"....."
Kokabiel quedó en un silencio sepulcral.
No había entendido lo que dijo aquel chico, o más bien no quiso entenderlo. Porque sabía que tenía razón en el fondo y no quiso admitirlo.
Aquellos soldados que habían muerto bajo la mano verdugo de Goku ya no eran suyos, por eso atacaban a sus tropas que aún seguían en pie.
-¿Q-qué dijiste? -preguntó Kokabiel queriendo cerciorarse de que había escuchado bien y que realmente Goku le había llamado perdedor.
-Dije que perdiste la batalla ángel caído, tu ejército ahora está de mi lado -contestó Goku con una sonrisa viendo al antiguo Cadre.
Sabía que necesitaba aumentar su número de soldados sombra ahora que habían vacantes, y si tenía la oportunidad de añadir a los caídos...
¿Por qué no hacerlo?
Ahora su ejército de sombras no sólo estaba compuesto por los enemigos que enfrentó en las mazmorras, sino también fuera los de ellas.
Buscaría tener un grupo poderoso, y si para eso necesitaba reclutar demonios, dragones o incluso dioses, lo haría sin lugar a dudas.
-Bien, vuelvan a mi sombra... espero que se lleven bien con sus camaradas -profirió Goku viendo a los nuevos reclutas de su ejército.
Se percató de que la mayoría de ellos, por no decir todos, eran soldados de infantería que se situaban desde el nivel uno hasta el nivel dos.
Flush.
Flush.
El ejército sombra de ángeles caídos regresó a su sombra, ante la mirada desconcertada de Kokabiel quien no daba crédito a lo que veía.
"Esto es imposible, ¡¿es capaz de regresar a los muertos a la vida?!"- indagó Kokabiel atónito, era entendió que aquel chico era un nigromante.
Miró a Satanael, quien estaba igual o más absorto que él. Habían perdido a su ejército, ahora sólo quedaban ellos dos en vida...
Su plan había fracasado.
¡No!
¡No aceptaría el fracaso!
¡Él sólo bastaba para destruir Kuoh! Jamás asumiría la derrota, no ante un simple humano cuyo único poder era la simple nigromancia.
-¡¿Dices que he perdido?! ¡Jajaja te equivocas insecto! ¡Voy a destruir esta ciudad aquí y ahora! -exclamó Kokabiel mostrándose iracundo.
Goku estaba tranquilo pero sin bajar la guardia, atento a los movimientos de Kokabiel ya que un descuido le costaría caro, a él y a todos ellos.
-¡¿Por qué?! ¿Qué te ha hecho esta ciudad para que intentes destruirla? -demandó Rias viendo al ángel caído, que soltó unas risotadas grotescas.
No entendía porqué ese afán de querer destruir Kuoh cuando ellos en ningún momento buscaron problemas con los ángeles caídos de Grigori.
En este caso, subordinados de Kokabiel.
-¡Puesto que aquí es donde viven las hermanas menores de los Maou! Matándolas desataría su ira y ellos irían contra Grigori -declaró Kokabiel.
Rias abrió sus ojos ante aquellas palabras. Es decir, ¿Kokabiel pretendía matarla a ella y a Sona con el fin de que el inframundo atacara Grigori?
Pero quien habló fue Sona.
-¿Por qué razón harías eso? Si tu facción es la que saldría perjudicada en todo esto -habló Sona sin entender el punto dicho por el ángel caído.
Ahora tanto ella como Rias entendían que Kokabiel no vino por Goku tal como dijo, eso sólo fue un pretexto para iniciar con esta batalla.
-Porque quiero una nueva guerra, quiero ver sangre, quiero conquistar, destruir... ¡odio esta paz tan aburrida! -explicó Kokabiel sonriendo.
Odiaba estar sentado en un despacho todos los días. Por eso desertó Grigori llevándose a un par de caídos junto a él para llevar a cabo su plan.
"Definitivamente está loco"- pensó Rias con un escalofrío y Sona estaba pensando casi lo mismo, mientras Goku observaba atento.
-Azazel y los demás sólo se han dedicado a investigar Sacred Gear, ¡pero yo no estoy hecho para eso! ¡Fui forjado en batallas y mis manos están bañadas en sangre! -prosiguió Kokabiel.
