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Si Me Amas Liberame

ANTHONY

Poco a poco fuí despertando, sentía a mi cuerpo tan pesado como si estuviese hecho de plomo, mi cabeza me daba vueltas debido al intenso mareo. Respiraba entrecortado. No podía abrir los ojos ya que los párpados me pesaban enormemente.

Pero llegaban a mí voces lejanas, extrañas voces y aromas desconocidos. No obstante tenía en mi mente grabados todos los acontecimientos que se sucedieron en los últimos días.

La angustia por tener que alejarme de mi amado Gabriel seguía devorandome el pecho, a eso sumado el miedo que sentía porque el propio Gabriel me había secuestrado en verdad me entraban deseos de escapar a otra realidad.

Las lágrimas humedecían mi rostro a medida que la consciencia iba aflorando en mí. Por dios, no quería despertar.

Deseaba seguir sumergido en el mundo de los sueños debido a la oscura realidad que me rodeaba. Pero irremediablemente mi consciencia iba aflorando, al tiempo que las telarañas del sueño desaparecían.

La luz del día iluminaba parte de mi rostro, podía sentirla acariciandome la piel. Pero aún no abría los ojos, aquella era una ardua y difícil tarea.

Sin embargo las caricias de alguien llegaron pronto, podía sentir cómo unas suaves manos acariciaban mi cabello, mi pecho y mi entrepierna.

No podía moverme, ni siquiera abrir los ojos me era posible, sin embargo alguien empezaba a besar mis labios al tiempo que tras colocarse sobre de mí, una de sus manos acariciaba mi dorada cabellera, mientras que con la otra ahora iba acariciando mi muslo y mi nalga.

Mi corazón se disparó a mil latidos por segundos ya que me sentía atrapado, sin posiblilidad de escape. Solo podía llorar de la desesperación.

Pero algo en mí me dijo que se trataba de Gabriel, aunque eso no impedía que sienta esta angustia que invadía todo mi ser.

Como pude abri los ojos cuando aquel que me besaba dejó de hacerlo.

En efecto se trataba de mi amado Gabriel, quien me miraba con posesivo sentimiento, podía notarlo en su expresión. Él sonrió al verme abrir los ojos.

— Bienvendio Anthony, era hora de que desperaras mi amor. Dormiste diesciseis horas seguidas.

Wow ¿tanto? Era evidente que el somnífero que él utilizó en mí, era en extremo potente.

— Pero sigue durmiendo, me sirves más así que despierto Anthony.

Él quería mantenerme dopado así no intentaría escapar. Se había vuelto frío y calculador. Eso me lastimaba a más no poder.

— No...no...¿por qué....me haces esto? ¿Por qué?

— Eres mío Anthony — fue la dura respuesta de Gabriel

—Por favor...por favor mi amor...

Podía sentir cómo me abrazaba con intensa suavidad pero posesivamente.

— Gabriel....mi amor...

— Descansa mi vida, todo está bien. Solo sigue durmiendo

— Mi padre...

— Olvídate de él, ahora eres mío no suyo.

Aquellas palabras solo lograban herirme como no tenía idea alguna. Por más que me bese con pasión, que me abrace con suavidad y me acaricie con dulzura, yo era su prisionero. Aquella era la dura y cruel realidad.

Gabriel no aceptaría mi rechazo, no permitiría que me aleje de su persona. En otras circunstancias me habría encantado aquello, pero lo cierto era que en éstos momentos me asfixiaba. No quería seguir sintiendome así de inutilizado. Qué me estaba haciendo para que mi cuerpo no responda.

— ¿Qué me estás haciendo...Gabriel?

— Entrar en razón Anthony. No dejaré que tu padre te entregue a Mefis, ni que se interponga entre nosotros.

— ¿Cuánto tiempo hace que me tienes así?

— Tres días y planeo que sean más. Pero sí que eres perseverante mi vida, luchas continuamente. Eso no es nada bueno.

Tres días, dios mío. Podía imaginar la angustia de mi padre, no quería perderlo, no quería eso.

— Liberame Gabriel...

— Nunca

— Si me amas....liberame....por dios....

— Te amo y te conservaré a mí lado

— Liberame mi amor.

— Solo deseas volver con tu padre

— Como tú estás con el tuyo.

— Él no nos hace nada, pero el tuyo nos separa.

No podía creer que Gabriel se haya vuelto así de posesivo. Nada de lo que le decía parecía llegarle.

— Papá....no quiero dejarte...ni alejarme de..de tí....papá...buscame...por favor te lo...pido....papá...

— Te amo Anthony pero tú...tú dejaste de amarme ¿cierto?

— Falso

—¿Qué?

— Te amo también Gabriel, pero...pero me secuestraste....me drogaste y me alejas de mi padre...

Sentía cómo la oscuridad volvía a apoderarse de mí. Como pude le dije:

— Si me amas liberame Gabriel, solo así yo...yo podré volver a...a confiar en tí.

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