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LA SERENATA.

Ya había pasado un rato caminando bajo la lluvia que poco a poco había calmado sus aguas, más el sonido de los truenos resonaban estrepitosamente por todos lados, se podía apreciar un magnífico juego de luces provenientes de esos aterradores pero alucinantes relámpagos, era muy inusual que lloviera de éste modo, todavía no era temporada de lluvia, no sólo eso, en la madrugada nunca lloverá así. Continuaban andando y sus ropas estaban tan empapadas que ya no se molestaban en encontrar algún tipo de resguardo de la lluvia, a paso de hombre les tomo cerca de una hora y media más, ya que sin la patrulla era obvia la distancia que tenían que recorrer.

El andar bajo la lluvia y lo que acaba de hacer había sido suficiente para desahogarse, por lo menos por ahora. Aun estaba algo contrariado pero ya había mejorado su humor y poniendo una mano sobre la nuca pregunto a su amigo.

—¿como van las cosas con... este... con ella? — pregunto dudoso

—¿con isabela?— levantando una ceja y mostrando una amplia sonrisa —¿porque preguntas?, ati nunca te a interesado mi vida—

—Lo pregunto para hacer conversación—

no era cierto, memo siempre había puesto suma atención a sus platicas con él en cada detalle, el era un gran líder que se preocupaba por todos los suyos aunque no lo demostrará.

—pues... que te puedo decir ella aun esta molesta y aun no me perdona, incluso compre esa casa para ella, me había dicho que su sueño era vivir en una casa grande que solo fuera de ella y llenarla de cosas como fotografías y malas pinturas que solo ella encontraría interesantes... tal vez pronto ella me perdone en cuento vea esta hermosa casado —lo decía muy animado y con su gran sonrisa tan característica.

La platica siguió un poco más hasta llegar ala calle en donde ambos vivían, pero sus casas estaban ubicadas de punta a punta de distancia, y cuando ya habían llegado ala casa de Hilario ambos se despidieron con un seco

—Adiós—.

Hilario había llegado primero a su casa, lo que significa que a memo aun le quedaba una cuadra más, suspiro un poco antes de dar un paso. Llegando a su casa vio encendida la luz de su habitación, lo que hizo que su primer pensamiento fuera una frase muy repetitiva en los últimos años.

"habrá bronca otra vez..."

En cuanto habría la puerta de su casa, noto un olor ligero de humo, no era el de cigarro, si no de algo que estaba quemándose, entró cuidadosamente tratando de no hacer ruido, y al dar el primer paso se oyó quebrar unos cuantos cristales del piso, bajo la mirada y presto atención con detenimiento porque la luz aún no estaba encendía lo que lo obligaba a esforzarse más de lo normal y pudo ver varios cristales regados por todas partes, paso rápidamente su mano por el interrumtor de la luz y un "Click" había hecho encender la luz, no se notaba con la luz apagada pero toda su casa estaba patas arriba, los libros estaban tirados, los vasos y jarras de cristal están regados en pequeños fragmentos y distribuidos en todas direcciones, en el piso de arriba se podía escuchar un pequeño caminar en círculos que iba de un lado al otro que atribuyo a su mujer y un pequeño zollozo muy débil que lo hizo pensar que tal vez alguno de sus hijos estuviera llorando por alguna pesadilla, camino despacio entre los vidrios para tratar de no pisar ninguno y herirse los pies, en su pensamiento ella había hecho un berrinche y en un ataque de ira tiro todo para desahogarse ya que el no había llegado a casa en más de una semana, estaba cansado porque en este tiempo no había hecho nada más que trabajar, y lo último que quería era una pelea marital.

En ese momento se escucho el grito y las exigencias de una mujer que él no reconocía, esto no era raro, ya que a menudo ella invitaba amigas con las qué ella luego peleaba a gritos y luego a los días se reconciliaba, así que no se preocupo por subir a prisa.

—¡¡Donde esta maldita sea, si no me dices te cortare esta vez un dedo!!.

En zollosos y gritos ahogados de llanto ella contestaba —no lo se, de verdad que no lo se, el guarda sus cosas con mucha cautela — su voz estaba rasgada y con un llanto atorado apunto de explotar, mientras trataba de ponerse débilmente de pie.

Ella la vio de reojo que trataba de levantarse y le dio un golpe con la suela de su zapato para que no se levantara, tirandola de nuevo al piso —deja de llorar, y dime donde esta lo que busco.— Mientras seguía buscando de un lado a otro en esta enorme habitación, con un gran cuchillo entre la mano, se detuvo a rasgar el colchón buscando dentro.

Ya había roto casi todas las cosas de esta casa, buscando lo que sea que ella quería, se notaba que estaba alterada por que su tono de una mujer loca la detaba.

—¿Tu marido tiene algún otro cuarto?,¿ casa u oficina donde lo pueda ocultar algo?.

—no lose... se que trabaja como policía, pero el esta todo el día en una patrulla y no tiene oficina, en todo caso podria estar en la patrulla— lo decía ya un poco más calmada pero aun llorando levemente.

—Tiene que estar aqui— Dijo ya muy harta de la situación, que se sentó un momento entre los escombros de la destruida habitación para pensarlo agarrándose los mechones de cabellos entre los dedos como queriendo tirar de ellos dela frustración que sentía en ese momento, el llanto que escuchaba tampoco ayudaba a que se calmara y pensara con claridad, el sonido molesto que hacia mientras lloraba aún tirada en el suelo la enfureció que de ira tomó un viejo libro que estaba cerca y se lo aventó fuerte a la cabeza, este movimiento repentino le habia abierto la piel y la hacia sangrar, cerca de su mejilla se notaba una cortada producto de la esquina de ese pesado libro.

Ya harta de seguir preguntando y notar que no conseguía hacerla hablar tomó una decisión —no me dejas opción, recuerda que te lo advertí— se levanto lentamente apoyándose de las rodillas y los brazos y de su espalda escondido en el pantalón saco una gran navaja con un filo recién aguzado, se acercó a su mano la tomó duramente y le corto un dedo sin vacilar.

Ella no lloro, solo mordió fuertemente sus labios y cerró sus ojos con un gesto de enorme dolor, en ese instante un pequeño grito seco se oyó cerca de ella y pudo notar que había un viejo ropero que protegía muy discretamente.

—¿que fue eso?— se preguntó con una mirada de loca

—No Es Nada... solo fui yo, querías que no gritara si me acabas de cercenar — dijo esto esperando que lo creyera y no indagara más, ya que a su espalda había el viejo ropero que contenía a sus dos pequeños hijos 4 y 5 años escondidos, los había ocultado ahí cuando ella llegó creyendo que solo era una ladrona y que se iría en cuanto le diera su dinero.

