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Solución radical

Han pasado dos semanas desde el incidente con Pan Ning. Shi, Song, las gemelas y Rui han subido a cinco. Aún estoy en peligro. Ha intentado encontrarme varias veces en las afueras. Más de un esclavo la ha oído murmurar que quiere matarme. Que si no me encuentra me pedirá. Aunque tenga que pagar por mí. Por suerte, parece que no tiene suficientes puntos de contribución. Puede que necesite un mes o dos para conseguirlos. Pero está obsesionada. No se va a detener. No queda más remedio que actuar.

Me he intercambiado con Shu. En teoría tenía que ir a recoger agua a un manantial. En su lugar, voy a ayudar con la ropa de los estudiantes. Lavarla y extenderla. El camino del agua es claro. Es un agua un tanto especial, para medicinas. Shi y las gemelas están escondidas, al acecho. Song algo frustrada por no poder ayudar. Debe estar tan nerviosa y preocupada como yo.

Por la noche, aparecen a la hora convenida. Pero no me cuentan nada. Ya quedamos así. Por si me interrogan. Cuando me las follo, me aseguro de que no están heridas. Ellas se ríen de mí cuando las examino. Aunque las noto algo extrañas. Les ha afectado lo que sea que han hecho.

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No es una sorpresa que me llamen al interrogatorio. Al parecer han descubierto la ropa de Ning, manchada con su sangre. Arrastrada por el río.

–Esclavo Kong. Ayer fuiste a buscar agua. ¿Viste algo o a alguien?

–Ayer intercambié el trabajo con la esclava Shu. Estuve en la lavandería.

Comprueban que no miento y me miran.

–Trae a la esclava Shu. Luego vuelve a tu trabajo.

Eso hago. No es que tenga otro remedio. Shu no vio nada. Eso es bueno. La dejo allí y vuelvo a la copistería de manuales. Luego voy a cortar leña. Ya no hace falta que me cambie por ellas. Aunque Shu y Ai insisten un poco. Por si acaso. Consigo convencerlas, aunque se muestran reacias. Prometo tratarlas bien esta noche.

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Cuando las invoco, me explican lo que pasó ayer. Pero solo después de follarlas. Esperaba que la mataran, pero parece ser que tenían otros planes. Shi me guía hasta el escondite. En las cuevas. Allí está Pan Ning. Sus manos atadas a una piedra en el techo. Sus piernas atadas entre ellas. Amordazada. Con una venda en los ojos. Inconsciente. Desnuda. Con varios moratones en su antes inmaculada piel blanca. Invoco a las otras tres.

Song la despierta tirándole agua y abofeteándola. Abre mucho los ojos cuando me ve. Solo había visto a Shi. Las gemelas habían actuado desde atrás y encapuchadas. Por si había algún problema. Que no las reconociera. Song le quita la mordaza sin muchas contemplaciones.

–¡Soltadme! ¡Maldito sucio esclavo! ¡Te voy a…!

–¡¡Plash!!

Song la abofetea haciéndola callar.

–No deberías haber intentado matarlo. Para ti ya no es un esclavo. Ahora es tu dueño– le anuncia fríamente.

–¡Él solo es…!

–¡¡Plash!!

–Habla cuando se te pregunte. Si no calla. Si te he quitado la mordaza es solo para oírte gemir– sigue Song.

–¿¡Qué quieres decir con…!?– pregunta asustada.

–¡¡Plash!!

Miro a Yi y Yu. Le están desatando los pies y la obligan a levantarse. A separar las piernas. Sus manos contra el techo. Su cuerpo encorvado. Mostrando su culo. Las miro. Me miran.

–Estamos bien.

Saben que estoy preocupado. Ellas vivieron un trauma siendo violadas. Ver esto podría ser duro para ellas. Pero han decidido hacerlo. Y verlo.

Shi no dice nada. Solo supervisa. Ya la "trató" ayer. Y sabe que Song quiere "colaborar". Yo me acerco. Le cojo un pecho. Aprieto.

–¡No te atre…!

–¡¡Plash!!

Lo masajeo. Aplico qi. Con la otra mano pellizco el pezón al otro lado. También con qi.

–¡Haaah!– se le escapa un gemido. Luego aprieta los dientes. Yo sigo jugando con sus pechos.

