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Mundo Shinobi - Resultados - 230

Kain paso varios días pensando en las palabras de Tsubaki-san "los sentimientos son lo primero", lo cual, en cierto sentido no le hacía lógica. Entonces él le volvió a preguntar a Tsubaki-san a que se refería, a lo cual, Tsubaki-san respondió:

<<Las razones lógicas son algo que buscamos para convencernos a nosotros mismos, pero en términos de efectividad, las emociones son las que lo inicia todo. Buscamos tener la confianza en lo que pensamos, por eso buscamos números, referencia y significados. Necesitamos validar nuestros pensamientos y que nuestro instinto desatado por una emoción sea el correcto>>

Esta explicación dejo a Kain más confundido, pero entendió que confiar en quién eres, en lo que haces y en lo que has hecho con anterioridad, es lo más importante al momento de convencer a alguien. Porque si no creen en ti, en lo que haces y en lo que has hecho con anterioridad, es difícil que alguien te escuche. No obstante, en ese caso ¿Por qué Ozamu y Okita no creen en él? ¿Puede ser porque el futuro que les mostro a través de sus ideas no parece realista?

Kain repaso todas estas cosas dentro de su cabeza durante largas horas entre las mantas de su futón. Miraba el techo de su habitación en total oscuridad hasta que alguien llamo desde el pasillo.

—Kain-sama— dijo una voz amable y confiable —Mito-sama dijo que ya era hora de que se levantara—

—Sí, Tsubaki-san— respondió Kain con una sonrisa —ya me levanto—

—Está bien, lo estaremos esperando en el comedor—

Entonces Kain escuchó los pasos y se imaginó a Tsubaki contoneando de esas generosas caderas. No obstante, a los pocos segundos negó y se levantó de su futon. Arreglo la ropa de cama, ordeno todo en el armario y después se fue a bañar. Una vez que estuvo listo, se vistió con su kimono verde, hakama negro y por encima se puso el haori blanco. Después camino hasta el comedor, donde vio a Mito y Tsubaki sentadas una al lado de la otra. Ambas pelirrojas, de hermosa piel y bonito rostro. No obstante, la gran diferencia estaba por delante. Los enormes senos de Tsubaki-san se veían como dos montañas que se elevaban llamando la atención.

Mito capto la mirada de Kain y lo miró a los ojos con el ceño fruncido, pero Kain miró hacia otro lado y avanzó por el lado izquierdo de la mesa, tratando de parecer inocente.

—¿Mocoso, qué te demoro tanto?— preguntó Mito enojada —últimamente no te levantas a la hora que corresponde, ni siquiera te veo entrenar—

—Sensei, dame un descanso— dijo Kain con una sonrisa en los labios, le guiño un ojo, llegó a la cabecera de la mesa y se sentó en el viejo cojín de su tío —no ha pasado ni siquiera un mes desde que termino la guerra. Te prometo que retomare mi entrenamiento y lo llevaré a un nuevo nivel—

—Más te vale— dijo Mito

Kain vio a Mito muy enojada, lo más probable que por su mirada indiscreta a los grandes senos de Tsubaki. Eso de entrenar solo es una de sus tantas cartas bajo la manga para regañarlo. Incluso si él entrenara 24/7 y algún día llegará al nivel de su tío, todavía sería un tema por el cual regañarlo. En muchos aspectos nos enojamos con otras personas por muchas cosas, pero al final, ocupamos las falencias más estúpidas para recriminarles.

Kain vio que ellos tres eran los únicos y preguntó —¿Ya comieron los demás?—

—Sí, hace una hora— respondió Mito aún enfadada con él

Kain hizo una sonrisa incomoda y miró a Tsubaki-san —¿Cómo está Nagisa?— preguntó

—Bien, pero sigue igual que en un principio. Habla muy poco, no quiere salir de la casa y se despierta en la noche con miedo— respondió Tsubaki-san

Kain tomo una profunda inspiración llenando sus pulmones de aire y miró a la mesa, preocupado por el estado de la niña. Era entendible, después de todo había sido secuestrada y desangrada junto con su madre para crear medicinas.

