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Arco 1.11

"Señor Sein, es un gran placer conocerlo. Muchas gracias por haber cuidado de mi hijo"

Jeff extendió su mano hacia Li'An. Con una sonrisa "sincera" en su rostro, saludó a una de las personas más influyentes y poderosas de la nave.

Solo él sabía lo mucho que su sangre estaba hirviendo en estos momentos. Su hijo, estaba siendo atendido por un hombre sumamente importante. No cualquiera podía estar ante él.

Por la mente de Jeff, se formularon un sin número de planes y usos que podía darle a Liwen. Siendo cercano a Li'An Sein...¿cuántos beneficios podría traerle?

Li'An ignoró el saludo de Jeff. Volvió su mirada hacia Liwen, quien se encontraba recostado en la cama del hospital. Pese a que los médicos habían indicado que no había secuelas, Li'An se sentía preocupado.

Se rehusó a permitir que fuera dado de alta, y en su lugar, lo convenció de permanecer un día más internado. Necesitaba sentirse seguro. Ya no iba a arriesgar a su bebé. Y eso...incluía también a su padre.

"¿Quieres hablar con él?"

Le preguntó a Liwen. A pesar de que no deseaba dejarlo solo, iba a escuchar los pedidos de su bebé.

Liwen le indicó que sí, y automáticamente, Li'An salió de la habitación. Sin embargo, no se fue muy lejos. Se apoyó contra la pared, a unos pocos metros de la puerta.

Jeff enarcó una ceja. ¿Tanto poder tenía Liwen sobre Li'An Sein?

"¿Qué sucede?"

Liwen atrajo la atención de su padre; aunque no podía decir que se sintiera cómodo llamándolo de esa forma. Jeff jamás había sido un "padre" con todas las letras. El personaje original, no había tenido una figura paterna desde la muerte de su madre.

Quizás había añorado por su atención, cuidado y cariño; pero los largos años de abandono lo hicieron olvidar esos anhelos. El Liwen del pasado, ya no deseaba estar cerca de este hombre. De más está decir, que al Liwen actual, no podía importarle menos. Jeff no significaba absolutamente nada para él.

Jeff se molestó ante la falta de respeto de Liwen. ¿Esa era la forma de hablarle?, se cuestionó enfadado.

"Estaba preocupado hijo. Apenas me enteré de que te descompensaste en la academia, vine a buscarte"

Liwen se burló. ¿Qué tan preocupado podía estar, si habían transcurrido 24 horas desde que tuvo ese percance?

Jeff no había tardado una o dos horas en venir a verlo, había transcurrido un día completo antes de que se acordara de él.

"Ya veo...pero como estoy bien, puedes irte. No te necesito"

Contestó fríamente. No tenía la intención de fingir delante de este hombre. No iba a desempeñar el papel del personaje original.

"¡Liwen! ¿Qué te sucede? ¿Por qué me hablas de esa forma? Te estoy explicando de buena manera como sucedieron las cosas. Estuve acompañando a Kalisto, quien también resultó lesionado. No es que me olvidé de ti"

Liwen comenzó a impacientarse. Quería que este hombre se fuera, para poder dormir un rato.

"¿Cómo está Kalisto?"

"Su vida no corre peligro, aunque sus manos no volverán a ser lo que eran. Pero no te preocupes por él. Tu solo tienes que recuperarte para poder ensayar y presentarte en el festival. ¿Ya tienes la canción elegida? ¿Qué hay de la ropa y los instrumentos?"

"Todo está listo. Li'An lo preparó por mi"

"¿Li'An? ¿Cuándo te volviste tan cercano a ese hombre?"

La codicia brilló en los ojos de Jeff. Observaba a Liwen como una montaña de dinero, lista para ser exprimida.

Liwen sonrió con desagrado.

"Firmé un contrato con su empresa. Ahora soy su músico"

Jeff estalló de alegría. Se acercó hasta Liwen e intentó abrazarlo. Lastima que el joven se negara rotundamente.

