Cuando abro los ojos, Shi ya está despierta y me mira con una expresión difícil de descifrar.
–Bue…nos días– me saluda nerviosa –Yo… lo siento.
La miro sin entender nada, no puedo imaginar por qué se disculpa.
–¿Qué ha pasado?– pregunto desconcertado.
–Yo… Me desmayé y… bueno… cuando tenía que ser yo quien sirviera…
La miro un vez más sin acabar de creerlo, pero, pensándolo mejor, tiene lógica. Ella está en mi habitación, es de rango inferior y se supone que tiene que ser ella la que me sirva. Solo que, después de varios años con una relación de igual a igual, me cuesta verla como inferior.
–Está bien. Yo me excedí, no podías evitarlo– la consuelo.
Me acerco a ella y la beso, aplicando un qi muy suave en la lengua y la espalda. Lo hago para practicar, pero también quiero que se sienta bien, pero no ir más allá. Por desgracia, no hay tiempo. Cuando nuestros labios se separan, un hilillo de saliva cuelga entre nosotros y ella me mira con los ojos muy abiertos y algo sonrojada.
–Vamos, o llegaremos tarde– la apremio, mientras me acabo de vestir.
–Ayer, podías seguir, ¿verdad?– me pregunta mientras salimos.
Me detengo y la miro un momento. Parece preocupada.
–Sí, pero es por el qi y lo que he aprendido por ahí. Y de los cuadernos del taller de copias. Ayer probé algunas cosas contigo, y me pasé, no lo controlo aún. Espero que no te hiciera ningún daño– miento.
La verdad no se lo puedo confesar. No puedo decirle que he absorbido un extraño tesoro. O que he heredado un extraño método de cultivación prohibido. Y mucho menos hablarle de la Residencia Fantasma.
–No, no, todo lo contrario– niega ella, más roja de lo que la había visto nunca.
No dice nada más y, como siempre, nos separamos para desayunar. Por alguna razón, esclavos y esclavas estamos separados en el comedor. Como es habitual, se sienta junto a Song. Diría que en un par de ocasiones me miran, aunque no estoy seguro. Yo solo la estoy mirando de reojo. No sé si le estará contando algo acerca de mí. Solo espero que no me pueda traer problemas. Quizás debería haberle pedido que no dijera nada, pero ya es tarde.
Por la mañana vuelvo a copiar cuadernos, letra a letra, olvidándome de las prácticas de qi que tocarán mañana. Quiero ir al almacén a buscar y recopilar cuadernos, pero tendré que esperar. Aprovecho los descansos para intentar llenar mi qi. No lo he conseguido aun tras subir de nivel. Ahora cabe un poco más. Por suerte, no le queda mucho para llenarse.
Por la tarde llevo comida a los estudiantes que están cultivando en sus chozas, ayudo en la construcción y llevo agua. Aprovecho para llenar un poco más el estanque y repasar el cuaderno, además de acabar de rellena mi qi. Creo que ya tengo claro los conceptos principales. Aunque aún me falta practicar, sobre todo en lo que respecta a causar dolor. Pero no sé muy bien cómo lo voy a practicar.
La única parte que me falta es la creación de drogas "simples". No me parece tan "simple" como pone el cuaderno, pero tampoco importa mucho, no tengo los materiales.
Las drogas que aparecen son una afrodisíaca, una para hacer dormir, una lubricante y otra para tener más aguante. Pone que no se use mucho esta última, que es mucho mejor usar el qi para revigorizarse. Y las plantas que se necesitan no sé de dónde sacarlas. Podría intentar en el taller de pociones, pero las tienen muy controladas. Si alguna desaparece, habría problemas.
Solo reconozco una planta de todas las que salen en el cuaderno. Por ahora, intentaré fijarme más y recoger la que conozco. En el futuro, cuando haya una expedición para recoger hierbas, sería interesante apuntarse. Aunque son algo peligrosas. A veces hay accidentes, sobre todo con esclavos. Si se encuentra algún animal peligroso, podemos servir como distracción, somos desechables.
—————
Cuando por la noche llego a la habitación, Shi me está esperando y me mira de nuevo de una forma extraña.
