Cuando llegó a casa Aegon fue directo a ver a Helen y la encontró preparando la cena junto a una señora que habían contratado. Durante los últimos meses Aegon convenció a Helen de contratar un pequeño personal para ayudarla en la atención del hogar de acogida ya que estaba preocupado por la salud de ella quien atendía todo un hogar de acogida ella sola. Hace unos años estos no era un problema y Helen incluso lo disfrutaba, pero ahora Helen ya pasaba los 50 y no era sencillo hacer todas las tareas cuando había varios niños a los que atender.
"Huele delicioso." Mencionó Aegon cuando entró en la cocina.
Ambas mujeres al oír el algo sonrieron. "Hijo ya regresaste, comenzaba a preocuparme, las clases terminaron ya hace tiempo y no avisaste que te demorarías."
"Lamento haberte preocupado madre. Sabes pudiste haberme llamado."
"Tienes razón es solo que no quería que pensarás que soy una de esas madres controladoras o algo parecido." Dijo Helen mientras le daba una sonrisa.
"Jamás pensaría eso. Sé que te preocupas por mí y eso me hace feliz." Contestó mientras devolvía la sonrisa.
"Hahaha este chico sí que es especial, te dije que no había necesidad de preocuparse. No creo que puedas encontrar un chico de esta edad tan maduro o con los pies sobre la tierra como Aegon." Habló Teresa la otra mujer que estaba en la cocina. "En serio chico aun no entiendo cómo es que nunca has sido adoptado." Esta vez el tono de Teresa era de pesar y su expresión era la de '¿cómo este mundo puede ser tan cruel?'
Cuando Teresa recuperó su estado de ánimo y vio el rostro un poco incómodo de Helen pensó en lo que había dicho y rápidamente trató de disculparse con el chico.
"Lo siento chico, creo que hablé demasiado."
"Descuida, ese tipo de cosas no me preocupan. Además, me alegra que nunca nadie haya decidido adoptarme. Soy feliz con mi madre, no necesito más."
"Sip, definitivamente eres un chico especial, Helen eres muy afortunada de tener un hijo así."
"Lo sé, y estoy muy orgullosa de él." Contestó Helen con una sonrisa que casi no cabía en su rostro.
"Madre cuando te desocupes me gustaría hablar algo contigo."
"Está bien en cuanto…" Pero antes de que continuara Teresa la interrumpió.
"No hay necesidad de eso, yo puedo terminar lo que falta, no es mucho después de todo. Ve con el chico, anda ve, yo me encargo de todo."
"Gracias Teresa." "Gracias." Respondieron madre e hijo respectivamente.
Cuando estuvieron solos en la habitación de Aegon Helen le preguntó. "¿Y bien de que querías hablar? Parecía importante."
"Lo es. El próximo año estaré cumpliendo 16 y quiero emanciparme. Antes de que preguntes quiero que sepas que no hago esto porque esté molesto con algo. Es solo que tengo algunos planes que quiero llegar a cabo."
"¿Planes, de qué planes estás hablando? ¿Además a dónde irás? ¿Por qué esto tan repentino?" Helen estaba muy nerviosa aun cuando sabía que este día vendría eventualmente, solo que pensaba que aún faltaba tiempo.
"Primero quiero mi propio hogar, donde pueda tener mayor privacidad y quiero comenzar mi propio negocio, tal vez una compañía." Al escucharlo decir esto Helen mostró duda en su rostro, todo lo que planteaba Aegon requería una enorme cantidad de dinero, de donde podría sacar Aegon tanto dinero. "Si te preguntas donde obtendré el dinero, todo es gracias a Edward."
"¿Edward, te refieres al señor Smith?" Helen ahora entendía menos.
"Te explicaré para que puedas entender. En este último año he estado instruyendo a Edward sobre donde realizar algunas inversiones. Estas inversiones han resultado exitosas. Gracias a esto Edward está dispuesto a ofrecerme un empleo como su asesor. Nada de esto se entrometerá en mis estudios, solo seguiré haciendo lo que ya hago, pero a cambio estaré recibiendo una gran cantidad de dinero."
"Ese es el motivo por el que el señor Smith ha hecho esas donaciones ¿cierto?" ahora Helen entendía porque este señor había aparecido de la nada y realizaba donaciones al hogar de acogida.
"Si."
"Será muy doloroso separarme de ti, pero no quiero interponerme en tus sueños. Si este es el camino que quieres seguir voy apoyarte tanto como pueda. Mi ya no tan pequeño, voy a extrañarte tanto."
"Hablas como si no nos fuéramos ver. Eres la primera que tendrá mi dirección una vez que me haya asentado, además estaré visitándote y espero que tú hagas lo mismo."
"Por supuesto que lo haré."
Ambos continuaron conversando un poco más hasta que llegó la hora de la cena. Después de cenar Aegon retornó a su habitación argumentando estar cansado, una vez en su habitación se puso cómodo sobre su cama y entró en su mundo interior. Ya era tiempo de su brutal golp… brutal entrenamiento. No tenía clases al día siguiente así estuvo hasta tarde bajo las lecciones de Yamamoto.