"¿Liwen?"

Jeff se sorprendió ante su reacción. Cada vez le parecía más extraña la forma en la que actuaba. Se había ido una semana por negocios, y sentía como si su hijo ya no fuera el mismo. Algo en él había cambiado.

"Me parece que ya es suficiente plática por hoy. Quiero descansar"

"Ahh...eh...Si. Descansa todo lo que necesites. Tienes que reponer tus fuerzas para el festival"

Festival, festival y festival. Eran las únicas palabras que no paraban de salir de su boca.

"Avísame cuando te den el alta, así vengo a recogerte. Les diré a las sirvientas que preparen tu comida favorita para recibirte"

Liwen sentía que iba a explotar. Le costaba aguantar las ganas de reírse, que cosquillas en su estómago.

¿Comida favorita? Con suerte lo alimentaban, ¿y tenía el descaro de mencionar su comida favorita?

El Liwen original no tenía nada de eso.

"No es necesario. No volveré a casa"

"¿Qué quieres decir?"

La puerta se abrió de golpe. Li'An ingresó con una expresión seria, fría, y un poco amenazante. Observó a Jeff atentamente, antes de contestar en lugar de Liwen.

"Liwen ya se mudó a mi residencia. No necesita nada de la familia Khei. Es más, preferiría que no vuelvan a ponerse en contacto con él. No se lo merecen"

Jeff se molestó.

"Señor Sein, ¿con qué derecho se inmiscuye en los asuntos de la familia Khei? Liwen es mi hijo. Él pertenece a nuestra familia y no hay mejor lugar para él que a nuestro lado"

"¡Ja! ¿En verdad tiene la poca vergüenza como para afirmar eso?"

Li'An empujó a Jeff. Lo apartó del lado de Liwen, e inmediatamente adoptó una postura defensiva. Lo ocultó detrás de su cuerpo, el cual estaba listo para recibir cualquier herida en su lugar.

"Mis abogados se comunicarán con usted. Liwen romperá todo contacto con la familia Khei. Dejará de ser un miembro de esa familia y adoptará el apellido Ikan"

La tez de Jeff era cada vez más oscura. Había venido para tratar de ganarse el favor de Liwen. Su plan era engañarlo con alguna cursilería de padre e hijo, mostrarle un poco de afecto, suavizar su corazón, para que siguiera sus órdenes. Nunca imaginó que las cosas tomarían este rumbo.

"Liwen, ¿es cierto lo que está diciendo?"

Liwen observó fijamente a Li'An, parado frente a él.

Jamás habían hablado de este tema. Su hombre estaba tomando las decisiones por su cuenta, sin siquiera consultarlo. Al parecer, no deseaba que siguiera vinculado con la familia Khei; e incluso, propuso cambiar su apellido por el de su madre.

Una brillante sonrisa se dibujó en su rostro. Si bien, su hombre no lo había discutido con él, su postura era similar a la suya. Tampoco deseaba seguir siendo un Khei. No le convenía, teniendo en cuenta los eventos que se avecinaban.

"Así es"

Liwen asintió, trayendo calma a Li'An. Estaba sumamente nervioso. Había hablado, por el calor del momento, sin considerar a su pareja. Unilateralmente había declarado disolver sus vínculos familiares, sin siquiera preguntarle primero.

Afortunadamente, su bebé pensaba igual que él.

"Ya lo escuchó señor Jeff. Le pido ahora que se retire. No tiene nada que hacer aquí"

"¡¿Qué?! ¿Quién te crees que eres? Soy su padre. Tengo derechos"

Li'An llamó a los guardaespaldas, ubicados a ambos lados de la puerta. Los hombres fornidos, ingresaron y "amablemente" acompañaron a Jeff hasta la salida.

Sus quejas se seguían escuchando, pese a que la puerta ya estaba cerrada. Sin lugar a dudas, era un hombre insistente y sumamente molesto.

"Bebé..."