–Oh, vamos, no intentas disimularlo. Está claro que te gusta– la molesta Song.

–NNnnn. ¡Nnnnnn! ¡¡NNnnnnnnn!!

Sigo hasta que tiene un orgasmo. Solo con sus pechos. La suelto. Abre la boca, respirando.

–No ha estado mal, ¿verdad? Pero no te preocupes, solo acaba de empezar– se burla Song.

–Por aquí está mojada– señala Yi, humillándola

Pongo las dos manos en sus caderas. Ella se da cuenta de lo que viene ahora. Empieza a moverse. Intenta apretar las piernas. Yi y Yu las separan y la retienen. La penetro desde atrás.

–¡¡Aaaaaaaaaaargh!!– se queja.

–¿Duele? Lo deberías haber pensado antes de pegarle patadas en el suelo. O de intentar matarlo. Pero tienes suerte. Podrás disfrutarlo– sigue burlándose Song. Parece más enfadada que con Bang Rui.

La penetro una y otra vez. Cogiéndola fuertemente de las caderas. Aplicando qi en cada embestida. Se estremece en cada una. Aunque sigue intentando negarlo, apretando los dientes,

–¡¡NNnnnnn!! ¡¡MMmmmmh!! ¡Mmmn! ¡¡¡NNnnNNNN!!!

Tiene un orgasmo. Pero aún intenta apartar sus caderas. Apretar sus piernas. Así que acelero. Sin dejarle tiempo a recuperarse. Llevándole al placer más extremo. Cuando tiene el tercer orgasmo, paro un momento. Ha dejado de resistirse.

–Ah. Ah. Ah. Aah. Ah– jadea.

Llevo mis manos hasta sus pechos. Los aprieto con fuerza. Vuelvo a moverme en su interior.

–¡Iiiiih! ¡¡Hhhaaaaa!! ¡Argh! ¡Aaaaaaah! ¡¡¡HHHaaaaaaAH!!!

–Miradla. No quería que la miraran. Quería matar solo por eso. Decía que el sexo es pecado. Y ahora disfrutando mientras es violada. Con su primer sexo. ¿Se puede ser más pervertida?

–No… Yo…

Song la coge de la barbilla y la hace mirarla a los ojos.

–¿Vas a decir que no lo estás disfrutando?

–No lo estoy… ¡¡¡¡HHHHHAAAAAaaaaaaa!!!!

Tiene un orgasmo mientras intenta negarlo.

–Se siente bien, ¿verdad? Incluso sacas la lengua, como una perra. Como una perra en celo, que es lo que eres.

Ning no responde. Solo jadea.

–¡¡Plash!!

–No cierres los ojos. ¡Mírame!– exige Song, abofeteándola de nuevo.

Yo sigo penetrándola. Su vagina es estrecha. La sensación de dominación sobre ella resulta intoxicante. Sobre alguien que estaba por encima de mí. Sobre alguien que me ha golpeado. Que me miraba por encima del hombro. Que se creía superior. Que quería matarme. Que creía que podía hacerlo como si fuera un insecto.

–Ahora dime lo que sientes, quiero oírlo– sigue Song.

–Yo no…

–¡¡Plash!!

–¡¡Plash!!

–¡¡Plash!!

–¡¡Plash!!

–¡¡Plash!!

La abofetea y espera a otro orgasmo.

–¡Habla!

–Está dentro… ¡¡HaaaaaAAH!! Caliente… ¡HAaaaaaaaa! Todo el cuerpo… Mis… pechos… tocados por un… esclavo.

–¡¡Plash!!

–Lo llamas "Amo" a partir de ahora.

–No…

–¡¡Plash!!

–¡¡Plash!!

–¡¡Plash!!

–A… Amo

–Bien, vas aprendiendo. Sigue.

–No puedo resistirlo… ¡¡¡HhhaaaaAAAAAH!!! El placer… 

–Bien. Si quieres volver a correrte, suplícaselo a tu amo. Dile que eres suya y suplícalo– acaba Song. Antes de soltarle la barbilla.

