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200

Han pasado varios meses, Mr. Jefferson y mi madre se mudaron con nosotros. Akira decidió que nos casaramos los cuatro el mismo día, me parece una muy buena idea. Luego de todo lo que ha pasado, al fin, hemos tenido algo de paz. No he sabido nada de mi hermana desde aquel día, mi madre tampoco sabe nada y es mejor así. No puedo negar que se me ha hecho algo difícil superarlo, pero siempre que tengo algo en mente, Akira me impide pensar en nada. Hemos sido muy felices hasta ahora juntos. Lin y Kaori cada día están más grandes y muy unidos. En la casa se escucha más alboroto que antes. Juegan con Aoi y cuando Akira se une a ellos, parece otro niño más. Mañana es nuestra más esperada boda.

Hoy iré con mi madre a buscar nuestros vestidos. Akira contrató al mismo diseñador de la otra vez, lo hizo venir desde tan lejos solo para eso. Todos los preparativos los hemos hecho los cuatro juntos. En la mañana Akira ya se había ido, ha estado ocupado con todo los preparativos y la documentación que faltaban. Es nuestra segunda boda y estoy como si fuera la primera, los nervios me están atacando demasiado, tanto como el miedo. Aún tengo recuerdos de ese día que nos casamos, fue uno de los peores ver a Akira en aquel estado. Debo dejar de pensar en eso y concentrarme en los últimos toques que aún faltan.

—Has estado pensativa todo el día, ¿Sucede algo?—preguntó mi madre.

—¿No estás nerviosa, mamá?

—Si, jamás hubiera pensado que estaría casándome nuevamente, lisa.

—Yo tampoco, mamá. Es la segunda vez y es como si fuera la primera.

—Lo amas mucho, ¿Verdad, hija?

—No hay palabras para describirlo, mamá. Akira es un hombre especial, tanto como esposo y como padre. Me siento orgullosa de haberlo conocido. Cada vez descubro cosas más interesantes de él y hacen que lo ame más.

—Espero que esta vez puedan ser felices, hija. Ambos se merecen conocer la felicidad, han pasado por mucho, pero aún están ahí juntos.

—Espero que a los cuatro nos dure la felicidad por lo que nos resta de vida.

—Han llegado las princesas— el diseñador salió a recibirnos—. ¿Cuánto tiempo sin vernos, hermosa?— me dio una vuelta y se acercó—. Estoy loco por verlas con el vestido. Vamos directo al asunto, reinas—caminó con nosotras hacía el local. Nos mostró el traje y nos llevó a los vestidores para probarlo.

Era hermoso, me sentía muy feliz. Moría de ganas de que pase el tiempo rápido y sea mañana. Salí con el vestido y se quedó perplejo.

—Fabulosa—gritó el diseñador, acercándose al traje.

Vi a mi madre que salió del vestidor donde estaba y se veía hermosa, parecía una reina. Me quedé sorprendida al verla.

—¿Cómo me veo, lisa? —mi madre estaba avergonzada y le daba el toque final a lo hermosa que se veía.

—¡Fabulosas las dos!— el diseñador estaba como loco con su obra de arte.

—Te ves hermosa, mamá, pareces una reina. Cuando Mr. Jefferson te vea vas a tenerlo a tus pies—comenzamos a reír las dos.

—Te ves tan preciosa, hija—me abrazó. Me hacía falta un abrazo de ella para calmar mis ganas de llorar por la emoción.

—Mañana iré a su casa para maquillarlas. Procuren dormir bien esta noche, nada de estar con sus prometidos, ¿Eh?— ambas reímos. Si Akira escucha eso se volvería loco. Nos despedimos y trajimos con nosotras el traje.

Al llegar a la casa, ya había llegado Akira y Mr. Jefferson. Se nos quedaron viendo, así que cogí las dos cajas con los trajes y miré fijamente a Akira.

—Nada de espiar ¿Eh?—corrí por las escaleras lo más rápido que pude, a lo que Akira rio.

Yukine

—¿Cómo les fue?—preguntó Jefferson.

—Todo muy bien, corazón.

Lisa

Bajé rápidamente a la sala de vuelta y me paré al lado de Akira.

—Ya preparé lo que faltaba, solamente falta que llegue el día de mañana, corderito— sonrió.

—¿No estás nervioso?

—¿Debería, princesa?

