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Reglas

Antes de empezar con el entrenamiento, maxwell distribuyó todos los puntos sexuales entre sus estadísticas físicas, ya que estás eran las más difíciles de aumentar y controlar.

Su nuevo estado quedó así.

[Maxwell Magnar]

edad: 12 años

Naturaleza: depredador sexual.

Enfermedades: ninguna.

Título: El caballero de la destrucción.

fuerza: 55

agilidad: 40

resistencia: 40

vitalidad: 40

inteligencia: 10

mana: 5770

percepción mágica: 50

elemento: rayo

puntos sexuales: 5.200

Fetiches: ninguno.

Logros por cumplir:

[Depredador de vírgenes: 3/10]

[Amor madre e hija: 2/10]

[Depredador insaciable: 11/100]

[Amante de las milf: 4/10]

El cuerpo de maxwell se calentó y comenzó a expulsar vapor repentinamente. Su corazón Latió muy fuerte siendo escuchado a su alrededor muy fácilmente. Sus músculos se retorcieron y reformaron cómo nunca lo habían hecho antes.

Las únicas dos veces que había invertido tantos puntos en sus estadísticas fue con su vitalidad que no sintió absolutamente nada y cuando sucedió el golpe de estado de gladius. En ese momento se envíen una situación de vida o muerte con mucha adrenalina recorriendo su cuerpo por lo cual no podía ser objetivo con lo que pasó con su cuerpo en ese momento.

Cuando el dolor desapareció maxwell se sintió mucho más fuerte y liviano. Era extraño que sin haber invertido un solo punto más en fuerza se sintiera más fuerte pero lo dejo pasar como uno de los misterios de su trampa.

Maxwell también intento aumentar su inteligencia pero un solo punto de esta estadística equivalía a la módica cantidad de 100.000 puntos sexuales. Además también dejó unos pocos puntos sexuales para una recarga de mana en caso de necesidad.

Después de repasar todo esto maxwell prosiguió con su entrenamiento.

Repitió la misma clase de entrenamiento del día anterior pero está vez con resultados mucho mejores e increíbles.

Resulta que las gafas también le permitían ver ciertos puntos en su cuerpo por dónde era mas fácil expulsar la magia al mismo tiempo. De un solo vistazo maxwell contó alrededor de 10 puntos lo que le permitía teorizar que en un futuro podría lanzar 10 habilidades a la vez.

Algo que descubrió durante el entrenamiento era que las gafas realmente consumían mucho de su mana y después de un tiempo sus ojos comenzaban a doler. Tal era la cantidad de mana gastada que por primera vez en su vida, maxwell había agotado todo su mana en un entrenamiento.

Esto irónicamente le ayudo para poder controlar mejor su mana ya que en cantidades tan pequeñas era más maleable.

En conclusión: las gafas eran un artefacto legendario ya que incluso las desventajas del objeto le traían mucha ayuda en su entrenamiento.

Al ver que el sol ya se alzaba a lo alto de cielo maxwell descansó debajo de la sombra de un árbol. Su reunión con las personas de la zona 23 era al medio día y no quería llegar tarde.

Con relativa facilidad maxwell cortó un pedazo de corteza de árbol que después dió forma e hizo dos agujeros dónde iban los ojos. Su forma era rústica y muy parecida a la máscara de la película de comedia de Jin Carrey: la máscara.

Poniéndole dos simples cuerdas a los lados, maxwell se colocó la máscara en el rostro y camino hacia la caballería dónde se colocó todo su traje de caballero.

Mirándose al espejo maxwell asintió y salió con dirección a la plaza de la zona 23.

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Diego se encontraba dentro de la gran multitud de personas que se reunieron hoy en día en la plaza de la zona 23. No sabía que estaba pasando, ni el porque. Después de que su padre muriera al servicio del señor de su pueblo, su madre lo mando a vivir a la gran ciudad de brenor.

Según las indicaciones de su madre en este lugar se encontraba su tía que lo hospedaria mientras encontraba un trabajo para poder enviar dinero a su casa.

Pero lo primero que encontró al ingresar a la zona 23 fue una aglomeración de personas que siguió por simple curiosidad.

Escuchando con atención a su alrededor pudo aprender muy rápidamente que se trataba de una reunión ordenada por el señor de esta zona.

Los calientes y calurosos rayos del sol caían sobre la multitud que no se movió un centímetro por temor a la ira del nuevo señor. Diego también había aprendido está lección en su pequeño pueblo por lo que igual que las personas a su alrededor, el se quedó quieto mirando la alta tarima que ante la atenta mirada de la multitud, apareció un hombre imponente y elegantemente vestido. Su rostro estaba oculto detrás de una máscara de madera que infundia más miedo y temor a la multitud al no poder observar su expresión.

"Hola personas de la zona 23, subdistrito 5." La voz del hombre era muy ronca y pausada. Su voz era tan fuerte que pudo ser escuchada por todos en la plaza. "Yo seré el nuevo caballero a cargó de esta zona. Pueden llamarme con el nombre del caballero de la destrucción, ya que ese es mi título. Quiero ser lo más breve y conciso en esta reunión con ustedes: estas son mis reglas."

Un gran tablero apareció a su espalda con Mary a su costado.

"Ya que estoy conciente que pocos son lo que pueden leer, se los diré:

Número 1: está prohibido el asesinato.

Número 2: está prohibido el robo.

Número 3: está prohibido la justicia por mano propia.

Número 4: está prohibido las violaciones.

Número 5: pagar sus impuestos.

Mientras las personas en está zona sigan estás simples leyes, no tendrán ningún problema conmigo.

Además de todo eso quisiera agregar una sola cosa... De ahora en adelante la vestimenta de la mujer deberá modificarse.

De ahora en adelante las mujeres deberán de vestir minifaldas en lugar de los largos vestidos que usan hoy en día."

Estás palabras provocaron un gran revuelo entre las personas ya que nunca había escuchado de una medida así. Otros además se preguntaban entre susurros que es una minifalda.

El caballero en la tarima pareció entender el desconocimiento de la multitud, ya que llamó a su asistente y ante los ojos de la multitud rompió su larga falda hasta dejarla con un pequeño trapo de tela que a duras penas ocultaba su entrepierna.

"Esto es una minifalda." Dijo el caballero.

Dejando a una multitud asombrada y una asistente avergonzada que trataba de taparse la piernas en la tarima, el caballero salió y desapareció en cuestión de segundos.

"¡¡Vaya, la ciudad si que es diferente!!" Comentó Diego aún en el asombro.

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Faltan 11

Cómo podemos ver maxwell ya está haciendo uso de su poder.

Ese tipo es un loquillo.

Avísame sobre cualquier error.

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