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Comparación de movimientos

El instructor nos conduce a una tarima dispuesta para ese tipo de combates. Como en el torneo, estamos cubiertos de una protección. Es una sensación curiosa.

Resulta intimidante que me mire tanta gente. Sin contar mi rival. Están los de bastón, los amigos de mi rival, y muchos de los que estaban en la zona de entrenamiento. Supongo que por simple curiosidad.

También están las gemelas. Yu hace intención de saludarme, pero se contiene. Un momento. ¿Qué tiene Yi en la mano? ¿¡No me digas que lo va a memorizar!? Sabía que era una mala idea comprarlas. Pero no me dieron opción. Empiezo a pensar que lo tenían planeado desde el principio

Lleva una gema de memoria. Con un poco de qi, guarda lo que ve. Sin duda, planean enseñárselo a las demás. ¿No es suficiente con contárselo?

Por desgracia, no puedo pedirles que no lo hagan. Se supone que no las conozco. Además, no me harían caso. Supongo que es mejor concentrarme en el combate. Intentar olvidarme de todo lo demás. En realidad, no es tan difícil. A veces teníamos que trabajar con estudiantes burlándose o insultándonos, incluso lanzándonos barro. Eso era bastante peor.

Diría que él está nervioso. Se le ve rígido. Levanta mucho la cabeza cuando sube la tarima. Creo que quiere parecer seguro y orgulloso. Oh. No lleva espada de entrenamiento. Es una espada para alguien en Alma. Diría que la calidad es peor que mi bastón. Aunque no estoy seguro. Es solo una sensación. Entonces no pelearé con el bastón de entrenamiento yo tampoco.

–¿Me lo guardas?– le pido a Dai Quon.

–Claro. ¡Buena suerte!– me desea tras coger el bastón.

–Gracias.

Se lo agradezco de verdad. Es bueno tener alguien que te apoye. Bueno, hay más de uno. Se han acercado varios diciéndome que le diera una paliza. Que no tuviera piedad. Están enfadados. Aunque no estoy muy seguro de poderlo hacer. Al fin y al cabo, sigo siendo un principiante. Hubiera preferido que el instructor no me hubiera metido en esto. Que se le va a hacer. Será lo que tenga que ser.

Me subo a la tarima mientras saco el bastón de la funda. Me gusta su tacto. Aunque no tanto como el otro. Mi rival frunce el ceño. ¿No esperaba que un ex-esclavo también tuviera un arma en condiciones? Si le dijera cuántos puntos de contribución tengo, seguramente no me creería. Podría comprar más de uno.

–Kong– me presento.

Hago la preceptiva reverencia. Intento que mi tono de voz sea neutral. Luego me pongo en posición. Similar a la del instructor.

–Ga Gui– responde él.

Su tono es reluctante y de desdén. Su saludo forzado. Como si le supusiera una humillación hablarme. Me empieza a caer mal. Bueno, tampoco importa mucho. Solo es intercambiar algunos golpes.

–¡Empezad!– anuncia el instructor.

Dada su jerarquía, es el encargado de supervisar el combate.

–Acabemos rápido– dice Ga Gui, con un tono que quiere parecer aburrido.

Avanza hacia mí. Con el brazo flexionado. Yo lo espero. Me noto un poco tenso. No sé qué quiere hacer. No creo que sea tan obvio. Cuando las chicas atacan así, es que es una finta y van a hacer otra cosa.

Puedo notar el qi. Al extender el brazo. En la espada. ¿No pone demasiado? De momento lo bloquearé. Tengo que estar atento a lo que pueda seguir.

Añado qi al bastón en el punto del impacto. Su espada rebota hacia atrás. Él también da un paso atrás. Parece sorprendido. ¿Eso es todo? No creo. Apuesto a que quiere que me confíe.

–Parece que al menos sabes hacer algo. A ver si paras esto– amenaza.

¿Es una broma? Ha sido muy básico. ¿A qué está jugando? Lo más extraño es que, aunque domina cinco puntos de qi, parecen un tanto inestables. Y su golpe era bastante mediocre. Shi lo hace mucho mejor. No entiendo nada.

Vuelve a atacar. Igual. Pero añade más qi. Toda la espada parece brillar. Llena de qi. Resulta vistoso. ¿Va a usar una técnica? ¿No es excesivo para un intercambio de práctica? Yo bloqueo igual. Atento. Pero no pasa nada. Todo eso exceso de qi acaba siendo inútil. El impacto solo es en un punto. Lo demás no sirve de nada. A menos que quieras hacer algo adicional.

En serio. Da la sensación de que solo es un prepotente. Que ha dominado cinco puntos de qi a toda prisa. Que ha empezado a practicar golpes sin acabar de controlarlos. Y que se cree el mejor por ello.

