Dandan es la primera en reaccionar. Aunque bailo con todas ellas. Luego me violan. Luego las violo yo. Luego bailamos de nuevo, esta vez casi desnudos. Llevan la ropa interior que les compre. Se han quejado mucho. Y llamado pervertido. Pero han posado para mí. Dándose la vuelta para mostrarme como les quedaba. Muy sensual. Irresistibles.
Nos pegamos muchos al bailar. Rozándose nuestros cuerpos. Y acabamos bailando dos veces más. Las últimas veces totalmente desnudos. Entre sexo y sexo. Ha sido divertido, íntimo y erótico.
Les ha gustado mi sorpresa. Me han preguntado si les puedo dejar el artefacto unos días. Quieren convencer a Da Ting para que baile con ellas.
También me han hablado de las imágenes todas juntas que me ha enseñado antes Da Ting. Me han dicho que estaba avergonzada. Lo sospechaba. Aunque Jiao y Meixiu han asegurado que estaba muy contenta. Solo que a veces le cuesta mostrarlo. Ellas son las que la conocen mejor.
También compruebo que no han tenido ningún problema al subir. Sus meridianos han quedado muy abiertos. Y no se aprecian daños. Además de estar consolidados. Es una técnica muy efectiva. Hoy tengo que darles suficiente yang para que vayan mejorando en esta etapa. El mes que viene, prepararse para subir. Las voy a echar de menos durante un mes más.
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Casi una semana más tarde, me toca ver a mis mamás. Siguen engordando. Están preciosas. Aunque me han pedido que sea más intenso de lo normal.
Guo Xua está molesta por la búsqueda de comadrona para el parto. Está cada vez más convencida de que le están poniendo trabas. Se ha querido asegurar de que puedo traer a una. Le he asegurado que sí.
También le ha molestado que le insistan que haga reposo. Que no se mueva. Que deje la tienda. Cree que se la quieren quitar. Aunque está preocupada. No sabe si podrá mantenerla al final del embarazo. Hablaré con las chicas a ver qué piensan.
Quizás por eso, se rebela contra ello. Exigiendo sexo más intenso. De lado. Con su pierna levantada. Yo arrodillado delante de su entrada. Agarrando su pierna. Usándola como apoyo para penetrar en ella con fuerza. Mientras su pecho rebota obscenamente. Y su vagina se estremece a cada envite.
–¡¡¡Aaahahh!!! ¡¡Kooong!! ¡¡Maaaaáss!! ¡¡AAaaaaahhhh!! ¡¡¡Asiiiií!!!– gime casi con desesperación.
La segunda vez está más calmada. Y más mimosa. Me deja sobarla y besarla cuanto quiero. Más bien, me lo pide. Mientras entro en ella con suavidad. De nuevo de lado. Esta vez yo acostado detrás. Desde donde puedo abrazarla.
Lin Tao, en cambio, ha querido intensidad ambas veces. Entre medias, parece una dócil mascota. Obedece cualquier cosa que le pida con devoción. Desde una felación a una caricia. Está totalmente sometida a mí. Dependiente. Casi a la altura de Rui, aunque de otra forma.
Las dejo durmiendo una vez más. Me prometo protegerlas. Y follo a Hai antes de salir. Le gusta que se lo haga en la tienda. En el mostrador. Se excita mucho.
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Tres días más tarde, voy a ver a Di Tao por la noche. Me recibe con un beso. Nos separamos. Le enseño unas cuerdas y una venda.
–¿Me vas a atar?– pregunta, entre reticente y excitada.
–Sí, a no ser que no quieras– respondo, cogiéndola de la cintura para acercarla. Mirándola a los ojos.
–Dame… Dame mis bragas y mi sujetador– me pide, temblándole un poco la voz.
Sonrió. Los saco y se los doy. Me la quedo mirando mientras se desnuda y se los pone. Esta vez, no me pide que me gire. Pero se la nota avergonzada que la esté mirando. Su pelo morado suelto, cayendo sobre su piel más bien morena, es precioso. Como sus pechos, abundantes pero no enormes. Primero prisioneros. Luego libres. Luego prisioneros de nuevo, pero no demasiado.
Sus piernas quedan totalmente descubiertas. Su vagina oculta, aunque se adivina entre la escasa ropa. Su culo indefenso, tras el hueco que dejan sus bragas.
La hago tumbarse sobre la cama. Bocabajo. Beso su piel. Su cuello. Acaricio su cabello. Estrujo sus nalgas.
Ya he puesto las cuatro cuerdas en las patas de la cama. Cada una tenía un lazo para simplemente deslizarlo. Las voy atando a sus muñecas y tobillos. Besándolos. Acariciándolos. Haciendo que se estremezca con un poco de qi.
