Epílogo:
Tras conseguir finalmente reunirse, deciden viajar de luna de miel, donde Nayara se encuentra con varios de sus amigos. Durante el viaje, se reencuentra con su antiguo amor, con el que salió durante años. Su corazón se acelerará al verle de nuevo y empezará a trabajar con él en una escuela. Su corazón estará dividido y tendrá que tomar la decisión correcta sobre a quién quiere para su vida.
Después de haber conseguido permanecer juntos tras muchas luchas, sufrimientos y dificultades, deciden viajar a Bahía, pues quieren conocer nuevos lugares y pasar algún tiempo los dos solos, ya que aún no tienen hijos.
Natanael se lo cuenta a su amada:
-Mi ángel estaba pensando que después de conocer Bahía, podríamos conocer también otros lugares como Minas Gerais, Espírito Santo, Goiânia, ¿qué te parece?
Y Nayara respondió
-Es una buena idea mi amor, pero tomémoslo con calma, después de todo se gasta mucho dinero en visitar estos lugares.
Y Nayara se acerca a su marido y le dice:
-Te quiero. Gracias por no rendirte conmigo.
Nathanael responde al beso, acercándolo a ella y dice:
-Nunca me rendiría contigo. Por ti soy capaz de todo. Y que sepas que siempre te querré. Ella suspira y apoya la cabeza en su hombro, emocionada.
Tras las caricias, empiezan a hacer las maletas, pero entonces vibra el móvil de Nayara.
Mira y ve que es un mensaje de su amiga Andressa que dice:
"Amiga, ¡tengo que darte una super noticia!"
Nayara siente mucha curiosidad por el mensaje y llama a su amiga.
Contesta al primer timbrazo y dice:
-Novia, ¡adivina qué ha pasado!
-me dice Andressa, me muero por saberlo.
Andressa se emociona al teléfono y dice:
-Estoy saliendo.
Nayara se alegra mucho por su amiga y las dos pasan dos horas al teléfono contándose todas las novedades.
Tras muchas horas de conversación y risas, decide colgar el teléfono, porque tiene que terminar de hacer la maleta para viajar con su marido.
-Me pregunto si habré olvidado algo -se dice Nayara-.
-Amor, de verdad espero que no, porque parece que estás empacando toda la casa- se ríe, mirando las cuatro maletas que ella separó, mientras él sólo organizó dos bolsos.
-Lo siento mi amor, es que estoy pensando en todas las posibilidades, como el calor, el frío, ese tipo de cosas.
-Conozco a mi amor, y es por estas y otras razones por las que te quiero -dice dándole un apasionado beso.
Los dos están en una de las habitaciones de invitados de la casa de la madre de Nathaniel. Terminan de empaquetarlo todo y se dirigen al aeropuerto para coger un avión a Bahía.
Nada más llegar a Bahía, deciden ir a una pousada para descansar un poco y luego conocer el lugar.
Cuando llegan a la pousada y se dan un buen baño, ambos se tumban en una cómoda cama con colchas blancas con detalles rojos.
La habitación en la que se instalan es muy espaciosa, con una cómoda de madera pura con un hermoso jarrón con varios tipos de flores esparcidas por todas partes.
Nayara abraza a su marido y dice:
-Natanael, estoy tan feliz de estar aquí contigo.
Y saca una manta de terciopelo rojo que trajo de su casa.
Su amado la abraza con fuerza y comienza a besarla, diciendo
-Me haces tan feliz mi amor. Puede que esté en un lugar más pequeño, pero si estás conmigo seré el hombre más feliz del mundo.
Nayara está muy excitada y corresponde a sus besos acercándolo más a ella.
Nathanael responde a sus acciones y hacen el amor por primera vez. Cuando hayan terminado, dice:
-¿Qué te ha parecido mi amor?
-Maravilloso, me siento en las nubes -dice él, posando la mano en su pecho-, pero podríamos repetirlo -ella se muerde los labios, observándole con ternura-.
-Tú mandas -dice sonriendo y atrayéndola hacia él.
Vuelven a hacer el amor y luego se van a dormir, pues están cansados.
Nayara se encuentra en un entorno desconocido, como si fuera un colegio, cuando de repente ve a alguien que conoce. Su corazón se llena de alegría, pero sin saber la verdadera razón y por más que intentaba alejarse, más se inclinaba su cuerpo hacia aquel hombre. Era alto y llevaba un abrigo negro. No pudo verle la cara porque estaba de espaldas, hablando con alguien.
Nayara se despertó de madrugada sin comprender lo que acababa de soñar. Se levanta, va al baño y se lava la cara. Pronto apareció Nathaniel y le preguntó si todo iba bien.
-Sí, ángel, estoy bien. Acabo de tener un sueño confuso.
-¿Quieres contármelo? Si no quieres, lo entenderé.
Ella decide contarle el sueño, pero oculta la parte de cómo se siente su corazón, y él le dice que puede deberse a los acontecimientos que le han sucedido a lo largo de los años y que no se preocupe que ahora todo está bien.
Los dos vuelven a su habitación y duermen abrazados hasta el día siguiente.
Amanece un precioso día soleado y Nayara se despierta muy contenta porque por fin ha tenido su primera vez y es aún más feliz porque es con su marido al que tanto quiere.
Su marido se despierta, sonríe y dice:
-Buenos días mi amor, ¿has dormido bien?
Nayara vibra de felicidad y dice:
-Buenos días ángel, dormí y nuestra noche fue maravillosa.
