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De amores y razones 1.94

-¿Y ustedes dos?- les pregunto Hephaetus a Kain y Viggo cuando los encontró conversando en la recepción de la mansión. Padre e hijo parecían muy animados conversando mientras la muralla a sus espaldas tenía una pintura de ellos dos, pero de hace siete años atrás. Kain mantenía su aspecto de alto elfo de cabello blanco, pero en aquella época Viggo era solo un pequeño risueño en los brazos de su padre.

Hephaestus hizo la comparación entre ambos y se sintió bien al verlos tan unidos. Todo estaría bien si padre e hijo no fueran tan parecidos, sobre todo con respecto a las mujeres.

-No hacemos nada mamá- dijo Viggo mirándola con una sonrisa inocente. Hephaestus entrecerró los ojos al verlo, ya que él siempre hacia esa sonrisa cuando estaba pensando en hacer alguna travesura.

Hephaestus miró a Kain y le pregunto -¿No le andarás enseñando cosas raras a nuestro hijo?-

Kain sonrió igual que Viggo y dijo -soy inocente hasta que se demuestre lo contrario-

Hephaestus volvió a entrecerrar los ojos con desconfianza, pero antes de que pudiera decir algo, Kain comenzó a caminar hacia ella y la abrazo por un costado. Ella lo miró a los ojos como insistiendo en su pregunta, pero Kain solo se giró junto con ella.

-Vamos cariño, no has dormido lo suficiente y mañana es la gran subasta ¿te quieres ver bien?- dijo Kain en un tono suave

Hephaestus se dejó conducir a las grandes escaleras que conducían al segundo piso. Ella volteó su rostro mientras avanzaba y miró a Viggo, quien mantuvo su sonrisa traviesa. Sin embargo, Hephaestus no era tonta, así que le hizo el gesto de llevarse el dedo índice debajo del parpado, como diciendo "te estaré vigilando".

Entonces la sonrisa de Viggo se volvió incomoda, ya que su padre le estaba dando algunos consejos con respecto a las mujeres. Sus consejos fueron muy directos en algunos puntos, pero muy sabios. En algunos casos, mucho más pragmáticos y fáciles de entender que los consejos de Kiara. Viggo se preguntó si era por qué fueron las palabras de un hombre.

Los padres de Viggo subieron la escalera y caminaron por el pasillo a mano derecha. Después de un rato, cuando ya era difícil escuchar los pasos por el pasillo, Viggo subió las escaleras y avanzo por el pasillo a mano izquierda. Primero venían tres habitaciones vacías, después la suya, la de Ana y Sakura. Después venían otras dos habitaciones vacías y la de Semiramis. Por un momento, Viggo estuvo tentado a pasar de largo y entrar a la habitación de Scheherezade, pero tenía una promesa.

"Las promesas son importantes, muchacho"- le había dicho su padre –"jamás, de los jamases, te olvides de una promesa o la incumplas, porque tu mujer te lo restregará en la cara por el resto de tu existencia, créeme, te lo dice la experiencia"-

Así que Viggo fue sabio y entró a la habitación de Semiramis. Todo estaba a oscuras y ella parecía estar durmiendo, así que Viggo se movió en silencio y se fue al baño.

-"Si visitas a una de tus esposas y sobre todo, a una con la que las demás no se llevan bien, jamás vayas con el aroma a jabón de su baño. Lo descubrirán de inmediato y te repelerán como si fueras un leproso"- fue otro consejo que le dio Kain a Viggo

Así que Viggo hizo como le dijo Kain, se bañó y se jabono con los que había en el baño de Semiramis. Dentro de su mente, Viggo pensó que había encontrado una guía mucho más fácil de entender que los consejos de Kiara. No es que estuvieran malos, pero seguir los consejos de Kiara era tan difícil como entender el "delicado balance" de su maestro. Era casi un arte y requería mucha percepción y análisis de la situación. En cambio, su padre era un tipo que decía has esto y pasará esto. Has esto otro y pasará aquello.

Sin embargo, por muy fácil que se escuchará, era la sabiduría de la experiencia. Así que Viggo se propuso mantenerse alerta y guardar las palabras de Kiara en su mente. Era mejor analizar cada situación por sí misma.

