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Capítulo#4"Buscando"

Hora: 11:38 PM

Fecha: 23 de abril del año 2133

Ubicación: Madrid, España

Época: 115 años en el futuro

////////////////////////// "Narrador" //////////////////////

Habían transcurrido tres horas desde lo anterior sucedido y el chico pelinegro comenzaba a despertar. Lo primero que vio, fue el techo junto con el foco que iluminaba la habitación, luego miró a su izquierda, lugar donde solamente encontró una mesa de noche y sobre esta, un teléfono a línea directa.

El joven pelinegro intentó sentarse en la orilla de la cama, pero un quejido de dolor se lo evitaría. Fue entonces que Mey acudió a este quejido, ella estaba en el baño ordenando algunas cosas, pero cuando escucho dicho indicio de dolor, fue a ver lo que sucedía.

Mey: ¡Stan! — (dijo alegremente)

Al ver qué su amigo se encontraba, en lo que ella consideraba, relativamente bien, se abalanzó sobre él para abrazarlo fuertemente y no dejarlo ir nunca, o al menos eso quería ella. A lo lejos ella empezó a escuchar pequeños sollozos, así que levantó la vista, encontrándose con su amigo llorando, lo cual la preocupó.

Mey: ¿Qué sucede? — (dijo preocupada) — ¿Te lastimé?

El joven pelinegro solamente, contuvo por un momento las lágrimas y luego contó la razón de su llanto.

Stan: creí que te había perdido — (dijo para comenzar a llorar)

En este punto, Mey dejó de preocuparse por su amigo, para luego pensar en lo que sea que hubiera pasado antes, ¿Que acaso no recordaba lo que pasó?, eso era lo que ella se preguntaba; sin embargo, la mención de otra cosa la sacaría de sus pensamientos.

Stan: y me duele todo el cuerpo — (dijo mientras seguía llorando).

La pelinegra se separó casi al instante de su amigo, puesto que había olvidado por completo ese detalle, ella seguía disculpándose y tratando de verificar el estado físico de su amigo.

Stan: tranquila, tranquila — (dijo insistentemente) — solo necesito un analgésico y estaré bien.

Dijo mientras se sentaba en el filo de la cama y al abrir uno de los cajones de la mesa de noche, encontró un obsequio algo peculiar.

Stan: Mey — (dijo llamando su atención)

Mey: ¿Qué sucede Stan?

Stan: puedes explicarme, ¿Por qué hay condones en el cajón?

Cierto, la pelinegra había olvidado un detalle, ella no le había dicho que estaban en un Motel. Con algo de paciencia y un poco de vergüenza le explicó la situación a su amigo, además de la hazaña que él había hecho para rescatarla.

Stan: vale — (dijo algo dudoso) — tengo mucho que procesar ahora.

Ambos se quedaron en un silencio muy, muy, pero muy incómodo, aunque ellos querían hablar, no estaban seguros de si hacerlo, ya que no sabían qué decir exactamente.

Stan: hay algo para cenar — (dijo sin estar seguro de su diálogo) — tengo mucha hambre.

Mey: bueno, no he ido a comprar nada para comer — (dijo de misma forma que su amigo) — de hecho, estaba esperando a que despertarás para ir por algo.

El chico solamente se quedó observando a su amiga con una mirada que mostraba su molestia, pero, ¿Por qué?, Ella solo lo estaba esperando para cenar.

Stan: te agradezco el detalle — (dijo calmado) — pero sabes que prefiero que no me esperes si es que tienes hambre.

Mey: lo sé Stan — (dijo) — pero no tenía hambre — (recalcó mientras hacía una seña de juramento) — te lo prometo.

Claramente Stan no le creyó, él conocía a su amiga lo suficiente como para saber que ella estaba mintiendo sobre su hambre; además, él lo había notado en cuanto vio cómo llevaba su mano repetidas veces a su zona estomacal. Resignando se a solamente aceptar lo antes dicho por su amiga, le dijo que ordenará solamente una pizza y listo, lo cual hizo rápidamente.

Después de un par de minutos, la pizza había llegado, Mey había pedido de tamaño familiar por petición de su amigo, ya que él contaba con un hambre voraz en ese momento, terminó por consumir tres cuartos de la pizza, algo increíble para la pelinegra, ya que Stan no consumía más de dos o cuatro trozos de una pizza mediana. Una vez terminaron de cenar, observaron la televisión, específicamente las noticias, necesitaban saber su ubicación en ese momento.

Stan: vale — (dijo serio) — dos cosas, una, estamos en la capital de España y dos…

Mey: en el año 2133

Ambos ahora estaban más confundidos que antes, ¿Cómo era posible que ellos llegarán a otro continente, y para colmo, en el futuro?, Simplemente ellos no tenían explicación. El pelinegro trató de ponerse de pie, pero solamente consiguió tener un fuerte dolor en su abdomen.

