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Ocho. Genio.

Terminamos yendo a la playa donde me gustaba ir a caminar y a platicar con él. Jacob esta super alegre por haber planeado una fuga con éxito. Me pregunto si creía que fuera posible que un Cullen fuera capaz de cruzar la línea del tratado, yo le había respondido con una negativa, era obvio que no iban a romper el tratado pero ya sabía el regaño que me iba a ganar.

—Bueno ¿Y cuál es el último escándalo de la manada? —pregunte mientras seguíamos caminando.

Casi se cae de la impresión y me miro con asombro.

—Era broma. —dije mirándolo con confusión.

—Ah. Es que…—sonto un suspiro. —Quil se imprimo, ya es el tercero y creemos que es un fenómeno más común de lo que dicen las historias. —

Después de decir eso me miro muy fijo a los ojos, cosa que se me hizo rara.

—¿Qué? ¿Tengo algo en la cara? —pregunte extrañada.

—No. No tienes nada. —dijo soltando un suspiro.

Después de eso me explico que Quil se había imprimado de Claire la sobrina de Emily, la cual era una bebé de dos años.

—Pero es solo tiene dos años. —dije sorprendida.

Me miro con gesto sombrío.

—Quil no va a envejecer más. Solo debe ser paciente por unas cuantas décadas. —

—Pero…—no termine.

No podía pensar cómo podía ser posible que la pareja de Quil fuera solo una bebe.

—No juzgues antes de tiempo, sé que lo estás haciendo lo veo en tu cara. Te estas equivocando en todo. He visto lo que siente atreves de sus ojos. No hay nada romántico en todo esto, no para Quil, aun no. —resoplo. — ¡Es tan difícil de explicar! La verdad es que es muy diferente al amor a primera vista, es más como un movimiento gravitatorio. Cuando tú la vez, ya no es la tierra lo que te sostiene, sino ella, que pasa a ser lo único que importa. Harías y serias cualquier cosa por ella, te convertirás en lo que ella necesite, ya sea un protector, un amante, un amigo o un hermano. Quil será el mejor y más tierno de los hermanos mayores que haya tenido un niño. No habrá nadie más protegido que esa niña. Luego, cuando crezca, ella necesitara a un amigo. El será el amigo más compresivo y digno de confianza que ella pueda conocer. Cuando ya sea adulta, serán tan felices como Sam y Emily. —dijo con un deje de amargura.

—¿Claire tendrá alternativa? —pregunte.

—Claro que la tendrá, pero al final ¿Por qué renunciar a una persona que fue prácticamente hecha para ella? —

Después de eso anduvimos caminando por la orilla de la playa, le pregunte si creía que en algún momento le pasaría a él, cosa que contesto que jamás, eso me entristeció, y más cuando dijo que no miraría a otra persona que no fuera yo. Solo le conteste que no lo veía más allá de un mejor amigo, pero él seguía necio. Le dije que no se cerrara a la idea de ver a otras chicas que yo no era la única en el mundo, pero al final no hizo caso. Le dije que ya tenía que irme que no podía pasar mucho tiempo ahí, pero la verdad era que no quería seguir con esta charla, me dijo que me quedara que podíamos pasear un poco en las motos, a lo que acepte después de que dijera que ya no sacaría el tema.

Condujimos por los caminos de la parte posterior de La Push hasta que la lluvia comenzó y Jacob pidió en ir a su casa ya que insistió en decir que si no comía iba a entrar en fase. Billy me recibió con una sonrisa y un abrazo cuando llegamos a su casa. Después de comer nos fuimos al taller y le ayude a limpiar las motos. Había pasado bastante desde la última vez que estuve allí, ya extrañaba el lugar.

Estuvimos hablando con comodidad de diferentes cosas hasta que Jacob me hizo una pregunta que cambio todo.

—¿Si sabes lo que significa que te muerdan? Lo comprendes ¿No? ¿Sabes que el tratado se romperá? —

—Eso no pasara, porque no estaremos aquí cuando suceda. —dije con calma para que no se enojara.

—¡No hay un límite geográfico para el tratado, Elina! Nuestros tatarabuelos solo acordaron mantener la paz porque lo Cullen juraron que eran diferentes, que ningún humano estaría en peligro con ellos. Cuando vuelvan a sus antiguas costumbres serán iguales a las demás vampiros y el tratado ya no tendrá sentido, solo bastara con volver a encontramos…—

—Pero ¿El tratado no se había roto antes? Tú me contaste sobre los vampiros. —

Jacob gruño.

—Si, no respete el tratado cuando pensé que no era real, pero eso no es ninguna ventaja. Un error no justifica otro. Eso solo hará que acabe en guerra. —

—No tiene por qué ser así, Jake. —dije.

—Así va a ser. —

—¿Jamás me perdonaras? —murmure.

—Tu dejaras de ser Elina. Mi amiga ya no va a existir. No habrá nadie al cuan perdonar. —dijo.

—En otras palabras eso es un "No". —susurre.

Nos quedamos en silencio.

—¿Entonces es una despedida? —pregunte.

Me miro con sorpresa.

—¿Por qué? Aún nos queda mucho tiempo. ¿No podemos ser amigos el tiempo que quede? —pregunto.

—Nunca sabes lo que pueda pasar en el futuro, Jake, pueden ser semanas, meses o años, pero no puedo estar segura de cuándo será. —

Lo siguiente no lo vi venir. Jacob se levantó de repente y apretó tanto la lata de soda que tenía en la mano que el líquido salió volando, haciendo que me mojara.

—¡Jake, ten más cuidado! —dije también levantándome.

Jacob comenzó a respirar con fuerza, apretando los puños con tanta fuerza que las venas se le comenzaron a marcar. Me lanzo una mirada totalmente enloquecida al mismo que soltaba un gruñido en su pecho, me quede estática.

