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Sorpresa

––¡¡¡¡Sorpresa!!!! ¡¡¡¡Feliz cumpleaños!!!!–– me encuentro con una fiesta.

Están todas. Incluidas Ai, Shu y Ken. También Sai, An, Dandan, Meixiu y Jiao. Hasta Da Ting ha venido. También Yawen y Tai Feng.

–¿Cumpleaños?– es todo lo que soy capaz de preguntar. No me esperaba esto.

–¡Un año de estudiante! ¡Ven! ¡Sopla la vela!– me agarran entre Bei Liu y Bi Lang.

¿Un año? Vaya… No se me había ocurrido celebrar algo para mí. Solo para ellas. No sé qué decir. Me siento… No sé cómo. Emocionado sin duda. Hasta que Bi Lang me besa. Sacándome de mi estupor.

–¡Eh! ¡No te aproveches!– critica su amiga.

–¡Pierde su puesto en el baile!– sentencia Pen.

–¡Buena idea!– la apoya Ken.

–¡Mira que adelantarse!– se queja Dandan.

Sonrío. Atraigo a Bei Liu y la beso. No se resiste. Luego, van todas las demás.

Yawen ofrece su mejilla. También Yan Xiulan, muy roja. No me da ninguna pena. Ha conspirado como todas las demás. Ye Bi pone su mejilla riendo, exigiendo su beso. A Tai Feng amago con abrazarlo y besarlo. Todas se ríen. Acabamos chocando las manos.

Con Da Ting, no sé qué hacer. Pero Sai y An no nos dan opción. Se sonroja un poco cuando le beso la mejilla. Aunque menos que Xiulan'er. El resto, son muy apasionadas.

–Hay formas más interesantes de comerlo– lamenta Bei Liu, en un susurro.

Estoy cortando el pastel. La mayoría se ríe. Nuestra joyera enrojece. Así que le contaron lo de comer sobre mí. O sobre ellas. Da Ting mira hacia el otro lado. También lo sabe. A Tai Feng se lo ve confuso.

–Tendrías que mostrárselo– guiña el ojo Bei Liu a Yawen.

–Me lo pensaré– ríe esta. También lo sabe.

Estamos toda la tarde riendo, bailando, jugando, charlando. Lástima que Ai, Shu y Ken se tengan que ir pronto. Cargadas de agua o troncos. Les había dejado algunos a Pen por si hacía falta alguna vez. Y los han utilizado ahora. No era esa la intención, pero no tengo nada de que quejarme.

Cabe decir que me han regalado unas elegantes ropas. Y un provocativo tanga. Se han reído mucho al decirme que me lo probara. Sobre todo, con la reacción de mi joyera y de Da Ting.

Es una pena que no pueda estar también Di Tao. Se divertiría. Y todas las chicas. Quizás algún día.

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–Por cierto, ¿has oído lo de la tribulación?– me pregunta Bei Liu, mientras su amiga intenta mirarme las cartas disimuladamente. A mis dos pervertidas les encantan los chismes. Y hacer trampas.

–Algo les oí decir a algunos copistas. Aunque no sé muy bien de qué iba– reconozco, escondiendo mi baraja y sacándole la lengua a Bi Lang.

–Es algo extraño. Fue hace cuatro días, por la noche. Algunos vieron una tribulación. Ya sabes, de esas cuando alguien muy fuerte avanza de reino. Lo raro es que no cayó, solo se paseó cerca de la secta– explica Bei Liu.

–¿No se lo imaginaría?– pregunto, suspicaz. No sería la primera vez.

–No, no. Fueron varios los que la vieron. Nadie sabe por qué o quién– añade Bi Lang

Bueno, tampoco es que sea de mi incumbencia. Las tribulaciones son de reinos mucho más altos. Puede que alguno de los maestres estuviera a punto de subir. También dicen que pueden salir al crear ciertas píldoras o artefactos. De muy alto nivel. Es algo que está muy lejos de nuestro alcance.

Por otra parte, hay que decir que se ríen bastante con lo que pasó ayer.

–Sabes, estábamos todas reunidas preparando la fiesta, y tú llegas de repente. Tenías que haber visto a Xiulan'er. Entró en pánico– se burla Bi Lang.

–¡Tú también! ¡Todas!– la acusa nuestra joyera.

–Fue excitante. Tuvimos que bloquear la entrada a toda prisa, Ja, ja– ríe Bei Liu.

–Y luego salir detrás de ti, por si venías a nuestra cabaña– revela Pen.

–Ellas acabaron a todo deprisa para salir detrás de vosotros– se queja Ye Bi, apuntando a mis pervertidas. Yan Xiulan se sonroja.

–¡Era fuerza mayor!– se defiende Bi Lang. Bueno, se defiende o se autoinculpa.

–Casi me da un ataque cuando Liu'er se fue de la lengua– suspira Fen Huan.

–¡No pasó nada!– se defiende ésta, un tanto avergonzada.

Sin duda, eso lo explica todo.

Por cierto, además de mi cumpleaños, también celebramos que Yawen ha subido a 6. Sabemos que lo que más la entusiasma es poder ayudar un poco más a su amado. Pero, por hoy, las felicitaciones son también para ella.