–¿Estás bien?– le pregunto, creyendo que ha tenido otro mal día y tiene miedo a que yo me moleste, o la descarte.
–Eh, sí…– responde algo indecisa– Esto… He estado pensando que… Como dijiste que podías seguir… Bueno, Song tiene algunos problemas. El capullo de Dian la molesta y la obliga a tener sexo con él. Si no, le pega. Ya sabes como es. No respeta las normas básicas entre nosotros. Hace lo que quiere aunque después tenga que aguantar castigos. Ella estaría mejor aquí, y tú tendrías una más para… servirte. Creo…
La miro un poco sorprendido y algo afligido por el temor que expresan sus palabras.
–Es molesto que me tengas miedo– le reprocho, suspirando.
Ella me mira y asiente, avergonzada. No se lo puedo tener en cuenta, es así como nos han enseñado. Me acerco a ella y la beso en la frente, antes de darme media vuelta.
–Espera aquí, voy a buscarla– le digo antes de salir de la habitación.
Me muevo entre los espacios de los esclavos hasta llegar al de Song. No está sola.
–¿Por qué no me dejas en paz?– le dice ella a Dian, que la está cogiendo de la muñeca.
–Deja de quejarte. Eres mía y harás lo que yo diga. Ahora quítate la ropa y acuéstate, o…
Levanta la mano amenazándola. Ninguno de los esclavos cercanos quiere meterse en problemas, aunque esté rompiendo todas las reglas. Dos esclavos del mismo rango no tienen ningún poder el uno sobre el otro. Y los de rango superior es mejor que no abusen de su posición. Podrían tener un "accidente".
–Song, recoge tus cosas y sígueme– le ordeno sin prestar atención a Dian.
Él me mira furioso, pero prefiero ignorarlo. Podría darle un paliza, pero eso solo traería problemas. Se traga su furia al ver la marca en mi cuello. La suelta y se va. Mi rango es superior al suyo y soy mucho más fuerte que él, así que no tiene más remedio que irse.
–Gracias– me dice Song en voz baja.
Solo le sonrío y le acaricio la mejilla, haciendo circular un poco de qi. Tiene un fuerte golpe. Con el qi debería mejorar un poco, o eso dicen. Ella abre los ojos, sorprendida, y me devuelve la sonrisa antes de recoger y seguirme. Un poco de amabilidad no es tan extraña entre esclavos, pero supongo que ellas están demasiado acostumbradas a ser maltratadas. Nunca he entendido por qué son crueles cuando no es necesario.
Cuando llegamos a la habitación, Shi se levanta y la abraza. Me da las gracias. Les digo que se acomoden mientras yo me siento como si cultivara. En realidad estoy revisando la residencia. Aún no me acabo de creer que exista y que pueda manipularla. Creería que es algún tipo de ilusión si no fuera porque he sacado y metido agua en ella.
De repente noto que alguien me acaricia suavemente la espalda y abro los ojos. A un lado está Shi completamente desnuda. Al otro, Song, también desnuda. El color ligeramente moreno de Shi contrasta con el más blanco y pecoso de Song, al igual que el cabello moreno con el pelirrojo, o los pechos más bien modestas de la primera con los abundantes de la segunda.
Se las ve un poco nerviosas al principio, pero un sonrisa triunfante se forma en su rostro cuando descubren una erección en mi ropa. Sin decir una palabra, me desnudan y empieza a lamer mi miembro semierecto, hasta que logran que lo esté del todo. Mientras, yo he ido acariciando sus cabezas, su cuello y la parte superior de sus espaldas, inyectando un qi muy suave en sus puntos de presión. No el suficiente para que sientan mucho placer, pero sí para que incremente su líbido. O así debería ser si lo he hecho bien.
Shi se incorpora y se coloca sobre mí, mirándome a los ojos, con su vagina a punto de ser penetrada. Song está a mi lado, abrazándome, apretando sus grandes pechos contra mí, besándome y lamiéndome la oreja, la mejilla, el cuello.
Yo acaricio el culo de Shi y la pierna de Song, aplicando algo de qi, mientras Shi me besa apasionadamente, introduciendo su lengua en mi boca, buscando la mía. Yo la recibo y le doy placer con ésta, mientras una de sus manos me acaricia el cuello. La otra sujeta mi pene y lo dirige hacia su agujero, mientras baja sus caderas.