—Si lo está, lisa. Ha estado por todo el camino gruñendo y tratando a todo el mundo mal, con tal de que todo salga bien. No dejó de mirar la foto tuya y de Kaori por todo el camino— añadió Mr. Jefferson.

—Oh, me salió bocón mi querido padre— reí por la expresión de Akira.

—Que orgulloso me saliste, Akira— puse mis manos alrededor de su cuello—. ¿Sabes que me haría más feliz que dijeras lo que sientes?

—¿Y por qué más bien vamos arriba y te lo demuestro?— arqueó una ceja y me dedicó una mirada pícara.

—Pobrecito, querido. Tendrás que esperar a mañana.

—¿Quién lo dice?

—Yo—guiñé un ojo y quité mis manos de su cuello—. Vamos a dormir separados. Espero no te moleste— le tiré un beso en el aire y me fui a la cocina. Si duermo con él, no podría negarme si intenta algo, cada vez es más difícil decirle que no.

La tarde pasó muy rápido. Me quedé con Kaori y Lin en la sala. Al rato Akira se unió y se llevó a Lin a otra parte. Me quedé con Kaori hasta que regresaron. Lin se sentó con Kaori y Aoi en el suelo, a lo que Akira se acercó.

—Será mejor que duermas y descanses, porque mañana no creo que puedas hacerlo— reí ante su comentario.

—Preparar una boda debe ser muy difícil, ¿Verdad, papá?— por suerte Lin no entendió a lo que se refirió Akira.

—Si, verás que mañana mamá y papá estarán a solas. Voy a necesitar que cuides de nuestra querida Kaori, ¿Podrás hacer eso?

—Si, lo haré, papá— se chocaron las manos y comenzaron a reír entre ellos. Están planeando algo estos dos, no me convencen.

—Tengo que ir a bañar a Kaori— cogí en los brazos a Kaori y la llevé a la habitación. La bañé y la vestí. Luego que terminé la acosté en su cuna, le leí un cuento hasta que se quedó dormida. Me fui a la otra habitación y estaba Akira en la cama esperándome.

—¿No te vas a bañar conmigo?

—¿No puedes esperar una noche?

—No, es mucho.

—¿Y Lin?

—Se quedó comiendo algo en la cocina. No evades el tema, corderito.

—Quiero bañarme sola esta noche, Akira.

—¿Puedo verte aunque sea?

—No, vas a tener que esperar a mañana quieras o no— se levantó de la cama y caminó hacia mí.

—Me has estado evadiendo todo el día, ¿Tanto miedo tienes de que hagamos algo antes de la boda?

—Haré caso a lo que dijiste sobre descansar, querido. Luego necesitaré energías.

—Si que las necesitarás.

—Entonces olvídame por esta noche.

—Imposible que haga eso.

—Busca la forma, querido—me alejé de él para buscar la toalla e irme al baño.

—Muero por verte vestida de blanco otra vez. Quiero que pase el tiempo ya.

—Yo también quiero que pase rápido. Ve a dormir— le tiré un beso y me fui al baño. Está cada vez más honesto y me pone nerviosa con sus comentarios repentinos.

Akira

—Te dormiste rápido—dije, al ver a Lin dormido en el sofá—.  Te vas a resfriar, hombre. Será mejor llevarte a la habitación— lo subí a mi hombro y lo llevé.

Lisa

A la mañana siguiente me levanté bien temprano y me di un buen baño, me preparé lo más que pude para buscar a mi madre. Al llegar a su habitación, ya había llegado el diseñador, mi madre ya la habían empezado a maquillar, así que aproveché para ir a comer algo. Siento los nervios en mi estómago. Akira no se veía por toda la casa, solo vi a Kaori y Lin en la sala jugando como siempre hacen.

—Papá, quería que te dijera que te estará esperando y que te ama mucho— me dijo Lin.

—¿Significa que no vendrá a la casa?

—No, mamá. Salió con el abuelo desde muy temprano— bueno, eso me calma un poco.

—¿Lisa? Es tu turno— escuché la voz de mi madre y subí las escaleras rápidamente.

—Te ves espectacular, mamá— ya estaba maquillada, se veía muy hermosa. Estoy deseosa de verla con el vestido ya.

—Gracias, lisa.

—Ven reina— dijo el diseñador, señalando a la silla para que me sentara. Me senté y tardó un rato arreglándome.

