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Nueve. ¿Otro padre…?

Edward camino hacia la salida con Jacob detrás de él, después ya no los pude ver ni escuchar, pero estaba segura de que toda la familia estaba escuchando lo que estaban diciendo.

—Vamos, Elina, tienes que sentarte. —dijo Rosalie. —No es bueno que te fatigues tanto. —

Le sonreí mientras me ayudaba a sentarme de nuevo en el sillón y después volvió a colocar la manta en mis piernas.

Pasaron alrededor de veinte minutos cuando los dos entraron por la puerta de la sala, los examine con detenimiento buscando indicios de pelea, no había ninguno.

—Vamos a dejar que Jacob y Elina hablen a gusto…a solas. —dijo Edward.

—Por encima de mi cadáver. —dijo Rosalie.

Emmett se puso a un lado de ella en forma de apoyo.

—Corazón. —me llamo Edward. —Jacob quiere hablar contigo, ¿Tienes miedo de quedarte a solas con él? —pregunto.

—Claro que no. —contente de inmediato y luego mire a Rosalie. —Rose, está bien. Jacob no nos hará daño. —

—¿Y si es una trampa? —pregunto ella.

—No lo creo. —dije.

—Rosalie, no nos perderás de tu vista a mí ni a Carlisle. —dijo Edward intentado persuadirla. —Es a nosotros quienes Elina teme. —

—No. —dije de inmediato con la preocupación de haber herido los sentimientos de la persona que más amo. —Yo no le tengo miedo a ninguno, después de todo son mi familia. —

Edward sacudió la cabeza y me dio una leve sonrisa.

—No era mi intención expresarme de ese modo. No te preocupes. —

Suspire para relajarme, todos estos sentimientos negativos le hacían daño a mi bebé.

—Salgamos todos. —pidió de nuevo Edward mientras señalaba tenso la salida. —Por favor. —

Todos salieron en un parpadeo, menos Rosalie y Edward.

—Todo estará bien, Rosalie. —dije en un hilo de voz.

Rosalie miro mal a Edward y apunto hacia la puerta para que el saliera primero. El salió con Rose detrás de él, no sin antes darle una mirada de advertencia a Jacob.

Una vez solos, Jacob camino hacia mí y se sentó en el piso, tomo mis manos e intento darles calor.

—Gracias por venir. —dije.

—No mentiré, Elina, te vez horrible. —

—Lo sé, ¿Doy mucho miedo? —

—Mas que el monstruo del pantano. —

Solté una risita débil.

—Me alegra mucho que estés aquí. —

—Elina, en verdad, ¿En qué pensabas con todo esto? —

—¿Te pidió que me sermonearas? —

—Algo por el estilo, pero la verdad no sé porque me lo pidió, tú nunca me hiciste caso y es obvio que en esta ocasión no será diferente. —

Suspire.

—Te lo dije…—dijo.

—¿Sabías que el "Te lo dije" tiene un primo? —lo interrumpí. —Se llama "Cierra la maldita boca" —

—Esa no me la sabia. —

—No me des demasiado crédito, la copie de un episodio de Los Simpson. —

—No lo vi. —

—Era muy divertido. —sonreí.

Nos quedamos un rato en silencio. En ese momento mis manos ya estaban calientitas.

—¿Enserio te pidió que hablaras conmigo? —pregunte.

—Pidió que te diera un poco de sentido común, pero creo que contigo eso es un caso perdido. —

—¿Entonces? —

Se quedó callado.

—Ya verás que todo saldrá bien, estoy segura. —

Frunció el ceño.

—¿La locura es un síntoma de tu enfermedad? —pregunto enojado.

Solté una risita.

—Es muy posible pero no. Ya hablando enserio, prefiero tener la esperanza de que todo saldrá bien, no digo que será cosa sencilla pero ¿Cómo no podría creer en la magia después de todo lo que me ha pasado? —

—¿Magia? —pregunto.

—Si, y especialmente la que se trata de ti. Terminaras encontrando esa magia y pondrá orden en tu vida. Y la verdad bien merecida la tienes, mereces a alguien que te haga feliz. —sonreí.