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–Lástima que no podamos quedarnos– se queja An.

Su cultivación está a medias. No es bueno interrumpirla. Aunque han obligado a Meixiu y Jiao a quedarse. Da Ting ha sido firme. Aunque algo sonrojada.

–Puedes quedarte también– la provoca Dandan.

–No puedo, tengo que vigilarte– se escapa Da Ting.

Se llevan bien. Lo he visto de nuevo durante la fiesta. Más incluso que la última vez.

Yan Xiulan se ha escapado antes. Supongo que quería evitar las bromas de mis pervertidas. Ye Bi se ha ido con ella.

Al final, me quedo con mis pervertidas, Pen, Fen Huan, Meixiu y Jiao. A estas dos se las ve un poco tímidas. Ahora que están sin sus amigas. A las otras, no las conocen tanto. No han compartido sexo con ellas. Así que las ataco primero. Besándolas. Desnudándolas. Acariciándolas. Haciéndolas olvidar sus reticencias, mientras disfruto de la suavidad de sus cuerpos. Las acabo penetrando una y otra vez.

Luego soy yo el atacado. Sensual y lujuriosamente por las otras cuatro temibles fieras. Temibles y muy dulces

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Entrada la tarde, acompaño a Meixiu y Jiao.

–Gracias. Ha sido increíble– se despide Meixiu.

–Exactamente, ¿qué parte?– la provoco.

–No seas malo– me reprocha Jiao, besándome.

Cuando acabamos de besarnos, salen del pasaje. Reluctante, las veo irse. Entrar en los dominios de la sección ilusoria. Me vuelvo hacia mi cabaña. Donde llamo a las chicas y las acuso muy seriamente.

–Vosotras lo sabíais, ¿verdad?

–No sé de qué hablas– niega Song, acercándose a mí.

–¿Te has divertido?– me abraza Shi, riendo.

–No se lo pongas tan fácil– le reprocha Song, también abrazándome.

Me llenan a besos. Sin dejarme respirar. Sin darme opción a defenderme cuando me tapan los ojos.

Cuando me quitan la venda, me las encuentro a todas semi desnudas. Solo cubiertas por unos lazos rojos. Como si fueran un regalo. Todas menos Song y Shi. No las veo. Pero oigo algo a mi espalda. Quiero girarme, pero Liang y las gemelas no me dejan. Y no puedo resistirme a sus avances

–¡Feliz cumpleaños!– dicen toda a la vez cuando me sueltan.

Ahora, también Song y Shi están vestidas como regalos. Los lazos apenas cubren los pezones de las chicas. Pasan por su entrepierna. Hay diferentes lazos en varios puntos.

Ahora entiendo por qué sabían o suponían lo de la fiesta. Estaban planeando algo similar.

–¿Sois mi regalo?– estoy tan sorprendido como excitado.

–¿Te gusta?– pregunta Hong, sugerente.

–Vas a tener que desenvolvernos a todas– añade Shun, sugerente.

Cabe decir que Wei también tiene algunos lazos. Y Rayitas. Y terror.

–Las salamandras no se dejaron– ríe Liang, adivinando mi pregunta.

–¿Por quién empiezo?– pregunto con lujuria.

––¡¡Por mí!!–– reclaman todas a la vez, riendo.

Cabe decir que, como mi regalo, se dejan hacer. No se oponen a mis caprichos. Ni siquiera se quejan. Totalmente entregadas. Tiernas. Dulces.

No importa si hundo mis dedos en sus mullidos pechos o nalgas. Si saboreo sus vaginas. Si reclamo sus labios o lenguas. Si las penetro más o menos despacio. Bueno, algunas piden más.

Disfruto de mis regalos apasionadamente durante horas. En las que también tengo que contarles todos los detalles de la otra fiesta. Una vez más, compruebo que sus cultivaciones están bien.

Aunque prefiero retrasar el anuncio hasta mañana. O Wan estará toda la noche intentando crear píldoras.

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A la mañana siguiente, me visten de regalo. Debería haberlo supuesto. Así que, esta vez, tengo que ser yo el que cumpla todos sus caprichos. Entre ellos, el más deseado por cierta alquimista. Que me besa muy efusivamente cuando le damos permiso para empezar.

Esa es la razón por la que, durante el día, puedo ver varias explosiones. No son tan fuertes como para hacerle daño, pero sí que parece frustrada. Así que la llamo después de una de ellas.

–¡Kong! ¿Qué quieres?– me pregunta, con toda la cara negra.

–Necesitas un baño– intento no reírme.

–¡Ahora no puedo! ¡Tengo que seguir practicando!– protesta.

–No tienes suficiente qi. No solo necesitas el baño, sino relajarte. No necesitas tener tanta prisa– la cojo en brazos.

–Pero…

–No hay peros.

La meto en la bañera. Y yo entro con ella. Las chicas me han pedido que la vigile. Y que la pare un poco. Sobre todo, las gemelas. Saben cómo es.