Deja caer la cabeza. Mirando al suelo. Sigue gimiendo. La mantengo al borde del orgasmo. También le provoco dolor. Durante varios minutos gime y jadea. Yo me tengo que controlar para que no tenga un orgasmo. Para no correrme yo dentro de ella.

Su piel es blanca y suave. Su figura más rellena que las esclavas. Sus gemidos sensuales. Su vagina se aprieta a ratos. Su cuerpo se estremece, pero sin llegar al orgasmo. La penetro con furia una y otra vez. Marcándola. Pero no dejo que se corra. Durante varios minutos.

–No… puedo más… ¡Hah! ¡¡HHaaaH!! Quiero correrrme… ¡¡Aaaaah!! A…Amo… Por favor… ¡Haaaaaah! Yo… ¡¡¡HHHHAAAAAA!!! Yo… Soy tuya… Hazme… ¡¡¡HaaaHH!!! Correrme… ¡¡¡HaaAAH!!! ¡Haah! Te lo… ¡¡¡HHaaaaa!!! Suplico– se rinde finalmente.

Puede notar la conexión. De total sumisión. Parece que la hemos quebrado completamente. Quizás porque ya estaba obsesionada al principio. Con Rui costó mucho más. En cuanto lo dice, añado un poco más de qi. Se corre.

–¡¡¡¡HHHHHHHHHAAAAAAAAAaaaaaHHH!!!! ¡¡¡¡Siiiiiiií!!!! ¡HHHHHAAAAAAaaaaaaaaHHHHH! ¡¡¡¡¡¡HHHHAAAAAAAAAAAAAAAAaaaaaaAAAAAAAAHHH!!!!!!

–No le has dado las gracias– le reprocha Song.

–¡¡¡HHHHHAAAAAAAAH!!! ¡¡¡Gracias….AAaaa…mo!!! ¡¡¡HHHAAAAAAAAAAAaaaaaahhh!!!

La sigo violando. Dejando que tenga varios orgasmos seguidos. Dejándola al borde del colapso cuando la lleno de mí.

–Eres una buena perra. Tu primer sexo. Siendo violada. Y mira como estás– le dice Song, mientras la desata.

Ning se desploma. Se queda jadeando en el suelo. Yo las miro.

–¿Estáis bien?

Ellas asienten. Se acercan una a una y la patean una vez. Me besan. Luego las dejo marchar. Las veo hablando. Primero serias. Luego se relajan. Parecen aliviadas. Traigo a Rui.

–Ella es Ning. Ahora es mi mascota. Como tú. Enséñale. Puedes pegarle, pero nada de daños graves.

Rui la mira con odio. Pero después una sonrisa perversa asoma en sus labios. Le da un patada.

–Mira y aprende como servir al amo.

Se arrodilla y me hace una felación. Ning mira desde el suelo. Parece confundida. Y sigue mirando cuando hago que Rui se agarre a las cuerdas que aún cuelgan del techo. Y la penetro. En lugar de ser yo, hago que se mueva ella. Su culo se mueve hacia mí. Luego se aleja. Una y otra vez. Violentamente. Gime y jadea. Se mueve casi con desesperación.

–¡Hhhaaaaaaahhh!. ¡¡Amo está dentro de mí!! ¿Lo ves, perra? ¡¡Haaaaahh!! Tienes suerte de que el amo te haya domado. ¡¡¡¡HHHHHAAAAAAaahh!!!!

Al cabo de un rato, Ning se está frotando la entrepierna. Ni siquiera parece estar pensando en ello. Cuando nos corremos, nos mira con deseo. Las mando de vuelta. Dejo que Rui le enseñe a hacer una felación con un consolador doble. Luego la folla con él, cogiéndola del pelo. Metiéndoselo ella también. Parece que quiere dejar claro quién manda. Quién es la primera "mascota". Ning no opone resistencia. Se somete también a ella.

Mientras, he quitado las cuerdas y vuelto al bosque. Y a entregar la leña. Me entero que la han dado por muerta. Lo normal. Desaparecen varios estudiantes cada año. La mayoría por disputas internas entre ellos. Si los pillan, pueden sufrir fuertes castigos. Pero tampoco se pone mucho esfuerzo en ello. Se considera parte de su crecimiento. Se filtran a los demasiado débiles o incautos. Total, solo uno de cada cinco o diez debe de llegar al reino del Alma. El resto son expulsados cuando no pueden seguir mejorando. Solo unos pocos con padrino tienen una consideración especial.

