Una alta figura emergió de la puerta en aquel oscuro pasillo, dando un paso inestable tras otro, luchando visiblemente por mantener su equilibrio. Oriana tuvo el impulso de correr hacia él, pero Yorian le sostuvo suavemente la mano, impidiéndole hacerlo. Ella le lanzó una mirada inquisitiva, transmitiendo silenciosamente, "¿Y ahora qué?"
La última vez Yorian la había retenido, pero ahora sentía una necesidad abrumadora de alcanzar a Arlan. Estaba decidida a no actuar imprudentemente, sin embargo.
El agarre de Yorian en su mano se apretó, y él negó con la cabeza, señalizándole silenciosamente que se quedara quieta. Oriana entendió que este elfo estaba resuelto a no permitirle acercarse más, así que se conformó sin resistencia.
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