Al otro día de tener la nefasta reunión con Sasuke Sarutobi, una muchacha se acercó a la puerta torii, en la entrada a los terrenos de Mito. Ella tenía el cabello castaño, recogido en un moño y afirmado con un palillo de oro del que colgaban pequeñas flores. Su rostro era inocente, los ojos almendrados y azules. Un pequeño lunar bajo el ojo derecho. Ella iba maquillada haciendo resaltar sus labios de color cereza. Vestía un kimono de color rosa y líneas blancas con estampados de flores primaverales. El obi rojo acentuaba su cintura y resaltando sus senos. Todo en ella sería perfecto, si no fuera por el cabestrillo que sostenía su brazo derecho o por el moretón en su mejilla izquierda mientras llevaba las manos vendadas.
Ella avanzó por la puerta torii marcando su paso con el sonido de sus sandalias de madera. Al mismo tiempo miraba con admiración el hermoso jardín a los lados del camino, lleno de flores de colores y plantas de gruesas hojas verdes. Una vez que ella llegó frente a la puerta de la casa, llamo varias veces con voz dulce y amable. Nadie vino durante cinco minutos, pero ella insistió y después de un total de diez minutos, vino Mito Uzumaki.
Cinco minutos después de que la muchacha se presentara con Mito, Kain fue llamado y levantado casi a la fuerza.
—Vamos, Kain— dijo Mito en un tono estricto mientras Kain estaba durmiendo en su futon. Ella le quito la colcha de encima y Kain, al igual que cuando era pequeño, se acurruco y se volteó para el otro lado. Así que Mito ocupo sus antiguas formas, Kain ahora estaba grande y Naoko no estaba para regañarla. Así que Mito lo tomo de un pie, lo levantó en el aire y le dio dos poderosas nalgadas que lo hicieron poner el grito en el cielo.
Kain cayó al suelo, se alejó de Mito de forma instintiva y la miró asustado —¡¿Qué clase de ataque despiadado es este?!— preguntó
—Es tu castigo por holgazanear— respondió Mito con los puños apoyados en las caderas —me dijiste que entrenarías, pero sigues levantándote tarde y paseando con una chica diferente todos los días—
—Sensei, pero estoy descansando, dijimos que a fin de mes—
—No me interesan tus argumentos— dijo Mito mirando hacia otro lado —es momento de que te levantes y arregles un asunto. No sé qué trato hiciste con ese viejo Sarutobi, pero mando una muchacha a nuestra casa. Ella dijo que vino para ser tu novia—
—¡AAAAAA!—
Media hora después, Kain estaba sentado en seiza con Mito a su lado y la muchacha frente a ellos dos. Ella se veía tímida mientras sus mejillas estaban ruborizadas.
—Bu, bu, buenos días, Kain-sama— dijo la muchacha con una voz suave y dulce. Se postró tocando el suelo con la palma izquierda y después llevando su frente al suelo mientras cuidaba de no aplastar su brazo derecho en el cabestrillo —esta humilde se llama Rei. Sasuke-sama me dijo que había arreglado mi matrimonio con usted. Yo, bueno, he venido—
Mito miró a Kain y lo vio serio, casi mirando a la muchacha con frialdad. Ella llevo su mano derecha a las costillas y lo pellizco.
—Ouch ¿Por qué me pellizca?— murmuro Kain
—No seas malo con ella, ya está asustada, tu cara lo hace todo peor— murmuro Mito de vuelta
—Solo tengo una cara—
—Entonces arréglala o yo te la arreglare— dijo Mito levantando su mano derecha, como si le ofreciera un castigo
Kain trago saliva, porque recibir una palmada de Mito Uzumaki era jugarse la vida. Así que sonrió con amabilidad y miró a Rei que todavía permanecía postrada —Rei-san ¿Sasuke-san te habrá enviado alguna carta?—
—Sí, perdón— dijo la muchacha, se sentó en seiza, busco dentro de su cabestrillo y saco dos sobres —uno es para que lo lea usted solo y el otro son los documentos de la casa que compro a la familia Sarutobi—
—¿Cuándo compraste una casa, mocoso?— preguntó Mito frunciendo el ceño —tu ya tienes esta casa, no necesitas otra casa, o acaso— su expresión se empezó a deformar en una de tristeza y sus ojos se volvieron acuosos —¿Ya no quieres vivir en esta casa?—
—No, sensei, es todo un malentendido, es para Okita, yo solo le ayude— dijo Kain lo más rápido que pudo mientras ponía todo su espíritu para que ella le creyera.