Y entonces Jacob apretó los dientes, cerro los ojos y respiro profundo intentando relajarse.

—Semana. —repitió.

Abrió los ojos y pude ver más rabia en ellos.

—¡Te convertirás en una mugrosa chupasangre! —dijo entre dientes.

—Ya te dije que nunca se sabe lo que pasara, ¿Qué otra alternativa hay? —dije con un nudo en la garganta.

—Cualquier otra cosa, preferiría que murieras a eso. —dijo con rabia.

Eso fue como si me hubieran dado una cachetada, nunca hubiera esperado esas palabras de mi mejor amigo. Las lágrimas se fueron asomando en mis ojos, le tire las cosas que estaban cerca de mi cuando intento acercarse a mí.

—¡No te me acerques idiota! —dije tirándole una llave inglesa.

Sali corriendo y tomé una moto que tenía ahí que no sabía de quien era y me fui de ahí. La lluvia me empapo por completo. Conduje a toda marcha por la carretera a la casa de los Cullen. Al llegar empuje la moto al interior del garaje, tuve suerte de que no me tope con nadie de camino al cuarto en donde dormía.

Rápidamente me metí a bañar con agua caliente, después me cambié y me acosté en la cama haciéndome bolita. Rápidamente me dormí.

A las pocas horas me desperté aturdida, sabía que todavía no era de día. Me estire un poco topándome con algo frio haciendo que me diera cuanta que no estaba sola.

—Hola, cariño. —susurro Edward.

Me volví a hacer bolita, me tapé completamente, solté un suspiro tembloroso al recordar todo lo que había pasado la tarde anterior y ahí me desboroné, comencé a llorar…otra vez.

Solo pude sentir como Edward me desenvolvía de la cobija, me abrazaba y me hacía mimos para que me calmara.

—¿Te gusto la cama? —susurro cuando me calme.

—Si, es muy cómoda. —susurre con voz temblorosa.

—Amor, ¿Qué tienes? —pregunto preocupado. —¿Es porque crees me voy a enojar porque fuiste a La Push? Sabes eso ya no me importa, he tomado la decisión de que puedes hacer e ir a cualquier parte que te haga feliz, cariño. —

—No es eso. Además no creo que vuelva a ir. —

—¿Por qué? —pregunto.

—No creo que he dejado de ser bienvenida allí. —susurre.

—¿Has atropellado a un gato? —bromeo pero pude sentir la duda.

—No, es que pensé que Jacob había comprendido mi situación, no creí que le sorprendiera tanto. —

—Oh, eso. —

Comencé a sollozar.

—Dijo que prefería verme muerta. —y ahí otra vez volví a llorar.

Me abrazo con más fuerza, pero sin ahogarme.

—Lo siento mucho. —

Fue algo que no esperaba de su parte, pero fue un comentario muy acertado, aunque eso no quito el hecho que sentí como se tensaba.

—¿Qué pasa? —pregunte.

—Nada. —

—Puedes decírmelo. —insistí.

—Te vas a enojar. —

—No importa, quiero saberlo. —

Suspiro.

—Puedo matarlo, y lo digo en serio, por haberte dicho eso. Quiero hacerlo. No estoy nada contento con que alguien quiera hacerte daño o desee que estés herida. —dijo serio.

—Me sorprende tu control. —susurre.

—Podría fallar. —

—No vale la pena que gastes energía y tiempo en él. —dije. —Y si quieres gastar tiempo gástalo conmigo. —levanté la cabeza y le di un beso en la barbilla.

—Creo que sería una buena forma de gastar mi tiempo. —dijo sonriendo y dándome un beso en los labios.

Sonreí.

—Oye, ayer hable con Rosalie. —

Se puso rígido.

—Si, ella pensaba en eso cuando llegue. Tienes preguntas ¿Verdad? —

—O sí que tengo. —dije con una sonrisa burlona. —Me hablo del poco tiempo que estuvieron en Delani. —

Creo que Edward ya sabía lo que se venía, creo que lo intuyo por la sonrisa burlona que tenía en mi rostro.

—¿Ah, sí? —dijo un poco avergonzado.

—Menciono algo sobre un grupo de vampiresas…y tú. —la expresión de vergüenza se hizo más notoria cosa que me dio gracia. —Ella aseguro que no tuviste interés en ninguna cosa que se me hizo rara, y me preguntaba… ¿Alguien mostro preferencia en ti? —

No estaba para nada preocupada o celosa, solo tenía curiosidad. Lo que más me daba gracia era que tenía vergüenza de decirme, y no sé porque si yo muy libremente le había dicho los exnovios que había tenido.

Suspiro derrotado por los pucheros que le había hecho para que me dijera. Sonreí con triunfo cuando comenzó a hablar.

—Tanya expreso un pequeño interés y yo le di a entender, de modo muy cortes y caballeroso, que no correspondía. Fin de la historia. —

—¿Eso es todo? —bufe. —Esperaba una historia más emocionante. —

—¿Cómo qué? —dijo confundido de que no le hiciera una escena de celos.

—No sé, pero esperaba algo más interesante. —dije. —¿Y cómo es ella? —

—Tez blanca, ojos dorados, nada especial a decir verdad. —

—De seguro es muy bonita. —dije intentando imaginarla.

—Creo que para los humanos ha de ser, aunque ¿Sabes qué? —

—¿Qué? —pregunte curiosa.

—A mí me vuelve loco una morena de ojos rasgados, sabes ella es todo un bombón. —dijo suspirando.

Solté una risita boba y me escondí en su cuello para que no viera mi sonrojado rostro.

Comenzó a tararearme mi nana, mientras me acariciaba el pelo haciendo que poco a poco me fuera durmiendo en sus brazos.

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