Mey: oye — (dijo preocupada) — tranquilo, aún no te recuperas.

Stan: eso no importa ahora — (dijo con algo de dificultad).

El pelinegro iba a argumentar algo, pero en cuanto vio a su amiga, sus labios se cerraron al instante, la razón de esto, era que la misma solamente vestía una sudadera negra y, por un pequeño descuido, pudo observar que ella solo tenía ropa interior por debajo.

Stan: vale… — (dijo confundiendo a su amiga) — mañana a primera hora, iré a buscarte algo de ropa.

Mey quedó confusa por lo anterior dicho por su amigo, aunque solo fueron por unos segundos, ya recordó que solamente tenía puesta su ropa interior y su sudadera, lo cual la dejó algo apenada, puesto que lo había olvidado con todo lo sucedido.

Stan: pero ahora — (dijo mientras bajaba de la cama y se colocaba en el suelo) — hay que descansar.

Mey: ¿Planeas dormir ahí? — (pregunto desde el filo de la cama).

Stan: de hecho, tengo que dormir aquí — (declaró) — mi espalda no se siente bien, así que debo mantenerla en una buena postura.

La pelinegra no se tragó muy fácilmente esa mentira que su amigo le estaba proporcionando; sin embargo, después de unos cuantos conceptos médicos, fue convencida y así ambos fueron a dormir. Ambos tardaron en conciliar el sueño, pero, por sentido natural, cayeron rendidos al mismo después de un tiempo.

Stan fue quien más tardó en dejar de estar consciente de su exterior, debido que los pensamientos no se alejaban ni de manera remota, provocando que sobre pensará la situación — "Debe de haber una explicación, estás cosas no suceden al azar, debe de haber un catalizador para que suceda" — eso era lo que él creería creer, que la respuesta era tan simple, como resolver un simple acertijo de niños.

........

Hora: 05:15 AM

Ubicación: Madrid, España.

........

A la mañana siguiente, Stan fue el primero en despertar, el se levantó lentamente, pero noto que el dolor ya no era parte de su cuerpo, fue al baño para corroborar lo que pensaba y si, sus heridas estaban curadas.

Stan: esto cada vez tiene menos sentido.

Y no era para más, no era necesario estudiar medicina como para darse cuenta que una herida de ese grado no sana a tal velocidad. Este se deshizo de las vendas, se colocó su sudadera y salió del cuarto para ir a una tienda de ropa, era demasiado temprano como para que algo estuviera abierto, así que prácticamente salió para nada.

Stan: me sorprende que mi reloj neuronal funcione en este lugar.

Mientras el pelinegro caminaba por las oscuras calles de Madrid, logró observar una pequeña tienda de ropa femenina, no llamaba mucho la atención, así que podía comprar tranquilamente. Al entrar al local el chico se encontró con una chica muy hiperactiva.

Chica: ¡Genial! — (grito alegre) — ¡El primer cliente del día!, ¡¿Busca algo en especial?!

Esto resultaría muy incómodo para Stan si no estuviera acostumbrado a tener que lidiar con este tipo de personas (no pregunten). Además, el no sabía como explicarlo, pero tenía una extraña sensación en el pecho, pero no le dió importancia.

Stan: solamente busco algo casual — (dijo tranquilamente) — ¡Ah!, Y algo de ropa interior…

La chica no le dejó terminar, ella fue a buscar algo dejando solo al pelinegro sin saber qué hacer, este mismo comenzó a curiosear por el local, hasta que después de unos cuantos minutos la chica regresó.

Chica: Perdone la demora — (dijo algo apenada) — ¡Pero le garantizo que la espera valió toda la pena!

Dijo para luego mostrarle un conjunto de lencería, lo cual le dejó una expresión de extrañeza — ¿Esta mujer sabe que es la ropa casual? — fue lo que pensó, tratando de no sacar las cosas de su contexto, pregunto la razón del conjunto de tela.

Chica: ¡Pues viendo que es para su novia! — (dijo sin descaro) — creo que hará más interesante la copulación — (terminó en un tono pícaro)

Utilizando toda su fuerza de voluntad para no gritarle, Stan le aclaró de manera educada que no estaba buscando eso, solamente ropa casual y ropa interior común.

Stan: ¡Común! — (resaltó de forma que no lo olvidará).

Chica: Vale vale, entiendo.

Fue entonces que después de unos minutos, la chica trajo un conjunto de ropa casual junto con una sudadera y dos juegos de ropa interior. Una vez que el chico pagó, la chica le vio de forma fija, de tal forma que Stan comenzó a sentirse incómodo.

Stan: ¿Sucede algo?

Chica: ¿Eres soltero?