No me creo que sea tan estúpido. Tiene que ser algún tipo de maniobra de distracción. Incluso su rostro irritado. Tengo que estar atento. No puedo dejarme engañar.

–Solo sabes bloquear. ¡Prueba mi movimiento combinado!– grita.

Supongo que ahora va en serio. Esto va a ser más difícil. Empieza con el mismo golpe que el anterior. Cuando rebota, intenta una estocada en horizontal. No es nada fluido. Dice que combinado. Pero son dos golpes independientes.

Resulta fácil de parar. Muevo el bastón hacia abajo. Golpeo la espada por arriba, empujándola. Una vez más, con qi en el punto del impacto. Se le escapa el arma de las manos. Cae al suelo. Él solo había puesto qi en la punta. Cuando mi qi ha impactado, no ha podido sujetarla. Le he desarmado.

Me aparto y me lo quedo mirando. Igual sí que estaba creído de sí mismo sin razón. No sé si la espada es una arma superior. Lo que es evidente hasta ahora es que su habilidad es inferior. Yi y Yu sonríen.

Él se queda parado unos momentos. Parece en shock. Luego corre a recoger la espada. Si fuera un combate normal, no le hubiera dejado. Pero es un intercambio de movimientos. Me mira furioso. Como si lo hubiera ofendido. Me señala.

–¡Solo sabes defenderte! ¡Ataca si te atreves!– me provoca.

Como quiera. Vamos a comprobar si realmente está disimulando o no.

Avanzo hacia él. No uso la técnica de movimiento. Es solo un intercambio de golpes. Me limito al golpe básico de arriba a abajo. Me deja un poco indefenso. Aunque el rango del bastón es mayor. Y puedo cancelarlo para defenderme.

El alza la espada para bloquearme. Vuelve a añadir mucho qi. Como si no pudiera calcular el punto de contacto. O no tuviera confianza. De todas formas, es una estupidez. No tiene sentido bloquear así un golpe de bastón. Tiene demasiado impulso. Es más pesado que la espada. Debería desviarlo, no bloquearlo.

Coge la espada con las dos manos. Le tiemblan al golpear. Incluso se ve forzado a arrodillarse por el impacto. Parece sufrir. Yo muevo el qi en el punto de la colisión. Para ayudar al rotar al bastón sobre ese punto. Darle impulso y separarse ligeramente. Atacar por abajo. Impacto con el otro extremo en el estómago. Añado qi en la punta. Usando el del anterior golpe con el que lo he combinado. Haciendo que el qi explote al golpear.

Podía haberlo hecho más fuerte. Pero tampoco es necesario. No es un duelo a muerte.

Él retrocede un par de pasos. Se pone la mano en el lugar del golpe. A pesar de la protección, puede doler. Me mira entre furioso y temeroso. Suspiro. No tiene sentido continuar. Es una pérdida de tiempo. Necesita practicar antes de poder enfrentarse a mí. Y eso que no soy más que un novato. Él no llega ni a ese nivel.

Supongo que nunca ha luchado contra alguien con un mínimo de control. He visto a varios entrenando mucho mejores que yo. Por no hablar del torneo.

–Creo que es mejor dejarlo aquí– ofrezco

–¡Esto no ha sido nada! ¡Bloquea mi ataque si puedes!– grita fuera de sí.

Corre hacia mí, con el mismo ataque que antes. Empiezo a pensar que no ha practicado más movimientos. Es peor de lo que pensaba. ¿Está usando qi de la etapa dos? ¿¡Es estúpido!? Hacerlo hará que pierda progreso en su cultivación. Y, ¿para qué? Es solo un combate de práctica. Puede que se sienta humillado, pero él solito se lo ha buscado. Y sigue siendo una estupidez.

Es peligroso bloquearlo directamente. Así que dejo que impacte en el bastón, pero no de lleno. Lo muevo para que el impacto no sea directo. Para que se deslice sobre el bastón. Voy moviendo el qi para que siempre colisione con la espada. Lo he reforzado y hecho un poco más amplio. Al fin y al cabo, el qi que él usa es superior. Puede que sea malgastar un poco de qi. Pero mejor asegurarse.

Se encuentra sin resistencia. Se precipita hacia delante. Un golpe en el tobillo con el bastón lo hace caerse. Se le vuelve a caer la espada. Algunos se ríen.

Gatea hasta la espalda. Se levanta. Se vuelve hacia mí. Enfurecido. Yo estoy caminando hacia fuera.

–¿¡Dónde te crees que vas!?– me grita amenazante.

–La práctica ha terminado– aseguro tajante. No tiene sentido continuar.

–¿¡Cómo que ha acabado!? ¡Acabamos de empezar!– grita fuera de sí, caminando hacia mí.

–Ha acabado en el momento que has usado qi más denso. Solo era un intercambio de golpes– sentencio, lo más serio que soy capaz. Me bajo de la tarima antes de que llegue.