—¿Es verdad?— preguntó Mito con una mirada triste
—Es la verdad— afirmo Kain con una sonrisa. Mito lo abrazo y le dio un beso en cabello. Entonces ella se apartó y Kain abrió el primer sobre. Como acordaron, el viejo Sasuke envió los documentos de propiedad de la casa al frente del parque Sarutobi, con todos los timbres y firmas de los lideres de la familia.
—Déjame ver si todo está en orden— dijo Mito, Kain le tendió el certificado de dominio y ella lo empezó a leer.
Después de eso, Kain miró a Rei y ella agacho la mirada con una tierna sonrisa en sus labios. No sabía en qué momento paso que esta chica tan linda se convirtió en su novia, pero lo más probable es que tenga que ver con lo que paso ayer. Así que Kain abrió el segundo sobre y miró la carta. Era un mensaje breve y bastante coercitivo.
<<Tú mataste a su padre, así que ahora tú te haces cargo de ella.
Pd: no es necesario que devuelvas el kimono ni el palillo de oro para el cabello. Considéralo un regalo por su matrimonio>>
Entonces Kain recordó las palabras del viejo que sonaron como una sentencia
<<—Kain Uchiha— dijo Sasuke en ese momento —en la vida no puedes vivir apartado de las personas ni de las apuestas. Alguien lanzará la moneda al aire y la hará girar. Quieras o no quieras, tendrás que elegir cara o cruz. De lo contrario, la otra persona elegirá primero y te guste o no, tu tendrás que recibir los resultados de una opción que no elegiste>>
Kain arrugo la carta y se sintió furioso por dentro. También estúpido y burlado, miró a la muchacha en frente de él y quiso gritarle que se fuera de su casa. Sin embargo, el <<Tú mataste a su padre>> era más pesado que cualquier odio que tuviera hacia Sasuke Sarutobi.
—Disculpe— dijo Tsubaki desde el pasillo
—¿Qué sucede Tsubaki?— preguntó Mito —estamos un poco ocupados—
—Es urgente, hokage-sama está aquí—
—¿Para que habrá venido Saru?— murmuro Mito confundida, después miró a Rei y empezó a entrelazar las ideas. Ella se llevó la mano al rostro y dijo a Tsubaki —dile que vamos de inmediato—
—Sí, Mito-sama, como usted diga— respondió Tsubaki
—Kain, ve a ver que quiere Saru, lo más probable es que tenga que ver con esta niña— dijo Mito
Kain asintió, se levantó dándole una breve mirada al tierno rostro de Rei y solo pudo suspirar. Después salió de la habitación, avanzó por el pasillo y doblo a la derecha, solo para encontrarse a Hiruzen de pie en la puerta mientras un grupo de cinco anbus lo escoltaban. Al mismo tiempo, Tsubaki le explicaba la situación mientras Hiruzen tenía un rostro serio e inexpresivo.
—Oooh, Saru, ha sido un tiempo— dijo Kain de buen humor y tratando de aliviar la tensión que se podía cortar con un cuchillo. Tsubaki soltó un suspiro de alivio y dio un paso a un lado. Kain le guiño un ojo y después se detuvo a un metro de Hiruzen —¿Qué se te ofrece?—
—No te hagas el tonto, Kain-kun— dijo Hiruzen vestido con sus ropas blancas de kage —vengo a llevar de vuelta a mi prima. No sé qué trato hiciste con mi padre, pero no es bueno que obligues a los demás a seguirte—
—¿De qué hablas? Yo solo quería una casa y tu viejo me metió en problemas. Yo no tenía idea de Rei hasta que llego esta mañana—
—¡¿Aaaah?!—
—¡Maldito demonio Uchiha!— grito un niño a la entrada de los terrenos, pasando por la puerta Torii —devuélveme a mi nee-chan o te arrancare tu horrible rostro—
Hiruzen y Kain miraron por la puerta y vieron a un muchacho de cabello oscuro de diez años. Avanzó con rostro de pocos amigos, con un kunai en cada mano y listo para luchar. Sin embargo, al acercarse a Hiruzen, uno de los anbus saltó, le tomo las manos y lo redujo en el suelo. Después le quito los kunais, llevo las manos hacia la espalda y le puso un sello de papel en las muñecas para que no pudiera hacer nada.
