eso la encontraba adorable. Sonrió y dijo:

— ¿Sobre qué quieres apostar?

—Papá, si Su Bei logra revivir ese centro comercial, ya no puedes seguir atacándola. Cuando la veas, también tienes que ser cortés —Lin Hancheng observó a su hija y resopló—. ¿Qué poción embrujadora te dio Su Bei? Déjame decirte que la hija de Lin Shulian no es una buena persona...

—¿Te atreves a apostar? —Lin Wenyu lo interrumpió.