–¡Aaaah! ¡Kong! ¡Ahí no estoy sucia! ¡Aaaah!– se queja.

–Por si acaso– me río –. ¿Creías que no iba a aprovechar la oportunidad? Ahora olvídate de las píldoras por un rato. Eres mía.

–Yo… ¡¡Aaaaaahhh!! Pero… ¡¡¡Aaaaaaaaahhhh!!! ¡Más!– se acaba rindiendo.

La tengo sentada sobre mí. Dándome la espalda. Le cojo sus enormes pechos desde detrás. Hundiendo mis dedos en ellos. Masajeándolos lujuriosamente. Con abundancia de qi.

Puedo notar como mi miembro se endurece. Se pierde entre sus masivas nalgas. Lo muevo entre ellas. Acercándome poco a poco a su destino.

–Date prisa… ¡Aaaahhhh!– me suplica.

Vaya. Hace un momento estaba quejándose. 

Suelto uno de sus pechos. Mi mano se mueve a su entrepierna. Con la otra, sin soltarla, la hago moverse. Hasta que la pongo en la posición adecuada.

Muevo con fuerza mis caderas para atravesarla. Aplastando sus nalgas en el proceso.

–¡¡¡AAAAAAAAaaahhhhHH!!!– gime ella con pasión.

Empieza a moverse con lujuria. Controlo sus movimientos para no salir de ella. Además de seguir aplicándole qi. De hacer que su cuerpo se estremezca una y otra vez. Y que el agua salpique alrededor. Luego, habrá que limpiar.

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–Gracias, Kong– me agradece un rato después de que acabemos. Una vez ha recobrado el aliento.

–Aún no he acabado. Todavía tienes la cara sucia– me río.

Aunque se queja, se deja limpiarla. Luego la llevo a la cama, tras secarla con qi. Ella se tumba dulcemente junto a mí.

–Explícame como ha ido. ¿Qué ha fallado?– le pido.

En el pasado, explicándome sus fallos, había logrado llegar a una conclusión. Espero que vuelva a ser así. Prometí ayudarla en lo que pudiera.

–Bueno… La primera vez he añadido el qi demasiado rápido y la píldora ha implosionado. La segunda, demasiado despacio, y se ha quemado, no he llegado a tiempo de protegerla…

Empieza a explicar los diferentes problemas, errores. En la cuarta, ya había superado la primera fase. Como en la quinta y sexta, falla al darle forma. Al comprimirla

–Hay que aplicar el qi homogéneamente, pero no es fácil. No sé cuantas veces tendré que fallar– se queja.

Quiere hacerlo antes de la décima. Es lo que diferencia a los que tienen más talento. Claro que no es lo mismo para ella. No tiene a nadie que la observe y apunte sus errores. Tiene que hacerlo todo por sí misma. Yo solo puedo ayudarla escuchando.

–¿Y no puedes practicar eso aparte?– cuestiono.

Ella se me queda mirando. Se sonroja. Aparta la mirada.

–No… No me acordaba. Se usa la tierra para practicar, hasta quedar una redonda. Lo siento. He estropeado materiales sin motivo– se disculpa.

La beso en la frente. La hago mirarme. Sonriéndole.

–Ahora ya sabes qué tienes que hacer. Practica hasta que salga bien– la animo.

–Mm. Eso haré cuando recupere mi qi– asiente, sonriendo débilmente.

–Te he llenado antes– le revelo.

–¡Ah! ¡Gracias! ¡Ahora mismo voy a…!– se intenta levantar.

Pero no la dejo. La atraigo a mí. La miro a los ojos.

–Luego. Ahora, quiero abrazarte un rato más– me niego a soltarla.

Ella me mira. Quiere protestar. Pero se rinde antes de hacerlo.

–Vale– asiente con timidez, ocultando su rostro en mi pecho.

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El resto del día, está practicando con un puñado de tierra. Lo envuelve con qi para darle forma redonda. A veces explota, esparciéndose por todos lados. Otras, no acaba de tomar la forma apropiada. Algunas, lo consigue, pero con deformidades.

Va mejorando a medida que practica. Y no deja de hacerlo incluso cuando a mí me parece que están bien. No sé si hay algunos defectos. O si quiere asegurarse de poder hacerlo siempre.

No lo deja de intentar hasta la noche, cuando se duerme con una sonrisa de satisfacción. No le toca tener más sexo, aunque creo que las chicas la hubieran dejado. Pero no me veo capaz de despertarla. Mañana, ya hablaré con ella, mientras compartimos besos y pasión.

Durante el resto de la tarde, además de espiarla, he estado practicando. Resulta más fácil dominar el qi más denso que empezar de cero, pero aun así lleva tiempo. No obstante, me centro en las técnicas con el qi de la etapa uno. Dentro de poco, empieza el torneo. Esta vez no me puedo librar.

También voy avanzando en la técnica. Ya casi es estable. Aunque no lo sabré hasta que la pruebe en la realidad.

Además, he mejorado en la creación y disolución del dantian falso. Tengo que recrearlo después de probar con qi de la etapa dos. Cada vez voy más rápido. No hay nada como un poco de práctica.

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