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Akira

—¿Es usted el Sr. Akihiro?

—Si, señor oficial. ¿En qué puedo ayudarle? 

—En la noche de ayer nos informaron dos testigos de haber visto a una persona caer de su edificio, ¿Sabe algo sobre esto?

—No, señor oficial, no tengo conocimiento sobre eso.

—¿Nos permite inspeccionar el área?

—Por supuesto, adelante.

Lo llevé fuera de Hotel para que examinara el área.

—¿Es este el lugar donde vieron a la persona?— preguntó el oficial a los testigos.

—Sí, oficial.

—No veo ningún rastro de nada. ¿Están seguros de lo que vieron?

—Sí, Sr. oficial.

—¿Podemos ver sus instalaciones, si no es mucha molestia, Sr. Akihiro?

—Sí, venga por aquí.

—Tiene muy buenos gustos, Sr. Akihiro. Es un lugar muy elegante.

—Gracias, oficial, puede venir cuando quiera— sonreí.

—No encontré ninguna pista de nada. El lugar es muy tranquilo y hay muchas personas. Si hubiera ocurrido dicho accidente, hubieran habido varios testigos. Siento mucho molestarlo.

—No se preocupe, oficial. Si necesita algo puede encontrarme aquí.

—Cerraré el caso, no hay nada que buscar aquí. Agradezco su colaboración, Sr. Akihiro.

—Es un placer oficial— sonreí.

Tiempo después vino Jefferson.

—Akira, ¿Cómo están las cosas?— preguntó Jefferson.

—Bien, por suerte no encontró nada. Es un inútil ese policía— reí.

—No quise interrumpir para no levantar sospechas. ¿Ahora me dirás por qué mataste esa mujer?

—Fue quién drogó a lisa.

—¿No pudiste matarla de otra forma? ¿al menos una menos llamativa?

—No, quería terminar rápido. Quiero hacerte una pregunta, papá.

—¿Qué pasa, Akira?

—¿Alguna vez sentiste insatisfacción al matar a alguien, aunque se lo mereciera?

—¿Insatisfacción? ¿ A qué te refieres?

—Sentía tanto resentimiento y ganas de torturarla, pero cuando lo estaba haciendo no me sentía satisfecho. No sentía ganas de seguir, solo podía pensar en lisa. Sentía que de alguna forma estaba fallándole a ella; aunque suene estúpido. En otro momento le hubiera hecho pasar al que fuera, la peor de las torturas y pesadillas, pero ahora algo dentro de mí no me deja seguir haciendo estás cosas.

—Nunca lo he sentido, ni con mi ex esposa, porque nunca se interpuso ni le importó lo que hacía. Supongo que es normal en ti, ya que lisa no quiere que sigas haciendo esto. ¿Lo que quieres decir es que muy en el fondo de ti sentiste lastima?

—No sé lo que sentí. Nunca había sentido algo igual. Si hubiera sucedido esto antes, yo mismo me la hubiera cogido, pero ni siquiera sentí ganas de hacerlo. En cambio cuando estoy con lisa, nada más escucho su voz y puedo sentirme, ya sabes… no es la primera vez que me pasa este desinterés.

—Supongo que estaría mal que fuera lo contrario, ¿No crees? Akira, creo que la influencia que tiene lisa en ti, es bastante claro que es lo que te tiene así. No te sientas frustrado, es mejor que dejes de hacer esto y te dediques a tu familia. Déjame el trabajo sucio a mi, yo también quiero que seas una mejor persona, Akira.

—Hablando de ese tema, quiero que me ayudes.

—¿A qué?

—Quiero que le enseñemos a lisa a defenderse, quiero que si algún día falto, ella pueda defenderse. Es demasiado confiada y no quiero que le hagan más daño. Quiero que aprenda a disparar.

—Pero ella está embarazada, Akira.

—Le preguntaré al médico, si me da la autorización puede hacerlo. No creo que le haga daño eso al bebé. Es mejor estar preparado, padre; ambos sabemos que la guerra aún no se ha acabado y no quiero dejarlas desprotegidas.

—Si es tu decisión la respeto.

—¿Cómo está su mamá?

—Afectada, no ha querido comer bien. He estado encima de ella tratando de animarla; aunque estoy aún molesto todavía por lo que hizo.

—Como se nota ese interés que tienes en ella. El Jefferson cruel también se a ido desapareciendo. En otras circunstancias la hubieras matado al tenerla en tu poder.

—Eres un maldito, Akira— desvió la mirada.

—Me iré a la casa, lisa debe estar preocupada. No quiero dejarla esperando tanto. Cuida de su madre, ya pronto haré que puedan verse y hablar. Necesitan arreglar esta situación de una vez por todas.

—Es lo mejor, Akira.

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