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Capítulo 3: El Final y el Comienzo Parte 2

Al sentir un chorro de agua fría en la cara, Subaru de alguna manera pudo llevar su turbia conciencia de vuelta a la realidad.

—…

Observó la jarra de agua vacía que el dueño de la tienda sostenía. Después de que Subaru colapsara en frente de su tienda, le había ayudado a recuperarse.

Le alegró saber que el señor tenía la decencia de preocuparse por él, pero el hecho de que fuera tan amable como para no preguntar por Satella hirió gravemente su corazón.

Sentado en el piso de barro, Subaru sacudió su flequillo para librarse del agua y apretó sus dientes. El fulgor de esa batalla todavía merodeaba en el fondo de su mente, junto con esa horrible sonrisa que danzaba a tevés del hedor de la sangre.

— Hhgh…

La parte posterior de la garganta de Subaru se retorció y mientras se sentaba abrazando sus rodillas, no podía evitar que su cuerpo temblara.

Había vivido una vida completamente normal hasta ahora. Nunca había experimentado tanto miedo, tanta desesperanza.

No quería pensar en eso más. No quería recordar más. Quería retirarse dentro de su caparazón y olvidarlo todo.

El brillo de la espada, el brazo volando, el grito, el cabello plateado, todo hundiéndose en un mar de sangre.

—…

Entre menos quería pensar en ello, más claro se volvía el recuerdo. Lleno de angustia, Subaru levantó la cabeza para gritar, pero justo cuando estaba por dejarlo salir…

— ¿Huh…?

La voz que se había hecho camino dentro de Subaru eludió la salida llena de duda y simplemente se quedó mirando al vacío, desconcertado.

Dentro del rango de visión de Subaru, con sus ojos abiertos de par en par, podía ver una figura alta con la piel como de un reptil… una bestia humanoide que fácil podría llegarle a su cintura… una joven bailarina con cabello rosa… un espadachín con seis espadas en su cintura…

… y una joven, con una túnica blanca y cabellera plateada que se balanceaba al caminar.

Aquellos ojos violetas lo miraron de reojo mientras caminaba, sin embargo volteó la mirada como si no le interesara y siguió caminando.

Esos ojos de amatista, llenos de determinación, solo miraban hacia delante observando el piso de la calle.

En aquella galante postura, aquella delicada belleza, en aquella chica que Subaru había estado buscando, no había ningún cambio.

Incapaz de llamarla inmediatamente, con estertor, Subaru se puso de pie y fue tras de ella.

— ¡Espe…! ¡E-espera! ¡Espera, por favor…! Espera…

Por un momento, la muchacha reaccionó a su voz y volteó a ver en su dirección con una mirada fría, como si estuviera viendo a un desconocido.

Subaru sintió como si le sacaran el corazón por el frío de su aguda mirada. No había hecho lo que ella le había pedido. La había herido. Aún no se disculpaba. No había ninguna forma de que ella lo perdonara, aun así él fue tras ella.

No sabía cómo se sentía. Al menos tenía que saber qué es lo que estaba pensando.

Si iba a dejar que le hiriera, lo que él imaginaba que ella pensaba, entonces prefería ser herido por sus verdaderos pensamientos, aquí, en esta realidad donde podía sentir dolor.

No estaba seguro de lo que quería decirle una vez teniendo su atención, pero cuando la respuesta a esa pregunta se hizo evidente en su mente, Subaru la llamó por su nombre como si lo acabara de recordar.

— ¡Espera, por favor! ¡Satella!

Finalmente parecía como si su voz la hubiera alcanzado, porque justo cuando estaba empezando a alejarse de él, la joven se detuvo inmediatamente en seco.

Subaru se abrió paso entre la gente para alcanzarla y puso su mano en su delgado hombro.

— No… me ignores. Es mi culpa por haberme ido y es mi culpa por no haberte escuchado, pero he estado desesperado. Después de lo que pasó fui a la bodega botín, pero no fui capaz de encontrarme contigo allí y…

Satella miró con sorpresa a Subaru cuando este agarró su hombro.

Cuando se dio la vuelta y Subaru abrió la boca, lo que salió no fue más que una serie de freses para autodefenderse ante ella, las cuales no estaban más que llenas de excusas.

Lo que le hizo darse cuenta de eso fueron los ojos claros de Satella.

