Undyne (de nuevo) uno de los países más fríos, el cual es considerado el último lugar al que ir cuando no soportas el calor o quieres un cambio de ambiente, un lugar donde los más grandes magos y eruditos en el estudio de la magia y sus posibilidades infinitas además de sus misterios se estudian cada día de manera muy meticulosa y detallada, casi a un nivel enfermo que haría envidiar a cualquier otro que se crea experto en algo o aunque sea un poco de magia como:
Conjuros [Haces aparecer una rana] Transmutación [ Conviertes a alguien en rana] Ilusión [Haces que alguien se vea como una rana] Encantamiento [Haces que alguien piense que es una rana]
Abjuracion [Proteges a la rana]
Evocación [ Matas a la rana]
Necromancia [Revives a la rana] y
Adivinación [Sabes que era un sapo y no una rana]
Pero por increíble que parezca, ahora eso estaba fuera de discusión, pues p todos estaban en una celebración por una gran victoria, que a pesar que ella les dijo que no lo hizo sola, todos lo tomaron como si hubiera derrotado al rey demonio.
— Estudie la historia de este país, al parecer en la primera guerra maldita que ocurrió, su país perdió más que los demás y estuvo a punto de desaparecer — dijo la dama de compañía Myriam a la princesa Louise que estaba recostada en el piso de la sala del trono—, así que un logro en detener una segunda vuelta… es algo grande aquí
Louise estaba boca abajo cubierta de la nuca con la falda de un vestido celeste ceremonial de tres piezas sin importarle mostrar el trasero a todo mundo, mientras que alrededor la gente y sirvientes del castillo arreglaban todo para la fiesta de quién no quería fiesta.
— Mi hermano me odia por esto, pero se siente culpable por qué no me acompañó, también por que creía como nosotros que solo era algo fácil y termino siendo un desastre
Era comprensible su sentir más no podía hacer nada más que quejarse.
— Alegrese princesa, al menos invitamos a todos los involucrados y a Azrael… solo es cosa de que se entere y quiera venir — Myriam hablo con desánimo en eso último
Ella acomodo de nuevo su vestido pero sin levantarse
— Necesito llenar mi medidor de esposa para soportar todo esto… ! Únicamente quiero que él venga¡ ¡Qué lo haga! !Que lo haga¡
Agitó las manos y piés en un berrinche infantil mientras daba vueltas de izquierda a derecha.
— Debe ser duro estar con mi hermana gorila — dijo el príncipe Seraya apareciendo a un lado esquivando a los sirvientes
Miryam se inclino de manera tranquila y cortes ante su presencia.
— Príncipe Seraya… no, no es duro, nunca lo será si es para quien me cambio la vida
Seraya río un poco, después pateo un costado de Louise y ella se detuvo por el golpe.
— ¡Deja de quejarte y haz algo productivo para no molestar a nadie!
— ¡No quiero! ¡No necesito algo como esto! ¡No se por que se empeñan en algo que casi no tuve que ver!
Seraya suspiro de manera cansada.
— Louise, toda la gente de nuestro país sufrió esa guerra, incluso con ese dragón que apareció antes de eso, nosotros no apoyamos nada a los demás países cuando las dos facciones empezaron y casi destruyen todo, por ello nuestro país fue casi destruido por completo, lo tomaron como un castigo divino, solo nuestros antepasados lograron controlar la situación con suma importancia y seriedad, aún hay cicatrices de eso a pesar de los años, uno de esos es el invierno que siempre cae aquí… además, si algún día nuestros padres te nombran reina…
— No quiero ser reina, te lo dejaré a ti — interrumpió en secó las palabras de su hermano
Claramente y directa, así fue su voz y no en forma de burla, Seraya miró a Louise no como siempre, sino como lo que acabase de decir fuera fuera algo esperado, hasta él mismo estaba de acuerdo con ello, ¿por qué? por qué ella era la más fuerte de la familia, más por la fiesta y por todo lo que ella se proponía en hacer.
