¿Cómo debería empezar una conversación con aquella mujer? juro que mis únicos planes eran asesinarla por haberme abandonado hace tantos años, pero ahora está frente a mí, con lo que parece ser un pijama y una pantuflas de lo que parece ser un unicornio, lo cual en vez de molestarme me pareció lo más jodidamente hermoso que jamás haya visto en mi vida, pues era hermosa, era perfecta de aquella manera tan descuidada y dulce en al que se encontraba, esta pequeña y curiosa chica me ha logrado prender, más de lo que ha hecho Nina con sus sexis vestidos o ropa interior, lo cual es divertido para mi mente, pues a comparación de Nina y sus vestuarios, Gabriela White se consideraría el ser más sencillo sobre la faz de la tierra y aun así mi prometida no le llega ni a los tobillos a aquella mujer que se encuentra con una coleta completamente despeinada y con una notable expresión de sorpresa y nervios que podría verse a kilómetros, pero ahora pudo decir que tiene facciones más adultas y su cuerpo está aún más desarrollado, debería decir ciertamente que los años le han sentado de maravilla.
-- ¡Mami…! ¡Mami…!--Gabriela da un respingo al escuchar los gritos que provienen de la casa y se adentra al lugar sin decirme una sola palabra, simplemente me ignora y corre hacia dónde provenía el grito del niño, lo cual la sigo sin dejar que esta escape de mí, pues no niego que el hecho que me haya ignorado era bastante frustrante para mí, pero lo era más ver que ella había cambiado su expresión de sorprendida a preocupada, lo cual me hizo seguirla casi de inmediato y sentirme de alguna manera igual de preocupado que ella
Escuche a Gabriela decir a una de la mujeres que buscara alcohol y agua con azúcar, mientras se encontraba lo que parecía ser una niña de cabello muy corto a mi lado, lo cual baje la mirada hacia ella y hay la vi, la pequeña era tan igual a mí, era al parecer mi hija, pero entonces la niña al verme se desvaneció completamente y quedo inconsciente en cuestión de segundos, por lo que de inmediato la levante en mis brazos, pero antes de reaccionar Gabriela ya me la había arrebatado y la llevaba junto al que parecía ser su hermano
--Mis bebes… ya es hora de abrir los ojos… vamos… no asusten a mami de esa manera…--aquella mujer quien habían enviado por el vaso de agua y alcohol, había llegado junto a ella, mientras esta destapaba lo que parecía ser el alcohol para lograr despertar a lo creo que son mis hijos, lo cual me lleno de enojo, ¿pues cómo podía estar tan tranquila? ¿Cuándo los que parecen ser mis hijos están completamente inconscientes? a lo que me importo un carajo y me acerque de inmediato dándole un leve empujón a Gabriela y tomo a cada niño como puedo del sillón y me dirijo hacia el auto, lo cual escucho su voz a mis espaldas, al parecer completamente enoja— ¿pero qué mierdas haces…? Hey… dame a mis hijos… oye gigantón… mierda… Ull Ledebev entrégame a mis hijos joder…--la noto bastante intranquila, por lo que me detengo antes de adentrarme en el auto y por fin decido hablar
--Está en ti si vienes o no conmigo…--creo ser lo bastante claro con mis palabras, pues me adentro en el auto y antes de que pudiese cerrar la puerta está ya está sentada a mi lado, con el ceño fruncido y observándome como si fuese el hombre más maligno del mundo, lo cual no logro comprender, pues solo estoy llevando a los que se supone que son nuestros hijos al hospital, ella debería estar agradecida, pero parece completamente enojada, pareciese que solo deseo hacerles daño, algo que es completamente herrado—llévanos al hospital más cercano—Gabriela frunce aún más el ceño, y me observa como si estuviese loco, a lo que esta habla de inmediato, con un tono completamente hostil y hasta se podría decir que lleno de odio
--Ellos no pueden ir a cualquier hospital, ya tiene un oncólogo, además esto es normal el día de ayer estuvieron en quimioterapia…--toma al pequeño de mis manos y le da una tenue caricia en la mejilla, haciendo que este despierte un poco, mientras da un leve suspiro y nos indica la dirección del lugar, algo en lo que yo asiento a Akim, quien conduce de manera inmediata, mientras la niña en mis brazos despierta igual de desorientada que su hermano, pero de inmediato en medio de su inconciencia se fueron hacia su madre