—¡quitate!— arremetió con un grito, con una patada que enseguida llegaba a su espalda, abrío las puertas de par en par y en el encontró a dos pequeños niños que tenían los ojos llenos de lágrimas y cada uno se tapaba la boca, sus ojos ya estaban hinchados de derramar tantas lagrimas al ver a su madre ser golpeada brutalmente una y otra vez, las manos de ambos llenas de saliva indicaba que tenían rato tratando de no llorar porque su madreles pido que no hicieran ruido pasara lo que pasara, no había prestado atención y paso por alto ese viejo ya que era tan bajo que solo parecía un buro, cerró las puertas al instante y camino hacia una orilla tomando un viejo trapo y una botella de whisky se dispuso a amarrar las puertas con el trapo con un nudo y vacío la botella en el pequeño ropero.

— Si no vas a decirme lo que quiero saber es porque tan valioso que no puedes darmelo ¿cierto? o simplemente no lo sabes ... perooooo no creo que sea más valioso que tus hijos ¿o si?...

Se fue al baño que estaba ala siguiente puerta de ahí y en botiquín rebusco y encontró una botella grande de alcohol séptico, regreso rápidamente y vacío en el ropero toda la botella junto con otro whisky.

— Es tu última oportunidad para decirme donde esta o juro que le prendere fuego.— sacó un encendedor plateado y abrió la tapa con un dedo y estaba apunto de rasparlo para encender la llama.

–Ya te lo dije que nose, porfavor... no le hagas daño son solo unos niños pequeños.

Dentro del ropero los niños le pegaban suavemente ala puerta mientras sollozando y decían, —tengo miedo mami, dile a esa señora que ya no te pege, mami—

—tengo miedo—él otro lo decía más temeroso y apunto de romper en llanto otra vez.

—mami—

—mamá —

—ayúdame por favor mamá —

— mami...mami...— lo decían mientras cada vez rompían más en llanto y los golpes sonaban más fuertes en las puertas.

En el piso de abajo memo seguí ignorando todo lo que pasaba arriba porque la casa era enorme y apenas distinguía algún sonidos y lo que más le inquietaba era el olor que había persivido antes de algo que habría sido quemado, temiendo que fuera algo importante de su propiedad, de repente todo se volvió color negro en su corazón y un terror le heló la espalda y el estómago cuando oyó gritar a su mujer...

— ¡¡¡POR PIEDAD... SOLO SON NIÑOS... NIÑOS!!!

En ese momento memo subió a toda prisa tirando todo lo que estaba a su paso, hasta llegar a su habitación ya destruida, pudo notar el olor a alcohol regado en cuanto piso el cuarto, las paredes estaban destruidas, los muebles arruinados, pero eso no le importo su cara palidecio cuando oyó los golpes y ruidos de desesperación de sus hijos desde dentro del viejo ropero.

—¡¡¡ que crees que estas haciendo!!! — grito memo

Su mujer se alegro y lloro de alivió al verlo llegar, ya está asalvo, así lo sintió que lo siguienteque hizo fue perder la conciencia no sin antes decir.

— ayúdame por favor, los niños... los niños están ahi— y señaló con las manos aun atadas a la espalda a él viejo ropero.

El encendedor que traía en su mano que iba a utilizar para prenderle fuego, lo dejo caer al piso sin más, como si nada ya le importara, su mirada se clavo en memo con profundo desdén,había cambiando a la de una loca sin igual.

—tu tienes algo mio, y te pido de la manera más amable que me lo devuelvas —

— no tengo nada tuyo, lárgate de mi casa,— grito autoritariamente.

—se que lo tienes y no me voy a ir sin el.

—no se de que hablas, debes haberte confundido de casa.

— no estoy confundida, se que lo tienes... tu lo guardas... y quiero... que me lo des.

Se abalanzó con rapidez empuñando la navaja con la que le había cortado el dedo a su esposa, trató de apuñalarlo, pero el era ágil, derecha desde arriba, izquierda desde abajo, de frente y revés esquivo sus ataques con buenos movimientos, tomo su mano en un descuido y con la navaja aun empuñandola le pego una patada en el estómago para lanzar la con fuerza hacia atras, la navaja estaba ahora en las manos de memo y aun con sangre, cuando vio la sangre no pudo evitar mirar su mano tratando de buscar una herida en su palma, pero cuando concluyó que no era suya y tampoco de ella su mirada se dirigió hacia su mujer tirada y noto que la sangre le brotaba de un dedo faltante, la soltó la navaja y dijo con furia.

—no te conozco, ¡¡lárgate de mi casa antes de que te mate!!.

Ella paso su mano por la espalda una vez más y sacó una arma increíblemente grande para su delicada mano, era una taurus con una tambor de 6 disparos, no entendió como no vio semejante moustro escondido cuando la desarmo, ella alzó la pistola y dio el primer disparo directo a su cara.

El se movió a tiempo esquivando el proyectil instintivamente, pero su mirada no había cambiado en lo absoluto, no había miedo en su rostro, ni un solo rasgo de temor.

—Eres rápido, ya me lo esperaba, pero estoy segura de que ellos no lo son— cambio rápidamente de dirección su pistola y le dio el segundo tiro en la pierna a su mujer que solo la hizo saltar un poco porque ella seguía noqueado por el shok — y el siguiente es para uno de ellos —

señaló con la pistola a los niños que aún estaba encerrados en el viejo ropero.

—ya te dije que no se quien eres ni que quieres.

—¿me pregunto a cual de los dos recibirá el impacto ya que esta la puerta cerrada no se a dónde estoy apuntando?¿así que tendré...?—dijo poniendo la cara de una tonta.

—no lo hagas por favor, ellos son solo niños.

—¿No me recuerdas? ¿se que si?... ¡¡¡mírame!!!-— grito frenéticamente mientras gotas de saliva volaban.

Bajo su mirada un segundo, y entonces memo empezó a verla con detenimiento, ella tenía grandes muslos, una cintura pequeña y su cuerpo era grande, más no gorda, unos pechos que reventaban la blusa de lo grandes que eran unas manos dedicadas y al mismo tiempo se notaba que eran de un trabajador de campo, pronto llegó a su rostro y miró su pelo largo pintado con mechones rubios finamente distribuidos por su cabeza, las orejas onadadas pero sin pendientes, los dientes bonitos pero ligeramente chuecos unos labios algo grandes pero muy bellos y sensuales, y sus cejas con la forma perfecta para su rostro, su cabello estaba fuertemente amarrado con un lazo en forma de coleta con la frente al descubierto. La miró con detenimiento tratando de no chocar miradas, pero la vida de sus hijos estaba en sus manos, de responderle que no sabía de nuevo quién era podría matar alguno.