—Suéltame, maldito, te voy a matar— gritaba el niño furioso —tengo que proteger a mi nee-chan de ese maldito demonio—
Hiruzen soltó un suspiro y le dijo al anbu —suéltalo por favor, es mi primo—
—Pero señor, él iba armado—
—Solo es un malentendido. Él a lo sumo tiene la fuerza de un genin. No podría lastimar a una mosca—
El anbu asintió y realizo un sello de tigre con la mano derecha. El sello de papel sobre las muñecas del niño se desvaneció y quedó suelto. El niño se levantó de inmediato, le lanzó una patada al anbu, pero este último lo esquivo sin problemas.
—Aki, deja de molestar al anbu— dijo Hiruzen en un tono estricto —él solo está haciendo su trabajo. Por otro lado ¿Quién te dijo que podías ir por Konoha amenazando a la gente?—
—No es mi culpa, Hiru-nii— respondió Aki mientras se sobaba las muñecas, apuntó a Kain y continuo —es todo culpa de ese demonio que quiere a mi nee-chan. Tengo que rescatarla—
—Te prohíbo que hables así de Kain-kun— dijo Hiruzen en un tono firme, el niño agacho la mirada y Hiruzen continuo —él es mi amigo, él no es un demonio y está mal hablar así de las personas que ni siquiera conoces—
—Déjalo, Saru— dijo Kain soltando un suspiro —vamos adentro y podremos hablar con Rei, ella esta con sensei—
—Está bien— dijo Hiruzen —lo siento por los problemas— después miró a los anbus y continuo —ustedes se quedan afuera. Si pasa cualquier cosa los llamare—
—Hiru-nii ¿Y yo?— preguntó Aki
Hiruzen frunció el ceño, miró a Kain y este último asintió. Entonces Hiruzen miró de nuevo a Aki y le dijo —puedes entrar, pero tienes que comportarte y respetar al anfitrión. Esta es la casa de Kain, así que nada de andar poniéndole nombres raros—
—Está bien, Hiru-nii es demasiado amables con este tipo. Hiru-nii es el hokage, puede hacer lo que quiera—
Hiruzen soltó un suspiro y le dijo —vamos, entra y no es así como tú crees—
Ellos entraron y Kain cerró la puerta, después miró a Tsubaki y asintió, entonces ella asintió en respuesta y se retiró al ala derecha de la casa. Por otro lado, Kain tomo a Hiruzen y Aki y los llevo al ala izquierda, a la habitación donde estaba Mito y Rei. Al abrir la puerta corredera, Aki no espero por nadie y se abalanzo sobre su hermana.
—Lo siento, Kain— dijo Hiruzen ante la falta de respeto
—No me importa, solo resolvamos esto lo antes posible— respondió Kain
—Estoy de acuerdo—
De esa manera, Hiruzen se sentó seiza a la derecha de Rei y Aki a la izquierda mientras ella quedaba en medio. Del otro lado, estaban sentados Mito y Kain. Primero Rei hablo explicándoles la situación, después Mito, quien fue la que recibió a Rei cuando llego y, por último, hablo Kain.
—¿Tú mataste a mi oto-san?— preguntó Aki con una expresión seria en el rostro
—Sí, no tengo nada que esconder— dijo Kain con un rostro serio —aunque podría decir que fue Karma, esos fueron los hechos. Si quieres reclamar venganza, ven a mí en cualquier momento—
No obstante, en vez de enojarse y gritarle que era un asesino, Aki se postro delante de Kain y le dijo —muchas gracias—