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CAPÍTULO 134- Un nombre.

CAPÍTULO 134- Un nombre.

… Me siento raro… ¿Mi poder se está descontrolando otra vez? No lo sé.

Cuando vi a Nirkat, mi corazón se aceleró un poco… Qué extraño.

Se aceleró de la misma manera que… No… Creo que fue una coincidencia… Ella y yo somos incompatibles y me odia. Es imposible que… Mejor no pienso tanto en eso.

—¡Vamos, cariño!

Drin me ofreció una bebida.

—Bebe con nosotras.

—Ya sabes que no bebo alcohol.

—Solo un poco.

—No, gra…

Drin aprovechó que tenía la boca abierta y me obligó a tomar el contenido del vaso.

—¡Hasta el fondo!

Me alejé de Drin y salí de la casa.

Comencé a vomitar… Qué asco… ¡Me prometí nunca beber alcohol!

Y cumpliré siempre mi promesa.

Me limpié la boca y entré a la casa.

—¿Cariño?

—No vuelvas a hacer eso, por favor… Necesito tomar agua.

Me alejé de ella y suspiré.

Aún recuerdo al pequeño Kei que lloraba y lloraba por la muerte de sus padres.

… Una mujer ebria arruinó mi vida… Por su culpa, perdí a mis padres. Ya superé sus muertes, pero seguiré cumpliendo la promesa que me hice… No beberé alcohol.

Todas las chicas están dormidas… Luna no vino… Supongo que está ocupada.

Me dividí en dos y llevé a las chicas a las habitaciones.

Después de dejarlas en las habitaciones, bajé al comedor y miré a Terkiana comiendo un pedazo de pastel.

—Fue una buena fiesta, Terkiana.

Me volví a unir y suspiré.

—Bueno…

Me senté con ella en la mesa y estiré los brazos.

—Ah… Sabes, Terkiana, en mi mundo, antes de morir, se volvió cliché que los protagonistas de los mangas y animes tuvieran hijos, y sus hijos serían los nuevos protagonistas… Tal vez yo muera y nuestro bebé sea el nuevo protagonista… Un bebé.

Puse mi cabeza en la mesa y sonreí.

—Seremos padres… Terkiana, ¿qué se siente tener un hijo? Tú ya tienes experiencia criando a un bebé.

—… No lo sé… Es difícil de explicar… Tuve muchas complicaciones para quedar embarazada… Sabes que los Elfos viven por mucho tiempo, por eso es más difícil que una Elfa quede embarazada.

—Ahh… Es algo incómodo que me digas eso.

—¿Incómodo?

—L-lo siento… Es que… ¿Cómo puedo decirlo…? Me pone un poco celoso… Tuviste complicaciones para quedar embarazada, lo que significa que tú y tu antiguo esposo estuvieron… ¡O-olvida lo que dije! S-solo me pone un poco celoso recordar que estuviste casada antes… ¡P-pero son celos sin sentido! No te preocupes… ¿Y cómo te sentiste cuando por fin quedaste embarazada?

—Muy feliz… Es raro de explicar… Había cumplido mi sueño, tener una familia… Me sentí viva.

—Viva… Vaya, vaya… Me pregunto cómo reaccionará tu hija cuando se entere de la noticia… Espero que no me odie.

—Considerando que te admira, creo que se pondrá muy feliz.

—¿Me admira?

—Sí. Escuchó las historias que cuentan sobre Crisfa. Te estás volviendo muy famoso entre los aventureros.

—Famoso… Vaya, vaya… Por cierto, Terkiana... ¿Cuánto durará tu embarazo? ¿Es igual a los embarazos humanos?

—No, es más rápido. Unos 5 meses.

—… Tienen desarrollo lento, pero crecen rápido… Vaya, vaya. Los Elfos son algo raros. Después de los 15 años, envejecen muy lentamente, y dejan de envejecer a los 50 años. La mayoría de los Elfos parecen tener 20 años… Envejecen lentamente, dejan de envejecer, tienen problemas para reproducirse, pero los embarazos duran 5 meses… Son algo raros… Espera… ¡Eso significa que nuestro bebé nacerá en noviembre…! Digo, en Grekso… Los nombres de los meses son raros. ¡Uwaaaah! ¡Es poco tiempo para prepararme! ¡Todavía debo investigar lo que comen los bebés Elfos! ¡También debo conocer más su cultura! ¡Y también debo pensar en cómo mantener a nuestro bebé a salvo! ¡Son muchas cosas! ¡Ahhh! ¡Olvidé los entrenamientos! ¡No puedo dejar de entrenar!

—Kei.

Terkiana me acarició la mejilla.

—No es necesario hacer todo eso. Debes tranquilizarte. Sé que serás un gran padre. No te alteres.

—P-perdón... Estoy muy nervioso... ¡Ahhh! ¡Olvidé el nombre! ¡Debemos pensar en uno perfecto! T-Terkiana, ¿ya pensaste en un nombre?

—Mmm... ¿Qué te parece "Nadia" si nace mujer?

—... ¿El nombre de mi madre?

—Me gusta... Nadia Molfer... Suena bien. Y si nace hombre, se llamará Daniel Molfer. El nombre de tu padre original es lindo también.

—... ¿Estás segura? ¿No quieres ponerle Sylphie o algún nombre raro?

—Me gustan los nombres de tus padres originales, Kei.

—Mmm... Suena algo raro, pero supongo que estaría bien... Muchas gracias, Terkiana.

Terkiana se paró y se acercó a mí.

—Kei...

Se sentó en mis piernas y me sonrojé. ¡¿Eh?! ¡¿Q-qué hace?!

—¿T-Terkiana?

—La noche aún es joven. Celebremos un poco más.

... Ah... Olvidé que las chicas son adictas a mí.

Me abrazó y comenzó a besarme... Bueno... No se siente tan mal.

Acaricié su trasero... Ah, qué suave... ¿Me estoy convirtiendo en un pervertido?

—Daniel, tu creador... Parece alguien interesante.

Zei estaba leyendo un libro, en el comedor de su casa.

Fetoca le consiguió un libro en donde se narra la aventura de un legendario guerrero que logró evitar la destrucción de todos los mundos existentes.

—Solo lo conocí por unos segundos. Él derrotó a un Dios y dividió su poder para poder salvar todos los mundos. Soy parte de ese poder.

—¿Era un Dios malvado?

—Sí... Podría decirse que sí. Era un grupo de Dioses malvados, pero en la historia que estás leyendo dice que derrotó a un solo Dios.

—Ya veo... Genial.

Zei cerró el libro y bostezó.

—Debo dormir... Mañana lo sigo leyendo.

El padre de Kei estornudó y abrió los ojos poco a poco.

—Ah... Ya amaneció.

Sei Molfer lo estaba abrazando mientras dormía.

—Qué adorable... Oye...

Él comenzó a moverla.

—Debemos seguir buscando esa Mazmorra... Despierta.

Sei Molfer abrió los ojos y bostezó.

—Sí... Déjame bañarme.

Él se levantó de la cama y estiró los brazos.

—Otro día de búsqueda comenzó.

—... Me pregunto si realmente existe esa Mazmorra... Llevamos mucho tiempo buscándola y no encontramos ninguna pista.

—Debemos tener confianza, cariño. Si te rindes, creeré que eres una impostora. La Sei Molfer que yo conozco no se rinde tan fácilmente.- Dijo sonriendo.

Ella sonrió y se acercó a él.

—Gracias.

Le dio un beso en los labios y él la cargó en sus brazos.

—¡Una gran aventura nos espera!

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