—eres... la...– tratando de inventar algo creíble se dispuso a mentir.

Ella se río muy decepcionada y con un tono burlón dijo —¿ no lo sabes verdad? o ¿será que no me quieres decir la verdad? — haber si matar a uno de tus hijos te refresca la memoria.

Con el pulgar hecho para atrás el percutor del arma y su mirada se lleno de ira antes de disparar.

—¡¡¡Espera!!! —grito memo rápido —tu ganas—.

Ella volteo un segundo para mirarlo y él contesto:

— Se quien eres... Renata. Tu eres Renata.

Ella bajo su mano con el arma como si hubiera perdido la fuerza dejandola sacudir y luego la subio de nuevo a su cabeza y apuntándose con el arma en la cien ella dijo de forma muy divertida.

— PUMM...— con una mirada lunática y una sonrisa coqueta ahora dirigió el arma y le apunto a su cara — no que no sabias quien soy, estoy en shok, tengo un bonito nombre, no sabía que era tan bonito y eso es por que tu... por que ¡¡¡tu!!! no me lo decías. Es por eso que no me as visto nisiquiera a los ojos verdad... ¡¡¡MIRAME!!!

lo decía frenéticamente mientras escupía saliva de lo fuerte que gritaba

— ¡¡¡QUE ME MIRES!!!... mírame porfavor— lo voz cambiaba de gritarle con furia a susurrarle llorando - QUIERO QUE ME VEAS Y QUE SEPAS QUE ME HAS JODIDO LA VIDA. NO RECUERDO QUIEN SOY O QUE SOY...¿PORQUÉ ME DUELE TANTO VIVIR ASI? ¿PORQUE VIVIR ASI, SERIA BUENO?.

—¡¡¡no estas muerta!!! maldita sea mírate, tienes la capacidad de empezar de nuevo desde cero, y sin el dolor de recordar tus tragedias, por favor tienes que intentarlo.

- ¿a no?...crees que olvidar es bueno para el alma, siento el vacío de mi corazón y es como pudrirse en vida por que no recuerdo nada de lo soy o de lo que fui... así que entonces dime ¿quien mierda soy? ¿que soy? ¿quien fui? dime— lloraba ahora a mares con un grito en el pecho atrapado.

— aun puedes vivir, puedes, ten la voluntad por favor— dijo memo con una voz más serena tratando de llegar al corazón de ella y calmar su tormentoso sufrimiento.

—Por piedad, vivo en un infierno,¿ solo dime quien soy?¿que soy para ti...?— dijo ya quebranzose completamente con las manos en el pecho.

En ese momento memo se quedó callado un momento, no podía conjugar una sola frase y la bola en la garganta se había hecho aún más grande, el lo sabía y aún así no podía y no quería decirlo, pero tanto dolor en la cara de Renata le partía el corazón en dos.

Memo tomo la decisión de hablar, el pecho le latía más fuerte que nunca, en la garganta podía sentir una enorme bola que no lo dejaba tragar la saliva y con voz más firme y dulce contestó por fin...

—Tu eres MI SERENA.

Ella lloraba con angustia aun —¿ déjame saberlo?, ¿si soy algo para ti?¿ si me amas solo dímelo?—

El caminó muy despacio hacia ella le tomó la mano con la que sujetaba el arma, se la quito de entre los dedos y le dijo con una voz muy suave y llena de afecto —te amo, aunque tu no lo recuerdes y porque te amo no puedo decirlo...—

— ¿déjame serlo?, ¿déjame vivir lo?¿ y si me amas como lo dices? protegeme si— su tono de voz había cambiado a la de una niña pequeña que busca al padre con afectuosos cariño y amor.

Él la abrazo con mucha ternura como la de un padre a una niña pequeña que a tenido una horrible pesadilla y con una voz muy dulce le dijo —te prometí que te protegería de todos incluyendo al mundo, pero no puedo protegerte de de ti misma—

Él se separo de ella después de ese abrazo, segundos después de decirle eso, ya en sus manos tenía un libro grande, café y muy viejo... el miro el libro muy triste y hablo mientras la miraba a los ojos que aun están llenos de lagrimas.

— Este es el objeto más grande y más valioso para mi, porque en el contiene más que un viaje, tiene mi amor y mis tristes en el, déjame decirte que esto no te hará ningún bien y me gustaría que no hubieras visto éste libro hasta el día que tu yo nos fuéramos juntos.

Él tomo el libro con las dos manos con suma tristeza, se notaba su arrepiento de mostrarlo y lo empezó a hojear muy despacio, se detuvo a la mitad más o menos extendió su mano como invitándola a bailar y dijo.

—Dame tu mano mi Serena y dime la palabra que sirve para abrir este libro, el pasaje de tus recuerdos, la llave que te mostrará lo que mas anhelas tus memorias.

Ella lo miró con las lágrimas de alegría y al mismo tiempo con profunda angustia y dijo —no lo recuerdo.

—Solo mira la página mi Serena en ella veras que también esta tu llave, porque solo mirando con los ojos del corazón este libro le habla y le revela al verdadero dueño.

Ella miró y miró y con una voz suave y casi inaudible dijo — Nadie...—

El libro dejó salir un poco de luz una luz muy suave y tenue, hasta que ella lo golpeó para apartarlo —¡¡¡ no es cierto!!! esa no soy yo... esa no es mi historia ¡¡¡quitamela, quitamela de la cabeza!!!— grito con locura en los ojos, como si algo la hubiera horrorizado de pronto.

—Te lo dije, que no era buena idea — trato de calmarla mientas apartaba el libro de su mirada, pero en todo caso recibio un golpe seco con un fuerza sin igual directo en la cien.

— no me toques... no te me acerques, eres un maldito enbustero — pronto su ira y locura se volvieron más grandes. —¿y si me me quedo solo con lo más bonito de esto? ¿podrías borrarme el resto?

—lo siento mucho, pero esto es parte de ti, no puedes vivir lo bueno si no conoces el dolor, aunque pudiera no lo haría ¿de que otra forma podrías apreciar lo bello que tubiste?.

Pronto Renata se desplomó en una pila de basura y empezó a llorar amargamente, su depresión había empeorado y ya no sabía que pensar, el saber quien era era sumamente doloroso pero al saberlo su dolor había aumentado a tal grado que empezaba a faltarle el aire.