— Oye, sabes que yo tampoco quiero ese puesto, mi lugar está con el ejército y si tomo el trono puede que cause más conflicto que paz
— Yo no quiero el puesto por otra cosa, soy más liberal de esos que buscan un bien para la gente, pero el ir al Nightcore y ver parte de un linchamiento además del saber por qué, me hicieron entender que para lograr un gran objetivo se tiene que pensar en las bajas necesarias para llegar ahí, en las consecuencias y lo que estás provocarían, aún no me siento preparada para soportar algo así, no es mi naturaleza, siento que aun no
Ambos se quedaron callados, Seraya trataba de entender lo que ella había pasado en el Nightcore como para que ella dijera eso. Estaba por irse, hasta que notó a su padre el rey que venía hacia ellos y se detuvo en una postura de bienvenida militar, Miryam se inclino durando su movimiento un poco más, Louise seguía como si nada.
—Trata de entender las palabras de tu hermano, Louise, eres la indicada para gobernar, si fue algo relacionado al liderazgo deberias entenderlo como algo que no debe hacerse en exceso o de por sí no hacerse en absoluto
Louise se levantó del suelo y camino hacia la entrada.
— Lo trato de entender, pero no siento que sea yo la adecuada… vamos Miryam, iremos al pueblo a hacer lo que se me venga en gana mientras pueda tener mi libertad personal
Ella obedeció despidiéndose de Seraya y su padre antes de ir tras Louise.
—Seraya, ¿tu qué opinas al respecto?— pregunto el rey mirando a su hijo
— Opino que hay que darle más tiempo, aunque si puedo hablar honestamente… siento que ella tiene razón en su forma de pensar
—Ya veo, pero tú no deberías presionarla, eres quien más está cerca de ella que nosotros, hacer eso solo hará que se aburra más de esto
El rey se fue de ahí hacia el salón del trono, Seraya.
— Se supone que así tiene que ser…
Afuera el centro de la ciudad se veía más activa que mucho tiempo atrás y en el presente, se debía a qué habían cambiado un poco el clima para que fuera un poco más soportable, tanto ancianos como niños era la primera vez que podían estar afuera sin esperar a que se le congelaran los pulmones en media hora.
— Así que, así es como se ve una ciudad con gente alrededor — dijo uno de esos ancianos al mirar alrededor teniendo puesto solo un gran abrigo cuando los demás tenían solo chamarras delgadas, aquella mirada era una como si siempre esperara esto en algún momento de su vida
Todos los niños alrededor podían jugar libremente y por más tiempo así que se veían revolotear por todos lados persiguiendose o arrojando bolas del nieve al otro, algunos adolescentes hacian lo mismo y otros se reunían con sus compañeros de escuela, se podría decir que las cafeterías y pequeños puestos con comida caliente, reinaban sobre las tiendas misceláneas y de otro consumo humano.
En una de esas cafeterías se encontraban Louise y Myriam, una revolvía su café especial, la otra solo le miraba con las manos en los muslos sin tocar su té esperando a que Louise empezará a tomar primero.
— Miryam… ¿Te has sentido cómoda aquí?
Preguntó Louise de golpe para no ser más aburrido el silencio.
—Si, es algo frío pero una vez que te acostumbraste…
Ella chocó la cuchara a la base de su taza interrumpiendola.
— No quiero la respuesta simple, quiero de la que realmente sientes, y no me hagas decir "es una orden" odio decirle eso a alguien como tú — la voz de Louise demostraba que se resistía a enojarse con ella
— Siendo así…
Miryam relajo los brazos y su expresión tranquila paso a una un poco más triste.
»Estoy feliz que Louise me tomara como dama de compañía, feliz de poder compartir estos días que a pesar de ser duros, que yo pueda estar con alguien que me trate de igual, no como si fuera una herramienta, sino como una amiga, no tengo familia ya que ellos me dejaron, pero quiero tener a alguien como tú…
Miryam sonrió de una manera que Louise no había visto desde que la conoció.