—Te ves regia. Tendrás a Akira a tus pies, reina.

—Estás hermosa, hija.

—Gracias, mamá— nos pusimos el traje de novia las dos. Mi madre se veía muy hermosa. Me sentía muy feliz. No pensé que estaría casándome junto a mi madre. Estaba intentando controlar mis lágrimas, para que no se me corriera el maquillaje o el diseñador me mataría.

—Iré a arreglar a Lin y Kaori.

—No te preocupes, yo lo haré. No quiero que se te vaya a dañar el pelo ni mucho menos el maquillaje— me dijo el diseñador. Salió de la habitación y al rato llegó junto a los dos. Habíamos comprado un traje blanco hermoso para Kaori y un gaban blanco para Lin. Parecían una pequeña pareja. Estaba muy  feliz al verla así.

—Se ven tan hermosos—Lin agarró le mano de Kaori y ella sonrió. Se veían tan lindos juntos. Estaba aguantando las lágrimas, el exceso de ternura era demasiado. Mi madre estaba igual, en una esquina con su mano tapando su boca.

—Se ven hermosas, parecen hadas—dijo Lin al vernos. Se parece tanto a Akira vestido así.

—Gracias, mi amor.

—Ya es hora. Los novios están esperando por ustedes— el diseñador también iba a asistir a la boda. Nos acompañó en la limusina hasta llegar a la iglesia. Akira insistió en que fuera aquí. No quería que fuera al aire libre, solamente la fiesta. Estaba tan nerviosa, mis manos estaban temblando y mi corazón estaba agitado. Intenté tomar aire antes de bajarme. El chófer me dio una caja con el ramo de flores. Blancas y violetas, nuestro color favorito. No se le escapa una.

El diseñador se bajó con Lin y Kaori, quienes entrarían antes que nosotros con las flores y anillos. Mis nervios cada vez eran más.

—Relájate, todo va a salir bien— sentí la cálida mano de mi madre en mi hombro y eso me calmó un poco.

Nos bajamos las dos en la entrada, habíamos ensayado que entraríamos las dos juntas. La mano de mi madre estaba temblando, tanto como la mía. Cuando escuchamos la música y vimos que Lin y Kaori estaban entrando, caminamos lentamente a la entrada. Pude ver a Akira y Mr. Jefferson esperando en el altar, ambos miraban hacia nosotras. Mi corazón estaba latiendo muy rápido, creí que se iba a salir de mi pecho. Akira escogió a los padrinos, no importa quienes sean, después que me case con él de nuevo. Las personas que estaban, la mayoría eran de los hombres de Akira con sus familiares y socios, que los siguen hasta el fin del mundo tanto como a Mr. Jefferson. No desvié la mirada de Akira en todo el camino hasta llegar al altar junto a él. Ambos extendieron sus manos hacia nosotras e hicimos lo mismo. Bajó una lágrima por la mejilla de Akira, aunque puso su mano para secarla rápidamente, pero ya me había dado cuenta. Verlo así me estaba haciendo sentir ganas de llorar también. Estaba tan feliz de tenerlo frente a mi. Se veía tan guapo. No pude apartar mi mirada ni un solo momento de él. Él tampoco lo hizo, el padre que nos estaba casando estaba hablando y ni siquiera lo escuchamos. Akira no dejó de sonreír en ningún momento, me sujetó la mano y dijo algo en un tono bajo.

—Te ves radiante, preciosa—mi corazón se aceleró más al escucharlo. Sentí que iba a explotar mi cara de la vergüenza.

—Te ves muy guapo — le respondí, tratando de no mostrar mi vergüenza.

—Diré los votos y cada pareja va a repetirlo.

—Si, padre— el tiempo se fue volando. No escuché nada de lo que había dicho. Akira sonrió porque sabía que no habíamos prestado atención. Por suerte, empezaron con mi madre y Mr. Jefferson. Tuve que mirarlos, se veían muy lindos juntos. Hacen una linda pareja.

—Yo, Yukine Yama, prometo amarte a ti, Jefferson Himura. Prometo apreciarte y honrarte a partir de hoy durante todos los días de nuestras vidas, tanto en los buenos como en los malos. Juro serte fiel siempre, y apoyarte cuando me necesites. Te entrego mi alma y mi corazón para toda la eternidad; tanto en los momentos de salud y felicidad como en los de tristeza y enfermedad. Como símbolo de todas estas promesas, te entrego este anillo para recordarnos siempre lo que significa nuestro amor. Te quiero, Jefferson— Mr. Jefferson dijo los votos también, mientras que ponía el anillo en el dedo de mi madre y se besaron.