Li'An estaba inquieto. No sabía por dónde comenzar.

Liwen suspiró, y delicadamente tomó la mano del hombre. Lo obligó a mirarlo y escuchar atentamente sus palabras.

"Lo que tu deseas, es lo mismo que yo deseo. No te preocupes"

Li'An sintió alivio y satisfacción. Sonrió, llevando su mano hasta la mejilla de Liwen. Acarició esa delicada piel de jade, antes de dejar caer un tierno beso contra sus labios. El calor de su cuerpo, se combinó con el suyo, generándole un placer extraño.

Liwen palmeó el espacio vacío junto a él.

"Acuéstate y hazme compañía"

Li'An se quitó los zapatos, y a la velocidad de la luz, deshizo las sábanas. Se recostó junto a Liwen, envolviendo su cuerpo entre sus brazos.

Acariciando su suave espalda, a un ritmo constante, Li'An le trajo paz a Liwen. Permitió que el sueño lo atrapara más fácilmente. En un simple parpadeo, Liwen se durmió entre sus brazos.

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Caos en la Academia Laussir

Drogas, violencia y abuso de poder. ¿La Academia Laussir es lo que solía ser?

Escándalo en la familia Khei: uso de sustancias, golpes y amenazas

¿La Academia Laussir bajo el control de los Khei? ¿Qué sucedió con el segundo hijo de Jeff Khei?

Los medios de comunicación no tardaron en descubrir los entresijos de la historia. Lo que había sucedido, en el interior de la Academia Laussir, no era ya ningún secreto.

Comenzaron a sacar artículos sobre la familia Khei, quienes eran los principales involucrados y afectados por el incidente. Los dos jóvenes maestros habían terminado en el hospital. Era lógico suponer, que habían sido los protagonistas del percance, el cual no había tardado en atraer la atención del público y desatar una acalorada discusión en internet.

Desacato a la autoridad, activación del sistema de emergencias de la academia, uso de armas y violencia, presencia de sustancias. Descabelladas noticias fueron creadas por los medios, perjudicando de primera mano el apellido Khei.

Rápidamente, las acciones de la empresa no tardaron en verse afectadas. El valor de la compañía comenzó a ir en picada, hasta el punto en que las ventas se congelaron y el retiro de patrocinio fue alevoso. Nadie quería estar relacionado con los Khei.

Jeff por poco estalló de la bronca. Deseaba asesinar a Kalisto, con sus propias manos, viendo el desastre que había ocasionado.

La empresa se estaba hundiendo. Tenía que hacer algo cuanto antes, o de lo contrario, perdería todo por lo que había trabajado e invertido estos últimos años.

En ese momento, Jeff recordó a Liwen. Todavía podía hacer uso de él. No todo estaba perdido.

Se comunicó con su equipo de relaciones públicas, quienes no tardaron en intentar tapar el sol con un dedo. Para mejorar la imagen de los Khei, comenzaron a divulgar información sobre Liwen, quien había sido seleccionado para participar en el festival anual de Asteroid.

Compartieron videos sobre su audición, opinión de profesionales, sus méritos académicos pese a su discapacidad. Utilizaron todo lo que poseyera Liwen, con tal de que el escándalo Khei quedara oculto.

Sin embargo, su jugada fue contraproducente. Despertaron la ira de una persona en particular. Por si su odio a la familia Khei, no fuera lo suficientemente grande, se metieron con su talón de Aquiles.

Li'An se enteró de los planes de la familia Khei y decidió arremeter de inmediato. Sin que Liwen lo esperara, se puso en contacto con las autoridades y reveló los oscuros secretos de Jeff, su mujer e hijastro.

Lumie todavía no había mandado la información recopilada, antes de que la policía se presentara en la mansión Khei. Sorprendieron a Jeff y Cristy, quienes pensaron que sus horribles crímenes quedarían por siempre bajo la alfombra.

"¿Que...que está sucediendo?"