Para este punto, el pelinegro solamente quería pagar lo que había ido a buscar y tomar rumbo directo al motel donde se encontraba su amiga.

Stan: creo que mejor me iré.

Chica: oh, entiendo — (dijo decepcionada) — ¡¡Vuelva cuando pueda!!

...…

El chico pelinegro comenzó a subir a la habitación, pero en cuanto abrió la puerta, encontró a Mey acostada boca abajo, y en una posición un tanto comprometedora.

Stan: agradece que empaque tu ropa.

Seguido de esto, el chico procedió a despertarla, pero está misma tardó en hacerlo, dando lugar a un estado de somnolencia en la misma.

Mey: solo cinco minutos más.

Stan: nada de eso — (dijo para dejar la ropa en la cama) — vístete, saldremos en un momento.

Mey: ¿No podemos esperar? — (dijo de forma infantil).

Stan: no — (dijo de forma cortante) — además, recuerda que tienes el culo expuesto.

Mey: No es como que no te guste verlo de todas formas — (dijo para tratar de seguir durmiendo).

En propias palabras del pelinegro, él no quería llegar a esto, pero su amiga no le había dejado otra opción. El chico se acercó a su mochila para sacar una caja de goma de mascar, tomó dos para masticar y posterior a eso, nalgueo fuertemente a su amiga.

Mey: ¡¡¿QUE TE PASA IMBÉCIL?!! — (dijo adolorida).

Stan: ¡¡ARRIBA!! — (grito molesto)

...

Después de un par de minutos, ellos salieron del motel y comenzaron a caminar por las calles, buscando un lugar para desayunar. Mey estaba todavía molesta por lo que había sucedido, aún le dolía el trasero por el golpe de su amigo.

Mey: también estaba la opción de arrojarme agua helada.

Stan: y ¿Mojar toda la habitación? — (cuestiono) — no gracias.

Mey: al menos hubieras comprado una camisa que se ajustará a mi talla — (dijo mientras estiraba la blusa) — me está apretando el pecho

Stan: para tu mala suerte, solo había camisetas de compresión — (dijo algo molesto y evitar el tema).

Ellos siguieron caminando hasta entrar a una cafetería, lugar donde se sentaron y ordenaron un café para Mey y un té para Stan, ya que necesitaban estar despiertos para pensar y analizar el porqué de todo lo sucedido.

Stan: bien, comencemos por el principio — (dijo mientras bebía su té) — nos atropellaron y se abrió un portal que nos llevó a Washington.

Mey: fuiste capaz de derribar una puerta de aleación de Titanio y abriste otro portal.

Stan: que nos llevó al tiempo del imperio azteca, dónde me noquearon.

Mey: y dónde me dejaron encuerada, a punto de sacrificar me — (dijo sarcástica) — sin mencionar que terminaste muy herido, abriendo otro portal y trayéndonos aquí — (dijo finalizando).

Stan: esto no tiene sentido — (dijo cansado) — no hemos omitido nada.

Mey: tal vez, no estamos viendo algo — (dijo tratando de hallar una explicación).

Stan: la pregunta es, ¿Qué cosa?

Ambos quedaron en silencio, no sabían qué hacer y tal parece estaban varados en el futuro, sin manera aparente de poder regresar a casa, Stan trato de mantener su mente tranquila, pero la paranoia no lo dejaba en paz; sin embargo, de la nada sintió un hormigueo en todo su cuerpo, sus oídos se quedaron sordos y sus ojos veían en todas las direcciones. Meyla había notado esto y al no saber qué le sucedía a su amigo, comenzó a ponerse nerviosa; no obstante, Stan tenía la fuerte sensación de que algo no estaba bien, él no sabía que era, de donde provenía o el porqué la estaba sintiendo. Fue entonces que pudo sentir mejor la presencia y en un abrir y cerrar de ojos, el traje verde había vuelto. Utilizando solamente la fuerza de su brazo derecho, el pelinegro logró detener lo que parecía ser un enorme camión, esto sin que él se moviera de su sitio.

Una vez con eso resuelto, la sensación se fue, comenzó a sentir un hormigueo en su brazo y el traje desapareció. Ambos pelinegros estaban estupefactos, a la vez que muy confundidos; sin embargo, las personas dentro de la cafetería los veían con terror, sin siquiera saber qué era lo que estaba sucediendo.

X: ¿Qué clase de Arcontes son? — (dijo)

El dúo se sintió confundido, pero antes de que ellos pudieran preguntar de qué hablaban, alguien entró a la cafetería preguntando si todos estaban bien, pero en ese momento todos empezaron a decir que dicho dúo eran "Arcontes" y los pelinegros sin saber a qué se referían, solamente se limitaron a escuchar, mientras Stan colocaba a Mey detrás de él.

X: ¿Quien los ha enviado?

¿Que tal les parece la historia?

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