Por la noche, Liang me mira un poco extraña. Tengo coartada y lo sabe. Pero creo que sospecha algo. Que intuye algo. Quizás me lo imagino. Como sea, no dice nada. Además, pronto llegan Ai y Shu. Hoy no les tocaba venir. Parecen contentas que Pan Ning haya desaparecido. 

–Es un suerte– comenta Ai.

–Le está bien merecido– gruñe Shu.

–Espero que no vuelva– añade Liang.

Me acerco por detrás y le cojo un pecho de cada uno. Acariciándolos.

–¡Aaaaah! Creía que hoy no tocaba– protesta Ai, aunque me deja que siga jugueteando con su enorme pecho.

–No, pero ya que habéis venido y que podemos celebrar que no me va a molestar más…

–Bueno, si no hay más remedio… ¡¡Hhaaahhh!! ¡Mi pezón…! No seas tan… ¡Aaaaah!– exclama Shu.

Liang se cuela entre las dos y me besa. Nuestras lenguas se entrelazan. Me hace soltarlas un momento para desnudarme. No sé cuándo se ha quitado ella también la ropa. Su cuerpo se frota contra el mío. Su calidez traspasa mi piel.

Pronto noto la presión de otros dos cuerpos desnudos a los lados. Entre las tres me tiran al suelo. Ríen. Juguetean con mi miembro hasta que está erecto. Liang lo lleva a su interior. Las otras secuestran mis manos. Entre sus pechos. Mientras sus labios juguetean con mis orejas.

Liang no deja de besarme mientras me cabalga. Las otras dos la provocan de vez en cuando. Pellizcan sus pezones. Palmean su culo. Se desploma sobre mí cuando la lleno. Se queda mirándome, entre beso y beso. Hasta que la echan de encima, riendo.

Ai ocupa su lugar. Sus masivos pechos se aplastan contra el mío. Liang se venga de ella. Shu también la molesta. Me besa de vez en cuando. Pero gime y jadea más que besa. Acaba con su rostro a un lado, sobre mi hombro. Ocultándolo. Gimiendo. Satisfecha.

Shu la empuja para tomar su lugar. Sonría con lujuria. Pero ha cometido dos errores. Primero que ha sido la que más me ha provocado. Segundo que mis manos están ahora libres. Me revuelvo sobre mí mismo. Ahora está debajo. Le hago doblar sus muslos, sus piernas. La cojo casi de las rodillas mientras penetro. También palmeo sus nalgas de vez en cuando.

–Así aprenderás.

–¡¡AAahh!! Kong… ¡¡¡Me vengaré…!!! ¡¡¡¡HHHHAAAAAAAaaaaahhhhhh!!!! ¡¡Parad vosotras dos!!.

Pero Liang y Ai no le hacen caso. Juguetean con sus pezones. Ella solo puede gemir. Y rendirse. Esta vez ha perdido. Aunque no parece que le importe mucho.

Cuando se duermen llamo a las cuatro. No me preguntan por Ning. Pero me hacen atarlas y violarlas. A veces me preocupan con sus fetiches. Pero cuando al acabar me besan y ríen, me tranquilizo. Querían probarlo. Y también desafiarse a sí mismas. Que no les pesara.

Por su parte, Ning está totalmente sumisa. Incluso cuando la desvirgo analmente. Rui la insulta y a veces la sacude. Se burla de sus abundantes pechos, que no dejan de rebotar. Pero ella sigue sorprendentemente obediente. Parece que al perder su orgullo se ha sometido del todo.

Luego tengo que "premiar" a Rui por su trabajo. La follo analmente. Hago que Ning le chupe el clítoris. Que la penetre con el consolador doble, que está también en ella. De vez en cuando las hago correrse a las dos. Las devuelvo cuando se desmayan.

Me duermo después de practicar otra vez Armadura interior. Después de llegar a la etapa seis y de ser golpeado, he comprendido algunas sutilezas. Se puede tener un control más fino. Más preciso. Finalmente me duermo. Ignorante de lo que me espera mañana. Aunque debería haber adivinado que Shu se iba a vengar.

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