Su mirada no tenía emoción alguna y cuando Subaru la miró, todavía sentía tranquilidad. Por lo que podía ver, Satella no parecía estar herida. Esta realización fue como la salvación para él.

— Lo siento por estar hablando solo de mí… Estoy tan contento de que estés bien.

El hecho de que pudieron volverse a encontrar hizo sentir a Subaru simple felicidad.

Había tantas cosas de las que tenían que hablar, pero antes que todo eso, Subaru sintió que todo lo que hizo no fue en vano. Estaba completa y profundamente aliviado…

—… ¿Qué crees que estás haciendo?

Pero mientras Subaru encontraba esta sensación de felicidad, Satella estaba increíblemente furiosa. Sus mejillas blancas habían enrojecido, mientras retorcía su cuerpo para alejar la mano de Subaru de su hombro. Después de dar un paso hacia atrás y poner algo de espacio entre los dos, los ojos de Satella estaban llenos de hostilidad.

Después de esta inesperada y severa reacción, Subaru inconscientemente tragó saliva.

Aun así, esta reacción tenía sentido. Desde la perspectiva de Satella, debería de estar sorprendida de que él pudiera dar la cara frente a ella. No había insulto lo suficientemente grande para lanzarle a Subaru y…

— No sé quién eres, pero ¿En qué demonios estás pensando al llamar a alguien, con el mismo nombre que el de la Bruja de los Celos?

Después de escuchar esa reacción, que iba más allá de cualquier cosa que él podría haber imaginado, todo lo que Subaru había construido para asegurarse a sí mismo, se rompió en pedazos.

Ante estas inesperadas palabras, Subaru sintió como si el tiempo se hubiera detenido.

El sonido de la multitud desapareció. Todo lo que podía oír era el violento latido de su corazón y la tosca respiración de la chica de cabellera plateada delante de él, tensa y a la defensiva. Se sentía como si todos los demás sonidos hubieran desaparecido… pero eso no era una ilusión.

—… ¿Qué?

Al ver a su alrededor, Subaru se dio cuenta de que todos, todo el mundo alrededor de esta concurrida zona comercial, todos los peatones los estaban viendo.

Todos parecían estremecidos, nadie movía ni un solo músculo, inmóviles y silenciosos.

Era como si la conversación entre Satella y Subaru hubiera tomado el control de toda la zona.

Con su mirada dura, Satella estaba esperando por la respuesta de Subaru. Sin embargo, al no estar seguro de cuál había sido su error, él no sabía cómo contestar. La razón por la que él pensaba estaba furiosa y la razón por la que verdaderamente se había enfurecido, eran completamente distintas.

— Te lo preguntaré una vez más ¿Por qué me llamas por el nombre de la Bruja de los Celos?

— ¿Qué quieres decir? Así fue como me dijiste que te llamara…

—… No sé quién te dijo eso, pero quien quiera que fuera, tiene muy mal gusto. Incluso si tú no eres al que se le ocurrió, es bastante malo que hayas estado de acuerdo. Es la Bruja de los Celos de la que estamos hablando, la personificación de todas las cosas consideradas taboo. La mayoría de las personas pensarían dos veces siquiera decir su nombre. ¿Y tú lo estas usando para dirigirte a mí?

Con su ira dispuesta para que todos la vean, Satella… la chica de cabellera plateada, arrojó a Subaru a una tormenta de confusión. Todos alrededor parecían estar asintiendo, de acuerdo con ella y eso, más que cualquier otra cosa, probaba que tenía razón. Subaru no tenía idea de que es lo que estaba pasando. No podía entender lo que ella estaba diciendo.

Simplemente la había llamado por su nombre.

Sin embargo ella le había reprendido y todos alrededor estaban de acuerdo.

— Si eso era todo lo que querías decir, entonces retomaré mi camino. No tengo tiempo para tratar contigo.

 

La chica miró como Subaru simplemente bajaba la cabeza, luego se volteó y empezó a caminar, con su cabello ondeando tras ella.

Subaru pensó en llamarla, e iba a empezar a gritar su nombre, pero se quedó atrapado en su garganta, como si se hubiera congelado.

Si la volvía a llamar por ese nombre, simplemente estaría cometiendo el mismo error dos veces.

Pero entonces, ¿Cómo debería llamarla?

Vaciló, incapaz de decidir qué hacer.

