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6.

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| CAPÍTULO SEIS. |

Los días pasaban demasiado rápido, Ailén y Sadie se habían hecho buenas amigas. Y gracias a eso los demás Gryffindor's no sospecharon de ambas.

Había una que otra reunión en la sala común de Slytherin, pero no pasaba de hablar sobre algunas cosas que Dumbledore le ordenaba a la pelirroja.

Para su mala fortuna el ciclo escolar acabó, y todos tenían que regresar a casa. Ailén se sentía mal por Sadie y Tom, sabía que ellos pasaban una tortura en sus casa. Mientras ella tendría que seguir evitando la comida que sus padres le ofrecieran.

Sadie al ser parte del orden del fénix, por obligación de sus padres. Seguía recibiendo maltrato y violaciones por parte de Dumbledore, ese verano fue otra pesadilla más.

Solo deseaba ser libre, feliz, deseaba encontrara a alguien que la amará. Y formar una bonita familia. Se obligó a borrar eso de su mente; eran solo fantasías.

Estaba segura de que moriría antes de poder terminar sus estudios en Hogwarts.

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Su tercer año fue igual de insípido que el anterior; fingiendo estar bajo los efectos de una poción de obediencia, estar con Potter y las otras dos era una tortura; Peleas falsas con los Slytherin's. Lo que ya se estaba volviendo normal en su vida.

En cuarto año fue un tanto diferente, Fleamont dejó de interesarse en ella y eso le aliviaba. Ya no soportaba tenerlo atrás de ella, pidiéndole constantemente que salieran juntos. Que fueran más que amigos.

Miró a través de la ventana de su habitación soltando un suspiró, ya había cumplido 15 años, se preguntaba. ¿Cómo había soportado tanto tiempo a aquel grupo de insoportables Gryffindor's? Ni siquiera ella lo sabía. Pronto llegaría la hora de partir al Callejón Diagon, ya quería ver a Sadie y a sus amigos.

Estaba segura de que no la reconocerían, había cambiado tanto en las vacaciones. Ya no era la misma chiquilla. La pubertad había llegado, se sintió incomoda. Aún no se acostumbraba a su cuerpo; y a todas las miradas que atraía.

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Cruzanba el muro 9¾, en su carrito se encontraba todas sus maletas y su búho. Era café, de un tono claro y unos precioso ojos verdes. Le había puesto Godric. No entendía muy bien por qué, simplemente ese nombre brotó en su cabeza; en el momento que pensaba en un nombre para su búho.

Como siempre la estación se encontraba repleta de familias que se despedían de sus hijos, sonrió. Y se dirigió a guardas su equipaje para abordar el tren.

Sus tacones negros de plataforma media resonaban a cada pisada que daba. Su paso era firme; se sentía segura, estaba lista para revelar todo. De alguna forma lograría que todos creyeran lo que Dumbledore planeaba, lo que él hacía. Las cosas tan horribles que le hacía a niños inocentes, e incluso a su mejor amiga Sadie.

Un, dos, tres o quizá cuatro vagones y nada. No había rastro de Riddle, Malfoy, Black y Lastrange, ni siquiera de la Weasley; parecía como si la tierra se los hubiera tratado. Suspiró. Y entró al primero compartimento que encontró vacío, sacó un libro que compró en el callejón Diagon y leyó.

Los minutos pasaron hasta que logro escuchar la voz de sus amigos pasar, se levantó enseguida abriendo la puerta. Efectivamente eran ellos.

-¡Chico!- exclamó saliendo del compartimento

Los cuatro Slytherin's voltearon hacia atrás mirando a la pelinegra asombrados. ¿Ella era Ailén? ¿Era ella la pelinegra que habían conocido desde los once años?

Estaba tan cambiada que apenas y la reconocieron.

-Por la barba de Merlín, Ailén. La pubertad te llegó antes que a nosotros- dijo el Malfoy con una leve mueca -Ya verás que pronto cambiaremos nosotros- agregó haciendo que la pelinegra soltará una leve risa

El grupo entró al compartimento, aún se encontraba sorprendidos por el cambió de la pelinegra.

