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Eduardo ha desaparecido

Solo entonces Álvaro vio a Javier y le asintió en modo de saludo.

-Señor Javier, he oído que has aprovechado todas tus fuerzas especiales para ayudarme a buscar a mi hijo. ¡Muchas gracias!

Al oír la frase, Javier se desconcertó.

-Pero, la persona que ha desaparecido es…

- ¡Es mi hijo! ¡Eduardo! Tiene el apellido de su madre.

La explicación de Álvaro hizo que Javier entendiera inmediatamente que la relación entre Samara y Álvaro no era como lo que habían mostrado en público. No se conocieron tan solo hace veinte días. Resulto que los dos incluso ya tenían un hijo. No era de extrañar que tuvieran sentimientos tan profundos el uno con el otro.

-Voy a hacer todo lo que pueda. Una vez haya alguna noticia, por favor infórmense unos a otros. -sin más demora, Javier salió empujando su silla de ruedas.

Álvaro y Samara tampoco se atrevieron a tardar y rápidamente empezaron a buscar a Eduardo. Samara estaba un poco preocupada por Álvaro, pero el insistió:

-Desde su infancia hasta ahora, nunca he asumido la responsabilidad de padre. Esta vez se ha perdido por mi culpa. Si algo inesperado sucede, seguramente me sentiré culpable. No te preocupes por mí, si no puedo encontrarlo, ¿de que me sirve vivir? -Álvaro estaba más tranquilo que Samara.

Pensó que Eduardo era un niño, no iría demasiado lejos, así que todavía estaba cerca del hospital.

-Llama al personal y busca por todo el hospital militar. Además, ven conmigo a la sala de vigilancia. Veamos si podemos encontrar alguna pista en los videos. -dijo Álvaro.

Al oír las palabras del hombre, Samara se calmo un poco. Al saber que Eduardo había desaparecido, ella sintió como si su mundo se cayera y no pudo evitar analizar el caso tranquilamente.

Los guardaespaldas empezaron a buscar al niño esquina por esquina en el hospital mientras que Samara y Álvaro fueron a la sala de vigilancia. Debido a la identidad especial de Álvaro, al saber que su hijo había desaparecido, el director del hospital coopero activamente.

Se vieron muchos videos. Álvaro y Samara los miraban fijamente, buscando constantemente una pista de Eduardo, pero su figura no pareció en ninguno. De repente, Samara señalo la imagen y dijo:

-Mira, Eduardo se escondió en la entrada del pasillo al salir de la sala.

Álvaro lo miro rápidamente. La imagen no era muy clara, pero se podía ver que el niño estaba triste. Había mirado a la sala constantemente con los ojos llenos de decepción. Finalmente se había dado la vuelta y corrido hacia el patio trasero.

Samara lloro nuevamente.

-Ha esperado a que lo siguiera. Solo hable contigo unos minutos y el seguramente creyó que lo abandonaría. -Samara no pudo contenerse más y lloro.

Viendo la mirada decepciona de su hijo, Álvaro se sintió dolido. Pero era un hombre y el apoyo principal de Samara, no podía estar en pánico.

-Echemos un vistazo al patio trasero, tal vez encontremos algo.

Samara asintió rápidamente y los dos acudieron al patio trasero sin demora. El patio trasero era medio, era el lugar de paseo de los pacientes. Había mucha vegetación con alturas desiguales. Nadie sabía dónde podía esconderse un niño de 4 años.

- ¡Lo buscamos esquina por esquina! ¡no creo que no podamos encontrarlo! -dijo Álvaro y su mirada estaba tan fría como el hielo.

Cualquiera en Ciudad H que se atreviera a herir a Eduardo, era una persona que ya no quería vivir y Samara que no le importaba nada mas que su hijo, empezó a buscarlo muy ansiosa. De repente, vio un destello. Corrió rápidamente hacia allí y encontró el teléfono de Eduardo bajo un árbol.

- ¡Álvaro, ven aquí! ¡Es el teléfono de Eduardo! -la voz de Samara estaba entre contenta y sorprendida e hizo que Álvaro se pusiera nervioso otra vez.

Se le acerco rápidamente pese al dolor en su pecho. La ultima llamada era de Carlos, lo que significaba que el grito que este había escuchado confirmaba que Eduardo había sido secuestrado.

Álvaro miro a su alrededor. Este lugar era realmente apartado. Normalmente nadie iría allí, pero alguien había secuestrado a Eduardo justo allí. ¿Qué significaba esto? Seguramente alguien había planeado el secuestro hace mucho tiempo.

De repente recordó que alguien había llamado a Isaac pasando por Samara, para que Eduardo y Adriano volviera, por eso, ¿el impostor podría ser la persona que había secuestrado a Eduardo? Los ojos de Álvaro se oscurecieron de repente.

Al ver que Álvaro fruncia el ceño ligeramente y estaba sumido en sus pensamientos, Samara no se atrevió a molestarlo. Aunque estaba ansiosa, todavía esperaba en silencio.

Viendo la mirada expectante de su mujer, Álvaro dijo en voz baja:

-Voy a hacer una llamada.

Samara asintió y Álvaro llamo a Josué.

- ¿Hay alguna noticia sobre la identidad del impostor que ha pedido el regreso de mis hijos? -pregunto él.

