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Píldoras de depuración

–¡Píldoras de depuración!– exclama Wan, entre asombrada, perpleja y entusiasmada.

–¿Para qué sirven?– pregunta Yu.

–Limpia los meridianos. Con esta calidad… Creo que podría abrirlos hasta un 98%. La de Kong es para alguien en Alma. La otra, para nivel bajo de Génesis. Dos o tres, no estoy segura– explica nuestra alquimista.

Puede que aún no pueda hacer píldoras. Pero sus conocimientos son muchos más amplios que los nuestros.

–¿Son muy valiosas? ¿Cómo se usan?– pregunta Yi.

–¿Valiosas? ¡Están buscadísimas! ¡Pueden mejorar la aptitud de un cultivador! Aunque tampoco hace milagros. Para llegar a un 98%, tendrían que estar ya en 95% o así. Si están un 70%, igual puede llevarlos al 75% o un poco más. Hay que saber que si tomas otra para los mismos meridianos, la efectividad disminuye. Lo que podía hacer ya está hecho. Solo hay que tomarla y redirigir la carga medicinal por los meridianos que quieras tratar. La de Kong, tienen suficiente para más de mil. La otra, para muchos menos. Seguramente, poco más que tres.

–Ya veo. Se lo diré a Pen. ¿Cómo podría hacer para que no se la tomara, pero que creyera que sí? En realidad, no la necesita. Sería una pena desaprovecharla– le pregunto.

–Dale una de qi normal. Que siga el proceso. El influjo de qi puede hacerle creer que realmente los ha abierto. Tú te encargas de abrirlos– sugiere –. ¿Puedo quedármelas para estudiarlas? Al menos una. Están muy bien hechas, son muy puras. No las romperé. Porfa.

No puedo negarme. Al menos la mía. La otra es de Pen. Me la ha dejado. Le he dicho que consultaría a alguien que conozco. De nuevo, ni por un momento ha desconfiado. A pesar de que es evidente su valor.

–Dejad de hablar. Se va a hacer tarde– interviene Song seductoramente, acercándose.

–Eso. Es hora de hechos, no de palabras– está de acuerdo Hong, que se aprieta a mi espalda.

Es cierto. He llegado un poco tarde de la fiesta. Y prometí a Di Tao sodomizarla. Aunque la avisé de que llegaría tarde.

Así que exigen sexo más bien salvaje. Aunque no todas. Ma Lang es muy tierna. Y Shun también.

En cuanto a Di Tao, está durmiendo cuando llego. Se despierta cuando empiezo a poner lubricante en su ano.

–Ahhh. ¡Kong! ¿Qué hora…? ¡¡AaaaaaaahhhhH!! Está dentro… Sí… ¡¡¡HHHAAAAAaaaaahhhh!!!

Le absorbo su qi por la noche y de madrugada. La dejo sobre la cama. Llena de mí. Su cuerpo sudado. Brillante. Su rostro satisfecho. Quizás cansado. Ha sido bastante intenso. La he hecho esperar. Así que la he compensado. Al menos esa es la excusa. También me encanta dominarla. Controlarla a base de sexo. Penetrarla. Hacerla cada vez más mía.

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–Tómala– dice Fen Huan.

–Te iría mejor a ti– la contradice Pen.

–Apenas haría diferencia. Solo es para tres. En cambio, para ti es importante. Si mejoras los que tienes, es una buena base para los siguientes. Podrás abrirlos mejor– insiste Fen Huan.

–Aun así, es más importante que seas lo más fuerte posible– insiste también Pen.

–No la pienso tomar. Es tuya– se niega Fen Huan.

Es la primera vez que la veo tan firme contra Pen. Y es precisamente por el bien de su supuesta esclava. Su Ama. Se merece un premio. Luego.

Les he explicado la función de la píldora. Fen Huan estaba asombrada. Sobre todo de la mía. Aunque ni se le ha ocurrido pedírmela. De hecho, sus meridianos siempre han estado bastante bien. Y yo los he mejorado un poco.

Pen quiere replicar. Pero le meto la píldora en la boca por sorpresa. Bueno, en realidad una falsa. La he besado. Añadido qi para forzar que se la trague. Además de empujarla con la lengua. Ha tardado demasiado en reaccionar.

–Empieza a refinarla. No la desaproveches– la apremio.

–Kong… Tú…– me mira acusadoramente.

Suspira. Asume su derrota. Aunque algo me dice que no va a quedar así.

Mientras ella se ocupa de refinar la falsa píldora, me entretengo con Fen Huan. Me sonríe agradecida por lo que he hecho. Y se deja follar con pasión.

Primero penetro su vagina. De cara. Besándonos. Luego, veo que Pen no ha acabado. Así que la pongo a cuatro patas. Sigo con su culo.

–Habéis conseguido lo que queríais. Ya está– nos acusa Pen cuando acaba, con un tono enfurruñado.

No está realmente enfadada. Quizás algo frustrada. Sabe que lo hemos hecho por ella.

–No todo– me acerco para besarla.

Ella se deja besar. Pero luego me empuja. Me pone debajo. Me ata.