-¿Cómo diablos cambiaste tanto?- preguntó Orión confundido y al mismo tiempo asombrado

-No lo se. La pubertad tal y como lo dijo Abraxas- respondió alzándose de hombros -Iré por Sadie, ahora vuelvo- les dice mientras se levanta del asiento y sale del compartimento

Camino por los pasillos en busca de la pelirroja, no se sorprendió al verla con los Gryffindor's.

Abrió la puerta del compartimento donde estos se encontraban, llevándose las miradas de asombrados de aquel grupo de leones. Y claramente una sonrisa coqueta del Potter.

Hizo una mueca.

-Hola chicos- sonrió falsamente -Sadie ¿Podría hablar contigo?- mira a la pelirroja

-¿Dónde estabas Ailén?- preguntó el Potter mirándola de arriba a abajo.

Había molestia en su voz pero no parecía reflejarla su rostro.

La pelinegra no respondió, solo miró a la pelirroja. Esta se encontraba sentada con la cabeza baja, estaba segura de que pronto lloraría. Sintió su furia surgir. Respiró tratando de tranquilizarse.

-Sadie ven conmigo- dijo con seriedad

-Ella no ira contigo- Alicia detuvo a la pelirroja la cual estaba apunto de levantarse de su asiento

-¡Tu no le ordenas!-exclamó molesta -Si ella quiere vendrá conmigo- agrega mirándola a la pelinegra

-Tienes razón- dijo Sadie sorprendiendo a todos, esta se zafó del agarre de Alicia y camino hacia la pelinegra -Yo iré con Ailén si yo quiero. ¿Y adivinen que?- miró a sus supuestos amigos con seriedad -Yo quiero ir con ella- agregó molesta

Justo cuando estaba a centímetros de salir del compartimento; Potter la detuvo.

-Si sales por esa puerta, sufrirás las consecuencias por el resto de tu vida- amenazó molesto

-Ya no les tengo miedo- le miró firme -No volveré a sufrir por su culpa- finalizó saliendo del compartimento con Ailén a su lado

Ambas caminaron hasta el compartimento donde los Slytherin's las esperaban.

-Fue muy valiente de tu parte hacer eso- apoyó Ailén con una sonrisa

-Si, ahora ya no volveré a sufrir por culpa de ellos- miró a su amiga con una sonrisa

-Jamás volverás a pasar por eso, Sadie- le dice Ailén mientras abría la puerta del compartimento encontrándose con los chicos

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Los alumnos se acomodaban en sus mesas correspondientes, la ceremonia de selección no tardo en comenzar. Ailén sonrió ante todos los buenos recuerdos de su primer grado. Fueron los mejores recuerdos que tuvo.

Como todos los años, el discurso de Dippet fue aburrido, terminando este la cena comenzó. Esta fue diferente, mas agradable y alegré.

Cada alumno hablaba de temas diferentes pero Sadie y ella solo se concentraban en su platica.

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Por los pasillos corría una pelinegra, se había quedado dormida. Se maldecía a ella y a Sadie, por no levantar la. No tuvo tiempo ni de desayunar, ya llegaba tarde a Transformación con el profesor Dumbledore. Al llegar tocó la puerta, esta fue abierta por el hombre de barba blanca

-Disculpe profesor- habló agitada la pelinegra por tanto correr -Me quedé dormida- sus compañeros rieron, mientras ella miraba al profesor apenada

Dumbledore quería maldecir a la chica, estaba estropeando sus planes y acababa su poca paciencia. Pero Ailén era querida por casi todo Hogwarts, incluso el director Dippet y los profesores la apreciaban. Era la buena y angelical alumna que no mataría mi a una mosca.

Suspiró antes de verla, y con una sonrisa que trataba de no verse falsa la observó. Había cambiado demasiado, no lo negaba.

-Descuide señorita Rodríguez - le dijo con una sonrisa que lograba hacerlo parecer un abuelo amable -No pasa nada- agregó regresando a explicar el tema

-Gracias profesor- dijo la pelinegra con una sonrisa mientras se sentaba a lado del Riddle

Ailén sabía las verdaderas intenciones de Dumbledore, sabía que atrás de esa actitud de buen hombre. Había maldad, lo vio en sus ojos en ese momento que se volteo para verla, su sonrisa fue lo más falso que vio en ese instante.

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