Kain levantó la mirada y le preguntó a Tsubaki —¿te molesta si la voy a ver?—

—Para nada. Al contrario, te lo agradecería— respondió Tsubaki con una sonrisa amable, cada día adoraba más al muchacho llamado Kain Uchiha por todas las cosas que le decían de él y por sus gestos amables. Puede que él no las haya salvado por un sentimiento de justicia, pero sí por amor a esta mujer a su lado. Mito era estricta, pero cuando no estaba él, ella hablaba maravillas de su discípulo, como si fuera el mejor del mundo.

—Voy por tu desayuno— dijo Mito

—Mito-sama, yo lo hago— dijo Tsubaki

—En ese caso te lo encargo— respondió Mito

De esa manera, Tsubaki se levantó de la mesa y fue a la cocina. A los pocos minutos trajo una bandeja con varios pocillos que emitían vapor y un aroma agradable que te abría el apetito. Kain comió con mucho gusto y una vez que termino, salió del comedor y fue a la habitación de Nagisa, Kiyomi y Tsubaki. Él se detuvo delante de la puerta y percibió que Nagisa estaba sola adentro de la habitación.

—¿Nagisa-san estas ahí?— preguntó Kain como si no lo supiera

—Nii-san— exclamo Nagisa desde el interior como si estuviera nerviosa —espera un momento, un momento por favor—

Se escucho un trote de lado a lado, una caída en el piso de tatami y más trotes. A los dos minutos después se abrió la puerta y una hermosa muchacha de cabello color naranja apareció. Tenía un rostro bonito como el de su madre y un físico infantil. Era un palmo más baja que Kain, de actitud tímida y amable.

—Hola, nii-san— dijo Nagisa ruborizada y con una gran sonrisa en sus labios

Kain sonrió divertido, porque no sabía de adonde había salido esta tímida imouto. No obstante, considerando la situación y que fue él quien las rescato, no le puso peros —me dijeron que no querías salir de tu habitación— dijo

Nagisa perdió su sonrisa y sus ojos tomaron un brillo de tristeza —yo— dijo con voz pequeña, tierna y tímida —yo, bueno ¿Está mal?—

Kain tomo una profunda respiración y contesto con calma —está mal, debes empezar a rehacer tu vida. La próxima primavera vas a ir a la Academia Ninja y vas a conocer a muchas personas, harás un montón de amigos, te lo aseguro—

Nagisa miró a Kain con ojos tristes, pero se forzó a sonreír —si nii-san lo dice, debe ser verdad— dijo

—No te preocupes, no te voy a mentir. Por otro lado, Konoha es un lugar seguro para que Nagisa crezca y se divierta, conozca gente y haga amigos, incluso encuentre a un chico que le guste. Mi tío se preocupó de eso—

Nagisa agacho la mirada y asintió con una sonrisa en los labios. Kain tendió su mano y ella lo quedó mirando.

—¿Nii-san?— preguntó Nagisa parpadeando varias veces en una expresión de confusión

—Vamos a dar una vuelta, te has quedado durante semanas en la casa, pero ya es hora de conocer tu nuevo mundo— dijo Kain con una sonrisa amable en los labios

Nagisa estaba poco convencida, pero pensó que, si tomaba esa mano extendida con tanta amabilidad, podría estar segura de los peligros del mundo. Así que se aventuró y puso su mano sobre la de Kain. Él la tomo y la atrajo con sutileza mientras ella salía de su habitación. Entonces quedó de pie en el pasillo, mirando a Kain, a solo unos centímetros el uno del otro.

—¿Adónde va onee-chan?— preguntó una voz infantil y chillona

Kain miró a su derecha y vio a Kiyomi y Tsunade venir en su dirección. La primera parecía feliz de verlo mientras que la segunda parecía asqueada de solo mirarlo. Cuando Kain miró a Tsunade, ella hizo como si mirara hacia otro lado y lo ignoro. Kiyomi se detuvo al lado de Kain y Nagisa, pero Tsunade paso de largo, avanzando por el pasillo hasta llegar a su habitación con Nawaki. Abrió la puerta corredera y la cerró con fuerza.