—La siguiente pareja pueden decir sus votos— Akira me miró fijamente y me hizo hablar a mi. Me puse muy nerviosa, traté de grabar las palabras.

—Yo, Lisa Xiao, prometo amarte a ti, Akira Natsuki, Prometo apreciarte y honrarte a partir de hoy durante todos los días de nuestras vidas, tanto en los buenos como en los malos. Juro serte fiel siempre, y apoyarte cuando me necesites. Te entrego mi alma y mi corazón para toda la eternidad; tanto en los momentos de salud y felicidad como en los de tristeza y enfermedad. Como símbolo de todas estas promesas, te entrego este anillo para recordarnos siempre lo que significa nuestro amor. Te quiero, Akira— Puse el anillo en su dedo, a lo que él se puso rojo. Estaba supuesto a ser el turno de él.

—Lisa Xiao, en este día tan especial para nosotros te tomo como mi esposa. Con nuestros amigos y familia presente, juro pasar el resto de nuestras vidas amándote, dándote alegrías, disgustos de vez en cuando y apoyándote siempre que me necesites. Juro permanecer al lado de nuestros hijos y de ti aún después de la muerte. Te amo tanto por tus virtudes como por tus defectos, y me ofrezco a ti esperando que me quieras por los míos. Desde este día estaremos unidos para siempre y ya no podrás escapar de mi corderito—Akira colocó el anillo en mi dedo. Sus palabras me hicieron tan feliz—. Te amo lisa— su expresión era tan tierna, que quiero atesorar este momento. Cada vez aguantar las ganas de llorar era más difícil. Traté de guardar la calma y sonreí.

—Te amo, Akira— él sonrió.

—Si alguien se opone o tiene algo que decir para impedir esta unión, que hable ahora o calle para siempre—preguntó el padre, refiriéndose a ambas parejas.

—Le cortaría la lengua al que haga algo como eso—comentó Akira en voz alta al padre, a lo que todos comenzaron a reír. Sé muy bien que sería capaz de eso y más.

—Yo los declaro marido y mujer. Pueden besar a las novias—Akira subió mi velo y me besó apasionadamente frente a todo el mundo. Mi felicidad estaba completa.

—Felicidades a los dos— me acerqué a mi madre y la abracé entre lágrimas. Ya no podía aguantar más. Mi madre estaba igual. Mr. Jefferson tenía una lágrima asomada y Akira ni se diga. Al fin somos felices. Lin se acercó de la mano de Kaori y nos abrazó.

—Se ven muy lindos juntos, mamá.

—Ustedes se ven muy hermosos. Ese gaban te sienta bien, ¿Eh? Akira acarició la cabeza de Lin y agarró en la mano a Kaori para besarla en la frente.

—Una pequeña fiesta nos espera, Akira— dijo Mr. Jefferson.

—¿Tienes mucha prisa?— preguntó Akira entre risas.

Lin y Kaori se fueron adelante tirando el resto de las flores que faltaban. Caminamos detrás de ellos, hasta la limusina. Akira me ayudó a subir y nos fuimos todos juntos al lugar de la fiesta. Por el camino Akira se acercó a mi oído.

—No sabes lo que daría por escaparme contigo e irnos a nuestra luna de miel ahora.

—Tendrás que esperar, amor— Akira sonrió.

Llegamos a la pequeña fiesta que organizó Akira. Realmente no quería que lo hiciera, ya que no creo que haya hecho falta, pero el insistió junto a Mr. Jefferson, así que accedí, si eso les hace feliz. Nos bajamos y nos sentamos al frente de la actividad. Se acercaron varias personas para felicitarnos. Pusieron una música para que bailemos y Akira extendió su mano para invitarme.

—¿Me concede esta pieza, Sra. Natsuki?

—Por supuesto, caballero— tomó mi mano y me levanté. Akira me acercó a él para bailar.

—Ha pasado un tiempo, ¿No crees, corderito?

—No recuerdo haber bailado contigo nunca —sonreí inocentemente, a lo que Akira sonrió.

_No sabes cómo muero por ser yo quien quite ese traje—mis mejillas se calentaron.