Fuera de la casa de memo, una bola de espectadores que habían oído los disparos se acercaron con los paraguas y aun en pillama a ver lo sucedido para saciar su hambre de curiosidad. Ninguno se atrevió a dar un paso más allá de la acera, con el temor de salir herido por la disputa o lo que fuera que había pasado ahí dentro.

—¿Me estas diciendo que se ah ido?¿y ya no regresara?— lo decía ya tirada en el piso conmocionada agarrándose sus ojos como si estos fueran a caerseles, la conmoción era tan grande que pareciera que fuera a desmayarse en cualquier momento.

—asi así es— dijo firmemente memo.

—no te creo, tengo que verlo con mis propios ojos— dijo mientras le mostraba unos ojos llenos de rabia y dolor intenso.

—¡NO!. te lo prohíbo, tienes que confiar en mi — dijo mientras la agarraba de la blusa y se la desgarraba porque ella no quiso frenar su salida.

Está lo aparto de una patada y le mostró una mirada llena de lagrimas con gran furia de nuevo, su rostro se volvió claro y oscuro, el cielo relampageo una vez más, que iluminó todo el lugar, su rostro ya no era la mismo y pronto se vio un claro cambio sus cuencas, esta ya no tenían ojos su nariz había desaparecido, sus dientes ligeramente chuecos se mostraban sin sus labios superiores se podía distinguir una clara calavera en su rostro, el dio un paso atrás y la dejó marchar.

Afuera en la calle los vecinos corrían despavoridos por el relámpago tan grande que había retumbando, el sonido ensordecedor fue tremenda mente alto y temiendo que uno los rayos impacatara huyeron del sitio sin vacilar, de pronto ella tiro una silla por la ventana para romper el vidrio y salto por ella, se pudo ver como ella se precipitaba hacia duro suelo de concreto y antes de llegar a tocar el pavimento esta se convirtió en una ave gigantesca con plumas negras y brillantes, y salió volando hacia la tormenta. En la calle el único que quedaba era Hilario, que vio claramente como ella se convertía en esa colosal bestia y se iba volando, el ya traía puesta su pillama y acompañado de una sombrilla y de su perro, camino directo ala casa de memo con serenidad, abrió la puerta sin preguntar y subió las escaleras, vio el gran desorden que había en todo el lugar y no dio su "humilde" opinión al respecto, más que unas palabras.

—¿ esa era Serena?— al oír el silencio que envolvía el lugar, dio por positiva una respuesta —vamos, te ayudo, yo me llevo a los niños y tu carga a tu mujer nos vemos en el hospital si es que no puedo irme con ustedes—

–no es necesario, pero por favor lleva a los niños al hospital y asegúrate de que esta experiencia no les halla dejado secuelas en su salud.

—ella necesita también un médico y que le cosan ese dedo— dijo preocupado.

—no te preocupes por eso, yo puedo arreglarlo.

—mira no dudo de tu capacidad para jugar al médico, pero ella necesita un profesional, nunca as cocido un dedo y aunque puedas pegarlo dudo que tengas idea de como lograr que vuelva a funcionar de manera adecuada.

—no te preocupes— se lo repito ya un poco molesto — solo quiero que lleves a los niños al hospital, les digas que eres su tío, padrino o lo que mejor te parezca, que los estabas cuidando les enseñaste una película de terror y que se asustaron demasiado... el resto lo inventaras tu.

— Ya se lo que tengo que hacer, ¿pero que aras?, no podemos mentirles toda la vida, es seguro que cuando regresen a casa notarán todo esto y se darán cuenta que todo lo que vieron fue real.

— no necesito engañarlos toda la vida sólo hasta que sean grandes y comprendan cual es la vida que les toca vivir entonces les diré todo, por lo mientras los dejaré un par de días con la escusa de que los vigilen en lo que yo me encargo de reponer cada una de las cosas y hacer como que aquí nada paso. Aun son pequeños seguro que lo creerán

— Esta bien,¿ estas seguro de todo esto?.

— No es la primera vez que ago esto ya deberías saberlo.

— Eso ya lose, solo pero creí que cuidarias de ellos, como un verdadero hombre.

—¿ Quien crees que eres tu para hablarme de ser hombre?.

— Soy tu amigo y el único con el valor para decirte lo que necesitas escuchar... y de hecho el único amigo que tienes. ¿Que aremos con ella?— lo decía mientras giraba la cabeza hacia la ventana.

—No aremos nada.

—¿No te preocupa lo que podría hacer?

—No ara nada, solo busca respuestas y como no es capaz de aceptarlas buscará la forma de validar su pasado.

—¿Se las distes?

— Si... ella me las suplico, estaba desesperada por saber quien era.

—¿Le dijiste quien era?

—No.

—¿Entonces fue una perdida de tiempo para ella?

—No.

Hilario miraba ceñudo a memo, con una expresión de desconcierto y noto que no le decía toda la verdad, entonces giro un poco la cabeza y bajo la mirada y pudo ver entre los escombros estaba tirado "el libro" , que le abrió un poco los ojos en señal de sorpresa.

—¿Se lo mostraste entonces verdad?— Dijo Hilario

— Si, eso hize.

— ¿No había dicho ella que ya no quería volver a sufrir y por eso suplico que tomaras su memoria?.

— Ella no tiene recuerdos, por eso vino por sus memorias, le tomará un poco de tiempo analizar su pasado y recordará que ella misma fue quien me lo pidió en primer lugar.

—¿ Entonces, habrá habrá que matarla?.

—No, ella es una soldado fiel, quiero saber que ocurrió para que ella se volviera de esta forma. Alguien debió insitarla a que me atacara con el pretexto de que soy su enemigo.

—¿Entonces que quieres que haga?¿la sigo?

— No ara falta, ya se a donde ira e incluso que cosa estará buscando cuando compruebe su pasado, seguirá las pistas según su memoria, le tomará algo de tiempo ya que a pasado tanto que lo que recuerda es solo un vestigio, y ya solo queda sombras de lo que fue de su vida, su hogar, su pueblo y el resto de sus conocidos hace tiempo que se volvió polvo aunque quedan algunas cosas que podrá usar para buscar su pasado.

—Señor, digo memo,¿ que hacemos?.

—Nada, ya te lo dije, le tomará unos días o hasta semanas dependiendo de su ingenio, yo hare arreglos para ella, y cuando sea el momento ella podrá darle fin a su búsqueda.

— Pondré algunos de los nuestros a que cuide a su familia y su casa.

—No hagas eso, tu sabes tan bien como yo, que ellos también están trabajando en algo de suma importancia, no podemos descuidar las burbujas, o podríamos no retenerlas, cada día hay más y más no se cuanto más podamos soportar así, no tenemos descanso, cada una es peor que la anterior, no tengo forma de pararlas y cada día se nos sale de las manos más y más.

