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Capítulo 95: El Juicio de Greyback (2)

William avanzó por los pasillos del Ministerio de Magia, con la mirada fija en la sala del tribunal. Los ecos de sus pasos resonaban en el amplio espacio, y a su alrededor, magos y brujas conversaban en susurros, algunos señalándolo con curiosidad y respeto. Al llegar a la puerta de la sala, tomó una respiración profunda y empujó para entrar.

La sala del tribunal era imponente, con altos techos y un aire solemne que hacía sentir a cualquiera la importancia del momento. En el centro, un estrado elevado dominaba la sala, y en la parte superior, el Wizengamot observaba atentamente a todos los presentes. William notó la presencia de varios aurores y oficiales del Ministerio, todos con expresiones serias. Barty Crouch Sr., conocido por su severidad, presidía el tribunal.

William fue dirigido a su asiento por uno de los oficiales. Desde su posición, podía ver claramente el lugar donde Fenrir Greyback sería llevado para enfrentar sus cargos. El hombre lobo, con su imponente figura y mirada feroz, ya estaba allí, encadenado mágicamente y vigilado de cerca por dos aurores. La tensión en el aire era palpable, cada respiración pesada y cada mirada intensa.

Aun no se recuperaba completamente de la batalla, aun con su capacidad regenerativa no era sencillo acabar con la maldición lanzada por William aquella noche.

Crouch golpeó su mazo para llamar al orden. "Iniciamos el juicio contra Fenrir Greyback por los crímenes cometidos en Castelobruxo y otros lugares. Se procederá con la presentación de pruebas y el testimonio de los testigos."

El primer testigo fue un auror que había estado cazando a Greyback durante varios años por sus numerosos crímenes. Describió la brutalidad del hombre lobo y cómo había escapado repetidamente de las autoridades hasta ser finalmente capturado en Castelobruxo. William escuchó atentamente, sabiendo que su turno llegaría pronto. Cada palabra del auror hacía que los recuerdos de aquella noche en Castelobruxo volvieran con más fuerza, las imágenes de la batalla y el peligro fresco en su mente.

Finalmente, llegó el momento de William. Se levantó de su asiento y caminó hacia el estrado, sintiendo las miradas de todos los presentes sobre él. Al tomar su lugar, respiró profundamente y miró a Barty Crouch Sr.

"William Rosier," comenzó Crouch con voz firme. "Por favor, cuéntenos su versión de los hechos."

William relató su experiencia con una claridad y detalle que sorprendieron a muchos en la sala. Describió el enfrentamiento con Greyback, la estrategia que utilizaron para repeler el ataque y, finalmente, el duelo que tuvo con el hombre lobo, donde logró infligirle una herida grave utilizando una maldición desconocida. Cada detalle era como revivir la batalla, y a medida que hablaba, sentía el peso de cada palabra.

"La batalla fue intensa," concluyó William. "Pero gracias a la cooperación y el valor de todos, logramos repeler la amenaza. Estoy aquí para asegurarme de que Greyback enfrente las consecuencias de sus acciones."

Mientras hablaba, sintió un dolor agudo en su abdomen, recordándole las cicatrices que Greyback le había dejado. El dolor era una constante, un recordatorio de la batalla y de la ferocidad de su enemigo. William apretó los dientes y continuó, decidido a no mostrar debilidad. Recordó cómo se había sentido en el momento en que las garras de Greyback le atravesaron la piel, el calor de la sangre y el frío del miedo.

El abogado defensor de Greyback intentó cuestionar el testimonio de William, sugiriendo que quizás exageraba los eventos o que la maldición utilizada no era adecuada para un mago joven. "Señor Rosier," comenzó el abogado, "¿no es posible que, en el calor del momento, haya exagerado la ferocidad de los eventos? Después de todo, es solo un joven."

William se mantuvo firme, defendiendo cada detalle de su relato con confianza. "Con todo el respeto, señor," respondió William con voz firme, "lo que enfrentamos esa noche fue real y brutal. Greyback no es solo un hombre lobo; es una bestia despiadada. No hay exageración en lo que digo, solo la verdad de lo que ocurrió."

El tribunal escuchó con atención, y al final, parecía claro que la evidencia en contra de Greyback era abrumadora. Los susurros entre los miembros del Wizengamot eran claros indicativos de que su testimonio había dejado una impresión significativa.

Tras horas de deliberación, Barty Crouch Sr. se puso de pie. "Después de considerar todas las pruebas y testimonios, el Wizengamot declara a Fenrir Greyback culpable de todos los cargos. Será condenado a Azkaban de por vida, sin posibilidad de libertad condicional."

Un murmullo recorrió la sala mientras Greyback era escoltado fuera, su mirada llena de odio clavada en William. La mirada de Greyback era intensa, como si intentara transmitir todo su odio y rencor en ese último vistazo. A pesar de la sentencia, William sabía que esto no era el final. La amenaza de Greyback podía estar contenida, pero las cicatrices del pasado permanecían.

Cuando el juicio terminó, William se encontró solo en un rincón del Ministerio, reflexionando sobre todo lo que había ocurrido. Sentía una mezcla de alivio y responsabilidad. El camino por delante estaba lleno de desafíos, pero con el apoyo de sus amigos y su determinación, sabía que podía enfrentarlos. La intensidad del juicio había agotado sus fuerzas, pero también había reafirmado su propósito.

La chimenea del Ministerio lo devolvió a Hogwarts, donde Dumbledore lo esperaba. "Hiciste bien, William," dijo el director con una sonrisa. "Ahora, descansa. El futuro es incierto, pero estás preparado."

"Solo... habría deseado que hubiese recibido el beso de un dementor para finalizar todo esto, odio que queden cabos sueltos." William no miro al director sino hacia el final del pasillo "No quiero pensar en la próxima vez que nos encontremos"

William asintió, sintiendo el peso del día desaparecer poco a poco, pero al mismo tiempo con la agonía de que el juicio no fuese en la dirección deseada, dejar a Greyback vivo solo era dejar un tigre herido escapar. Mientras caminaba hacia la sala común de Gryffindor, una sensación de esperanza y determinación lo acompañaba. Había enfrentado a un monstruo y había prevalecido, y estaba listo para lo que viniera después. La mirada en sus ojos era firme, sabiendo que aunque el camino por delante sería difícil, estaba preparado para enfrentarlo.

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