—No sabes cómo muero por ver tu delicioso torso al desnudo— sonreí maliciosamente.

—Escápate conmigo.

—No, no podemos dejarlos a todos aquí.

—Oh, ¿eso crees?— Akira sujetó mi mano e intentó llevarme a la entrada.

—Akira, detente. Podemos quedarnos un rato más, así estamos con Kaori y Lin antes de irnos— luego de varias protestas, se calmó. Es tan lindo.

Me fui con Kaori y Lin, y me quedé un rato con ellos a lo que Akira hablaba con los invitados mientras me desvestía con su mirada desde lejos.

—¿No planeas quitarle la liga a la novia, Akira?— le preguntó Mr. Jefferson a toda boca a Akira. Casi muero de un infarto. Como está él en este momento y ponerlo en esa situación, hará que intente llevarme. Akira soltó la copa de vino a un lado y se acercó a mi.

—No hagas esto, Akira— no sabía dónde poner mi cara. Akira se veía decidido.

—Hagámoslo al mismo tiempo, padre— dijo Akira, a lo que Mr. Jefferson sentó a mi madre en una silla a mi lado. Estos dos están demente. Mi madre estaba avergonzada al igual que yo. Akira metió sus manos debajo del traje y al sentir sus manos en mi piel, me recorrió un escalofrío por todo mi cuerpo.

—No hagas nada raro, Akira— sonrió con malicia y alzó parte del traje, hasta dejar visible la liga— Oye, Akira—acercó su boca a besar mi muslo lentamente, hasta llegar a la liga.

—Esta es mi venganza ahora, corderito— lamió mi muslo por el lado de la liga y me miró fijamente. Este hombre va acabar con mi corazón. Mordió la liga y fue quitándola lentamente hasta llegar a mis pies, cuando la quitó la agarró en su mano y lamió sus labios. Maldita sea, hace todo esto para avergonzarme frente a todos. Padre e hijo son iguales, Mr. Jefferson dejó a mi madre igual. Ella no sabía para donde mirar.

Todos celebraron al ver que ambos lo hicieron. Mi cara estaba caliente de la vergüenza. Ya quería irme. Nos quedamos por una hora más, hasta que cortaron la tarta para los invitados. Akira no dejó de mirarme ni un segundo.

Akira contrató a una niñera que se quedaría con Lin y Kaori por esta noche.

—Espero que cuides de Kaori, por favor. Mañana vamos a regresar— le dije a Lin. Miré en dirección a Akira y caminó hacia mí.

—¿Ya quieres irte?— sonrió maliciosamente.

—Si, por favor.

—Tus deseos son órdenes— se despidió de los invitados y por último de Lin y Kaori. Akira llamó a la niñera, quien vendría a recogerlos.

—Cuídense ambos y si algo sucede ya sabes lo que debes hacer, Lin— Lin asintió a lo que dijo Akira, pero ¿a qué se refiere? Ambos nos besamos y nos despedimos por última vez.

—Ya nos vamos, papá. Puedes quedarte con la limusina, me iré en mi auto.

—Que la pasen bien—dijeron ambos.

—Igual ustedes.

—Suerte, torito_ le dijo Akira a Mr. Jefferson antes de irnos, dejando a Mr. Jefferson rojo como un tomate.

Akira me ayudó a subirme al auto y luego se subió. Encendió el motor y arrancó. Estaba muy ansiosa. El tiempo parecía eterno.

—Creí que no saldríamos de ahí. — comentó Akira.

—Yo pensé lo mismo.

—¿Estás nerviosa?

—Un poco.

—¿Descansaste ayer?

—Digamos que si.

—Buena chica— llegamos a una de las casas que Akira había comprado. Nunca había venido personalmente, pero había visto fotos. Era un lugar muy lindo—. Este lugar será para nosotros dos por esta noche. Podrás gritar lo que quieras, nadie te va a escuchar— su comentario me avergonzó.

—Siempre piensas en todo, querido.

—Por supuesto— Akira me ayudó a bajarme y me levantó en sus brazos para entrar.

—¿Era necesario? 

—Si, ¿Te molesta?

—No, solo me tomó por sorpresa—subimos al segundo piso y había un camino en rosas en el suelo. Se detuvo en la entrada de la habitación y vi que todo estaba colorido, habían flores de todos los colores en la habitación. Había un retrato en la pared nuestro y en la cama estaba escrito "Te amo, Lisa" en pétalos de rosas rojas. Habían velas por todos lados también. El aroma de las flores era muy relajante y fresco.