— Serena es de las mejores, revienta más que cualquiera de nosotros, es muy hábil, la necesitamos de vuelta por nuestro propio bien.

—Deja que ella descubra quien es y cuando eso suceda volverá a ser una de nuestras compañeras.— dijo muy seguro de si mismo memo.

La conversación había sido muy lúgubre de pronto, las burbujas de las que hablaban sonaban tan inocentes e inofensivas como un insecto, pero como sabemos hay insectos tan peligroso que tienen la capacidad de cegar nuestras vidas en tal solo un momento, sus palabras habían caído tan pesadas en todos sentidos que agobiaba a ambos saber que por muy duro que trabajarán al final nadie lo notaba. Hilario tomó a los niños y se fue de ahí con la lluvia aun callendo sobre sus cabezas, memo pudo verlo por la rota ventana de su casa, como tocaba la puerta de un vecino con el que ambos se llevaban bien, el abrío la puerta a los pocos minutos de haberla golpeado, a pesar de ser de madrugada, éste ya se había levantado, una gran carga de trabajo como la del vecino exigía horas extras, tanto como de la mañana como de la noche y algunos fines de samana, Hilario mostró a los niños en sus brazos aun inconscientes, enseguida el hombre se metió un segundo para tomar las llaves y se dirigió a su auto, el se metió en el asiento de conductor e Hilario en la parte posterior para acostar a los pequeños en los asientos traseros en lo que los llevaban al hospital, el coche se movió rápido, con movimientos preciosos, no desperdicio ni una sola vuelta de neumáticos para salir de la calle a toda velocidad, en ese momento vio a su mujer tirada con las manos atadas aun en el piso junto a la basura y escombro en lo que antes eran sus posesiones y habían quedado reducidas a solo despojos , fue ala sala ignorandola y tomó el teléfono, pi, pi, pi, pi, ,pi pi, pi, marco los 7 dígitos, el teléfono sonó solo dos veces antes de que alguien del otro lado contestara.

—¿bueno?

— bueno, ¿estas ocupado?.

—para usted nunca, en que puedo ayudarlo don memo.

— necesito que vengas a mi casa lo antes posible.

— ¿de que se trata esta ves señor? cadáver, incendio, asesinato...

— no, callate y escucha, hubo una pelea en mi casa, necesito que lo arregles todo, sin perder detalle, que todo se vea igual, como si aquí no hubiera pasado nada.

— señor, yo no soy ninguna sirvienta, puedo hacer muchas cosas, pero me temo que eso no está en mis habilidades.

— no me interesa si hiere tu orgullo, solo ven y arreglarlo y trae gente competente contigo.

Éste colgo, sin decir ni una sola palabra, su tono era ya bastante amenazador, como el de un ganster ordenado a sus soldados que se prepararán a dar un golpe.

Una vez más subío a su habitación, tomó el dedo cercenado, y lo metió en la bolsa trasera de su pantalón, cargo a su mujer con suma facilidad, la llevó abajo y la sentó en el sillón, fue a otro cuarto y tomó una caja con medicina de primeros auxilios, la puso en la mesa, fue a un cuarto más allá de la cocina y abrió una puerta falsa en la pared, en ella una caja fuerte con muchos sistemas y ruedas de seguridad, en esa caja guardaba algo más que dinero, o papeles , en ella había una cajita de negro terciopelo que sacó sin reparo antes de cerrar la puerta, y dijo.

—ahora ya eres inútil.— mientras miraba ala esplendida caja fuerte.

Regreso ala cocina y empezó por tomar una piedra de cocina, saco un vaso de vidrio, en ella sirvió un poco más de la mitad de agua, metió su mano en la bolsa trasera de su pantalón y sacó el dedo cercenado de ella y lo virtio en el agua luego de haberlo picado finamente con un filoso cuchillo, en este momento el agua estaba teñido por sangre y flotaban los pedazos de piel como si fuera fruta picada, después miro un momento sus pies y muy frustrado suspiro, luego abrió la caja sin dejar mostrar el contenido, sacó lo que sea que estuviera ahí, lo puso en la mesa y empezó a golpearlo un rato, con tal fuerza que hacía saltar todo lo que estaba alrededor, tomó el polvo que había fabricado de lo que fuere estuviera en la caja de terciopelo negro, y lo virtio en el vaso con el dedo de ella, pronto el agua empezó a burbujear hasta subir a lo más alto de la boca de vaso, el agua cambió otra vez de color rojo palido a un negro fuerte muy oscuro esta parecía petróleo, era repulsiva y desprendíaun olor a pájaro mojado se lo acerco ala nariz para olerlo cerrando los ojos y susurro algo, pronto lo aparto solo un poco de él y le escupió al vaso parte de su saliva y el agua volvía a cambiar, se había vuelto clara otra vez, como agua cristalina , no había ninguna impureza en ella, hasta su olor era fresco como agua de manantial, lo abservo y miró satisfecho, abrió la caja de primeros auxilios y sacó las sales de olores, estas te despertaban si te desmayabas, se las puso solo un momento en la punta de la nariz antes de que ella abriera lentamente los ojos, y se llevó la mano derecha casi por instinto ala mano sin dedo, paso su mano por su rostro y la noto un poco hinchada, los golpes de esa mujer le habia desfigurado ligeramente el rostro antes de haberle destasado el dedo ya la había abofeteado y golpeado repetidamente por no contestar sus preguntas satisfactoriamente, además de tener una herida aún abierta en el rostro, pronto empezó a llorar muy despacio, su rostro le importaba demasiado su belleza le era todo, tanto como su hijo, empujó a memo rápidamente conlas dos manos con todas sus fuerzas que solo lo hizo retroceder un poco.

—tu tienes la culpa— lo dijo muy molesta con llanto en sus palabras.

—ya lose— dijo memo afligido por verla llena de moretones, que no sólo tenía en el rostro si no que tapizaban gran parte de su cuerpo, se veía como si hubiera entrado en una pelea callejera contra tres.

— Estoy harta, ¿hasta cuando voy a seguir soportando esta mierda?— lo decía muy calmada lo cual inquietaba bastante.

— Tenemos un trato recuerdas.

— Me vale un kilómetro de riata tu pinché trató de mierda.

—No puedes hecharte para atrás. Hiciste un juramento.

— No me puedes obligar, le contaré todo y tendrás que lidiar todo con eso solo.

— Se que lo que pasó hoy, te ara revalidar tus prioridades y que quedras vivir en paz y sin miedo.

— Si, estoy pensando en huir y dejar esto atrás.