Al día siguiente Aegon se levantó tarde en la mañana, mientras tomaba el desayuno su atención se encontraba en uno de los canales de noticias que en estos momentos transmitía en vivo la conferencia de prensa que estaba dando Tony Stark.
[POV AEGON]
"Es por eso que voy a cerrar con efecto inmediato la división de desarrollo y manufactura de armas hasta que decida cuál va a ser el futuro de la compañía, la dirección que debemos tomar, que me complazca y sea para el bien mayor de este país."
Esto era lo que necesitaba escuchar para hacer mi día inmemorable. Sin perder tiempo llamé a Edward.
"¿Dime que me llamas porque estás viendo la misma noticia que yo?" le dijo Edward de inmediato una vez que contestó la llamada.
"Ya sabes que hacer. Luego estaré en contacto." Fue lo único que le dije para luego colgar. Esta noticia me ha hecho tan feliz que creo que me tomaré el día para divertirme un poco. Creo que todavía tengo el número de esas chicas del club de bailarinas exóticas que pertenece a la mafia rusa.
Por suerte para Aegon una de las chicas a las que llamó estaba libre hasta la tarde por lo que se fue a encontrarse con ella en su departamento. Para cuando la tarde cayó Aegon se marchó después de tomar una ducha. Ese día la chica tuvo que llamar a su trabajo y decir que estaba indispuesta, apenas podía moverse.
Después de marcharse del departamento Aegon continuó deambulando por las calles de Nueva York hasta que decidió entrar a un Café y ordenar algo pues estaba hambriento, pero no quería regresar a casa aún. Mientras esperaba su orden una bella chica de cabellos castaños con unos mechones blancos y ojos verdes entró y tomó asiento en la mesa frente a él. Aegon tenía que admitir que la chica era atractiva. No podía asegurar con total confianza que estuviera en lo correcto, pero la identidad de la chica parecía bastante obvia a simple vista, Rogue.
Aegon comenzó a pensar como acercarse y después de unos segundos comenzó a aproximarse a su mesa.
Cuando estuvo de pie frente a la chica comenzó a hablar. "Disculpa, sé que puede parecer fuera de lugar, pero cuando te vi no puede evitar sentir que de alguna forma tú no eres como el resto."
Al escuchar lo que dijo el extraño joven que había caminado hacia ella Rogue no pudo evitar sentirse un tanto nerviosa y al mismo tiempo irritada porque en estos momentos lo que deseaba era algo de tranquilidad. Que el joven frente ella dijera que podía percibir que ella no era normal la hizo pensar que tal vez él era un mutante al igual que ella.
Y aunque realmente quería algo de tranquilidad en estos momentos no podía ignorar este hecho cuando ella sabía cuán difícil era la vida para algunos mutantes. Además, el chico era extremadamente apuesto y una excelente distracción para su mente y corazón, así que decidió dejar que la conversación continuara de la mejor forma.
"¿A qué te refieres con que no soy como el resto?" Le dijo Rogue mientras lo miraba de arriba abajo.
"No sé si son las palabras más adecuadas, pero diría que eres especial. Y no porque seas bonita. Por cierto, mi nombre es Aegon, un gusto conocerte." El chico le extendió la mano a modo de saludo.
Cuando escuchó lo que dijo Aegon pensó que tal vez sus preocupaciones eran en vano y el chico solo trataba de flirtear con ella. "Yo soy Rogue. Dime Aegon, eso de decirle a una chica que es diferente al resto. ¿Te ha funcionado con otras?" Le respondió sin tomar su mano.
"No sé nunca lo he intentado. Soy bastante apuesto por lo que las chicas son las que acostumbran a aproximarse a mí." Sin importarle verse atrevido Aegon se sentó a la mesa quedando frente a Rogue. "No te equivoques, eres el tipo de chica que le gusta a todos, digo eres hermosa y con un cuerpo bastante atractivo, pero ese no fue el motivo por el que me aproximé a ti. La verdad es que no mentí, realmente creo que eres especial. ¿Cómo? Aun no lo sé, pero confío en mis instintos."
"Pues al menos admitiré que eres osado, aunque no creo que haya nada de especial en mí. ¿Y qué es eso de que puedes sentir que no soy como el resto? O acaso me dirás que tienes poderes." Esta vez Rogue realmente sentía curiosidad por las palabras del chico.
"Pues sí que los tengo." Admitió sin dudarlo y después de mirar hacia los lados y ver que nadie estaba mirándolos hizo que se produjeran chispas en sus manos, solo por un breve momento.
Rogue se quedó mirándolo en silencio.
"Parece que no me equivoqué y tú eres igual no es así. Otra persona en tu lugar se hubiera asustado o hubiera pensado que era una especie de truco de magia."
"Entonces tú también eres un mutante."
"Lamento decepcionarte, pero como dije antes soy un chico muy atractivo no una especie fenómeno de circo o algo parecido, así que no sé a qué viene eso de mutante."
Rogue lo miró de forma incrédula. "¿No sabes de lo que estoy hablando cierto?"
"¿Te gustaría explicarme? Tú pareces conocer sobre el tema."