Una vez que Viggo salió del baño, se fue a la cama de Semiramis y se acostó por el lado derecho. Como ella estaba durmiendo, Viggo se quedó mirando el techo y pensó en las otras cosas que le dijo su padre:

<-Ottar ya es un nivel 6 ¿estás seguro de cumplir esa promesa?- pregunto Kain -Por mucho que te ayude, dudo que lo puedas vencer. Él lleva una vida de disciplina a diferencia de ti-

-Lo sé, padre- respondió Viggo con una voz apagada -pero tampoco es que me dé miedo-

-Deberías, mirándote por encima, puedo decir que con suerte llegas a ser un nivel 4. Si aprendes refuerzo mágico puede que alcances la fuerza de un nivel cinco, pero como mucho podrás permanecer unos diez minutos de pie, en una lucha desigual-

-Soy tu hijo ¿esa es tu forma de darme ánimos?-

-Puedo darte ánimos, pero de esa manera no ganaras una pelea. Bueno, primero lo primero: mañana vamos a la subasta. Después tómate la semana que sigue y acomoda a tus esposas. Una vez que hayas hecho eso, empezaremos con los entrenamientos. No quiero que mis nueras sean viudas tan pronto->

Viggo frunció el ceño al recordar la sonrisa burlesca de su padre. Sino fuera su viejo, le hubiera puesto un puñetazo en la boca. Viggo soltó un suspiro pensando en que solo estaba perdiendo su tiempo al enojarse con su padre. Ni si quiera los tres mejores aventureros de todo Orario lo pudieron vencer ¿Qué podría hacer él?

Por otro lado, Viggo escucho un sensual gemido y sintió unas suaves manos abrazándolo desde su lado derecho. Entonces notó que Semiramis dormía desnuda debajo de las sábanas y podía sentir el suave y voluminoso tacto de los senos sobre su pectoral. Él tuvo la tentación de dejar que sus manos se deslizarán, pero negó con su cabeza y se giró para abrazar a Semiramis. Ella se refugió a gusto en su pecho ya que estaba fresco por el baño con agua fría.

Semiramis sonrió sintiendo a Viggo y dijo entre dormida -¿Volviste?-

-Sí, lo prometí- respondió Viggo.

Sin embargo, Semiramis en vez de elogiar el hecho de que él haya guardado su promesa, solo asintió a sus palabras, se acomodó y siguió durmiendo como si nada. Al mismo tiempo, Viggo quedo un tanto desilusionado porque todo quedó en nada, pero como ya había tenido mucho sexo con Tsubaki, no le costó cerrar los ojos y conciliar el sueño.

Al otro día, Viggo se despertó con una agradable sensación en su entrepierna. Era una lengua suave y cálida, que pasaba por su frenillo y lo hacía retorcerse del gusto. Entonces esa lengua se apartó un poco y su glande entro a una boca cálida y húmeda. La estimulación siguió subiendo y las manos de Viggo se movieron a quien sea que estaba en su entrepierna. Él le tomo la cabeza a la persona. Pudo sentir un sedoso cabello largo. Viggo empezó a moverle la cabeza a la persona hasta que ya no pudo más y lo dejo salir todo en la boca de ella.

Después de que él se corrió, soltó un suspiro gratificación y por fin abrió los parpados. La persona entre sus piernas era Semiramis, quien apretaba sus labios como aguantando algo en su boca. Viggo se apoyó en sus manos y se sentó en la cama. Entonces ella lo miró a los ojos y se acercó a él. Viggo sonrió al verla en ese estado y le tomo el mentón. Al mismo tiempo, Semiramis abrió la boca y le mostró que tenía el semen en su boca. Viggo asintió con una sonrisa y ella cerró su boca para tragarlo.

-Gracias- dijo Viggo

Después Semiramis abrió la boca y le mostró que lo había bebido todo. Ella se abalanzó sobre él y lo tumbo en la cama. Viggo quedó mirando el techo mientras Semiramis le besaba el cuello.

-¿Cómo te fue ayer?- pregunto Semiramis

-Bien- respondió Viggo mientras sentía los labios de Semiramis bajando por su cuello. Era la señal de que ella esperaba continuar. Entonces Viggo llevó sus manos a las caderas y la volteó en la cama, dejándola acostada boca arriba mientras ella soltaba un gritito.