— No lo hagas, sabes muy bien que no puedes huir de mi, te encontraré donde sea que vallas.

—Ya lose, pero lo intentaré de todos modos, una y otra vez, tendrás que vigilarme constantemente y no podrás cumplir con tus obligaciones señor.

—Yo tampoco pedí esto, pero tengo un deber y una obligación y el mundo depende que yo siga siendo y de este maldito trabajo.— Dijo perdiendo las casillas por un momento.

— Esto no es vida.

—Se que no lo es, pero todo lo que tienes me lo debes a mi, si no fuera por mi hubieras muerto en una esquina hace años.

— Te lo devolveré solo déjame ir.— Con una voz que suplicaba piedad en sus palabras habló.

—Ya es tarde, ya no puedes decir que no.

— Te lo pagaré entonces.

— No hay forma de que pages esta deuda, sabes muy bien que el precio de todo esto es tu vida.

—Entonces conseguire a otra que me supla y que quiera soportarse el tiempo que queda.

—No quiero otra, tienes que ser tu, porque no lo entiendes maldita sea, eres estúpida o que, acaso no crees que notará la diferencia.

—Ya no puedo continuar— lo decía ya quebrando su voz y mostrando su dedo sersenado.

— Eso no es nada, no sabes lo que es dolor, solo eres un estúpida que cree saber más que yo, y que cree entender que el dolor físico es lo más doloroso que puede existir no seas egocéntrica.

—¿Entonces que quieres que haga?, para que me dejes ir.

— El trato es el mismo, ni más ni menos.

– Me da miedo.— dijo casi susurrando.

— Esto no es algo que ocurra todos los días, no todos los días esta situación se repite, no seas histérica.

—No habló de lo que pasó hoy, tu... nuestro hijo me da miedo, le tengo pánico, aun es muy pequeño y me da miedo no se de que es capaz de hacer, su presencia es atemorizante.

—Era eso, ya te lo había advertido, te lo dije, y tu aceptaste y ahora debes pagar.

—¿ como puedo pagar algo que nunca eh recibido?, ¿ como esperas que te crea? ¿cómo me lo darás?, si un día te matan, estaré sola con dos niños, y ni un solo centavo a mi nombre.

— Estas diciendo que quieres...

— ¡¡¡si!!! lo quiero ya...no pienso trabajar ni un día más sin recibir nada.

— Aun no pagas el precio, primero debes pagar antes de recibir cualquier producto.

—Eso ya no vale, nunca me dijiste que podía morir, eso no fue parte de trato.

—Tienes razón... ¿cuanto quieres?

—40

—El trato fue de 20, ademas darte lo que pides es imposible, no puedo dartelos, no es saludable para alguien como tu, podrías perder la cabeza.

—Bueno, te diré mi última oferta y no aceptare un no por respuesta, o seré peor que un dolor de muelas, 30, la casa, que uses tus influencias para conseguirme una oportunidad en el mundo del espectáculo y algo que yo necesite en el futuro que sea de mi agrado o necesidad. Hablo de que me debas un "favor".

Memo la miró con detenimiento y en ella pudo ver esa mirada de psicópata en su rostro, que decidió aceptar tras meditar unos segundos.

—Esta bien, serán 30, pero debes ser convincente, y tendrás que soportar y adaptarte a cualquier situación que se presente ya sea que se repita esto, aunque no permitiré que se repita jamás.

—Yo lo soy, tengo lo necesario en mis venas, solo que esos bastardos no saben apreciar una joya como yo.

—Es un trato. Imagino que lo quieres ahora ¿cierto?

—Si. Lo quiero ahora.

Memo tomó el vaso con agua y se lo dio con naturalidad. —bebe.

Tomó el vaso y lo observo con desconfianzas —¿que es esto?.

—Lo que querías, pero déjame decirte que esto es un trato y yo no falto a mi palabra nunca, así que te digo que si tratas de traicionarme aunque no lo logres, te asegúrare que te mataré de la forma más dolorosamente soportable que puedas imaginar y que dedicaré mi tiempo a los días y noches para que cada día experimentes un nuevo intenso dolor, hasta que lo último que quieras hacer es morder tu lengua para suicidarte , pero no podrás porque será lo primero que te cortaré por ser una vil mentirosa.

La mirada de memo era sumamente amenazadora, no lo dicia en broma y ella lo sabía.

— Que hay de esto, como lo compenzaras- lo decía mientas mostraba su dedo faltando.

—Solo bebé, confía que todo quedará saldado.

— No trates de distraerme, dime como...

— Dije ¡¡bebe!!— grito con enojo

Ella se asusto y bebió todo el vaso de dos tragos y medio sin tratar de preguntar nada mas. Pronto empezó a dolorle toda cabeza, la mano y pronto todo el cuerpo, empezó a gritar y a sacudirse por el suelo.

El fue a la cocina que estaba a un lado de donde su mujer se retorcía por el suelo y se dispuso una a calentar agua en una tetera, saco un frasco transparente que obviamente era café pero en su envase resaltaba la palabra café para no dejar dudas de que contenía su interior, le tomó cerca de 3 minutos prepararse un café porque el agua tardaba en hervir, y ella aun segui retorciéndose en el piso de pronto se calmaba y cuando uno pensaría que estaba apunto de estabilizarse esta volvía a las convulsiones, tomó su taza favorita, que había sido regalo de sus hijos en en día del padre, esta contenía una frase muy tierna " el mehor Patito del mudo" y llevaba un papá pato con corbata con su patito hijo en la espalda, era obvio que decía " el mejor papito del mundo" pero como lo pronunciaba un niño pequeño las palabras se mezclaban de una forma muy dulce. Tomó una cuchara y vertió un poco menos de media cucharada de café y una y media de azucar, tomó la tetera que ya había hervido el agua y la virtio a la taza, movió la cuchara para mover el azúcar que se encontraba al fondo, le dio un sorvo, este café era perfecto, bueno para ser instantáneo, el secreto era dejar caer el agua hirviendo al café y no al revés desde una altura no menos de 15 cm para que las burbujas del agua se agregaran por la caída. Este café sabía muy bien y el olor daba una sensación de alivio.

Ella por fin dejaba de moverse de esa manera tan brusca y comenzó a levantarse lentamente.

—¿Porque no me ayudastes?, pude haber muerto de ese ataque.— pregunto indignada.

— Eso no era un ataque, era un acoplamiento.— Dijo muy seguro de si mismo.

—Llévame al hospital.—ordeno autoritariamente.

—No.— bravo memo.

—¿Porque no? que no ves que estoy hecha un desastre, mira mi cara, —ella trato de buscar su herida pero fue inútil el corte ya se había cerrado.

