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Lisa

Bajé las escaleras y todos se quedaron callados.

—¿Ocurre algo? — pregunté.

—No, ya están preparando el desayuno, si quieren podemos adelantarnos a la mesa—dijo Akira. Se veía extraño, siento como si algo le pasara.

Nos sentamos todos en la mesa y se quedaron callados por unos instantes.

—Ya que el día está bueno, ¿Por qué no salimos todos de compra hoy mismo?— preguntó Kaori.

—Me parece buena idea.

Los únicos que estaban hablando en la mesa eran ellos, Akira permaneció en silencio en todo momento y yo me quedé observándolo; luego de desayunar, nos fuimos al centro comercial.

—Nosotros nos iremos adelante— dijo Kaori.

—Tengan mucho cuidado, por favor.

—No te preocupes, estaremos bien— caminaron rápidamente, hasta perderse entre la multitud de personas.

—¿A qué tienda quieres ir primero? — me preguntó Akira.

—A la que sea.

Caminé a su lado y sentía que estaba algo distante; en otras ocasiones, aprovecha los momentos en que estamos solos para sacar el tema de nuestra relación. Sé que no le doy una respuesta la mayoría de las veces, pero aún así, me hacía falta escuchar que aún me ama. Me quedé en silencio observando cada expresión que hacía, se detuvo en una tienda repentinamente y me tropecé con él.

—¿Estás bien?

—Lo siento, no estaba viendo por donde caminaba.

—¿Por qué estás tan nerviosa?

—Porque hay mucha gente alrededor.

—Acércate más a mi entonces.

—Estoy bien así, gracias.

Entramos a la tienda y había una área para mujeres y hombres, Akira me siguió para mi parte.

—¿No vas a comprar algo para ti?— le pregunté.

—Luego, ahora no te quiero dejar sola—odio cuando el ambiente se siente tan incómodo.

—De acuerdo.

Busqué ropa para mí, trajes es lo que mayormente uso; pantalones largos, y uno que otro pantalón corto. Algunos tacones para no repetir tanto los mismos. Akira llamó al empleado para que recogiera las bolsas y las llevará al auto. Luego fuimos al área de hombres, y él se probó varios gabanes. Siempre se ve tan guapo y elegante vestido de esa forma. Sin darme cuenta me le quedé viendo.

—¿Te gusta?— su pregunta repentina me puso nerviosa, tuvo que haberse dado cuenta.

—Sí, me gusta como te queda.

Me siento como si fuera la primera vez que salgo con él. De cualquier cosa que tenga que ver con él, mi corazón se acelera de una forma increíble. Luego de comprar los gabanes, el empleado se llevó las bolsas. Caminamos por todo el centro comercial y miramos varias tiendas.

—Entremos a esa — señaló la joyería y nos dirigimos ahí. Escogió varias prendas y me hizo escoger entre cual me gustaba más.

—Todas están bonitas— lo dije porque no encontraba qué decir, me tomó por sorpresa.

—Me las llevo todas— le dijo a la empleada.

—No me referí a eso— me sentía muy avergonzada—. ¿Por qué no escoges algo que te guste y yo te lo regalo? — le pregunté, desviando la mirada.

—¿Lo que sea?

—Sí— asentí, y me agarró la cintura, encarándome. Mi corazón se aceleró en un milésimo segundo, casi se me sale del pecho. Sus labios estaban a unos centímetros de los míos, pero Akira me besó en la mejilla.

—Listo, ¿Eso cuenta? — sonrió relajado y verlo así me hizo sentir feliz.

La empleada se nos quedó viendo y sonrió. Fue tan inesperado que me emocioné mucho.

—Eso fue un golpe bajo, Akira.  

—Lo siento.

Escogió un reloj Rolex y antes de salir de la tienda, se lo puso. Caminamos por el centro comercial y se detuvo en un pequeño kiosko de helados.

—¿Apeteces uno?

—Claro— compró un helado de té verde en cono, y el de él lo escogió de Cherry.

Nos sentamos al lado de la fuente que había y nos comenzamos a comer el helado. Está situación me hace recordar a ese día que nos estuvieron siguiendo y tuvimos que escondernos detrás de los baños. Estábamos tan cerca que podía oler su delicioso perfume. Pensar en eso, hacía que volviera mi corazón a agitarse.

—¿Estás segura que estás bien? ¿Te sientes cansada o algo?— me miró fijamente.

—No, es solo que…— desvié la mirada—. ¿No te acuerdas de la última vez que fuimos al parque y compraste un helado?

—¿El día que nos estaban siguiendo?

—Sí.

—Claro que me acuerdo, ¿Extrañas ese día?

—Puede ser—  respondí y se giró hacia mí.

—¿Y qué extrañas de ese día? — no pensé que preguntaría eso.

—Viste a ese hombre de ahí, está muy lindo.

—Tienes razón, se ve muy lindo. Me pregunto si tendrá novia.

Escuché a dos mujeres hablando de Akira y mirando a nuestra dirección, me sentí incómoda con sus comentarios. Estoy segura que Akira las escuchó, pero no dijo una sola palabra. Traté de disimular mi incomodidad. En realidad no somos nada ahora mismo.

«¿Qué estás esperando, que alguien más lo conquiste, mamá? »

Recordé la pregunta de Kaori y me sentí algo triste, yo no quisiera volver a pasar por eso otra vez. Estaba ida en esos pensamientos, cuando Akira robó mis labios, cerré mis ojos al sentir la suavidad de sus labios, se sentían más dulces que de costumbre. Entralazó su mano en mi pelo y me hizo continuar besándolo, su lengua jugaba suavemente con la mía y eso me debilitó. No sé si lo hizo por ellas o porque realmente deseaba hacerlo. Mi cuerpo estaba temblando al sentir todas esas emociones, que solo él causa en mi. Él se detuvo y tenía esa mirada tan fascinante, acarició mis labios con su pulgar y sonrió.

—¿Eso era lo que extrañabas, corderito?— preguntó, y me pareció ver a nuestros hijos, y fijé mi mirada a ellos.

—¿No son esos nuestros hijos? — los vimos en una esquina sonriendo a nuestra dirección.

—Algo se traen entre manos esos dos — comentó Akira.

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