En el momento de la penetración, aprieto un poco más la mano en su culo y aplico qi a dos puntos de presión. A la vez, lo aumento en la lengua y en mi miembro. Siento como su vagina se contrae de golpe y ella se arquea hacia atrás. Mientras, la lleno de qi, expandiendo su contenedor mientras ella está en éxtasis.
–¡Mmmmmh!– gime. Se muerde labio inferior para evitar hacerlo demasiado fuerte.
Está inmóvil durante unos segundos, mirándome antes de empezar a moverse lentamente, sentada sobre mí. No deja de mirarme, como intentando asegurarse de que no haga nada. Su otra mano también se mueve tras mi cuello.
Mientras, Song se ha detenido. Está mirando fijamente a Shi, sorprendida. Mi otra mano se mueve hasta llegar a su entrepierna, que está ligeramente húmeda. Mueve su mano sobre la mía, como para detenerme. Lo hace sin mucha fuerza y no le hago caso. Todo lo contrario, introduzco un dedo y luego dos, acariciando sus partes más íntimas con las puntas de los dedos y con qi.
–¡Uaah!– gime ella sorprendida – ¡Aah! ¡nnngh!
Aprieta los labios para controlar el sonido que sale de su boca. Ahora son sus dos manos las que están en mi brazo. Pero ya no intenta apartarme, solo se agarra a él. Su espalda está doblada hacia mí y sus ojos cerrados. Intenta controla el placer. Puedo sentir las contracciones de su vagina cuando llega al orgasmo. Yo continúo penetrándola con los dedos, aunque suavizo el uso de qi, intentando controlar su placer.
Mientras, Shi sigue moviéndose sobre mí. Al principio buscaba mis labios, pero ahora su cabeza está apoyada sobre mi hombro. Le cuesta controlarse.
–¡Mmmmm! ¡Nnnngh! ¡MMMMMMMmmmm! ¡NNNNNNnnghh!– gimen las dos.
–¡MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMM!– He aumentado el qi en Shi hasta llevarla a otro orgasmo. Se abraza más fuerte a mí mientras todo su cuerpo tiembla. Se queda inmóvil. Respira rápidamente, con su vagina llena con mi pene.
Mientras, mantengo el qi en Song, que parece haber perdido la fuerza. No intenta resistirse. Se deja llevar, gimiendo lo más bajo que puede. Decido darle una sorpresa y muevo mi pulgar hacia su clítoris, junto a una pequeña descarga de qi.
–¡Nnnnnngh! ¡Aaah! ¡NNnnnnngh!– gime, incorporándose y temblando un instante.
Ha tenido un pequeño orgasmo. Me mira y le sonrió. Ella me devuelve la sonrisa tímida y eróticamente, respirando pesadamente. Aparto mi mano y la dejo descansar, centrándome en Shi. Ella ya no se mueve, así que lo hago yo.
–¡Kooonnggg! ¡Mmmmmm!– se queja un instante, solo uno.
Muevo mis caderas mientras ella sube y baja, acariciando mi pecho con los suyos. Noto sus pezones duros deslizándose sobre mi piel.
Mis dos manos están sobre su culo, ayudándome a moverla, a que mi miembro entre y salga de ella. Ella solo se concentra en intentar no gritar y controlar el placer.
Está al límite, así que acelero mis movimientos y los suyos. Hago fluir el qi por sus puntos más sensibles, llenándola a la vez de mi esencia. También absorbo parte de su qi, llenando el mío.
–¡Mmmmmmmm! ¡Mmmmmmmm! ¡Mmmmmmmm! ¡MMMMMMMMMMMMMMMmmmmmmm! ¡MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMM!
Tiene un pequeño orgasmo, seguido de otros dos, después otro más fuerte y uno más que casi le hace perder el conocimiento. Parece que he conseguido controlarlo. Aunque, a decir verdad, no mucho. Está completamente exhausta. Su cuerpo aún tiembla y convulsiona. Sus manos en mi espalda apenas tienen fuerza.