Josué estaba acudiendo hacia ellos. Al oír la pregunta, dijo rápidamente:

-He comprobado que el numero de la otra parte esta cerca de la casa Ayala, es decir, cerca de nosotros. He ido a averiguar el lugar y resulto ser una sala de juegos. El jefe dijo que había demasiada gente yendo y viniendo y no podía recordar quien había llamado. Además, la persona no llamo a Isaac en nombre de Samara, sino de Catalina. Por eso, Isaac se sentía un poco desconcertado. Fue Eduardo quien le dijo que Catalina era su madre. Isaac también dijo que, en ese momento, la voz en el teléfono estaba en medio a muchos ruidos, pero la otra parte dijo que estaba llamado desde cerca del hospital, por lo que colgó sin decir mucho más.

Al oír las palabras de Josué, Samara se calmó. La persona obviamente había venido bien preparada. No solo estaba contra ella, sino que también era muy posible que estuviera contra el niño. Al pensar en eso, el cuerpo de Samara tembló. Originalmente había vuelto por Álvaro. Con otros no tenía ninguna intención de tener trato ni mucho menos ofenderlos. ¿Quién estaba haciendo esto para dañarla?

Álvaro pensaba en lo mismo.

-Tenemos que considerarlo tranquilamente. Llamemos primero a la policía. -dijo el. Sabía que no serviría para nada, pero si la persona venia preparada, definitivamente estaba en contra de alguien. En ese momento, se pondría en contacto o con él o con Samara.

Obviamente, Samara también pensó en esto. Aunque estaba ansiosa, sabía que no tendría ningún resultado seguir buscando así. Asintió y acepto llamar a la policía. Los dos subieron al coche y se dirigieron a comisaria. Ninguno de ellos hablo, pero Álvaro sujetaba fuerte la mano de Samara.

-No te preocupes, aunque arriesgue a toda la familia Ayala, encontrare a Eduardo. -aseguro él.

Samara no le respondió. No era que ella no creyera en Álvaro, sino que estaba realmente en pánico. Algunas escenas aparecieron en su mente. No quería pensar, pero no podía controlar sus propios pensamientos.

Sus manos estaban frías. Si no fuera porque Álvaro le sujetaba, se habría sentido en un congelador. Carlos llamo otra vez. Samara no quería responder, pero finalmente respondió.

-Samara, me preparo para llevar a Laura a

ad H para encontrarnos contigo. -dijo Carlos. No podía dejar sola a Laura después de todo, su enfermedad aun necesitaba ser tratada. Sin embargo, tampoco podía ver a Samara estar tan ansiosa por la desaparición de Eduardo. Por lo tanto, la mejor solución era llevar a Laura con él a Ciudad H.

Samara se emociono de inmediato al oír eso.

- ¡No! La salud de Laura no puede soportar de ninguna manera un viaje tan largo. Carlos, sé que también estas preocupado por Eduardo, pero tienes que cuidar de Laura. No podemos correr ningún riesgo en su enfermedad. Yo buscare a Eduardo. Te llamare tan pronto como tenga noticias, ¿de acuerdo? ¡No traigas a Laura aquí, por favor! -dijo Samara muy emocionada.

La emoción de Samara hizo que Álvaro se sorprendiera un poco. Según la investigación de Josué, Carlos tenía una hija ilegitima llamada Laura. Estaba en mal estado y se quedaba en el hospital todo el año. Sin embargo, se llevaba muy bien con Samara y Eduardo. Pensando en eso, Álvaro se sintió enfadado y celoso.

Eran su esposa y su hijo, ¿Por qué Carlos se preocupaba tanto por ellos? Álvaro cogió directamente el teléfono y le dijo fríamente:

-Señor Carlos, es mejor que te preocupes por la salud de tu hija. En cuanto a Eduardo te por seguro que lo encontrare. -colgó el teléfono después de hablar.

Carlos se quedo estupefacto por la frase de Álvaro. Parecía que Samara todavía no le había contado que Laura era su hija. Pensando en esto, Carlos de repente se sintió aliviado. Aunque no era bueno reír en voz alta en este momento, mostro una sonrisa.

Cuando vio la expresión de Carlos, Laura le pregunto felizmente:

-Carlos, ¿podemos ir ahora?

Solo entonces Carlos volvió de sus pensamientos y dijo en tono culpable:

-Cariño, tu madre dice que tu condición no es adecuada para viajar. Cuando tu madre y Eduardo vuelvan y te recuperes, iremos a viajar, ¿vale?

Los ojos expectantes de Laura de repente perdieron el brillo.

-Vale… -dijo ella. No se enfado caprichosamente, pero Carlos podía decir que estaba muy deprimida.

Aunque no le había dicho porque quería ir a Ciudad H, Carlos todavía sentía que seria demasiado cruel para ella. Le había dado a la niña esperanza, pero no podía cumplir con su promesa.

Samara, por otro lado, vio a Álvaro colgar el teléfono enfadado. Recordando lo que había dicho hace un momento, Samara decidió contarle la verdadera identidad de Laura.

-Álvaro, en realidad Laura es…

-Busquemos a Eduardo primero y luego hablamos de otras cosas. Lleva desaparecido mas de una hora sin ninguna noticia y no se sabe la intención del secuestrador. Si solo quiere dinero, se lo daré. No me importa cuanto quiera. Solo espero que no quiera a Eduardo. -dijo Álvaro.

Él no quería escuchar a Samara hablar de la hija de Carlos, por lo que cambio de tema. Nunca pensó que, debido a esto, no se enteraría que tenia una hija durante mucho tiempo.

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