No solo la cicatriz ya no estaba, también el disparo de la pierna había cerrado y el dedo que había perdido había crecido de nuevo, se levantó de un salto y fue corriendo al baño a revisar su rostro, su piel tan limpia y clara estaba como nueva, incluso algunas arrugas que había estado molestandola ya hace unos años se había esfumado, se analizo completamente pero no estaba convencida, esto parecía un sueño irreal, se quito toda la ropa de encima, incluso la ropa interior y lo arrojo a un lado, arranco el espejo que estaba fijado ala pared y empezó a mirarse minuciosamente cada centímetro, las estrías que la habían hecho sentir mal por tanto tiempo también había sucumbido por el efecto del agua, en efecto estaba como una vienteañera por un momento quiso revisar su parte intima y confirmar si había vuelto a ser virgen, pero eso ya era demasiado pedir, se limito a estar feliz con el resultado por ahora, se volvió a vestir y trato de tranquilisarse antes de salir del baño, no quería demostrar demasiado, lo feliz que se encontraba y menos con su marido, de haberlo hecho el podría usarlo en su contra en el futuro y era algo que ella no podía soportar, tener que denigrarse o dar la gracias más de una vez, ella creía que un gracias bien firme y mirando a los ojos era satisfactorio para ambas partes, así lo habría aprendido de sus padres.

—¿como te sientes?— pregunto moviendo aun su café con la cuchara, con una sonrisa pequeña en su rostro.

— Esta bien. Pero creo que aun no me veo lo suficientemente joven, tal ves deberías...

— No. Es suficiente— dijo con firmeza—tampoco quiero que crean que engañe a una quinceañera, esa edad es la correcta, de verte demasiado joven arruinaría mi fachada de ser un hombre decente, pasaría a ser visto como un pedofilo y seria perjudicial. Además los niños preguntarian sobre tu apariencia.

Ella parecía un poco decepcionada, pero acepto sin decir más, en su mente sólo restaba una pregunta

— De verdad me darás 30.

—Si, yo siempre cumplo mi palabra. Podras Disfrutarlos como mejor te plazca solo entonces cuando hallas acabado regresare y hablaremos de nuevo, tomaré lo que es mio y habremos acabado nuestro trato, para entonces nuestros lazos se cortaran y serás tu sola contra el mundo.

—Pues gracias entonces, que caballeroso eres— lo dijo con sarcasmos tras decir una cosa tan poco agraciada.

A ella le encantaba los detalles y los gestos de amor entre más grandes y vistosos mejor, poco le importaba si hubiera motivo de celebración de por medio, solo le gustaba sentirse amada ya sea por su marido o por quien fuera.

— Necesito que mantengas esto en secreto, oíste.

— ¿que cosa?— Pregunto ella un poco distraída aun admirandose en un reflejo cercano.

—Esto.

—¿Esto que? ¿el secuestro?¿el intento de homicidio? ¿la mujer loca que vino a destruir mis cosas?... o.

—Todo... diles a todos que tuvimos una pelea y que me puse violento y tu te defendistes, de esa forma los vecinos no levantarán cargos contra mi, por violencia familiar. Ya que ninguno de los dos tenemos heridas.

—Y a los niños que les diremos , deben estar traumatizados por todo esto.

—No te preocupes por eso, Hilario ya los habrá internado con alguna escusa y entonces solo hay que hacerlos creer que esto fue solo un mal sueño.

Ella miró todo el alrededor y dijo — dudo mucho convencerlos, solo mira este tiradero aunque limpie todo habrá demasiados daños en las paredes y pisos además de que me faltan piezas de decoración que esa loca destruyó incluyendo una fina vajilla que compre en esa casa de antigüedades.

—Ya me eh encargado de eso, pronto alguien vendrá y repondrá todo.

Din don. sonaba delicadamente el timbre.

— Buenas noches don memo, lamento tardar tanto pero no suelo hacer estos trabajos y no sabia que seria lo que necesitaba para hacer bien mi trabajo o que hombres harían un buen trabajo.

—Esta bien solo tardaste 25 minutos. ¿que llevas en tu bolsa?

—No es nada señor, solo algunos pegamentos finos, cámaras, taladros, clavos y algunos cachivache más, traje a todos los que me dijeron que sabían de albañilería, plomeria, electricidad y de más, por lo que veo, ya se porque quería que ayudaremos.

—Si, hubo un atentado contra mi familia, pero todo está bien, solo quiero que trabajen ya.

—Si señor estará listo en una semana a lo sumo.

—No, eso no me sirve quiero que esto esté listo en 3 días.

—Pero señor esto es demasiado tendría que traer más personas y verá, no podría costear la mano de obra si es que hay algo que no podamos reparar nosotros. Y eso solo viendo esta zona, no se que tanto daño hay en otras habitaciones.

— Llama a más gente entonces y por el dinero no te preocupes.

Memo camino con su taza de café semi vacía al lugar de la caja fuerte, giro algunos engranes y abrió una vez más esa caja, saco de ella tres fajos grandes de billetes de alto valor.

Mientras tanto uno de los subordinados de lalo, el hombre al que memo había llamado para arreglar esto, miró por encima del hombro de memo y le dio un vuelco el corazón al ver tal cantidad de dinero, de inmediatamente se imaginaba en una casa grande con uno de esos bonitos autos con motor grande y ruedas brillantes que no pudo contener su emoción y le susurro a patrón —señor mire todo eso, con eso nos resolvería la vida.

—Callate, no ves que este no es el momento.— Lalo se contenía para no golpearlo, sabía que a Memo le molestaban las escenas de violencia cerca de él.

—Señor –dijo en voz baja y levantó un poco su playera y dejó mostrar su pistola —solo son dos, nadie se va a enterar y por los cuerpos no se preocupe mi primo trabaja con alguien que puede hacer desaparecerlos o hacer que parezca que tuvieron un accidente.

—Eres increíblemente estúpido, no sabes con quien te metes, este sujeto no es cualquier persona de hecho no creo que lo sea, don Memo es una persona con la que no se juega.

— No seas marica, solo dime que aceptas y yo disparo, lo demás lo dejamos en manos de mi primo.

En la mente de Lalo eso sonaba muy bien y por un momento se sintió tentado a aceptar pero reacciono a tiempo para volver a la realidad y saber que esto era una mala idea.

Memo había escuchado todo, asi que regreso de la habitación de la caja, dejado deliberadamente la caja fuerte abierta, le entrego los billetes a Lalo éste era su hombre de confianza, un hombre con aspecto chistoso su cuerpo regordete le daba poca apariencia de ser mala persona, lo cual le favorecía de esa manera paseaba libre por la cuidad sin sentir que su reputación le arruinará un día.

