Segundo libro en la saga: LUZ. Luminitsa, una hermosa jovencita de 15 años. Alegre y llena de vida. Duncan, un chico de 17 años con el que la genética a sido sumamente amable, pero un tanto aburrido. Son todo lo contrario, incluso sus nombres se contradicen. Pero "El amor es como un rompecabezas. Dos iguales se entienden, pero dos diferentes se complementan" [Esta historia se sitúa en 2011 en el pueblo que yo inventé llamado "Clawn"] -Historia 100% mía. -No se permite copia, adaptación o continuación. -Si se encuentra una copia será denunciada. -No robé ni copié la historia a absolutamente nadie. -No se permite el uso de mis personajes. Disfrútala.
Esta saga consta de TRES LIBROS de los cuales dos de ellos están en borradores y solo uno se está publicado.
Sin más que decir, comencemos.
Soy Duncan Anderson, un chico de 17 años y él más popular de la escuela sólo por el hecho de ser guapo, el chico al que nunca le han conocido una novia y por eso mismo el chico por el que todas las chicas hacen apuestas sobre cual será la primera.
Piel bronceada, un cuerpo marcado, ojos cafés y un cabello castaño oscuro, de 1.92 m. Ese es mi físico y soy una persona elegante.
Duncan es un nombre de niño de origen escócés que significa "Guerrero oscuro", y a mí parecer me describe a la perfección.
-Hola amigo-dijo Julio para después hacer un saludo de lo más ridículo.
-Que saludo más idiota, se nota que tenías tiempo libre.
-Así es.
-¿Cuántas apuestas?- dije con un tono divertido ya que eso se convirtió en el pan de cada día.
-Dicen que Paola Giraldo va a conquistarte para la próxima semana- ante ese comentario no pude evitar soltar una carcajada.
-Sabía que las personas tenían autoestima, pero no sabía que tanto- él se rió ante eso.
-¿Pero qué dices? Paola es un bombón.
-No niego que lo sea, simplemente han venido chicas mejores y no han conseguido absolutamente nada.
-En eso tienes razón. Déjame hacerte una pregunta.
-Dispara
-¿Te gusto cariño?- dijo en un tono "sexy" y mordiendo su asqueroso labio inferior.
-No, me gustan las chicas, lo que pasa es que no he encontrado una a mí altura.
-¿De 1.90?- si será idiota.
-No imbécil, no he encontrado ninguna que me llame la atención.
-No lo sé, pero mejor mantener distancia- dijo alejándose lentamente.
-Ni siquiera la chicas se fijan en ti ¿Qué te hace pensar que lo haré yo?- podría jurar que escuché su ego descender al piso.
-Hola Duncan, Julio-
y llegó la insoportable de esta semana.
-Hola- saludo cordialmente con la esperanza de que se largue rápido.
-Hola Pao.- saluda Julio con malicia en su voz.
-Duncan, tú y yo el sábado en una cita ¿Qué me dices?-
sigo con la idea que debería bajarle a su autoestima.
-No, no estoy interesado, Paola- digo seca y directamente.
-Vamos- dijo haciendo un puchero a su parecer "adorable" pero para mí es extremadamente estúpido.- ¿Qué te cuesta?-
¿Porque aceptan gente así en este colegio?
-Me cuesta tiempo, ahora, ¿Podrías irte?- sonó la campana y en este momento el dicho "Salvado por la campana" cobra sentido para mí.
Vamos rumbo a clases, Paola toma otro camino debido a que teníamos horarios distintos y Julio empieza de nuevo con la plática.
-Es verdad Dun, desde que te conozco no has tenido novia, y te conozco desde los seis años- dijo lo último con un tono de incredulidad y preocupación.
-Y no creo que llegue tu anhelada cuñada.- voy tan sumido en nuestra charla que lo único que me volvió a la realidad fue un fuerte golpe contra mi pecho, algo o mejor dicho alguien chocó contra mi.
Dirijo mi mirada hacía la dirección del golpe y puedo ver una chica, a mí parecer no tiene más de quince años. Ojos grises, cabello negro, labios rosados y una tez tan pálida que me hace dudar sobre si está viva o no. Su vestimenta es simple, un overol de falda negro con unos zapatos converse del mismo color y una camisa blanca de mangas cortas. En su espalda trae una mochila color dorado y en su cuello una cadena cuyo dije era una "L" en cursiva. Nada fuera de lo común, es como las otras chicas.
-Fíjate idiota- me dijo con un tono demasiado altanero.
-Fíjate tú, duende de jardín.- le respondí.
Ella solo me sacó el dedo medio para después quitarse de mi camino y desaparecer.
Escucho una horrorosa risa a mí derecha y se a quien corresponde.
-Jamás pensé que una niñita fuera a hablarle así al grandísimo Duncan Anderson, mucho menos pensé que tú fueras a utilizar un insulto tan barato como "Duende de jardín".
-Yo tampoco.- dije decepcionado del patético insulto que solté, vamos Duncan, hay mejores formas de ofender a una persona.
Soy Luminitsa Jhonson, tengo 15 años y soy una persona común y corriente. Con ojos grises y cabellos negros, acompañados de una tez blanca extremadamente pálida. Mi mejor amiga se llama María y suelo ser un carácter amigable, pero últimamente no. Le hago mala cara a todo el que se me cruce enfrente.
Mi mañana fue bastante normal, me levanté, desayuné, me puse un atuendo normal y ya.
Estando en la escuela me mantengo tan absorta en mis pensamientos y un golpe me aleja de ellos. Con todo el fastidio del mundo le dije que se quitara y me fui.
Llegando a mi casa no puedo evitar analizar la apariencia de aquel chico. De ojos cafés y un cabello castaño con una piel bronceada, claro que eso no quita su aire altanero y arrogante. No entiendo porque es la sensación de la escuela.
Luminitsa, variante del romaní del nombre de origen romano "Luminita" que significa "Pequeña luz".