—¿Esto lo hiciste tú, cielo?

—Si, ¿Te gusta?

—Me encanta— lo besé apasionadamente—. Gracias, mi cielo. Siempre me sorprendes— Akira entró a la habitación y me acostó en la cama.

—Te deseo, lisa. Te ves tan hermosa, ya había soñado con esto antes y hoy por fin podré cumplirlo— se fue a mis piernas y fue quitando mis tacones. Fue subiendo el traje dejando visible mis piernas. Sujetó una de ella con sus dos manos y la besó. Me miró fijamente mientras sonreía.

—Eres tan lindo, Akira— su mirada es una de las cosas que más me gusta de él, entre tantas otras más. Besó cada parte de mi pierna, subiendo a mi entrepierna.

—Retiro lo dicho. No quiero quitarte el traje, quiero hacerlo con el puesto.

—¿Qué cosas dices? — mi rostro se calentó, bueno, y no solo mi rostro. Subió sus manos a mi ropa interior y la fue quitando.

—¿Por qué no nos bañamos juntos, Akira?

—No, te quiero ahora y así—se puso entre mis piernas y fue besando lentamente hasta subir a mi entrepierna. Sentí su dedo acariciar mi vagina y solté un gemido ante su tacto, mi cuerpo se siente muy caliente siempre que me toca. En instantes sentí su lengua alrededor de mi vagina y por encima. Mi cuerpo estaba temblando ante ese movimiento con su lengua y los sonidos que hacía Akira. Mi cuerpo se sentía muy caliente, quería sentirlo a él. No podía aguantar más, me estuvo provocando en todo momento y mi cuerpo ya estaba muy despierto esperando por esto.

—Te quiero dentro de mi, Akira— Akira se detuvo y me miró lamiendo sus labios.

—¿Me quieres cambiar los planes, corderito?— se subió encima de mí y se acercó—. Repítelo entonces—Ya no me importa la vergüenza, yo sólo quería esto y más con él.

—Te quiero dentro de mi, por favor— lo miré rogando por él y Akira sonrió.

—Que niña tan desesperada tengo, pero por ti hago lo que sea, corderito— bajó su cierre y en pocos instantes lo sentí dentro de mi.

—Que obediente eres, querido— mi cuerpo se estremeció al sentirlo dentro de mí, es como si mi cuerpo no hubiera podido aguantar ni un minuto más sin él. No podía controlar mis gemidos, se sentía tan bien.

—Eres tan linda, lisa—Akira no dejaba de mirarme fijamente, mientras continuaba entrando en mi interior—. Estás tan húmeda y apretada a la vez—me besó tan desesperado, como si sus labios estuvieran deseoso de los míos. Su lengua jugaba con la mía y mi cuerpo se calentaba mucho más. La sensación de hormigueo en mi interior era intensa, no creo poder aguantar mucho. Sentía que estaba a mi límite. Sus movimientos bruscos y repetitivos me estaban volviendo loca. Sentí mi interior que se contrajo y solté un gemido fuerte ante esa sensación del hormigueo severo que sentí. Akira continuó moviéndose, a pesar de saber que había alcanzado el orgasmo. Nunca había llegado tan rápido.

—Espera un segundo— le rogué entre jadeos y sonrió maliciosamente.

—Quiero más de tí— me jaló del brazo para ponerme boca abajo y alzó el traje, volviendo a penetrarme sin permitir que me recuperara. Sentía que quería destruirme, se movía muy violentamente en mi, como si disfrutara cada segundo mientras lo hacía. Podía escuchar sus jadeos de placer y satisfacción, lo que me ponía aún más caliente—. Que rico se siente, estás tan caliente por dentro — en otras circunstancias me hubiera avergonzado, pero ya nada más me importaba. Metió sus manos debajo del traje hasta llegar a mis caderas, para ejercer más presión en ellas. Akira es tan intenso cuando se trata de esto. Rompió parte de abajo del traje de un tirón y colocó sus manos alrededor de mi barriga acercándome a él—.¿Me dirías ahora de quién eres?— sonreí ante su pregunta.

—Siempre tuya, Akira— respondí entre jadeos. Sentí sus labios en mi oreja.