—Dime, onii-chan ¿Adónde van a ir?— preguntó la pequeña Kiyomi, de cabello rojo, hermosos ojos verdes y brillo juguetón

—Quiero llevar a Nagisa a comer unos dangos ¿Quieres venir?—

—¡Claro!— contesto Kiyomi animada —¿Dónde está kaa-san?—

—En el comedor, conversando con sensei— dijo Kain

—Entiendo— dijo Kiyomi dándose la vuelta y extendiendo sus brazos hacia los lados como si fuera un pajarito —voy a decirle que me ayude— y se fue corriendo por el pasillo hasta el comedor.

Kain miró a Nagisa mientras aun seguían tomados de la mano y le dijo —sería bueno que Nagisa también le pidiera ayuda a Tsubaki-san—

—Está bien— respondió Nagisa con una expresión suave y amable mientras sus ojos emitían un brillo especial. Ella apartó su mano y camino por su cuenta con un paso más suave y elegante que su hermana.

Una hora después, Nagisa, Kiyomi y Kain se despidieron de Mito y Tsubaki, esta última algo preocupada por Nagisa, pero como iba con Kain se sintió más segura. Kain avanzó en medio mientras Kiyomi le tomaba de la mano derecha con una gran sonrisa en los labios y Nagisa de la mano izquierda, con una mirada tímida y un rubor en las mejillas. No obstante, cuando llegaron a la puerta torii, se quedó congelada por un momento.

Kain captó que Nagisa se detuvo y él y Kiyomi también hicieron lo mismo. Kain miró a Nagisa y le dijo con voz suave —vamos, no hay nada que temer, todo va a estar bien—

Nagisa lo miró a los ojos, se mordió el labio inferior y asintió. Entonces dio el primer paso y Kain junto a Kiyomi la acompañaron. Poco a poco se fueron alejando de la puerta torii y Nagisa empezó a captar su alrededor. Los vecindarios civiles en el sector izquierdo de la avenida. Ascendiendo por la avenida, a mil metros de distancia, la intersección de la avenida que cortaba a Konoha por la mitad. Después de eso, la avenida principal se extendía a los distritos shinobis, con grandes y hermosas casas tradicionales, calles pavimentadas, postes y cableados a los costados, enormes edificios de tres o cuatro pisos. Al final de la avenida se veía el municipio de Konoha, grande y redondo como un tazón de arroz dado vuelta y, por último, la montaña con los rostros del Dios Shinobi y el segundo Hokage. Entonces se dio cuenta de que estaban tallando un nuevo rostro en la montaña y que el cielo estaba despejado, con algunas nubes blancas, pero demasiado hermoso y amplio.

De esa manera, avanzaron por la avenida principal, con una Nagisa más relajada que a ratos se asustaba, pero al estar acompañada por Kain y su hermana, se sentía segura. Una vez que llegaron al puesto de dangos de Ooyama, se sentaron y Kain llamo a la esposa de Ooyama, una mujer bastante voluminosa igual que su difunto marido e igual de amable. Ella al salir bromeo a Kain por salir con dos chicas lindas, Kain le siguió el juego y se rieron los dos juntos. Después de conversar, Kain le pidió unos cuantos dangos para comer y otros para llevar. A lo que la señora accedió y le dijo que había llegado en un buen momento. Los dangos estarían listos en diez minutos. La señora entro a la tienda y Kain se fue a sentar con Nagisa y Kiyomi. Nagisa se aferró a él con miedo, después de todo, el distrito Ino-Shika-Cho era uno de los lugares más concurridos de toda la villa.