— ¡…!

Subaru jadeó. En la parte superior de la lona de una carreta en la orilla de la calle, desde una posición de solo una cabeza más alta que Subaru, algo saltó. Un pequeño cuerpo fue arrastrado por la gravedad hacia el suelo y tan pronto como aterrizó despegó en el viento. Esa pequeña ráfaga de viento, con ropas sucias y cabello rubio, se abrió paso a través de la multitud con una destreza divina y de ella se extendió un brazo deslizándose dentro de la túnica blanca con el bordado de halcón de una cierta chica.

Se tocaron solo por un instante, pero para la pequeña ráfaga de viento, eso fue más que suficiente.

Al momento en el que el viento hizo volar la túnica de la chica y esta volteaba, el viento ya había despegado a volar nuevamente.

— ¡No puede ser!

La chica de cabellera plateada levantó la voz en estado de shock y metió la mano en su túnica. No encontró lo que estaba buscando y con los ojos abiertos de par en par, volteó a ver en la dirección del viento huyendo rápidamente.

Viendo la insignia adornada con el dragón en la mano de aquella ráfaga cuando pasaba a su lo lado rápidamente, Subaru gritó.

— ¿¡Felt?!

Con la llamada de Subaru, el viento se agitó por un momento vacilando, pero sin detenerse, rápidamente voló dentro de un estrecho callejón. Todo había pasado tan rápido que Subaru solo había podido ver por un instante que había ocurrido, pero eso tenía que ser…

— ¡Me han robado! ¿Esa es la razón por la que me estuviste deteniendo? ¿Están trabajando juntos? —se quejó la chica mientras miraba a Subaru que se había quedado quieto.

La chica rápidamente hizo un ademán, como si fuera abofetear a Subaru, pero aparentemente cambiando de idea, corrió en la dirección en la que el viento había salido huyendo.

— ¡Hey, espera! ¡Esto es un malentendido! Yo…

Subaru salió tras ellas por el callejón, con la esperanza de resolver el problema. Mientras corría, su mente estaba llena de preguntas y dudas. Había demasiada información para procesar, y su mente llena de pánico no podía con tanto. Incluso sin eso, acababa de experimentar la muerte dos veces y todo pensamiento en su interior era confuso.

— ¡Tiene que haber alguien por ahí que sea amable conmigo! ¿¡Por qué carajo fui invocado aquí!? —Subaru gritó, después de haber tenido suficiente de que nada a su alrededor tenga sentido, mientras seguía corriendo con pisadas inseguras por el callejón oscuro.

Subaru no estaba seguro de su resistencia, pero a una corta distancia, no creía que perdería ante dos chicas, sin embargo…

— ¡Maldita sea! ¿¡Una pared!? —Subaru escupió, justo frente a él había un callejón sin salida.

Ninguna de las dos estaba ahí. Probablemente Felt podía escalar por un muro como ese y Satella podría haber sido capaz de hacer algo con su magia.

«Podría tratar de trepar para alcanzar el otro lado, pero no creo que sea capaz de alcanzarlas.»

Subaru no podía permitirse perder tiempo aquí. No tenía idea de cómo moverse a través de la capital, por lo que si las perdía de vista ahí, le sería imposible alcanzarlas.

— ¿Entonces debería ir a la casa de botín? Si Satella y Felt están vivas, entonces también el viejo Rom debería estarlo…

A pesar de decir eso, sentía que varias cosas estaban mal y contradiciéndose entre sí. Felt había sido apuñalada. El viejo Rom había sido degollado. Satella había caído en un charco de sangre. Subaru había tenido su abdomen abierto… dos veces. ¿Cómo era posible que siguieran vivos?

— No, ahora no es el momento. No puedo perder tiempo pensando. Ahora mismo tengo que…

Subaru iría rápidamente a reunirse con Rom. Eso era lo que tenía que hacer. Pensaría después. La mejor opción para él era salir del callejón y dirigirse hacia los barrios pobres.

Subaru se dio la vuelta.

—… ¡Tienes que estar bromeando!

Justo en frente de él, bloqueando la entrada del callejón, había tres sombras, tres personas, con ropa sucia y una apariencia áspera y brutal. Tres delincuentes que utilizaban estos callejones como su territorio de caza. Era la tercera vez que Subaru se encontraba con ellos ese día.

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