Admiración

—Príncipe Kael Ignis —mientras el mayordomo anunciaba su nombre en la habitación, Kael sacudía la cabeza y entraba en el estudio, murmurando sobre la absurdidad de ser presentado a su propio hermano. La formalidad era simplemente demasiado.

Rafael observaba a su hermano menor entrar en la habitación, viendo cómo Kael se dejaba caer en una silla con toda la gracia de un niño de cuatro años malhumorado. Sonriendo, Rafael dijo:

—Vaya, vaya. Alguien finalmente encontró el momento para venir a ver a su hermano mayor, ¿eh?

Kael frunció el ceño ante el tono burlón, respondiendo:

—Si alguien no hubiera venido a la ciudad sin informar a nadie, entonces su hermano no habría estado demasiado ocupado para verlo antes.

La sonrisa de Rafael se ensanchó con eso. Rafael dijo:

—Ja. No voy a discutir contigo hoy porque estoy demasiado feliz.

Eso hizo que Kael frunciera el ceño aún más, y miró fijamente a su hermano mayor. Dijo:

—¿Qué te tiene tan animado tan temprano en la mañana?