—Tranquila— dijo Kain dándole unas palmaditas en el dorso de la mano —todo va a estar bien ¿ves a esos tipos?— preguntó señalando a un grupo de Uchihas —ellos te ayudaran si pasa algo. Y en caso de que no te quieran ayudar, le dices que eres mi amiga y ellos te escucharan—

—Gracias— dijo Nagisa con voz suave

—¿También soy amiga de onii-chan?— preguntó Kiyomi

—Claro que Kiyomi-chan es mi amiga— dijo Kain con una sonrisa, pero del otro lado vio a un muchacho de cabello corto y gris y su sonrisa se desvaneció. Se puso de pie, dio un paso al frente para separarse de las hermanas y sacó un papel con un clon de sello. Lo activo y del papel salió una copia de Kain. El original le dijo al clon —cuida de ellas, no debería haber problemas—

—¿Y si los hay?— preguntó el clon

—Tómalas y huye a la casa, si alguien te quiere detener, trata de lesionarlo, pero no llegues a los extremos—

—Entiendo—

Kain se dio la vuelta, miró a Kiyomi y Nagisa y les dijo con una sonrisa en los labios —este tipo que se parece a mí es un clon, las protegerá no importa lo que pase—

Nagisa se sintió incomoda y agacho la mirada, casi al borde de las lágrimas. Kain se arrodillo delante de ella y señalo al callejón donde se ocultaba el tipo —no te preocupes— dijo —solo tengo que conversar con alguien y eso será todo. Las estaré mirando en todo momento—

Nagisa asintió y Kain sonrió, le acaricio la mejilla y ella se ruborizo. Kain se puso de pie y dejo al clon al cuidado de las chicas. Después atravesó la calle y llegó al callejón, donde lo esperaba el muchacho de cabello gris y cortó. No llevaba bandana con la placa de la villa, vestía de negro y llevaba la boca cubierta con el largo cuello de su polera.

Kain se apoyó en la pared al lado de él, mirando a Nagisa y haciéndole señas con la mano derecha. Lo cual no le pareció correcto al muchacho.

—jefe, sería mejor que fuera discreto, ya tengo problemas con los anbus siguiéndome los talones todo el tiempo— dijo el muchacho de unos quince años con la voz apagada por la tela que le cubría la boca.

—No tienes que preocuparte por los anbus a menos que hagas algo fuera de lugar. Conseguí un permiso del hokage para que tú, Ayame y Tatsumaru pudieran entrar. Además, olvídate desde ya evitar a los anbus y las miradas de los Uchihas, con tu habilidad es imposible. Mientras no hagas nada, ellos te dejaran en paz, pero si haces un movimiento sospechoso te ejecutaran en medio de la calle y en presencia de todos—

Rikimaru trago saliva al escuchar a Kain, su negocio estaba en la capital y en los lugares apartados de las grandes villas. Así que enfrentarse a los grandes clanes y usuarios de ojos mágicos era toda una experiencia.

—¿Qué tienes para mí?— preguntó Kain

—¿Tenemos una lista de posibles compradores para los minerales que nos informó? Sin embargo…—

—Sin embargo, qué— dijo Kain apartando su mirada de Nagisa y mirando Rikimaru a los ojos —tenemos un trato, pago muy bien tu información y trabajos—

—No es un tema de pago— dijo Rikimaru agachando la mirada —es el jefe, quiere conocerlo en persona—

—¿Cuándo y dónde?—

—En el valle del fin— susurro Rikimaru

Los ojos de Kain se tornaron rojos de la sola impresión y apareció un tomoe. Ese lugar era especial para él en muchos sentidos, pero sobre todo porque su tío le dijo que esas dos estatuas, solo eran un recuerdo de algo doloroso. Después de todo, nadie quería tener que matar a su mejor amigo y que se lo recordaran.

—Él dijo que entendería una vez que se conozcan— dijo Rikimaru tiritando

—Entiendo— respondió Kain y soltó un suspiro, cerró sus parpados y los volvió a abrir para mostrar ojos del color azul normal —¿Cuándo?—

—A fin de mes, a las doce de la noche sobre la estatua de Madara Uchiha—

—Entiendo ¿Eso es todo?—

—Sí, eso es todo—

Kain asintió, avanzó con dirección a Nagisa y le dijo —entonces está bien, nos veremos en la fecha acordada. No intentes nada tonto o tendré que barrer el piso contigo y tus hermanos—

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