Queda con brazos y piernas abiertas. Totalmente expuesta. A mi merced. Tan solo con su ropa interior puesta.
–Aahh. ¡Aaaah! ¡Aaah! Mmmmm ¡Ah! ¡¡Aaah!!–gime débilmente.
La estoy besando y acariciando poco a poco. Tentándola. Excitándola. Desde el cuello hasta sus nalgas. Recorriendo su espalda.
–Ya has manchado las bragas…– la acuso.
–Mmmm. ¡¡Aaaaah!! ¡¡MMMMMmmmmm!!– es toda su respuesta.
Mis manos se meten entre sus nalgas. Una, lubrica su ano. Penetrándolo con un dedo. Luego con dos. Hasta con tres.
La otra juega con su vagina. Con su clítoris. Por encima de la tela mojada. Tentando su agujero virgen. Puedo notar el Yin que se va acumulando en su himen. Que en una pequeña parte se mezcla con sus jugos vaginales.
–¡¡¡AAAAAAAaAAaaaaaahhhhHHH!!!– se corre.
La dejo recuperarse. Sigo penetrado su culo con mis dedos. Pero con menos qi. Y mi otra mano acaricia ahora sus mullidas nalgas. Separándolas.
–Aaaah… No me hagas esperar más…– me suplica.
–¿Que no te haga esperar para qué?– le pregunto, provocándola.
–Aahh. Kong… Aaah. ¡Perfora mi culo con tu polla! Aaah– me pide de nuevo, y le hago caso –. ¡¡¡AAAAAAAAAAAAaaaahhhHH!!!
A partir de entonces, no dejo de perforar su culo. Disfrutando de su estrechez. Mientras mis manos disfrutan de la suavidad de su piel. A veces, de sus pezones que están contra la cama. A veces, alcanzo a besarla en los labios, aunque es más fácil en la mejilla. En el cuello. Es sus orejas.
La llevo al límite una y otra voz. Llenándola un par de veces. Sin detenerme. A pesar de que su cuerpo ya se estremece sin fuerzas. Parece agotada. Pero estoy decidido a llevarla más allá del límite.
–¡Aaaaah! Kong… No más… ¡¡Aaaaahh!! No puedo más… Aaahh. ¡¡MMMMMMMMmmmmMMM!! Aahhh… Mi culo… ¡Aaahh! ¡¡¡AaaaaaaahhhHh!!!
No tengo piedad de ella. En parte, lo está disfrutando. En parte, no puede estar despierta cuando lo haga. Así que la llevo al orgasmo un par de veces más. Hasta que acaba por perder el conocimiento, abrumada por el intenso placer.
Me aseguro de que no despierte. Añadiendo qi a ciertos puntos de presión. Sin dejar de penetrarla. Me siento un poco culpable de usarla así. Aunque no es que le haga daño. En el futuro, incluso podré ayudarla más.
Sin que ella esté consciente, puedo absorber su qi de la etapa dos sin disimular. Sin restricciones. Para arrinconar el que queda de la uno en mi mar de qi. Para sacarlo totalmente. Para luego inundar mis meridianos con el qi que ahora domina mi gran reserva de qi. Vaciándola. Usando el suyo como extra. Asegurándome de expulsar todo el qi de la uno.
Cuando todos mis meridianos tienen qi de la etapa dos, inundan mi dantian. Expulsando la última resistencia de mi qi anterior. Llenándolo. Forzándolo a manejar un qi de más nivel. Obligándolo a evolucionar.
Durante más de un minuto, el qi fluye atrabancado. Puedo notar que me tenso. Con ansiedad. Hasta que de golpe deja de ser así. Empieza a circular por mi dantian con fluidez. Recorriendo mis meridianos. Convirtiendo el que absorbe de fuera. Comprimiéndolo para que esté en la etapa dos. ¡Ya estoy en la dos!
Aunque antes de celebrarlo, tengo que acabar los últimos detalles. La membrana invisible que dividía el qi de la etapa uno y dos sigue estando en el mar de qi. La acabo de eliminar completamente. Absorbiéndola. No sé muy bien cómo. Pero mi cuerpo sí.
Entonces, fuerzo a comprimir mi qi de la etapa dos. Hasta que convierto un poco a la etapa tres. Lo muevo a las paredes de mi mar de qi. Hasta que otra especie de membrana se forma. La que a partir de ahora tendré que ir llenando poco a poco. Con cuidado de que no se rompa. Para acumular qi de la etapa tres hasta que esté listo para subir de nuevo.
Ya está. No noto que haya problemas. Solo me queda una cosa para acabar. Eliminar mi erección. Moviéndome dentro de su culo. Usándola para mi propio placer mientras duerme. Hasta que la vuelvo a llenar.