Quería revivir todas esas sensaciones de las antiguas guerras que forjaron su ser... Y si no había nadie para la labor, él iniciaría la guerra.
-¿Quieres iniciar una guerra de facciones sólo para satisfacer tus intereses? -le preguntó Sona con el ceño fruncido con enorme desagrado.
Era un motivo sumamente egoísta, causar la muerte de miles sólo para saciar su ansias de batalla, no debían permitir que lo consiguiera.
-Así es... por eso destruiré esta ciudad junto con ustedes -profirió Kokabiel con una sonrisa tenebrosa- Será el primer paso para mi plan.
Sona apretó sus dientes con fuerza mientras su peerage se paraba a su lado y lo mismo con Rias, quien se colocó delante de sus siervos.
Issei se paró frente al trio de la iglesia, con las dos exorcistas ya recuperadas pero la ayuda que podían brindar en este momento era escasa.
Suzaku atisbó a Satanael con curiosidad, que estaba callado escuchando las palabras de su camarada. Nadie sabía lo que tenía en mente.
Ni siquiera Kokabiel.
"¿En serio? Eso es patético"
La sonrisa de Kokabiel desapareció de sus facciones en cuanto escuchó tales palabras, cuyo dueño no era otro que el mismo Goku.
-Quieres provocar una guerra pero ni siquiera pudiste conquistar esta ciudad o derrotarnos a nosotros, unos simples niños -se burló Goku.
Kokabiel apretó sus puños mirando con odio externo al azabache, en ninguno de sus cálculos predijo que el chico resultaría tan complicado.
-También adoro luchar contra tipos fuertes pero no por eso pondría en peligro la vida de muchos... ¡eso es una estupidez! -exclamó.
Jamás terminaría con la vida de otros bajo el pretexto egoísta de querer luchar contra los más poderosos... aquello no tenía sentido alguno.
¿Qué sentido tenía ser el más fuerte, cuando no tenías a nadie a quien proteger? Esa fue su reflexión y por eso era algo más "precavido".
Claro... después de haber desafiado a la casa Phenex, después de derrotar de forma humillante a su heredero y luego de desafiar al clan Shinra.
-Por eso, voy a acabar contigo... no quiero que destruyas Kuoh ni que causes una guerra -habló Goku mientras apretaba la daga del Monarca.
Viendo sus estadísticas confiaba en que sería capaz de derrotarle por su cuenta. Pero en todo caso, tenía un par de ases ocultos en la manga.
Sin embargo, lejos de mostrarse preocupado... Kokabiel se echó a reír frenéticamente ante sus palabras, como si fueran el mejor chiste.
-Jamás pensé que serías un humano tan interesante Son Goku... ¡pues lucha conmigo! Quiero ver de lo que eres capaz -declaró él.
Goku sonrió, pero antes se volteó hacia sus amigos, quienes miraban con una amalgama de curiosidad y suma intriga toda esta escena.
-Por favor amigos, encárguense del otro ángel caído... yo lucharé contra Kokabiel -habló Goku con severidad- No se preocupen, yo venceré.
Viendo la confianza que irradiaban las palabras de Goku se sintieron más reconfortados, aunque de por sí Issei ya confiaba en la victoria de Goku.
De pronto, Goku sacó Excalibur del inventario y sin previo aviso se la lanzó a Irina, quien tomó la espada casi por inercia sin saber el motivo.
-Lucha con Excalibur, tú entrenaste para tener esta espada... por lo tanto es tuya por derecho -declaró Goku con una sonrisa tranquila.
Irina le miró sorprendida, creyó que Goku se quedaría la espada para sí mismo teniendo en cuenta lo poderosa que resultaba Excalibur.
Pero en realidad Goku sabía que manejar una espada mientras se había acostumbrado a las dagas sería un problema un tanto grave.
Pues su cuerpo se había adaptado al estilo de las dagas, forzarlo a adaptarse a un estilo más pesado sería contraproducente para él.
Por eso sólo utilizó Excalibur en contadas ocasiones, y ahora que tenía la oportunidad de devolverla pues sin lugar a dudas lo haría.
"Ya me compraré otra daga para reemplazar al colmillo de Casaka, de momento tengo opciones de luchar con una daga"- discurrió sonriendo.