—¿Escuchas las locuras que dices? —

—Edward una vez dijo que la imprimación era como sueño de una noche de verano, como la magia. Llegará el momento en donde encuentres lo que tanto buscas y todo esto cobrará sentido. —

Soltó un gruñido.

—Si piensas que esa impronta le dará sentido a este despropósito…—guardo silencio buscando las palabras correctas. —¿De verdad crees que todo esto estará bien cuando me imprime de una desconocida? —señaló mi pansa. —¡Dime cual es el caso de que yo te ame tanto, de que tú lo ames a él cuándo te hayas muerto, Elina! ¡Como podrán las cosas estar bien! ¿Cuál es el caso de tanto dolor? ¡El tuyo, el mío, el de Edward! no es que me importe el dolor de tu esposo pero ¡Lo mataras a él también! —salte de la impresión. —Por lo tanto, al final ¿Cuál es el caso a que retuerzas al máximo esta historia de amor? Dime tu lógica, por favor, dímela ahora mismo que no la entiendo. —

Solté un suspiro.

—No lo sé, Jacob, pero tengo fe de que todo saldrá bien al final aunque todo diga lo contrario. —

—Morirás por nada, Elina. ¡Por nada! —grito.

Sonreí y pasé una mano por mi pansa.

—No moriré. —dije entre dientes y con decisión. —No dejare que mi corazón deje de latir. Yo sé que soy demasiado fuerte como para soportar lo que venga. —

—Son puras estupideces, Elina. No fuerces las cosas más. Ninguna persona tiene tanta vitalidad. —dijo mientras tomaba mi rostro entre sus manos.

—Yo sé que puedo y podre. —murmure decidida.

—Pues la verdad no parece, así que dime ¿Cuál es tu plan? Espero que tengas uno y que sea muy bueno. —dijo mientras soltaba mi rostro y volvía a tomar mis manos.

—Claro que tengo un plan. —dije. —¿Sabías que Esme se aventó de un precipicio cuando era humana? —

—¿Y? —

—La dieron de inmediato por muerta y la llevaron directo a la morgue, pero Carlisle logro escuchar el débil latido de su corazón y la convirtió. —

—No piensas sobrevivir esto a como humana, ¿Verdad? —pregunto sabiendo por donde iba.

—Claro que no, no soy idiota. Aunque creo que tu piensa que si lo soy en estos momentos. —

—Vampirismo de emergencia. —murmuro.

—Sip. Funciono con Esme, con Emmett, con Rosalie e incluso hasta con Edward. todos estaban a punto de morir cuando Carlisle los convirtió, él lo decidió así ya que era eso o la muerte. El salvo sus vidas. —

—Vamos, Elina, hazme caso, no lo hagas, por favor. —me suplico. —No esperes hasta el último momento, no tomes ese camino. Vive ¿De acuerdo? Tu sigue con tu vida, ¡No me hagas esto! ¡No se lo hagas a Edward! —dijo con tono más duro. —Tu ya sabes lo que el hará cuando mueras, ya lo ha hecho antes. ¿Acaso quieres que vuelva a acudir a los asesinos italianos? —

—No voy a matarlo. —dije firme.

—Oh… no había oído la buena noticia. —dijo sarcástico. —Así que darás a luz a un pequeño hombrecito. Tal vez debí haber traído unos globos azules. —

—Bueno…en realidad no se con exactitud si será un niño, porque los ultrasonidos no dicen nada. La membrana que rodea al bebé es demasiado dura, como la piel de un vampiro. Pero mi instinto me dice que tal vez sean dos. —

—¡¿Dos?! —

—Ya te dije que no estoy segura de eso. —

Me miro con una mueca.

—Ahí no hay nada hermoso, Elina. —

—Ya lo veremos. —dije segura.

—Tu no. —

—Ay dios, Jacob, eres tan pesimista, porque no te entra en la cabeza que hay una posibilidad de que todo salga bien. —dije.

Jacob bajo la mirada, exhalo, como si estuviera controlándose de explotar.

—Todo saldrá bien, Jake. —le acaricie el pelo. —Te diré "Te lo dije" cuando todo salga conforme al plan. —

—Nada está bien. —murmuro con la mirada baja.

—Shh, no llores. —dije mientras le quitaba una lagrima que caía por su mejilla.