–¡Ja, ja! ¡Eres un cobarde! ¡Me tienes miedo!– se jacta.

Lo ignoro. De hecho, ni siquiera su camarilla dice nada. Los mira buscando su apoyo. Creo que le dicen que se baje de la tarima. Él me mira, reacio. Pero yo ya me he bajado.

Se había hecho un breve silencio. Pero ahora empiezan a oírse algunas burlas hacia él.

–¡Vete ya!

–¡Deja de hacer el ridículo!

–¡No puedes ni con un esclavo!

–¡Inútil!

Me mira con odio. Pero se va con los suyos. Algunos quieren consolarle. Otros lo miran decepcionados. Espero no haberme ganado otro enemigo.

–Bien hecho. Que eras superior ya lo sabía, pero no te has ensañado sin motivo. Lo has acabado lo mejor posible. Bien, bien. Si tienes cualquier duda, ven a verme– me ofrece el instructor.

Oh. Así que ya sabía que solo era un bocazas. ¿Me ha usado para darles una lección? ¿Quizás para subir la moral a los otros? 

–Muchas gracias, maestro– le agradezco. Su ofrecimiento es todo un honor. No todos pueden ir a pedir consejo personalmente a un instructor.

Él asiente. Se vuelve para continuar las lecciones. Todos los de bastón me felicitan. Incluso me dan alguna palmada en el hombro o la espalda. Hasta los que parecía que no les caía bien. Supongo que en esto, estamos juntos.

–Ja, ja. Ha sido genial. ¡Le has dado una buena lección!– exclama Dai Quon.

Es el más entusiasta. Aunque no el único. Es una sensación realmente agradable. Incluso adictiva. Sentirse aceptado. Respetado. Aunque sé que no puedo recrearme demasiado. Mañana todo seguirá igual. Quizás, algunos en concreto no me miren mal. Quizás, incluso pueda hacer algún amigo. Pero en la secta en general, sigo siendo un ex-esclavo. Algunos ni siquiera ponen el "ex".

—————

No estoy mucho más. Yo ya he acabado lo que tenía que hacer. Y este no es un lugar para socializar. Al menos no con el instructor aquí. No viene a menudo. El resto también quieren aprovecharlo.

Cuando me voy, siento muchas miradas. Más que la última vez. Como entonces, muchas son de desdén. Diría que menos que la última vez. Algunos me miran diferente. ¿Respeto? No creo. Probablemente, solo curiosidad. He llamado demasiado la atención.

Entre los que me miran peor está la tal Lady Lin. La que la última vez me cortó el paso en este mismo lugar. Diciéndome que era inmoral tener relaciones con varias mujeres. Tampoco sus acompañantes me miran mejor. Al menos, esta vez me dejan tranquilo.

Me pregunto si el tal Ga Gui tiene que ver con ella. O cuál ha sido la razón para retarme. Para provocarme. Quizás solo quería presumir. Debía de creer que sería fácil. En serio. Al menos podría haber tenido un mínimo de habilidad. Ni siquiera dominaba lo básico.

Me alejo sin que nadie me moleste. Me aseguro de que nadie me siga. Me acabo metiendo en un edificio. Es la lavandería. Por una puerta lateral. Sé que está abierta. Y que no se suele usar. Entro.

–Borradlo– les exijo al entrar.

–Ji, ji. Ni hablar– ríe Yi.

–Las demás tienen derecho a verlo– me sonríe Yu.

–¿No os puedo sobornar?– les pido.

–No. Es tentador, pero no. Además, deberías estar orgulloso. Has estado genial– me alaba Yi.

–Había algunas que decían: "Pues no está tan mal", "Es guapo y fuerte". Así que cuidado. Ya tienes suficientes– me avisa Yu, mirándome fijamente. ¿Celosa?

La miro sin saber qué decir. La verdad es que ni se me había ocurrido "aumentar mis chicas". Ya me siento culpable por no poderles dedicar suficiente tiempo.

–Si he estado tan genial, al menos me merezco un premio– le pido a Yi.

Me acerco a ella. Me sonríe. Me rodea el cuello con sus brazos. Yo manoseo su trasero. Nos besamos. Larga y húmedamente.

A Yu no tengo ni que decírselo. Se lanza a mis brazos. Más apasionada de lo normal. Su hermana se ríe.

Luego las devuelvo. Las veo ir hacia las otras chicas. Todas dejan lo que estaban haciendo y se reúnen con ellas. ¡Incluso Wan! Les enseña la gema de memoria. Bien, estoy perdido. No tengo escapatoria. Espero que no se rían de mí demasiado. Que tengan piedad. Aunque, la verdad, son realmente preciosas. No puedo dejar de mirar sus cuerpos desnudos. Mejor lo dejo para luego. No debería quedarme aquí.

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