–Es tu castigo– sentencia, todavía enfurruñada.

–Tendré que asumir mi responsabilidad– acepto, sonriendo. Incluso cuando se enfada, es preciosa.

No le dura mucho. No tarda en besarme apasionadamente. En sonreírme. En montarme. Aprovecho para abrir más sus meridianos. Bueno, ya estaban abiertos. Más bien, quitar algunos de los obstáculos que puse para que no se notara tanto.

No sé qué haré con la píldora. Por ahora, se la dejaré a Wan. Quería las dos. Para estudiar las diferencias y similitudes. Está segura de que el alquimista era un experto. Dice que son de gran calidad.

Claro que nosotros no las necesitamos. Aun así, la maestra de Da Ting ha sido muy generosa. Asumo que ha sido ella. Y que quería que guardáramos silencio al respecto. A Pen, el qi también le cerró la boca y apretó los labios. Creemos que quería decirnos que mantuviéramos la boca cerrada.

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Han pasado tres días desde el cumpleaños. Al día siguiente, apareció Heng para darme las gracias por el piercing. Se la veía incómoda. Me aseguró que cuando lograra dejar de ser esclava, me lo pagaría todo. Es un tanto obstinada.

La verdad es que todos los demás esclavos también lo han prometido. Aunque no tan solemnemente. Es su forma de ser. Está bien así.

He conseguido también información imprescindible. El próximo cumpleaños es de Bei Liu. En poco menos de un mes.

Ahora, estoy follando a Guo Xua. Me mira reticente. Sobre la cama.

–Ya sabías que iba a pasar. Va, no tenemos todo el día– insisto, casi riéndome.

Se parece a Wei cuando no quería comer una de las papillas. Las alternamos con la leche de su madre. O la de Hong. 

–Si no sale bien, es culpa tuya– amenaza, no del todo convencida.

Sé que tiene miedo a fallar. A decepcionarme. Aunque he intentado convencerla de que solo era una prueba. Pero le he dado una píldora que se supone muy valiosa.

Lleva muchos años en el mismo nivel. Sin poder prácticamente cultivar. Aunque últimamente ha sentido que mejoraba, tiene miedo.

Cierra los ojos. Mientras la follo muy despacio. Sin aplicar qi más que para un suave confort. Noto como lleva qi a los 128 meridianos que tiene que abrir. Y la ayudo con mi propio qi. Que se supone que viene de la píldora falsa.

Veo como su rostro cambia. De preocupación a sorpresa. A alivio. A alegría. A medida que sus meridianos se abren. Con facilidad. Como si fuera un juego de niños.

–Kong…– abre los ojos y me mira, sonriendo ampliamente.

–Felicidades. Bienvenida a la etapa ocho de la forma más pervertida– la provoco un poco.

–No lo digas así…– me pide –¡¡AAAAAaaaaahhhHHH!! ¡No aceleres de pronto! ¡¡AAAAAAaaaahhhhHH!!

Como si le fuera hacer caso. Es demasiado tentador. Además, tengo que disimular mientras me aseguro de que todo está bien. Y de que sus meridianos no parezcan demasiado abiertos.

Luego sigo con Lin Tao. Descansamos y comemos. Tras lo cual que se pone encima. Puede que diga algo así como que va a vengarse. Pero es muy dulce. Está muy agradecida. Y se queja cuando le recuerdo otra vez que oculte su cultivación. ¿Quizás se lo he dicho demasiadas veces?

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Al día siguiente, ya he completado la cultivación del hígado. Apenas un mes. He ido poco a poco. Claro que tenía ying suficiente para ir poco a poco en todo el órgano a la vez.

Si me quedo corto, solo tengo que visitar a mis pervertidas, Pen y Fen Huan, o Di Tao. Y tengo cada semana un extra de yin con Guo Xua y Lin Tao.

Por ahora, solo las gemelas, Shi, Song, Rui y Bronceada lo practican. El resto me ceden su yin entre gemidos. El manual estaba previsto para una. Yo tengo ocho cada día, y algunas extras. Y yang de sobras.

La verdad es que no estoy seguro de los beneficios. Pero sí de que la fase está completa. La resistencia a expandirse y contraerse es la que indica el manual.

Decido ser un poco más ambicioso. El primero ha salido perfectamente bien. Sin problemas. Así que pretendo hacer el bazo y el páncreas a la vez.

Las chicas van mucho más retrasadas. No tienen tanto yin disponible. Y tampoco quieren dedicar tiempo a generar más. Hay algunas técnicas que ayudan. Prefieren entrenar. Fortalecer el cuerpo es un añadido. Aunque les gusta que su piel resulte más suave. Resulta agradable al tacto.

Tanto es así que las demás se han animado a probar un poco. Sin prisa. Dejándome la mayoría de su ying. Centradas en la piel. La quieren para mí, aseguran. Incluso Ning. Dice que si es más sexy, querré tener más sexo con ella. Una forma de pensar típica en ella.

Lo cierto es que mis pervertidas me han preguntado cómo lo hacía. Cómo cuidaba mi piel. También aseguraban que mis músculos eran muy fuertes. Mientras los acariciaban lascivamente. Yo me hacía el despistado. No sé si debería decírselo.

