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Eres Mío

ANTHONY

Respiraba entrecortado a medida que iba despertando. Estaba sobre algo blando, al abrir los ojos pude ver que se trataba de un colchon. Era mi cama, me encontraba en mi antigüa habitación cuando vivía en la mansión de mi abuelo paterno.

Todo mi cuerpo me pesaba, y sentía cómo unas cadenas envolían mi tobillo izquierdo con un grillete. Recordé lo sucedido antes de caer en la inconsciencia. Mefis apareció de la nada sorprendiendome en mi propia casa.

— Así que ya despertaste Anthony, menos mal.

—¿M-Mefis?

Estaba completamente desnudo, encadenado a la cama a merced de este loco. Me vino a la mente el recuerdo de cuando Fausto secuestró a mi padre y lo tuvo por tres años encadenado a la cama desnudo.

Las lágrimas humedecieron mi rostro ya que me era imposible moverme. Al igual que Fausto, Mefis utilizaba drogas para inmovilizarme. Pero no entendía qué sucedió, qué hacía él en mi casa.

— ¿Cómo es que...que..?

— ¿Que te atrapé?

— ¿Cómo es que estás en mi casa?

— Sencillo Anthony, todo el personal de esta mansión, incluído el mayordomo, trabajan para mí. Todos, sin excepción.

Eso no tenía ningún sentido para mí. Nada de lógica, ya que cuando pude escapar de esta mansión para ser llevado junto a mi padre biológico, él y Orfen se enteraron de todo lo que padecí aquí.

Recuerdo que mi padre me aseguró que me protegería, prometiendome que nada malo me pasaría. Además Orfen despidió a todo el personal, mayordomo incluído, acusandolos de complicidad por abuso a un menor de edad y robo a una de las familias de la aristocracia.

Este nuevo personal fue contratado por Orfen mismo quien se había serciorado de su integridad moral. Jamás me traicionaría así. De echo había decidio volver a este infernal lugar por ellos ya que quería ocuparme como era debido ahora que mi padre y Orfen no estaban.

— No es cierto — dije como pude —Mientes ya que este personal junto al mayordomo son leales a mí. Orfen se ocupó de ello.

Mefis reía como si hubiese contado un buen chiste. Aquello me descolocó.

— Así es Anthony, todos ellos eran leales a tí siendo tus incondicionales súbditos, mientras eras el hijo Liam Archer y seguías bajo la protección de Orfen Von Fisher.

—¿Qué dices?

— Es sencillo, cuando tu padre te quitó su apellido desheredandote de todos sus bienes, les dejó claro a todo este personal que él y Orfen ya nada tienen que ver contigo ni con ellos. Les informó que se marcharían a otra ciudad para siempre. Eso significó que a partir de ese instante dejaban de pagarles sus sueldos.

— ¿Cómo dices? ¿Mi padre y Orfen hicieron eso? ¿Y no me dijeron nada?

— Hiciste enojar bastante a tu padre al comprometerte con el hijo de Fausto. Sabía que sería tu perdición Anthony. En cuanto a ellos, siguen cobrando sus sueldos que vuelven a debitarse de la inmensa fortuna que tu abuelo te dejó. Pero es mínimo. Te imaginarás el descontento de todos. Fue cuando aproveché la ocasión para hacerles una oferta que ninguno pudo rechazar.

Mefis me decía todo eso con gran placer, mientras preparaba una nueva inyección para mí. Cerré los ojos con gran pesar, aún no podía creer el daño que mi padre me había hecho. Tanto él como Orfen, quien al menos podría haberme puesto al tanto en una carta.

— Mátame Mefis, hazlo de una vez por todas.

— Tranquilo Anthony, hasta ahora no me acercaba a tí porque era consciente de que lo pagaría bien caro debido a que desobedeceria una orden directa de mi tío Orfen. Pero ahora que ya no está y que tu padre te dio la espalda, nada me detiene.

Sentía el fresco del algodón en mi brazo izquierdo y apreté los labios.

— Primero me aseguraré de destruir tu resistencia y tu mente. Cuando seas solo basura humana, te llevare conmigo al otro lado del oceano donde te venderé como la perra que eres. Así serás un muerto en vida en la ciudad donde naciste.

— No te saldrás con la tuya maldito — dije como pude sintiendo el pinchazo en mi brazo. Aquella droga volvía a sumergirme en el sopor y la intensa oscuridad.

— Ya lo hice Anthony, eres mío maldito bastardo. Te trataré como la basura que eres.

— Gabriel me...me buscará....él me...me encontrará...

— Gabriel no sabe que estás aquí. Y si llegase a venir, mi fiel mayordomo le dirá que hace tiempo que nada sabe de tí. Admitelo Anthony, estás perdido.

No quería aceptarlo pero él tenía razón. Estaba perdido pero confiaba en mi amado Gabriel. Sabía que jamás se rendiría y removería cielo y tierra hasta dar conmigo.

Buscame Gabriel, por favor buscame mi amor.

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