"Señor Khei, deberá acompañarnos a la comisaría"

El oficial se acercó hasta Jeff, con unas brillantes y plateadas esposas en sus manos.

Jeff entró en pánico. Retrocedió, mientras trataba de comprender lo que estaba pasando. La situación de la compañía estaba mejorando lentamente. Gracias a la imagen de Liwen, estaba trayendo beneficios a la empresa y su posición se estaba recuperando.

¿Qué había pasado? En unas simples horas, había caído del cielo al infierno.

"Están bajo arresto por tenencia, venta y comercialización de estupefacientes. Tienen derecho a un abogado y todo lo que digan puede y será usado en su contra"

El policía sujetó el brazo de Jeff y rápidamente le colocó las esposas.

El clic de los grilletes lo despertó. Lo trajo de regreso a la realidad, la cual no tardó en atormentarlo e infringirle mucho temor. ¿Había sido descubierto? ¿Lo iba a perder todo?

No. ¡Esto no puede estar pasando!

Los gritos de Cristy no tardaron en resonar por el living de la mansión. Los empleados contemplaban consternados la escena que estaba teniendo lugar.

Los policías ni siquiera les concedieron una segunda mirada, antes de arrastrar a los acusados hasta la salida.

"No...¡No! Oficial, esto no puede ser cierto. Tiene que haber un error"

Jeff se negaba a rendirse. No había construido un imperio, sacrificado años de esfuerzo, para ver cómo colapsaba en unas pocas horas.

Afuera, los medios de comunicación esperaban por novedades. Habían sido testigos de cómo ingresaba la policía. Pese a que desconocían el porqué de la intervención de las autoridades, estaban seguros de que algo serio había sucedido en el interior de la familia Khei.

Los periodistas olían a "primicia".

Tres policías salieron primero. La puerta de la mansión se abrió, permitiendo que los efectivos se encaminaran hasta una patrulla estacionada. Eran seguidos por Jeff y Cristy, quienes batallaban y suplicaban por ser liberados. "Tiene que ser un error", es lo que no paraba de salir desde sus bocas.

Los flashes de las cámaras no tardaron en cubrir sus cuerpos. Los periodistas se abalanzaron sobre ellos, haciendo que las expresiones de Jeff y Cristy se oscurecieran.

Intentaban, de todas las formas posibles, evitar que se les tomara una foto. Se cubrían el rostro con los brazos, dejando al descubierto las esposas en sus muñecas.

"¿Cuál es el motivo del arresto, Señor Khei?"

"¿A dónde los llevan?"

"¿Tiene algo que ver con el incidente de la academia Laussir?"

"¿Es por el uso de drogas? ¿Sus hijos están relacionados con las drogas?"

Los periodistas intentaban obtener respuestas. Necesitaban información para poder armar sus notas. Deseaban desenterrar la "mugre" que habían escondido los Khei.

Al mismo tiempo, un joven, recostado sobre la cama de un hospital, no dejaba de temblar. Sus ojos miraban con horror, las imágenes que se estaban transmitiendo en vivo por televisión.

Sus padres habían sido esposados y estaban siendo guiados hasta la comisaría. ¿Qué estaba sucediendo?

Sin embargo, Kalisto no tuvo mucho tiempo para reflexionar, antes de que un oficial irrumpiera en su habitación.

"Kalisto Khei, queda usted bajo arresto por posesión y venta de estupefacientes"

Ah...con que era esto, pensó Kalisto antes de sumirse en una completa desesperación. Si la pérdida de sus manos, no había sido lo suficientemente doloroso, la pérdida de su estatus y estilo de vida lo estaba desgarrando por dentro.

No podía respirar. Su pecho se comprimía, al compás de un pensamiento que lo atormentaba. Su mente no paraba de repetirle que las cosas no debían ser así. Él no debía hundirse en el fango, sino triunfar como un grande.

Kalisto se desmayó, siendo prisionero de sus pensamientos y emociones. En su interior, no podía superar la idea de que lo había perdido todo.

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