»Louise es quien me dice que no me veo mal con mi apariencia, quien sabe de dónde vengo, y quién río con sus pláticas en cualquier lado… eso me encanta
— Amiga… si, es algo que deseo… ¿pero a qué te refieres con días duros? Siempre la pasas conmigo, ¿Te he hecho algo malo sin que me diese cuenta?
— No, claro que no… es algo ajeno y sin importancia — Miryam levantó las manos en señal de que no era eso
— Oye, si dices que es algo duro es por qué tiene importancia, somos amigas, ¿no?
Miryam se sonrojó ligeramente y agachó la mirada.
— No uses mis palabras en mi contra — respondió si mirarla—, la verdad es que…
Miryam hablo de como se sentía, cuando a su alrededor a pesar de ser la acompañante de Louise había gente que aún la miraba mal, ya que sabían de dónde provenía y desconfiaban o solo la ignoraban, entre otras cosas que le pasaban, Louise tomo un sorbo de su café antes de hablar.
— Así que eso pasa… ¿No estás molesta?— preguntó nuevamente Louise dejando la taza en la mesa
— ¿Por qué debería? Ambas sabemos que las cosas son así… fuese o no fuese una ex-delincuente todos aquí me verían así, pero no me importa, como dije, me gusta estar a tu lado… ¡pero no de otra forma que no sea más allá de que me gustes o algo así¡… bueno algo cercano
Louise se acabó su café y Miryam rápido su té.
— Ya veo… Miryam, quiero hacer algo estúpido ¿Me acompañarlas?
— Siempre… pero, ¿estás segura? Aún están los preparativos para la fiesta
— No me importa mientras no lo disfrute
Se levantó y extendió su mano hacia Miryam
— Vamos
— ¡Si!
Miryam se levantó, ambas se alejaron de esa cafetería, pero la bebida de Louise empezó a congelarse hasta convertir la mesa y su alrededor en hielo que después se rompió de una forma estruendosa, podían escuchar la conmoción por ello detrás de ellas, pero Miryam lo ignoró.
Paso un día después de eso, hay una pequeña cafetería, no es tan moderna como las demás, apenas pueden caber veinte personas, la cocina y el bar ocupaban casi la mitad de aquella cafetería, habían pocas personas ahí, un par de parejas y un hombre en todas las mesas.
Todo estaba silencioso, no tan deprimente como cualquier lugar sin clientes, afuera se podía escuchar aún el ajetreo por la fiesta de la princesa.
— Estoy esperanzado que al menos mañana las ventas suban un poco más que los días tranquilos — se quejo el gerente mientras atendía el bar
— Vamos vamos gerente, tenga más esperanza en eso, hay días malos y días buenos, la sorpresa es que no sabes cuál se mantendrá más que el otro — respondió una camarera mientras estaba sentada del otro lado de la barra del bar
De cabello corto color castaño, piel blanca, ojos verdes, además de una expresión apacible y coqueta.
— Lulú, una chica como tú que ve ese lado positivo debería ser contagioso, tu compañera Nadia por otro lado pareciera estar esperando golpear al primero que le hable
Justo en la esquina estaba la susodicha, cabello largo, color morado, expresión de no querer estar ahí, ojos negros y con una bandeja de metal entre las manos, aunque no estaba haciendo nada se veía que usaría esa bandeja como arma en algún momento.
El gerente suspiro, casi al mismo tiempo la puerta de la tienda se abrió dando un sonido de tintineo por parte de una campana puesta para dar aviso, de ahí apareció un grupo de cuatro hombres, todos de sus ropas cubiertas de nieve, además de aún traer nieve tanto en el cabello como en el rostro y pies. Lulú fue hacía ellos junto con Nadia, pidieron sus ropas para secarlas, ellos accedieron rápido y se sentaron, se podía sentir a su alrededor aún el aire frío de afuera, pero está se disipó casi enseguida volviendo al ambiente cálido de la cafetería.
Pidieron sus órdenes y hablaron mientras esperaban.
