Engañándose a sí mismo

—Xiao Li, escúchame. Mientras intento detenerlos, tú debes huir lo más rápido posible —Tian Yang le dijo a Huang Xiao Li a través del sentido divino.

—¿¡Qué?! ¡De ninguna manera! ¡No te dejaré aquí para morir solo! ¡Si tú vas a quedarte aquí y luchar, yo también lo haré! —Ella rechazó inmediatamente su plan.

—¡Maldición! ¡Este no es el momento de ser terca! Prometí protegerte, así que solo escúchame y déjame protegerte.

A pesar de decirle que huyera, Tian Yang sabía que esencialmente no tenía ninguna oportunidad de detenerlos lo suficiente como para que ella escapara y solo intentaba engañarse a sí mismo.

—¿Realmente crees que puedes escapar en esta situación? —El líder de repente se rió en voz alta, casi como si pudiera escuchar su conversación.

—¿Por qué quieren matarnos? ¡Nunca hemos hecho nada para ofenderlos! —Huang Xiao Li gritó.

—¿Pero mataron a varios de mis hombres, verdad?

—¡Eso fue defensa propia!