—¿Quien es el único que puede hacer un desastre de ti, lisa? —su pregunta me causó un escalofrío por todo el cuerpo. El hormigueo se tornó más intenso. Escuchar esa pregunta y su respiración en mi oído era demasiado.

—Solo tú, Akira— pronunciar esas palabras me hacían sentir más caliente.

—¿Me amas?— estaba a mi límite, mi cuerpo no resistía esto.

—Te amo, no creo que poder amar a nadie que no seas tú.

—Te mataría si eso llega a ocurrir— se supone que me haya preocupado por decir esas palabras, pero no puedo verlo como algo malo. Yo no quiero amar a alguien más que no sea él. No puedo ver mi vida al lado de alguien más.

—No quiero a nadie que no seas tú, Akira.

—Entonces córrete para mí y demuéstralo— me ordenó.

—Akira— siempre que pone esa actitud y me ordena, es imposible contradecirlo. Tiene ese poder en mi de hacer conmigo lo que quiere y de que mi cuerpo reaccione a todo lo que diga. Aceleró sus movimientos y no hizo falta que me concentrara en nada. Al sentir su brusquedad y calor dentro de mi, terminó con hacer que mi cuerpo actuara a su antojo. Llegué al cielo en un instante, al sentir todo de él dentro de mi y que aún así el continuara moviéndose poco a poco. Se quedó unos segundos dentro de mí y todavía estaba excitado. Sacó su miembro y se acostó a mi lado.

—¿Por qué me haces esto, corderito? — preguntó agitado.

—¿Qué hice?

—Quería ser bueno contigo hoy, pero siempre me haces cambiar de parecer. Me pides esas cosas tan de repente sabiendo como me pongo— comencé a reír, no pude contenerme.

—¿Te arrepientes?

—Jamás, pero mírate, estás hecha un desastre. Arruiné el traje que tanto quería conservar.

—Eso no importa. Siempre somos así, Akira. No hay nada de malo, aún tenemos una noche completa, ¿No es así?

—¿Crees que ahora que hicimos esto así, voy a poder tratarte bien? —arqueó una ceja.

—Ya te conozco, no tienes que fingir ser quien no eres. Después que sea contigo, no importa cómo lo hagas, yo lo aceptaré. Es cierto que a veces te comportas como si me odiaras y quieres destruirme, pero en otras ocasiones, eres lo más tierno y lindo que existe en la tierra.

—Nadie te manda a provocarme. Espero no te arrepientas ahora.

—No, no lo haré porque te amo y te acepto así como eres, aunque seas un demonio salvaje.

—Ya estas tarde para arrepentirte y si llega a darse el caso, a te casaste con este demonio y juraste dos veces en quedarte conmigo, ya no hay vuelta atrás, preciosa.

—Tampoco tienes marcha atrás para quedarte conmigo, aún siendo tan necia, aunque te haga enojar o aunque me odies como dices hacerlo, no podrás salir de mi fácilmente, querido.

—No quiero hacerlo tampoco. Te odio mucho, pero te amo también. Razón suficiente para que permanezcas a mi lado por más tiempo, así que Lisa, te ordeno a que te quedes conmigo para siempre y no acepto un no como respuesta.

—Acepto, cariño, pero tendrás que soportarme aún cuando esté vieja y me convierta en una gruñona como tú.

—Oh, ¿Qué mejor manera de quitar esas actitudes que haciéndote mía?

—Hazme tuya ahora entonces.

—Dime que me amas.

—Te amo, Akira, ¿Tu me amas?

—Más de lo que te puedas imaginar.

—Quiero estar siempre contigo, prométeme que no importa lo que pase, nunca te vas a alejar de nosotras.

—Eso nunca va a pasar. Tú y nuestros hijos, son lo más que amo en esta vida, no los dejaré por nada del mundo. Prefiero morir antes que estar en otro lado que no sea con ustedes— me besó y calmó cualquier duda o inseguridad que pudiera tener.

—¿Para siempre?—le pregunté y una sonrisa dulce se dibujó en su rostro.

—Para siempre, corderito— dijo con la misma seguridad que tanto amo de él.

Este es nuestro verdadero comienzo luego de tantas desgracias, por fin puedo decir que valió la pena llegar hasta aquí. Del Akira que conocí, no queda absolutamente nada. No sé lo que nos depare el futuro, pero de algo estoy completamente segura, y es de que quiero estar al lado de Akira por siempre.

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