Si se familiarizaran con la técnica, podrían descubrir que tanto progreso no es normal. No sé cómo podría explicarlo. Así que mejor sigo fingiendo ignorancia.

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Ya han pasado más de dos semanas de la solicitud a sus facciones para la venta conjunta de brazaletes y talismanes. Nos hemos reunido en la cabaña de Fen Huan a petición de mis pervertidas, que son quienes lo han organizado. No sé donde han escondido las cuerdas, ganchos y demás.

Como habían previsto, no les han dicho nada. Así que pusieron dos packs a la venta.

–Que estrés. Ja, Ja. El segundo día se vendieron los dos. Tuvimos que poner más. Al cuarto día, no dábamos abasto. No esperaba que tuviera tanto éxito– ríe Ye Bi.

–Nos convocaron dos días después. Cuando se dieron cuenta de que era buen negocio. Querían controlarlo ellos sin darnos nada a cambio– se queja Yan Xiulan.

Creo que nunca la había visto tan molesta. Está mona así también.

–Ja, ja. No te enfades. La cara que pusieron fue épica. Ja, ja. No puedo parar de reír cuando me acuerdo– sigue riendo Ye Bi.

Conoce a algunos por sus padres. Le caen mal. No les tiene el más mínimo respeto.

–Se lo tenían merecido– sentencia nuestra joyera con tono de enfado.

–Va, explicad que pasó ya– pide Bi Lang.

–Je, je. Verás, nos invocaron y empezaron a regañarnos. "Aunque la idea es vuestra, habéis incumplido las normas". "No podemos permitir que cunda el mal ejemplo". "Como es la primera vez, solo tomaremos el control". "Servirá como advertencia. La próxima vez, enviad la solicitud primero"– los imita Ye Bi exageradamente.

Mis pervertidas se ríen. Pen y Fen Huan también. Y yo. Es graciosa.

–Los muy avariciosos… Querían quedarse con todo porque vieron que era buen negocio. Seguro que querían darle la fabricación a sus favoritos– refunfuña Yan Xiulan.

No parece la chica tímida de siempre. La hicieron enfadar de verdad.

–¡Eso lo hace aún mejor! Casi no podía aguantar la risa cuando Xiulan'er dijo: "pero sí enviamos la aplicación. Tengo el resguardo". ¡Ja, ja ja!– explica, poniendo un voz temblorosa y algo infantil.

–¡Yo no lo dije así!– se pone roja Yan Xiulan.

–Sí, sí, claro… Bueno, lo mejor es la cara que pusieron. Ja, ja. Por el qi. Ja, ja. No puedo parar de reír cuando me acuerdo. Ja, ja, ja– se desternilla de risa Ye Bi.

Lo peor es que nos lo pega a todos. Aunque no los hayamos visto, nos lo imaginamos.

–Ja, ja, para Ye Bi… Bi'er– corrige Yan Xiulan ante la mirada de esta, que se trasforma en una sonrisa triunfante.

Pasa un rato hasta que hay calma suficiente. La risa es demasiado contagiosa.

–Va, acaba de contarlo– pide Pen –. Intenta no reírte.

–Haré lo posible, pero no es fácil– saca la lengua Ye Bi –. Bueno, no hay mucho más. Después de lo que habían dicho, no podían retractarse y decir que no era una propuesta interesante. De esa forma, podrían intentar apropiarse de ella por otros métodos, como han hecho otras veces. Tuvieron que reconocernos un porcentaje, y tenemos derecho a ser las primeras en la lista para hacerlos.

–Es un sueño. No sé cuánto tiempo durará, pero es un sueño– asegura Yan Xiulan –. Menos mal que estaba Ye Bi. Si no, no hubiéramos renunciado al derecho extra de elección.

–¿Qué es eso?– pregunto.

–Aparte de ser las primeras, poder asignar a otros, hasta un 20%– explica Ye Bi.

–Pues no parece malo– se extraña Bei Liu.

–Imagina el número de "amigos" que te salen para que les des trabajo. Los que se enfadan porque no se lo das a ellos. Los lameculos… Hay a quién le encanta ser el centro de atención, pero te aseguro que puede ser un verdadero incordio. Tengo suficiente con ser hija de quien soy. Y ya no te digo nada de Xiulan'er. Es demasiado tímida– explica la artesana de talismanes.

Yan Xiulan quiere contradecirla, pero al final no dice nada. Sabe que es verdad. Y que Ye Bi la ha protegido. Por ahora, tiene trabajo garantizado. Y una fuente de ingresos incluso sin hacer nada. Quizás no sea mucho, pero le permitirá seguir haciendo más y mejores joyas. Es lo que quiere. Me alegro por ella.

Mis pervertidas se van un poco antes. Bi Lang tenía que retocar unos vestidos. Quería la ayuda de su amiga. Nosotros hacemos como que también nos vamos enseguida. Pero nos volvemos a sentar en cuanto salen.

–Bien, ahora hablemos del cumpleaños de Bei Liu.

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