—¿Y qué hay de tu deseo? Pensé que no querías ser vampiro tan pronto, y ¿Justo ahora aceptas serlo? No tiene sentido. ¿Desde cuándo deseas ser madre? ¿Por qué te casaste con un vampiro si querías tanto la maternidad? —

—No sé en qué momento, pero ese no es el punto. En realidad no planee todo esto, solo se dio. No tenía planeado tener un bebé o…este bebé. —

—Es un asesino, Elina. Solo mírate al espejo—dijo.

—Eso no es cierto. —

—¡Oh, cállate por favor, Elina! Puedes contarle todas esas tonterías a tu chupasangre, pero a mí no podrás lograras engañarme: No lo lograras. —

De repente sentí un fuerte golpe en el vientre, había sido una patada cerca de la costilla. Solté un jadeo que hizo que Jacob saltara en su lugar y me mirara con preocupación.

—Estoy bien, estoy bien. —dije a como pude ya que la patada me había quitado un poco el aire.

Puse la mano sobre mi enorme pansa intentado que el bebé se calmara un poco.

Alce la mirada y Jacob tenía el asco y el horror impregnado en sus ojos. Bajé la mirada para ver que estaba mirando, cuando me di cuenta de que el suéter que tenia se había subido un poco dejando al descubierto mi piel blanca cubierta de pequeños hematomas morados. Rápidamente baje el suéter.

Jacob trago y hasta pude ver que se había puesto un poco verde, parecía que fuera a vomitar.

—Elina, por favor, no lo hagas. —dijo con suplica. —¿Qué pasaría si…? —

—¿Si qué? —

—¿Y si no fuera una cosa irrepetible? ¿Y si no fuera de todo o nada? ¿Qué pasaría si hicieras caso a Carlisle y siguieras viva? Si lo hicieras, podrías seguir con vida e intentarlo de nuevo. Este embarazo no va a salir bien. Haz otro intento. —dijo.

—{¿Otro intento? No comprendo.} —pensé mientras fruncia en ceño.

—La verdad no sé lo que intentas decir pero ¿En verdad crees que Edward lo permitirá? ¿Cuál sería la diferencia de otro intento a este? Estoy segura de que cualquier bebé…—

—Si, las cosas no cambiaran si él es el padre. —dijo Jacob.

—¿Qué? Ahora si me confundiste más. —

Pensé y pensé hasta que la una idea llego a mí. Ser madre, sí, pero del bebé de alguien más, de un desconocido, eso no me gusto para nada.

Fruncí el ceño.

—¡Ay, Jacob! pero que cosas piensa, acaso crees que mataría a mi bebé, para tener el de un desconocido, ¡Si que estás loco, amigo! —

—No quería decir eso. —dijo. —No el de un desconocido. —

—¿Entonces a que te refieres? —

Negó con la cabeza.

—A nada, has como que no dije nada. —

—¿De dónde sacaste la idea? —pregunte mientras lo miraba con los ojos entrecerrados.

—Olvídalo, por favor. —

—Fue él, ¿Verdad? Él te dijo que me dijeras eso. —

—No, nada de eso. —dijo nervioso.

Intente mirarlo a los ojos para ver lo que tramaba, pero siguió mirando hacia otro lado con vergüenza. ¿Si no se refería a un desconocido entonces a quién? Entonces lo comprendí.

—Wow. —fue lo único que dije.

Me miro con vergüenza.

—Lo siento, pero no es algo que yo haría. —dije sincera. —Nunca seria capas de lastimarlo, lo amo. —

—¿Por qué tienes que amar lo que te hace daño? —pregunto.

Suspiro y se levantó.

—¿Ya te vas? —pregunte triste.

—No soy necesario aquí. —

—No te vayas, por favor. —

—Debo regresar. —

—¿Por qué viniste? —dije un poco brusca.

—Para ver si estabas viva. No creí la historia de Graham de que estabas enferma. —

—¿Volverás? —pregunte.

—No voy a venir a ver como mueres poco a poco. —

—{Eso es verdad, no tengo que ser egoísta.} —pensé.

—Es verdad, lo siento. Harías bien en no venir. —dije. —Adiós. —susurre mientras acomodaba la manta que estaba en mis piernas. —Cuídate, por favor. —

Me ignoro y se fue.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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