Me levanto. La desato. La dejo durmiendo. Envío a las chicas un aviso de que todo ha salido bien. Yi y Yu saltan y se chocan las manos. Son adorables. Me gustaría celebrarlo con ellas. Pero hay algo más urgente. Que requiere toda mi atención. Aparte de usar qi para limpiarme. Y de vestirme.
Saco un cuaderno del Almacén. Ya lo he estudiado en profundidad. Pero ahora puedo imbuirle qi de la etapa dos. Es el doble de denso. Mis técnicas serán mucho más fuertes. Aunque no lo controlo aún del todo. Lo noto.
Lo vuelvo a estudiar con el nuevo qi. Respiro hondo. Sigo las instrucciones. Se trata de crear un dantian falso. Que disipe el qi que vaya a usar. Para que sea de la etapa uno. No parece difícil. Tengo que comprimir un poco el qi. Darle forma. Acercarlo a los meridianos y… ¡Mierda! Se ha roto por arriba. No pasa nada. Era el primer intento. Me aseguro de que no queden rastros, y lo vuelvo a intentar.
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Después de seis intentos, el problema queda claro. Está en el control de mi qi. Ahora, es más denso. Se comporta diferente. Sin duda, voy mejorando a medida que lo uso. Pero necesito más tiempo. Llevo ya unas horas aquí. No puedo dejar que se haga de día. O que Di Tao tenga que despertarse. Suspiro. Llamo a algunas de las chicas. Son las encargadas.
–Plan B– suspiro, resignado.
–¡Ja, ja! El maquillaje es mío– exclama Song.
–Yo me ocupo de la peluca– interviene Liang.
–Cambiémosle la ropa– le dice Song a Shi.
–No te olvides de las tetas– se burla ella.
–Las medias son mías– exige Yi.
Así que me disfrazan. Se habían divertido y reído de mí durante las preparaciones. Me hicieron incluso probarlo. Y follarlas con el disfraz de mujer. Pervertidas.
El problema es que no puedo dejar que me vean cerca de mi cabaña. Aún no puedo disimular mi qi de la etapa dos. Así que las chicas han mejorado el disfraz que usé tiempo atrás. Sin duda, han disfrutado con ello. Suspiro otra vez.
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Después de vestirme y reírse de mí, las envío de vuelta. Excepto a las gemelas. Ellas salen primero. Se aseguran de que el camino esté despejado. Me acompañan hasta su cabaña. Está por el camino. Es un punto seguro, aunque no hace falta. No hay nadie por la calle a estas horas.
Podría quedarme aquí. Pero podría ser un problema si alguien llama a mi cabaña y no estoy. Se supone que estoy allí. Ya he avisado de que estaría unos días en reclusión. Y he tenido que compensar a todas de antemano. No ha servido de nada asegurarles que sería solo unos días.
Sigo caminando con cautela. Yu está delante. Me avisa de que viene una estudiante. Pero eso es todo. No debería haber problemas. Pasa junto a mí sin mirarme. Parece que tampoco quiere llamar la atención. Tiene marcas de chupetones en el cuello. Y su vestido está arrugado. Además de llevar un velo. Me lleva a pensar que se ha acostado con alguien a escondidas de su pareja. Aunque mejor lo olvido. No es de mi incumbencia.
Me desvío. Es un poco más largo. Había un grupo por el otro camino. No es que tuviera que pasar nada. Pero mejor evitar problemas. Luego me dicen que me espere. Y me hacen caminar un poco después.
Me cruzo con un estudiante. Me mira de arriba a abajo. Diría que con lujuria. Resulta incómodo. Me hubiera cruzado con él delante de mi cabaña de no ser porque me han parado.
–Hola, preciosa. ¿Quieres venir a pasar un buen rato?– me propone.
Mierda. ¿Tenía que encontrarme con un idiota que se cree el gran seductor? ¿Crees que puedes conseguir algo con una propuesta así a una mujer desconocida en medio de la noche? ¿Aparte de asustarla? En mi caso, de meterme en problemas. Un estudiante en la etapa cinco de Génesis. ¿No se da cuenta de la diferencia de nivel? ¿Debería noquearlo? Total, estoy disfrazado.
–Liu'er, ¿qué pasa? Vamos, tenemos prisa– me llama Yu.
Yi está con ella. Ambas miran amenazantes a mi pretendiente. Me apresuro a reunirme con ellas. Él abre la boca, pero no dice nada. Se va, sin mirar atrás. Ellas han expandido su aura, amenazantes. Finalmente, entro en mi cabaña con ellas. Estoy a salvo.
Bueno, en parte. Tengo que llamar a todas para explicarles lo sucedido. Y escucharlas reírse de mí. De mi disfraz. De que he ligado. No pueden dejar de reír. No me queda otra que suspirar amargamente.