Con delicadeza, la acuesto sobre la cama de paja. Me mira y me sonríe, respirando pesadamente. Luego, me señala a Song con la mirada. También me está mirando, con sus manos en sus partes íntimas, acariciándose.
Su mirada se encuentra con la mía. Aparta las manos y se ruboriza un poco, aunque solo un poco. Se acerca y acaricia mi miembro, sorprendiéndose al descubrir que vuelve a estar erecto. Me mira y me sonríe seductoramente. Se acuesta junto a Shi, balanceándose sus pechos. Abre las piernas, invitándome. Su mirada también lo hace. Y sus dientes superiores sobre el labio inferior. Es un espectáculo tan erótico como irresistible.
Estoy tentado de jugar un poco más con ella, pero ya lo he hecho antes. Decido no hacerla esperar, y me tumbo sobre ella. La penetro despacio, solo aplicando un poco de qi para no ser muy brusco.
–Mmmmmmm
Gime, pero la silencio con un beso, penetrando su boca con mi lengua. Mi mano derecha acaricia su abundante pecho, llenándose de él, estrujándolo y moviéndolo, y aplicando algo de qi. La izquierda está en su pecosa mejilla, acariciándola suavemente. Mis caderas se mueven despacio. Las suyas intentan seguir el movimiento. Pronto se rinden, al convulsionar en un orgasmo.
–MMMMuuuuu– gime con su boca ocupada por la mía. Con su lengua atrapada por la mía.
Su qi es como el de Shi, estancado, quizás un poco más abundante. Inserto un poco del mío para forzar el contenedor, mientras controlo también mi propio placer.
Noto una mano sobre mi espalda. Es Shi, que se ha incorporado un poco y me acaricia. Resulta agradable. Separo mis labios de Song, dejando un rastro de saliva entre nosotros. No dejo de moverme dentro de ella.
–¡Aaah! ¡Aaaammmmmm!– gime durante un momento, antes que la Shi la enmudezca con su mano sobre su boca.
Aunque cansada, Shi parece disfrutar de su nuevo rol. Además de acallar a su amiga, también la besa y muerde su oreja.
Song me mira excitada y con lágrimas en los ojos. Su cuerpo tiembla cada vez más violentamente. Espasmos aparecen cada vez más seguidos. Sus grandes pechos oscilan sin parar.
–¡Mmmmmmmm! ¡MMMmmmmmmm! ¡MMMMMMmmmmmmm! ¡MMMMMMMMMMMMMMMMMMmmmmmmm! ¡MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMM!
Tiene varios orgasmos seguidos. Yo eyaculo dentro de ella mientras absorbo un poco de su qi. Shi ha recuperado el poco que le absorbí ayer. Hoy he absorbido un poco más a las dos. Quiero saber cuánto tardan en recuperarlo. Me separo de ella y me la quedo mirando, mientras su abundante pecho sube y baja.
–Aaaah, aaaah, aaaah, realmente es ahhh increíble, no mentías, aaah– va recuperando poco a poco el aliento, mirando a Shi por un momento.
Luego me mira a mi y me sonríe, satisfecha y agotada. Shi me acuesta junto a ella, y se acomoda al otro lado. Song también se me arrima. Los pechos de ambas se aplastan en mis brazos, unos más pequeños y firmes, otros más grandes y suaves.
No dicen nada más, y cierran los ojos. Su respiración se va calmando poco a poco, hasta que acaban durmiéndose. Es una sensación agradable estar rodeado de dos hermosas mujeres, con las que acabas de tener sexo. Sobre todo, si te has ganado sus sonrisas. Mañana será otro día, quizás normal, quizás peor, pero esta noche ha sido nuestra.
Tardo un poco más en dormirme, concentrándome en mi qi. Evito que se disperse, obligando a mi contenedor a seguir ampliándose. Hubiera sido más efectivo si hubiera absorbido más qi. Pero, también, si lo hago más despacio, puedo hacerlo más seguido. De todas formas, primero quiero saber cuánto renuevan en un día.
Poco a poco me voy durmiendo. En la posición en la que estoy no puedo leer, y también necesito descansar. Es cierto que el qi me permite recuperarme más rápido, pero también es necesario dormir.