— Es una suerte el encontrar la cafetería de Jill con estos asientos, las demás solo tienen mesas para dos o tres personas — dijo el más adulto de ellos, de barba crespada pero peinada, cabello corto, mirada seria y voz casi cortada
— Esa no es suerte, suerte sería el encontrarnos otra vez con ese sujeto — habló uno de ellos, adulto casi sin barba, cabello medio corto, una expresión cansada y tratando de hablar de lo que había pasado para solo una vez hacerlo y no más
La comida llegó de parte de Diana y ellos agradecieron.
— Se veía que era un sujeto muy extraño, pero fuerte, aunque no dejaba de ser perturbadora la forma en la que trataba al su compañero — añadió otro acompañante mientras cortaba la carne de su plato
— Solo íbamos a revisar si ninguna bestia rondaba para alejarla de la fiesta de la princesa, pero todos estamos de acuerdo, ese sujeto es la razón por la cual vimos como esos osos de patas palmeadas y otras bestias corrían despavoridas alejándose de él
Los demás asistieron.
— Hablando de bestias… ¿Han oído? Vendrá un sujeto de ese lugar lejano, Arcadia, se dice que es alguien que maneja armas de héroes y a derrotado a algunas unidades de la armada del Rey demonio
— Todos hemos oído de el, pero yo supe que él nunca va a lugares si no es por una razón que no sea enfrentar amenazas grandes o caóticas
— ¿Creen que haya venido por el sujeto del que hablamos?
— Sería demasiada coincidencia que pasara eso, aunque no estaría mal, digo, aquel sujeto que vimos bien podría ser una molestia o algún delincuente del cual ni la seguridad tenga en cuenta, ni nosotros
— Pagaría por ver el encuentro de esos dos y ver cómo termina, pero primero hay que comer
— Provecho
Cambiando de tema radicalmente. ¿Han visto cuando sus mascotas se alegran de verlos? Algunos perros ladran de manera aguda y chillona, otras mascotas se abalanzan sobre ti y a otras no les interesa si regresaste dos días o más, te tratan igual, la escena en la calle principal era algo así.
— !G.B¡ !G.B¡ !G.B¡ !G.B¡
Azrael estaba dándo de de vueltas alrededor de alguien, lo raro era que lo hacía cuál perro dando bienvenida a su amo corriendo en cuatro patas mientras gritaba el apodo que le había hecho hace tiempo.
Algo lo freno en secó, Blodenhell lo tomo de los brazos y lo levantó, el tenía una expresión tranquila, como si todo el camino desde que se encontraron y Azrael hacia eso (máximo unos treinta metros atrás) no le molestará. Ahora lo tenía cuál chihuahua nervioso y tembloroso sin control.
»!G.B hace mucho tiempo que no te veía! !¿Me extrañaste!? !Yo sí¡, ¡todo ese asunto de arcadia me tenía tan ocupado que me olvide completamente de ti! ¡Las golpizas y tener al director sudando como si lo fuesen a torturar en algún momento no es lo mismo sin que tú te tragues tu odio y furia por mis tonterías! Se que sabes que hice en el Nightcore fue interesante, hubieras venido con nosotros…
Otro rato más y fue impactado contra el suelo cuando Blodenhell lo tomo de la cabeza y de un giro hacia atrás tomo fuerza para el golpe. El impacto cuentan fuerte que hizo saltar a las personas que estaban a unos metros, además de romper ventanas y arrojar rocas a todos lados, Blodenhell soltó el rostro de Azrael, pero antes de alejar la mano, este la sostuvo.
— Debí decir hola primero…
Pero lo dejó, no regreso el golpe, Azrael se levantó aún con la sonrisa emocionada ante el asombro de todos los demás.
» Veo que tienes compañía, Raven está aquí también, algunos vendrán, me gustaría que los vieras para ver qué tan avanzados están, pero… ya será desición de ellos, nos vemos
Se fue por el otro lado mientras extendía las manos y saltaba aún con la emoción, Blodenhell lo miro un poco y después volvió a avanzar.