-Muchas gracias... Goku-san, no te defraudaré -contestó Irina con una sonrisa y caminó hacia el frente para así ponerse a batalla y cooperar.
Xenovia también estaba sorprendida, su concepción acerca de Goku había cambiado drásticamente en apenas unos minutos.
No era el chico pretencioso que se apropió de Excalibur tal y como pensó, sino un chico amable y dispuesto a darlo todo por sus seres queridos.
"Ten"
Xenovia salió de su perplejidad al ver que Issei le devolvía Durandal con una sonrisa. El castaño quiso imitar el gesto hecho por su amigo Goku.
-Sé que perdiste tu voluntad de pelea, pero Durandal es tuya y sólo tú puedes manejarla perfectamente... si no luchas por ti, por favor ayúdame a proteger mi hogar -habló Issei.
Xenovia le miró por unos instantes. Estaba siendo un momento difícil para ella, saber que Dios murió supuso una crisis en su corazón.
Pero mucho más le dolía sentirse impotente, como ahora. ¡Ella quería pelear y derrotar a los malvados! Aunque Dios hubiera fallecido...
¡Quería seguir luchando!
¡Quería seguir blandiendo su espada contra aquellos que blasfemaban con el nombre de Dios! ¡Contra los demonios y los caídos!
Su espíritu ardía con las ganas de enzarzarse en una pelea... por eso, tomaría a Durandal, no podía decepcionar a Griselda... su maestra.
-¡Bien! ¡Lucharé y derrotaré a ese ángel caído! -exclamó Xenovia más entusiasmada y tomando Durandal se plantó junto a Irina en el frente.
Asia sonrió al ver que las dos exorcistas se veían mejores y se mantuvo atrás como en todo momento. Ella curaría todas las lesiones.
Luego de que Goku se cerciorara de que sus amigos estaban listos, se volteó hacia Kokabiel, que le miraba con los brazos entrecruzados.
-¿Ya terminaste de despedirte? Tal vez sea la última vez que les veas jajaja -declaró Kokabiel, pero eso no afectó a Goku en lo más mínimo.
Es más, le hizo sonreír.
-O tal vez sea la última vez que veas el cielo estrellado, disfruta mientras puedas -se mofó Goku con una pequeña sonrisa socarrona.
Kokabiel apretó sus dientes con gran rabia, no entendía porqué este chico era capaz de burlarse de él en su propia cara, ¿acaso no le temía?
En ese caso...
¡Le impondría el respeto!
Kokabiel creó tres lanzas sacras en cada mano dejando sorprendido a Goku, pero sin tiempo de más se puso en guardia y le observó atento.
-Estás... cortejando... ¡¡la muerte!!! -vociferó Kokabiel volando hacia Goku a una velocidad impresionante, listo para degollar su cuerpo.
Clink.
Clink.
Clink.
Clink.
Goku detuvo con dificultades las seis lanzas sacras de Kokabiel usando su daga negra con movimientos sumamente veloces y ágiles.
"¿Él está deteniendo mis ataques... ¡con una jodida daga y con una sola mano!?"- discurrió Kokabiel fastidiado por lo que estaba viendo.
Sí, con una sola daga estaba bloqueando los ataques frenéticos de seis lanzas que se movían con una celeridad inimaginable e imperceptible.
Pero había una razón detrás de esto.
"Él no tiene un patrón fijo de ataque... sólo está atacando a lo loco y por eso tiene difícil conectar un golpe en mí"- pensó el azabache sonriendo.
Pero no todo eran ventajas.
Al tener un solo arma no podía realizar un contraataque real. Todos sus esfuerzos iban dirigidos a detener los ataques de Kokabiel.
Si tan solo tuviera un arma más...
Espera, claro que lo tenía.
"Y me viene que ni pintado"- pensó Goku con una gran sonrisa mientras una materia blanca comenzaba a formarse en su mano derecha.
Slash.
Flush.
Kokabiel sintió su abdomen siendo rasgado y sabiamente retrocedió algunos pasos atrás sin saber la causa de aquel ataque repentino.
Sin embargo, vio que Goku sonrió.
Rápidamente bajó la mirada y se percató de que... ¡había una lanza sacra en la mano derecha de Goku! ¿Qué? ¿Cómo era posible aquello?