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| CAPÍTULO DIEZ. |
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Por los obscuros pasillos de Hogwarts caminaba una pelinegra, el sonido de sus tacones resonaban por los pasillos abandonados. Sus pensamientos se encontraban alejados de la realidad. No se percató que un grupo de chicos la seguía hasta que doblando por un pasillo una mano tomó su brazo y la jaló a algún lado
-¡Ayuda!- apenas y pudo gritar
No sabía que hacer, su varita se encontraba en su habitación y aquellos chicos eran más fuertes que ella. Las lágrimas no tardaron en aparecer arruinando su maquillaje. Creyó que nadie la salvaría.
Pero un Slytherin había escuchado su grito de auxilio y corrió para ayudarla. Ni siquiera se detuvo a pensar porque lo hacía, simplemente corrió hacia ella; cuando vio que aquel grupo de chicos la quería meter a un salón.
Tomó a uno de la túnica y lo alzo para golpearlo en la cara. Cuando calló inconsciente al piso, se dirigío al segundo con su varita en mano.
-Toma a tu amigo y lárgate- ordenó con una mirada seria mientras su varita apuntaba al chico
Este asustado tomó a su inconsciente amigo y antes de que pudiera levantarse e irse, el Riddle lo pateo tirando lo al sueño junto con el alumno inconsciente.
-Deberías estar agradecido- le miró molesto mientras tomaba a la pelinegra de la cintura -Te perdone la vida, pero si te acercas a ella o la miras. Tu y tu patético amigo estarán muertos- amenazó
Soltó a la pelinegra y la tomó del brazo para alejarse de ahí. Los dos chicos se levantaron adoloridos y cuando la pareja de pelinegros se había ido; alguien más salido del salón.
-Son unos inútiles- dijo aquella persona mientras golpeaba a los dos chicos
Ambos se volvieron a levantar quejándose del dolor, miraron al chico frente a ellos, Fleamont Potter. Él era su líder ahora que Dumbledore los había dejado a su "cuidado".
-La próxima vez tapenle la boca- les aconsejó con un tono demasiado molesto -Ahora traiganme, a cualquier puta de este maldito colegio- ordenó mientras miraba al pasillo vacío donde se había ido los dos pelinegros -No me voy a quedar con las ganas por culpa de ese maldito Riddle, que quiso jugársela de héroe- agregó molesto
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Por los pasillos cerca de la fiesta se encontraba Tom y Ailén. La pelinegra se encontraba confundida por la repentina actitud del Riddle. Ella creía que el pelinegro la odiaba, y ahora, él la había salvado de ser violada.
Se sentía estúpida por haber hablado mal de él a sus espaldas, aún sabiendo que lo que salía de su boca eran mas que mentiras.
-Gracias- dijo ella con una sonrisa apenada
-No hay de que...- le dijo él sin mirarla, su expresión era seria y eso incómodo a la pelinegra -Damisela en peligro- finalizó mientras reía
-¡Oye!- exclamó con una leve risa -No soy una damisela en peligro-
-¿A no?- la miró con diversión -¿Entonces por qué gritabanas, "ayuda, ayuda"?- río mientras trataba de imitarla
-¡Por qué me iban a violar!- exclamó algo molesta
-Exacto, entonces eres una damisela en peligro que yo rescaté- le dijo con una sonrisa de orgullo
-Eres un inmaduro- le sonrió
Una sonrisa se dibujo en el rostro de Tom mientras miraba a la pelinegra. Se miraron a los ojos por unos segundos, hasta que regresaron a la realidad. Una en donde ambos se odia. O al menos eso decían.
-Sigues siendo el mismo idiota, presumido de siempre- dijo mientras miraba a otro lado con una falsa expresión de enojo
-Digo lo mismo sangre sucia- agregó con la misma mirada de indiferencia -Aún no entiendo porque te salvé-
La pelinegra lo miró, sentía que iba a romperse. Lloraría por las palabras del pelinegro...
-Debí haber dejado que te llevarán- agregó dañandola aún más que antes
-¡Exacto!- exclamó reteniendo sus lágrimas -¡Debiste haber dejado que me llevarán!- gritó dejando que las lágrimas correr por sus mejillas -¡Eres un idiota, un maldito idiota. Tom Marvolo Riddle!-
Dicho eso Ailén corrió lejos del pelinegro, seguía llorando. Pero no quería derrumbarse frente al Slytherin.
Tom la observo alejarse, se sintió un estúpido. Un verdadero idiota; molesto golpeo la pared atrás él.
Enseguida miró al pasillo, se encontraba vació; Ailén ya se había marchado. Sintió un dolor punzante, miro su puño. Estaba sangrando, no le importó mucho y camino hasta el jardín de Hogwarts.
Necesitaba estar solo, pensar.
Pero jamás le llegó a la mente que aquella pelinegra y él era tan parecidos. La miró, estaba sentada en la orilla del lago, los sollozos se escucharon cuando se acercó. Miraba el cielo estrellado y la brisa fresca de la madrugada hacía que su cabello se levantará.
-No es bueno que estés aquí a esta hora- le dijo mientras se acercaba a ella -Podrías resfriarte- agregó
-¿Acaso eso importa?- le miró, estaba destrozada pero frente a él; era fuerte. Sólo para que no la viera así.
El silenció los invadió, el Riddle miró las estrellas brillantes y luego a la pelinegra. Suspiró.
-Lo siento- le dijo mientras la pelinegra le miraba sorprendida
-¿Q-qué acabas de decir?- preguntó sonriendo con sorpresa
-Lamento haberme comportado como un idiota- le dijo mientras miraba el agua que reflejaba la luz de la luna -¿Feliz?- le preguntó con una pequeña mueca
-Si- le respondió con una sonrisa mientras se levantaba del frío suelo
No lo pensó dos veces pues ya estaba abrazándolo; el pelinegro acepto aún sorprendido por el repentino gesto de Ailén. Al fin, después de tanto tiempo peleados, volvía a estar juntos.
-Yo también lamentó haberte ocultado la verdad sobre tu familia- le dijo en un susurró aún abrazada a él
-Ya que estamos en el tema- le dijo llamando su atención -¿Cómo es que sabías todo eso?- le preguntó algo confundido
-Es una larga historia, en la que sólo la mitad me vas a creer y la otra no- respondió con una sonrisa nerviosa -Te lo contaré todo si aceptas ir a estudiar a la biblioteca mañana. No sabes cuanto extraño estudiar contigo, no es lo mismo con Sadie- agrega riendo levemente
-Esta bien- le responde con una sonrisa
La noche pasó entre risas; una larga, cómoda y divertida charla. Sin duda ambos se extrañaban pero habían sido tan orgullosos como para decirlo en voz alta.
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