No negare que aquello me lleno de celos, pues son mis hijos, se supone que también me buscarían a mí, pero debido a que esta mujer los había alejado de mí por tantos años, ellos me veían como si fuese un desconocido. A lo que Gabriela, les decía que todo estaba bien, y que no ocurría nada, mientras los chiquillos lloraban para no ser llevados al hospital, al parecer llenos de temor, lo cual me dio gran enojo, ¿cómo era que ella deseaba llevar a mis hijos a aquel hospital? ¿Cuándo era más que obvio que allí lo lastimaban? mientras esta parecía estar tranquilizando a los pequeños, quien de alguna extraña manera se habían acomodado en su regazo cada uno de un lado, ella les tatareaba lo que parecía una canción para tranquilizarlos, y al final solo se quedaron completamente dormidos, pero mi enojo no mermaba, estaba enojado, lleno de celos y furia, ella había alejado a mi mis hijos enfermos de mí, ella había criado todo este tiempo lejos de mí, a esas dos pequeñas criaturas, de las cuales me había perdido un sinfín de cosas, me había perdido de aquello de ser padre y como si eso fuera poco, los llevaba a un lugar en el que los lastimaban, pues solo había una esa explicación para que los pequeños no quisiesen ir al hospital, por lo que la ver a los niños completamente dormido, hable lleno de coraje
--¿Cómo pudiste ocultarme a mis hijos…? —digo esto cargado de enojo, mientras ella levanta la mirada hacia mí, y allí lucho conmigo mismo en no caer ante sus hermosos ojos negros y su rostro tan bellamente curioso, pues no negare que tengo unas ganas terribles de besarle y hacerla mía una y otra vez, para cobrarle todos los años que ella me abandono, "concéntrate Ull, no puedes caer" me reprendo a mí mismo y sigo con mi rostro de pocos amigos hacia ella, para que logre entender el problema
--No quiero que tengan nada ver que contigo y tu familia, solo quiero…
--Tu médula ósea, aquello lo dices una y otra vez, creería que querías venderme por partes en el mercado negro…--esta da una pequeña sonrisa al escucharme y la verdad no soy alguien de chistes o de comentarios sarcásticos, pero con ella es como transportarme a aquella época en donde había una linda chica que me visitaba cada tarde cerca del río, de la cual me había locamente enamorado, pero luego me reprendo internamente de nuevo, pues no tengo permitido aquello, a lo que le hablo de inmediato a Akim, quien me observa curioso, seguramente debido a que jamás me había visto expresarme de aquella manera y mucho menos con una mujer—Akim cambio de planes… al aeropuerto y llama a oncólogo para que sean atendidos durante el vuelo—Gabriela se sobresalta al escucharme, en lo que su respiración se acelera y me observa como si los llevase a sus propias muertes
--No… no lo harás, no te llevaras a mis hijos, además de que si yo no doy la autorización no los podrás sacar del país, ¿quedo claro imbécil? Así que llévame a mi casa ¡ahora!--la observo un poco divertido con situación, es más que obvio un hombre como yo no deja cabos sueltos y ya tengo todo preparado para el viaje tanto de los niños, como el de ella, pues en caso de que ella quiera acompañarme a Rusia ya tengo listo todo para nuestro viaje y los mejores hospitales de Moscú esperando por mis hijos
No imagine que en cuestión de minutos llegaríamos, donde escuchaba los reproches de Gabriela, y lo gran alterada que se encontraba, pues no hacía más que insultarme y decirme cuanto me odiaba y que sobre su cadáver me llevarías a sus bebes, pues eran de ella, y no permitiría que yo los secuestrara, es más. intento llamar a la policía, pero antes de siquiera intentar llamar, al parecer comprendió que había salido de su casa con una pijama y obviamente no llevaba su teléfono, ya que incluso los zapatos que la acompañaba eran aquellas pantuflas horribles con aquel animal de un solo cuerno, al igual que mis pequeños que aún seguían en pijamas y con zapatos iguales a los de su madre, a diferencia del de mi hijo, quien tenía un horrible rostro verde haciendo una mueca de enojo, al parecer tendré que aprender un poco de gustos infantiles, pues no sé cómo haría para lograr ganarme sus corazones, al bajar del auto ya el jet estaba esperando por nosotros logrando así que Gabriela de manera definitiva lograra entrar en pánico, ya que al querer quitarle los niños para ingresarlos en el jet, esta mujer los sostuvo con fuerza logrando que los niños despertaran