-Bruto- se quejó Semiramis con una voz juguetona, pero Viggo lo tomo como una invitación y le comenzó a besar el cuello. Después él empezó a bajar por la clavícula hasta llegar a los grandes senos como dos montículos suaves de carne tersa. Él se hundió entre ellos, sintiendo el suave perfume en la piel y agarrando ambas masas de carne tentadora con las manos. Después Viggo levantó su mirada y se acercó a uno de los pezones. Él paso su lengua por la pequeña protuberancia de color rosa mientras mirada a Semiramis a los ojos. Después él continúo lamiendo el contorno de los senos, pero sus manos se deslizaron bajando por las costillas y acariciando la cadera y el estómago.

Al mismo tiempo, Semiramis comenzó a retorcerse y soltar sensuales gemidos. Ella pensó que como siempre, las manos de Viggo eran muy hábiles para preparar el cuerpo de una mujer para el sexo. Con solo un par de minutos de caricias ella se sintió dispuesta a seguir adelante, pero Viggo no se apresuraría. Él era demasiado codicioso, pensó ella. Viggo exploraría cada parte de ella hasta que ella agonizará y le rogará continuar. Semiramis sentía su corazón agitado cuando veía a Viggo descender desde su estómago hasta la vagina, moviendo su lengua como si estuviera escribiendo sobre su piel. Entonces en medio del placer, ella se acordó de la solicitud que le hizo Viggo y recordó que sería buen momento para hablar de pintura. Sin embargo, Semiramis sintió la lengua de Viggo sobre el clítoris y todos sus pensamientos fueron perturbados. Ella trataba de apretar sus muslos para que Viggo se detuviera, pero él continuaba y la atormentaba con placer hasta hacerla acabar.

Por su parte, Viggo apartó su rostro de la vagina y volvió a subir para abrazar a Semiramis mientras las oleadas de placer reverberaban en su cuerpo. Él la beso y ella siguió el movimiento de su boca mientras lo abrazaba.

Una vez que Semiramis se calmó, Viggo la miró a los ojos y llevo su mano derecha a su pene. Entonces ella gimió cuando sintió el roce del glande sobre el clítoris. Ella curvo su espalda y tiro su cabeza hacia atrás. Al mismo tiempo, Viggo la besaba en el cuello y poco a poco hacia su camino al interior.

-Viggo, Viggo- dijo Semiramis entre jadeos -dentro, déjalo dentro-

Sin embargo, Viggo estaba demasiado absorto en el calor y la humedad del interior de Semiramis. Él solo comenzó a moverse mientras movía sus manos a las nalgas y apretarlas. Después él se hundió hasta lo más profundo de Semiramis y la comenzó a embestir como si estuviera intoxicado por su sexo.

Por su parte, Semiramis se aferraba a la almohada y sentía cada una de sus embestidas, llegando a lo más profundo y moviendo la punta de tal forma que estimulaba el interior. Ella se relamía los labios disfrutando la sensación del momento y también se olvidó de sus planes. Solo eran ella y Viggo, él deseando todo de ella, viviendo para ella, y amándola a ella. Ninguna mujer importaba en este momento, solo ella, ella era la única, Viggo solo le pertenecía a ella. Así debió ser siempre, pensó en su corazón.

Media hora después, Viggo y Semiramis estaban abrazados y acurrucados en la cama.

-Ella- dijo Semiramis -es…-

Viggo soltó un suspiró y dijo -sí, ella es mi mujer, pero no se ira a vivir con nosotros. Ella tiene su espacio y su herrería, así que mantendrá su propio lugar-

-Un aroma a humo sería horrible en una casa- dijo Semiramis con voz despectiva

Viggo negó y le dio un beso. Después le dijo -hoy es la subasta, será una buena oportunidad para ustedes para que entiendan mejor la ciudad de Orario. Primero mi padre pondrá un sello de protección en sus mentes y después mi madre las llevará a comprar algún vestido. Yo creo que solo nos veremos por la tarde-

Semiramis abrió los ojos y lo miró a la cara, ella asintió y acercó su nariz para rosar la de Viggo en un juego coqueto que termino en un beso.

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