19.

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| CAPÍTULO DIECINUEVE. |

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El tiempo había pasado tan rápido cuando menos lo esperaron el año había acabado. Ahora que regresaban a Hogwarts, les esperaría tantas cosas; tantos cambios. Y aventuras... Solo les quedaba disfrutar del tiempo juntos, pues sabían que no sería eterno. Nunca pensaron que la tormenta estaba a la vuelta de la esquina.

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TOM RIDDLE.

Las vacaciones en el orfanato habían sido una mierda como todos los años. Lo único que me daba alegría en estos momentos eran que pronto vería a mi amada Ailén. Lo único que hacía de mi estancia en el orfanato "alegre" por así decirlo. Eran las cartas que recibía casi a diario de Ailén.

Me moría de ansias por volverla a ver, ahora no dejaría que nadie se le acercará. No me importaba si nos descubrían, no quería alejarme de ella; no otra vez.

Debo admitir que las vacaciones me habían cambiado, y no solo mentalmente. Había crecido treinta centímetros más, mis facciones se hicieron más maduras y mi cabello más ondulado. Mi voz era un poco más ronca. Me sentía diferente, era diferente.

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Ya había llegado a la estación King Cross, atravesé el muro que separaba la estación muggle de la mágica. Al hacerlo pude entrar a la estación 9¾, donde vi a mi amaba Ailén con mis fastidiosos amigos a lo lejos. Al parecer no era el único que pensaba en ya no ocultar nuestra amistad.

Me acerqué a ellos y los salude educadamente, aunque eran mis amigos siempre los saludaba de esa manera. Enseguida sentí como alguien se avalnzo sobre mi, sonreí sabiendo que mi querida novia me recibía con un cálido abrazo. La extrañaba demasiado.

-¡Tom te extrañe mucho!- exclamó sin dejar de abrazarme

Sonreí, realmente me tenía locamente enamorado.

-Yo también te extrañe, cariño- la miré sin importarme que estuviéramos enfrente de todo el mundo

-Tortolitos, tenemos que subir al tren. Sabemos que no quieren asistir a Hogwarts pero debemos hacerlo- río el estúpido de Malfoy mientras nos veía con gracia -Sabemos que odian a Dumbledore, pero igual debemos de asistir- agregó divertido

-No es obligatorio- respondí con fastidio

-Ya. Mejor subamos el tren- respondió Ailén con una sonrisa

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Después de dejar nuestro equipaje subimos al tren, caminamos por los pasillos buscando un compartimento vació. Sadie, Rodolphus, Orión y Abraxas iban al frente hablando de cosas que no lograban interesarme. Y yo caminaba con mi bella novia, tomados de las manos. No me importaba las miradas de sorpresa que nos daban algunos alumnos. Ni siquiera me importaban los rumores. Sólo quería estar junto a Ailén.

Antes de poder entrar al compartimento que habíamos encontrado; tuvimos la mala suerte de encontrarnos con Potter. Sentí como mi furia subía, pero un leve apretón me distrajo; era Ailén la cual me miraba seriamente.

-Al parecer la sangre sucia nos reemplazo por unas asquerosas serpientes rastreras- dijo este mientras nos miraba con asco

No me importó mucho lo que dijo de mi o mis amigos. Pero llamarle sangre sucia a mi novia, eso jamás se lo perdonaría.

Trataba de tranquilizarme, para no atacarlo. Pero me era imposible; era un experto en fastidiar a la gente, simplemente con su presencia ya lograba molestarme.

Lo miré molesto.

-No le digas así a mi novia maldita bastardo- dije con seriedad

-Tom deberíamos entrar al compartimento, no hay que meternos en problemas- dijo mi novia mientras apretaba levemente mi mano y me miraba preocupada

Estaba seguro, por su mirada. Que algo le había pasado a mi amada Ailén; y que me sería difícil saber que le estaba pasando exactamente. La miré y me limité asentir.

-¿Te vas tan rápido Riddle?- preguntó con burla Potter -Creí que eras más valiente, maldito mestizo-

Estaba seguro de que en cualquier momento perdería el control y le lanzaría una maldición imperdonable. Estaba logrando molestarme lo suficiente para mandarlo diez metros bajo tierra; y para empeorar las cosas llegaron las demás seguidoras del maldito viejo. Si, me refería a Alicia y Cristal.

Esto comenzaba a fastidiarme.

-Vaya Tom- dijo Cristal mientras me miraba -Las vacaciones si que te cambiaron- mordió su labio inferior ¿coqueta?

Sentí como Ailén comenzaba a molestarse, lo cual me pareció lindo. Estaba celosa

-No se si estas enterada Yaxley, pero tengo novia- levanté mi mano mostrando que estaba unida con la de Ailén -Así que te pido que te alejes sino quieres recibir un Crucio- reí levemente mientras miraba las expresiones de mi novia

Dicho eso, entramos al compartimento cerrando la puerta en la cara de aquellos fastidiosos Gryffindors. Nos acomodamos en el compartimento, los chicos hablaban de Quidditch; como siempre. Sadie y Ailén hablaban sobre sus vacaciones, mientras yo leía. Hasta que sin darme cuenta me quede dormido.

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El grupo de amigos hablaba cómodamente, hasta que la pelinegra se sobresaltó al sentir como alguien se recargaba en su hombro; enseguida se tranquilizó al darse cuenta de que era Tom. Sonrió mientras recargaba su cabeza con la de su novio.

Cuando la pelinegra abrió los ojos sus amigos ya no se encontraba, ¿a dónde había ido tan rápido?

Solo había cerrado los ojos por unos veinte segundos aproximadamente. No le importó mucho, se acomodó en el pecho del pelinegro y enseguida se quedó completamente dormida.

Estaban cómodos el uno con el otro. El Riddle la abrazó por la espalda apegandola más a él, durmieron abrazados sin preocuparse por su futuro.

Solo disfrutando su presente. Un presente que parecía tan bello a simple vista. Pero que sabían que podría ser tan trágico.

No les importó Potter, ni Abott o Yaxley. Ni siquiera Dumbledore; solo querían disfrutar de su tiempo juntos.

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