Nathanael abre una gran sonrisa y sostiene el rostro de su amada y dice:
-Este está siendo uno de los muchos mejores momentos de mi vida que estoy pasando a tu lado. Te quiero.
Nayara, que es muy sentimental, se emociona y dice
-Contigo todos mis días se vuelven maravillosos, porque te quiero tanto.
Después de varias bellas palabras de amor pronunciadas por la pareja, deciden darse un baño y partir para conocer Bahía.
Ella decide ponerse un vestido rosa brillante con tacones negros, y su marido lleva pantalones y camisa negros, y zapatos del mismo color.
Al salir de la posada, Nayara decide llevar a su amante a conocer mejor la ciudad, cuando suena su teléfono:
-Hola, ¿quién es?
-Soy yo Raele, ¿cómo estás?
-Oiii amigo, te he echado de menos. Estoy bien, ¿y tú? ¿Sabes dónde estoy?
-Tú también estás bien. ¿Dónde estás?
-Vine a dar un paseo por Bahía con mi marido.
Su amiga está muy contenta y dice:
-Qué chic. Ven a visitarme a casa, así podremos hablar, puedes traer a tu marido también.
Y Nayara dice:
-Hablaré con Nathaniel y si él también quiere, iré.
-ok entonces, besos.
Su amiga termina la llamada y envía un mensaje a su amiga Nayara, diciéndole la ubicación exacta de su casa, que está en el centro de Bahía, frente a un hermoso jardín.
Nayara le pregunta a su marido si quiere ir con ella a visitar a su amiga y Nathaniel le dice que sí.
Entonces toman un taxi y dan la dirección al conductor para que les deje en el lugar exacto de la casa de Raele.
El taxi les deja delante de una casa con verjas de hierro negro, con un parterre de flores situado a los lados de la casa.
Son unos preciosos tulipanes azules y rojos que embellecen mucho más el lugar.
Llama al timbre y su amiga le contesta toda contenta, dando saltos de alegría, abrazándola fuerte y diciéndole:
-Amigo, me alegro de verte.
-Yo también me alegro mucho de verte, Raele -le dice abrazándola con fuerza-: -Estoy muy contento de estar aquí con ustedes. Y este es mi marido Nathaniel.
Ella le abraza y les invita a entrar en su casa.
Al entrar en casa de su amiga, queda encantada con el lugar porque es muy bonito. La casa está llena de flores esparcidas por toda la habitación de diferentes formas y colores.
Tiene una encimera de mármol en la cocina y varios artículos más. Su casa está pintada de un rosa muy claro, pero con mucha decoración de corazones y flores.
Raele presenta a su marido Marcos a su amiga Nayara y a su marido Natanael.
Los hombres empiezan a hablar de apuestas y deciden ir a la plaza a jugar al fútbol, mientras Nayara y Raele van al salón a ponerse al día.
Después de varias conversaciones el teléfono de Nayara vibra y ve un mensaje que dice:
"Hola Nayara, soy yo, Manoel. Quiero pedirte disculpas por haberte hecho sufrir, espero que podamos ser amigos y que no haya rencores por ello.
Nayara se sorprende por el mensaje y dice:
"Hola Manoel. Está bien, seamos amigos". Envía el mensaje con la esperanza de que no la moleste más, al menos esa tarde.
Al cabo de unos minutos suena su teléfono, reconoce el número y dice:
-Hola Manoel, ¿qué quieres hablar conmigo?- el tono de su voz muestra cierto temor a escuchar su respuesta.
-Hola Nayara, me preguntaba si podría reunirme contigo esta tarde, porque necesito hablar contigo.
-Manoel, estoy en Bahía, así que, ¿puedes mover las cosas?
-¿De verdad, tú también estás en Bahía? Me mudé aquí hace unos meses y entonces me enteré de que tú también estabas aquí.
-¿Cómo lo sabías?
-Tengo mis medios, al fin y al cabo, cuando quiero me entero de todo- dice en tono serio, pero conteniendo diversión en sus palabras.
-Lo entiendo, pero ahora estoy ocupado. ¿Podemos hacerlo otro día?", responde ella, esperando que él cambie de opinión sobre verla, pero por supuesto eso no sucede.
-Sí. ¿Qué tal mañana por la mañana frente a la plaza principal? Te veré allí a las diez de la mañana. Adiós.
Nayara se queda sin reaccionar y siente que su corazón está muy acelerado y que le suenan mucho las manos, pero no sabe muy bien por qué.
Se lo comenta a su amiga y ella le dice que Nayara todavía siente algo por Manoel.
Intenta negarlo, pero no puede y no sabe qué hacer. No puede gustarle todavía, al fin y al cabo tiene un compromiso con otra persona, su marido en este caso e intenta con todas sus fuerzas no pensar en otro hombre románticamente, pero su mente acaba tomando otra dirección, recordando los momentos que pasó junto a Manoel, Al fin y al cabo fueron dos años de relación y aunque en aquel momento no hubiera estado tan conmocionada, no pudo superar del todo el cese y aunque ahora es muy feliz en su matrimonio, con el hombre que siempre amó desde niña, su corazón se acelera obstinadamente al pensar en el chico.
Ella está realmente confundida al respecto, pero esto puede ser por el tiempo que pasó sin verlo y realmente espera que este sentimiento del pasado no surja en su vida, porque no quiere ser lastimada ni lastimar a nadie, pero es obvio que para su mala suerte-o no su corazón quiere tomar un rumbo diferente.