— Tienes tres días, ni uno más me escuchaste, busca remplazo para todo, y fíjate en los detalles, solo remplaza lo que sea que hayan roto, y si algún mueble viejo tenia un rayón producto del tiempo, asegúrate de ponerlo en el nuevo.

—Si señor, en tres días.—dijo con una sonrisa fingida mientras en su mente "maldita sea, como le haré para solucionar esto en tres días,maldito hijo de p*t@."

—Muy bien, cuando hayan terminado quien haya hecho un buen trabajo le daré un extra y eso te incluye a ti Lalo.— dijo para inspirarlos a hacer un mejor trabajo y que nada saliera mal.

—Si señor gracias, los veré después, y señora le prometo que dejaré su casa como si aquí no hubiera pasado nada.

Memo tomó un par de cosas y se fue sin decir nada junto con su mujer, para entonces el agua ya solo caí poco, era solo chispeo.

Mientras tanto las personas que había traído Lalo no dejaban de ver a la mujer de Memo, estos solo la miraban cuando notaban que Memo estaba distraído o ella, no eran tan tontos como para ofender a alguien quien incluso Lalo le tenía miedo y respeto.

— Viste ese culo, esta como quiere

—Simon, esta bien mmmmmmm... como para darle unas nalgadas con mi reata.

—¿ Viste? se veía más rica que las perras que tenemos en esa pocilga.

—Simon, si la tuviera una noche le enseñaría lo que es pasión de barrio.

Los comentarios se volverios cada vez más leperos y vulgares conforme avanzo la platica. No sin antes verificar que no hubiera cámaras, no quería decir algo que pudiera ofender al señor Memo y este podría matarlos solo por hablar mal de su mujer. En ese momento el subordinado que había hecho el comentario de tratar de matar a Memo y robarle, había visto algo raro en el cuarto de la caja, noto un ligero borde que sobresalía de la pared, como una pequeña pestaña dejaba por un descuidado carpintero, éste aun seguía sacando fotos desde el momento que se fue Memo, eso ya había sido hace un par de minutos, le dejaron el trabajo de fotografías porque éste tenia manos torpes y rompia todo lo que tocaba, porque no podía romper lo que ya estaba roto, los vasos y jarras y todo lo que fuera inreparable se le tomaba una foto para que uno de ellos fuera a buscar algo similar o igual, el trabajo obviamente era complicado, y no sabían porque lo estaban haciendo, ¿porque deberían estar haciendo este trabajo de sirviente? si para lo que él servía era para matar gente en las calles, después de un rato de haber tomado las fotografías en todo ese cuarto se tenía que dirigir al siguiente, en eso decidió primero vagar un poco por la casa mientras todos aun seguían en lo suyo reparando y cambiando cosas, pintando muebles abollados y barriendo todo el desastre.

"me pregunto que habría pasado aqui" esa duda le invadió mientras seguían husmeando por ahí, cuando se le ocurrió hechar un pequeño vistazo ala caja fuerte que había visto cuando el "patron" había estado dando órdenes, cuando se acercó más, pudo notar que la caja fuerte estaba abierta ligeramente, ¡estaba abierta!, esto era un regalo de Dios pensó en seguida, hecho una mirada para confirmar que nadie lo estuviera viendo y abrió muy despacio para ver que había dentro, en cuanto abrió la caja su corazón salto de alegría porque su mirada no lo había engañado la primera vez, había encontrando una caja increíblemente grande llena de fajos de billetes, de denominación alta, el olor a dinero nuevo le estaba dando una increíble sensación de bienestar, pudo notar una pila de papeles de áspecto grueso, obviamente eran papeles importantes pero no se atrevió a tocarlos, enseguida tomo dos fajos de billetes y se los metió en el pantalón ocultándolos entre su piel y el elástico de sus sucios bóxers, decidió cerrar la caja ligeramente otra vez tal como la había encontrado y camino como si nada hubiera pasado aquí, llego rápidamente con Lalo que seguía golpeando al librero con un martillo para reparar las tablas que habían sido removidas durante la visita de Serena.

—Patron— dijo muy despacio para que nadie más lo oyera.

— ¿Que quieres?, vete a apurar no ves que esto nos tomará demasiado tiempo, si no es importante saquese a la chingada.— dijo algo molesto

— Patron, se acuerda de la caja fuerte de ahí— dijo señalando discretamente con la cabeza — ¡mire!—Dijo alzándose ligeramente la camisa para hacerle notar los dos fajos que había sustraído hace solo un momento.

La cara de lalo se puso pálida de pronto, y camino hacia la caja rápidamente, la habrío y noto la cantidad descomunal de dinero, movió ligeramente los labios como si este estuviera rezando.

Se giro y le dio un puñetazo en la cara que lo hizo caer. De pronto todos dejaron de hacer sus cosas y la casa se quedó en silenció, esto había llamado la atención más de lo que pensó, solo pudo mirar un poco al rededor y le grito.

— ¿Que están viendo?, bola de huevones pónganse a trabajar.— dijo dirigiendo la mirada a todos los demás, luego volteo a ver a Dario y pregunto rojo de ira —¿Cuanto dinero agarrastes?

—Dos—. dijo mientras se frotaba la nariz esperando que no empezará a sangrar.

—¿Dos que? ¿dos mil? ¿dos fajos?¿doscientos mil? ¡¿contéstame?!

— Dos fajos señor— dijo un poco avergonzado y rápidamente se volvió enérgico en su hablar—¿pero que tiene? ni cuenta se dará.

—¿eres estúpido o imbecil? ¿ o será que el tinner que siempre traes en el hocico ya acabó con tus neuronas?

—¿no se te hizo extraño que esta caja estuviera abierta por casualidad?¿no se te ocurrió que esta buscando una escusa para desaserse de mi o de ustedes?

— no cree que esta exagerando, puede que ni lo note hay demasiado ahí como para notar que le falta dos fajos.

— Don memo, no es ningún estúpido, el paga bien y espera lealtad de todos, incluso de alguien como tu pedazo de mierda.

Lalo tomó el dinero de los pantalones de él, y volvió a acomodarlo en su lugar maldiciendo mientras lo hacía.

— óyeme bien chamaco estúpido, vuelves a hacer un pendejada así y te cortaré las manos.—lo dijo rojo como un tomate y con un tono muy amenazador en su voz.

Lo tomo de la camisa y lo aventó con fuerza fuera de la habitación, luego de esto volvió a cerrar la caja y siguió trabajando, como si nada hubiera pasado.

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