— ¿Ya ven por qué no pueden subestimarlo? Tengo un anillo que repele cualquier amenaza o a quien piense en atacarme
— Él se acercó a usted como si nada
—…
Sus acompañantes estaban cubiertos por capuchas color negro, no se habían interpuesto en lo que pasó ya que pensaban que Blodenhell se ocuparía rápido, pero después de eso recordaron quien era el que había actuado tan infantil y emocional.
*Horas antes.*
El anterior general Blodenhell, aquel que renunció a su derecho y deber como general de las fuerzas de Abyllion, lo hizo son permiso de nadie, claramente desertando de todo aquello que conoció y juro defender.
Ahora servía a Arcaida, aquel país no reconocido y que no pertenecía de manera formal a los demás países, la razón de todo eso se debía claramente a Azrael, por supuesto sabía el gran secreto, en sus palabras no podía quedarse en un lugar donde quien se supone tenía que matar, vivía tranquilamente, hacia lo que quería y más que nada, todos a su alrededor empezaban a empatizar de manera tenue a ese sujeto, Blodenhell solo tenía que tragarse su enojo y promesa de no decir nada, sino quería que Jezabel destruyera todo de un solo golpe.
Había pasado un buen tiempo desde su deserción, sin querer o a propósito Axtarot hizo que Blodenhell fuese a hacer algo que le cambiaría la vida, tenía en su poder algunas armas que se las habían dado los héroes que las portaban antes, algunos por qué querían vivir su vida, otros por qué sentían que él era más capaz y otros tantos le habían puesto pruebas extremadamente difíciles, algunas solo al primer intento, otras a costa de muchas cosas, no había conseguido muchas, pero si las que pensaba podían ayudarlo contra el rey demonio.
Algunas armas eran anillos, guantes, espadas y demás, tanto de soporte, ataque y defensa, otros héroes habían tenido unas habilidades trampa como super fuerza y esas cosas, no había forma de que pasarán eso así que solo los dejo en paz.
— La fuerza militar es bastante resistente, sus fuerzas no son muchas, pero en cuanto a magia ellos dominan más que los demás países — dijo uno de esos encapuchados de color negro que le acompañaba mientras miraba a lo que serían los policías vigilando los alrededores
— No venimos a espiar, traería deshonra a la misión que se nos pidió — hablo el otro encapuchado de manera normal y cortes
— Solo venimos como invitados no es gran ciencia, solo no bajen la guardia en absoluto... rayos — dijo Blodenhell
— Ese no es...
En el suelo estaba Azrael con las manos y piés juntas con una mirada de perrito esperanzado en ser adoptado ya que le brillaban los ojos, un poco de imaginación y podía verse una cola apenas visible moverse de lado a lado.
*Presente*
—Asi que ese es el afamado maestro Azrael de la academia de Abbyllion — dijo el primer encapuchado —, es realmente resistente a golpes
— Ese sujeto… ¿No se supone que los Dullhalan están extintos desde hace mucho tiempo?
— ¿No leíste el reporte del Lord demonio?
— Lo leí, pero ver uno me sigue haciendo dudar que sea el único
— Sabes lo que les pasó, se fueron resagando por falta de más de ellos, además, aunque hubiese una unión humana-dullhalan sería algo muy extraño y único, pero casi imposible
— También te interesa
— Basta ustedes dos, hemos llegado a la posada — interrumpió Blodenhell al llegar a una casa de tres pisos, hecha de madera la cuál recubrían con barniz transparente
— Al menos debieron darnos algo de dinero que el propio para el hospedaje…
— O el pasaje
— Si…
La plática de esos dos no interrumpió el caminar de Blodenhell, sin que esos dos sujetos se enteraran, él suspiro, era un sentimiento de que sabía que algo muy grande y muy estúpido estaba apunto de ocurrir.
«Este encuentro… ¿Fue casualidad? Quiero pensar que así lo es » pensó al abrir la puerta de la entrada