--No te llevaras a mi hijos mierda… son míos… mentí no son tus hijos, no necesito nada de ti… lárgate de nuestras vidas mierda…--sus ojos estaban llenos de lágrimas, mientras su piel se había tornado completamente pálida y parecía estar temblando de un gran miedo, estaba entrando en pánico, aquella sensación la he visto tantas veces, estaba tan asustada, que para ella esto parecía ser una pesadilla, lo notaba en su mirada y como observaba a los alrededores al parecer buscando una ancla que lograr ser salvara de todo el temor que la abarcaba en estos momentos, era una lástima que su única respuesta y su única ancla era yo, el que quería llevarse a sus hijos, pues nadie podría ayudarla
--Estas asustando a los niños…-- los chiquillos lloraban al igual que su madre, lo cual me causo un gran dolor, ya que no imagine que proyectaría tan mala impresión a mis hijos desde el inicio y todo a causa de su madre, quien me veía como si fuese un monstruo un ser malvado que había llegado a acabar con todo lo bueno de su vida, ella me observaba como si fuese lo más ruin que hay sobre la faz de la tierra, me temía y mucho, aquello ciertamente no me hacía sentir poderoso como en muchas otras ocasiones, me hacía sentir como una basura, como si en realidad si fuese lo que sus hermosos ojos proyectaban
Le hice una señal a Akim. para que me ayudara y entre gritos tanto de los niños como de la madre, logre arrebatarlos de sus brazos, haciendo que los niños lloraran de manera desesperada por su madre, mientras esta era sujeta por otro de mis hombre intentado liberarse de su agarre, algo que me molesto, pues al ver la brutalidad con la que la sostenía, hice que la liberarán de inmediato, debido a que no me gustaba el hecho de que le puedan hacerle daño, aunque más del que yo le causaba creo que era imposible, Akim se dentro al lugar junto con la azafata, quienes llevaban a mis hijos, los cuales lloraban y pataleaban por su madre, la cual era interceptada por mí, para no dejarla entrar al jet y lograr que ella sacara a los niños de allí
--¡maldito animal de mierda…! ¡Ellos son mis hijos no tuyos! ¡¿Cómo puedes hacerlo esto a una madre…?! ¡Ellos están enfermos y no pueden alterarse, maldito hijo de puta…! --entre sollozos esta se acercó y note que como no alcazaba mi rostro para lograr ser golpeado, pero al notar que era prácticamente imposible para su tamaño
Gabriela opto por darme puñetazos a mi torso y maldecirme una y otra vez, mientras me dio una que otra patada y golpes con su manos cerradas, sería un completo mentiroso si dijese que no me dolían sus golpes, pues ella tenía un buen derechazo y hasta mucha fuerza en sus piernas, pero no hice ningún tipo de gesto, era alguien entrenado a soportar el dolor, pero ahora este dolor era más emocional que físico, ya que verla tan desecha logro hacer que me prometiera a mí mismo que no permitirá jamás que ella se sintiera de igual manera, protegerla y hacer que su vida fuese lo mejor que podría ofrecer y aunque me intentaba regañar internamente, por esa tontería que estaba pensando en aquel momento, lo cierto era que no podía ahogar este sentimiento de sobreprotección que volvió a mí en este instante
--debes calmarte si quieres subir…--esta me observo como si hubiese dicho un mal chiste, pero lo cierto era que le hablaba con la verdad e intentaba lograr que esta se tranquilizara aunque fuese un poco—depende de ti si nos acompañas a Rusia, haré el tratamiento de mis hijos allí y si tu no vas con nosotros yo no me opondré, pero ellos no se quedarán…—que completa mentira la que estaba diciendo, era más que obvio que ahora que fin la había recuperado, jamás dejaría que ella se alejara de mí, jamás…